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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Bones le cuenta a Peter que las cosas entre él y sus tíos, Jim y Spock, han cambiado. La reacción del pelirrojo le sorprenderá.


Khan, Pavel y Sulu tendrán que reconocer tarde o temprano los sentimientos que les unen.

 


Número incorrecto


 


                                                                La penumbra dejaba entrever los rasgos de Khan, su piel blanca resplandecía con la escasa luz que llegaba desde la mesita junto a la cama. Tenía los ojos entornados, la boca abierta en un gesto de placer que excitó aún más a Pavel. Le sostenía las piernas por encima de sus hombros, mordisqueándole los muslos mientras le penetraba. Sus mentes se habían fundido en una sola, nadando juntos en su mar añil de aguas nocturnas. Las manos del sobrehumano soltaron su agarre de las sábanas para deslizarse sobre el pecho de su amante, volando como plumas hasta acariciarle la barbilla y el mentón; un dedo índice, largo y fino, se coló entre los labios del ruso que lo succionó con ansia. Éste aumentó el empuje de las caderas, llegando más profundo dentro de Khan, estimulando a su paso la glándula con las terminaciones nerviosas que hizo gemir al otro sin control y abrir los ojos azul hielo para clavarlos en los suyos.


   - T'hy'la... - pensó para él, - ¡Oh Pavel...te amo...!


   - Ay, lyubimyi moy...! - Su voz sonó a suspiro en su mente.


   - Moy dragotsennyy muzh! - Khan había vuelto a llamarle esposo, inconscientemente, sin poder evitarlo.


   Pavel sonrió, feliz de escuchar en su cabeza aquella palabra. Detuvo su movimiento echándose sobre él hasta besar la deliciosa boca. Las piernas se doblaron por las rodillas que rozaban su propio pecho, Khan apretó las pantorrillas cruzando los pies por encima de la espalda de Pavel.


   - ¡Quédate ahí dentro, amor mío... toda la vida... morir así sería maravilloso...! - Le dijo con sus pensamientos, notando plenamente en su interior el duro miembro de su amado, la serpiente eléctrica recorriéndole la médula hasta nublar su cerebro con la dulce sensación.


   - ¿Quién quiere morir? - Le respondió Pavel del mismo modo. Sin abandonar su boca retomó el balanceo de la pelvis, apoyado en rodillas y codos pegado al cuerpo de su novio.


     Acabó apartando la cara, no podía respirar, y necesitaba insuflar aire a sus pulmones con todo el esfuerzo que estaba realizando. Se movía furioso, poseído por la lujuria, las caderas arriba y abajo sin llegar a salir de Khan. Éste volvía a gemir, jadeando sin control, sudando bajo su cuerpo y arqueando la espalda. Las piernas se tensaron, estaba a punto de correrse... Pavel se asombró por cómo brilló el tatuaje en su pecho, fue menos de un segundo, pero lo tenía justo debajo de sus ojos y pudo verlo con total claridad. Un chorro húmedo, caliente y viscoso le alcanzó el abdomen. Khan gritó, su voz sonó rota, ahogada. Pavel dejó caer la cabeza sobre su pecho, se había derramado dentro de su amante, con fuertes espasmos se vació allí por entero.


      Los largos dedos del moreno acariciaban su espalda, rozando las cicatrices a su paso, dibujando letras imaginarias que expresaban con palabras inventadas el amor que sentía por él.


   - Ha vuelto a pasar, Khan. - Le susurró aún sin fuerzas. - El trisquel sobre tu corasón se ha iluminado.


   - Supongo que el tuyo también lo habrá hecho... - la mano derecha pasó por encima de la rabadilla cubriendo el tatuaje de Pavel, - ...si hubiese un espejo en el techo habría podido observarlo.


   - Me pregunto si Amy... - levantó el cuello para mirar a su amante a los ojos, - ...ella solía dibujar la forma cuando era pequeña.


   - Mi criatura imposible, ¿cuándo podremos verla? - Le agarró del pelo y le besó la pequeña cicatriz sobre la ceja, la que le hiciera el dueño de la Triumph en el pasado.


   - No lo sé, no sé qué vamos a hasser ahora... Pero prométeme que no permitirás que la Flota nos separe. - Se abrazó a su cuerpo con fuerza, los ojos se le habían llenado de lágrimas.


   - Nada podrá separarnos ya, mi vida. - Ahora besó su frente, no tuvo que moverse, le rozaba la barbilla con los rizos de su flequillo. - Pavel... no debemos quedarnos con ella, aún no. Amy es demasiado joven.


   - Haremos el compromiso y nos marcharemos... Yo también lo he pensado, Khan. - El ruso se acomodó junto a su novio, enredando las piernas con las suyas y pasando el brazo izquierdo por debajo de la almohada. - Al menos hasta que sea mayor de edad, sería mejor no andar serca.


     Los dos sabían que su vínculo les haría sentir deseo por la muchacha, un sentimiento demasiado fuerte para poder controlarlo sin sufrir. Alejarse de Amy era la solución más conveniente. Poco a poco se hundieron en el sueño, donde Hipnos les regaló la estampa de un trisquel iluminado en la oscuridad. De algún modo entendieron que aquello les estaba aguardando.


 


 


                                                            La doctora Claire Norton le acercó una taza de café, la noche sería larga. Bones la aceptó de buena gana, ya casi había terminado con la fórmula del suero. Miró a su derecha, hacia el criotubo. Alex seguía allí con las funciones vitales suspendidas; aquello le recordó el terrible dolor que sintió cuando le llevaron a la enfermería a Jim, después de sacarle de la cámara del núcleo del viejo USS Enterprise. Cerró los ojos y volvió a ver la bolsa blanca cuya cremallera abrió para comprobar, con amargura, que el cuerpo de su entonces mejor amigo yacía sin vida. Unas lágrimas le resbalaron por las mejillas.


   - Doctor McCoy, ¿se encuentra bien? - Le preguntó la morena al verle tan consternado. - ¿Hay algún problema con el suero?


   - No, en absoluto. - El médico se recompuso. - Todo va bien, voy a inyectárselo.


   - Le ayudaré con la cápsula. - La doctora desactivó la criogenización para sacar a su colega de allí dentro. - Estoy deseando volver a escuchar su risa, le echo de menos.


       Claire conocía a Alex desde que él estudiaba en su último año en la academia, el rubio y su novio pelirrojo eran muy populares por allí. Ella era entonces una muchacha tímida que cursaba primero, sujeto fácil de las bromas de sus compañeros. Alex la defendió en una ocasión, acompañándola a su aula e impidiendo que los mayores dibujasen una L en la frente de Claire el día de los novatos.


   - Ya está, solamente queda esperar. - Murmuró McCoy retirando el hipospray.


   - ¿Cuánto tardó el almirante, doctor? - Quiso saber Claire.


   - Un día entero en abrir los ojos, una semana en recuperarse por completo. - Bones se giró, a su espalda Peter seguía pegado al cristal de la puerta.


   - Vaya a hablar con él, señor. - Le sugirió su subordinada. - Yo me quedo a vigilar al doctor Freeman.


      Peter se echó a los brazos de Bones nada más salir éste del laboratorio, dejando que el mejor amigo de sus tíos lo arrullase como si fuese un niño asustado.


   - Funcionará, igual que lo hizo con Jim. - Trataba de tranquilizarle el médico. - ¿Dónde está todo el mundo?


  - Es muy tarde, Bones. Se han ido a la cama. - Le respondió secándose unas lágrimas que se empeñaban en salir de sus azules ojos.


   - Cielo, vamos a comer algo, estoy hambriento. - Le cogió del brazo y le llevó hacia la sala comedor más cercana. - Tengo que contarte algo, es importante... ¡Y por Dios que no sé cómo empezar!


   - ¿Sobre Alex? - El pelirrojo se detuvo y le miró asustado.


   - ¡No! ¡Ya te he dicho que todo va bien con tu novio! El suero tardará en hacerle efecto pero se recuperará... - Tragó saliva, la mirada del sobrino de sus amantes era inquisitiva. - Se trata de mí, de mi relación con tus tíos... ¡Oh, por favor! - Se giró y siguió andando por el pasillo. - Somos amantes...


   Peter soltó una sonora carcajada. Corrió detrás del médico y le abrazó por la espalda delante de la máquina expendedora de alimentos.


   - No veo qué te hace tanta gracia... - Bones se había puesto colorado, pulsaba los botones eligiendo entre el menú un bocadillo de jamón y queso y más café negro bien cargado.


   - Antes de que os marcharais de Nuevo Vulcano ya lo sabía. - Le dijo al oído. - ¿Crees que no me había dado cuenta? Cómo os miráis, cómo os habláis... ¡salta a la vista que los tres estáis enamorados!


   El médico recogió la bandeja de plástico con su cena y se sentó a una mesa allí al lado. A esas horas no había nadie en el comedor. Peter sacó otro sándwich y un zumo de fruta para acompañar al doctor, no tenía hambre pero se obligó a comer.


   - ¿Y no te importa? ¿No crees que estamos locos, o algo así? - Bones le miraba a los ojos, el rubor no bajaba de sus mejillas.


   - Siempre pensé que ocurriría. La verdad, ya estabais tardando... - Engullía el bocadillo sin quitarle la vista de encima al médico.


   - ¿Cómo dices? - Se extrañó Bones.


   - Bueno, mis “otros” tíos, Jim y Spock, también eran amantes del doctor McCoy en su universo. - Tragó el bocado y bebió el jugo de manzana para empujarlo por su garganta. - Más de una vez les escuché hablar de eso.


   - ¿Qué le pasó? A mi otro yo... ¿sabes algo? - La curiosidad le mordía las tripas, imaginaba una muerte temprana, su temido destino.


   - Es muy triste... - Peter soltó el vaso sobre la mesa y, con los ojos azules clavados en los avellana de su amigo, se preguntó si debía mantener el silencio o contarle lo que sabía.


   - Murió, ¿no es cierto? - McCoy bajó la mirada. - No quiero saberlo, no me lo digas.


   - Tal vez sea mejor así. Tío Spock no quería revelaros nada de su vida, no porque no os amase... más bien todo lo contrario. Deseaba protegeros, a los tres. - Le cogió la mano, apretándola con fuerza le hizo saber que estaba allí. - Tío Bones... - Sonrió al llamarle así. - Tu destino tal vez no sea el mismo que el del otro doctor McCoy. Esta línea temporal está resultando muy diferente a la suya.


   - Puede ser... ¿Qué importa? Comparto el vínculo, el tel, con ellos dos... - Ahora su mirada aparecía ante Peter brillante y resplandeciente. - ¡Es lo más maravilloso, lo mejor que me ha pasado en la vida! No quiero ni pensar que semejante amor pueda terminar un día...


     Peter se acercó por encima de la mesa y le besó en la mejilla. Reconoció la felicidad de Bones y eso le llenó el alma de alegría. Pensó que pronto volvería a tener a su vikingo entre los brazos y sonrió impaciente. Dándole otro buen mordisco a su bocadillo se quedó en silencio, sabiéndose observado por la atenta mirada del médico.


 


 


                                                    Sulu daba vueltas en la cama de su habitación, no podía dormir. Selene había sido muy clara... “Supongo que eso es lo que te hase felís... viajag pog otrgros mundos en compañía de Pavel”. Lo sabía, su esposa sabía que él seguía enamorado de su amigo, quedarse a su lado era lo que en realidad quería pero... ¿qué pasaba con sus responsabilidades? Era un hombre casado, padre de una niña de tres años a la que apenas conocía. ¿Qué podía hacer? Se sintió perdido y dio gracias por ser un capitán de la Flota Estelar: seguramente le darían instrucciones que debería seguir. Ser militar tendría por una vez sus ventajas. Cumplir las órdenes de la Federación era lo primero, antes que su vida privada, antes que sus embrollados sentimientos.


        Trataba de conciliar el sueño, estaba agotado, cuando la puerta de su camarote se abrió y una sombra saltó sobre la cama a su lado.


   - ¡Pavel! ¿Qué estás haciendo aquí? - Reconoció su olor, los rizos no tardaron en hacerle cosquillas en la barbilla cuando el ruso se abrazó a su cuerpo por encima de la sábana.


   - No he podido detenerle, Sulu. - La voz de Khan se escuchó desde la puerta. Cerrando tras de sí se acercó a ambos. - Se ha despertado con un sueño, inquieto, preguntando por ti.


   - ¿Otra pesadilla? - El japonés sacó un brazo de la cama para coger la mano de Khan, tirando de él le obligó a sentarse a su lado y luego a tumbarse allí.


   - Estábamos los tres en un lugar extraño, yo iba algo borracho... tenía que llamar a Jim por el video-comunicador portátil pero me equivoqué de botón y llamé a mi padre. - Pavel les contaba su sueño.


   - ¿Sigues teniendo el número? ¿Después de tanto tiempo? - Sulu acariciaba la cabeza de su amigo que descansaba sobre su pecho.


   - Respondió un desconosido, Hikaru... - Levantó la cabeza para mirar a los ojos rasgados del piloto. - ¡Un desconosido! Eso me despertó... tenía que venir a abrasarte, moy drug. *(Amigo mío)


  - ¡Shhhh, cálmate...! - Sulu le besó la frente. Khan les miraba conmovido, con los ojos azul hielo empañados en lágrimas. - Seguramente esa línea pertenecerá a alguien hoy en día. Pavel... ¿por qué no has borrado el registro? ¿Por qué sueñas ahora con tu padre?


   - ¡No he soñado con él, sino contigo! Tú estabas con nosotros, ¿entiendes? - Pavel se incorporó sobre el colchón, sosteniéndose sobre el brazo izquierdo acarició con su mano derecha la cara de su amigo. - Te quiero, Hikaru. No nos dejes... - Besó su boca, cerrada al principio, cediendo poco a poco ante el empuje de su lengua.


   - No nos dejará, Pavel. Sulu no podría apartarse de ti. - Pensó para su amante sin que el japonés pudiese escucharle.


 

Notas finales:

Gracias por leer, por compartir la historia conmigo a través de vuestros comentarios.

Dejo imagen de Alex y Peter en sus tiempos de estudiantes en la Academia, en una loca fiesta durante su último curso, cuando la doctora Claire Norton les conoció.

http://www.casimages.es/i/140722114134523292.jpg.html


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