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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Jim convoca una reunión a bordo del Enterprise. Los siete prestarán atención a sus palabras, el almirante tiene varias cosas que comunicarles.

 

Regalos y compromisos

 

 

                                                                            La sala de reuniones diplomáticas en la cubierta B fue el lugar que Jim eligió para hablarles. Aquella tarde había tenido una larga conversación con el almirante Paul Jackson, en la que habían aclarado las circunstancias de su viaje al pasado para traer a las ballenas y alejar la sonda alienígena de la Tierra. También hablaron de Khan, aquello les iba a costar un Consejo de Guerra.

      Los siete acudieron a su llamada, tomando asiento alrededor de la mesa se miraron unos a otros en silencio. Frente a la cabecera, ocupada por Jim y Spock, Scott sostenía la mano de Nyota, sentada a su izquierda. Junto al ingeniero estaba Sulu, a su derecha Pavel y a la derecha de éste, Khan. Frente a él tomó asiento Bones, el último en llegar.

   - He hablado con la Flota, ya sabéis por qué os he convocado. - Jim tomó la palabra con solemnidad, en su tono más formal. - Antes de nada, Bones... ¿cómo está Alex?

   - Se recupera más rápido de lo que tú lo hiciste, estará totalmente bien en unos días. - Respondió el médico con una gran sonrisa. - Peter te está muy agradecido, Khan. - Le dijo mirándole a los ojos.

   El moreno realizó un leve asentimiento de cabeza y le devolvió la sonrisa sin abrir los labios.

   - Bien, vamos al grano. - Jim puso las palmas de las manos abiertas sobre la mesa, echando el cuerpo hacia delante en la silla. - El almirante Jackson ya sabe que hemos sido nosotros quienes te despertamos, tiene imágenes de los tres haciéndolo. - Miró a Khan, a Pavel y a McCoy, sus ojos azules brillaron al hacerlo. - Por supuesto le he dicho que actuabais siguiendo mis órdenes...

   - ¡No, Jim! - Protestó Pavel.

   - Soy vuestro almirante, el único responsable de...

   - ¿Quieren que me entregue? - Le interrumpió Khan. - Porque esta vez no pienso hacerlo. - Tomó la mano de su amante y la apretó con la suya, dejando ambas también sobre la mesa.

   Todos les miraron sin decir nada, no esperaban otra cosa de él.

   - No permitiríamos eso, Khan. - Le dijo Spock poniendo su mano sobre las de sus futuros yernos. Sentado a la derecha de Jim, tuvo que estirar su largo brazo para poder hacerlo. - Esta vez no, de ningún modo.

   - Has colaborado y mucho en la misión para salvar el planeta, intercederé por ti... - Jim le acarició la mejilla, - ...solicitando una amnistía sobre tu persona.

   - ¿Qué nos harán al resto? - Preguntó Scott.

   - Por lo que a la Flota respecta sois unos héroes. - Su boca torcida mostró los dientes en una pícara sonrisa. - Por lo de Khan, me he declarado único responsable. Sobre lo de dejar a Klaa al mando del Enterprise... bueno, Spock y yo asumiremos las consecuencias. - Giró el cuello a su derecha, los ojos oscuros del vulcano le sonreían.

   - Nos han degradado... - Murmuró Spock. - Capitán y Comandante de nuevo.

   - ¡Me niego a irme de rositas! - Gritó McCoy. - ¡Soy tan responsable como tú por despertar a Khan! Sin mí no podríais haberlo hecho...

   - Cariño, no insistas. ¡No! - Levantó su mano derecha hacia los demás, Scott, Pavel y Sulu se quedaron con las bocas abiertas, a punto de decir algo. - Soy vuestro superior, seguíais mis órdenes... ¡Y no se hable más!

   Todos le miraban con tristeza, sabiendo que no podrían hacerle cambiar de idea. Una vez más James T. Kirk les estaba salvando el culo. Sulu se puso en pie. La expresión grave de su rostro mostraba la seriedad de sus palabras.

   - De capitán a capitán, Jim... te doy las gracias por tu sacrificio. Renuncias a tu rango dejando que a nosotros nos cuelguen una estúpida medalla. - Realizó una completa reverencia al más puro estilo japonés y recuperó la verticalidad para mirarle con sus ojos rasgados.

   - Amigo mío, tú habrías hecho lo mismo en mi lugar. - Jim respondió con otra inclinación de su cabeza. - Y tú Pavel, además de la condecoración creo que te van a colgar la cruz al servicio distinguido por lo que hiciste en Kronos... - Le dijo con una blanca sonrisa.

   - ¿Qué? ¿A mí? - El ruso se señaló su propio pecho.

   - Salvaste a ese planeta de morir abrasado por la sed. - Le recordó Spock. - Es lógico que el Héroe de Kronos sea tratado con honores.

   - Tendremos que enfrentarnos al Consejo de Guerra, es una mera formalidad. - Jim se echó atrás en la silla, dejando caer su mano derecha sobre la rodilla de su esposo. - Paul ya me ha contado todo lo que nos dirán, las decisiones de la Flota y del Presidente de la Federación.

   - En realidad están sumamente agradecidos con nosotros. - Remató Spock. - Hemos salvado el planeta Tierra.

   - ¿Y qué pasa con Khan? - Preguntó Nyota mirando al sobrehumano con los ojos almendrados llenos de ternura. - ¿Qué hará, esconderse hasta que le llegue la amnistía?

   - ¡Y si es que esos estirados cabezotas de los mandos se la otorgan! - Refunfuñó Scott.

  - No tienen nada contra Donald Black, ¿sierto? - Dijo Pavel maquinando algo con sus ojos aguamarina entrecerrados.

   - Si vas a piratear la base de datos de la Flota no quiero saber nada, cielo. - Jim entendió aquella mirada perdida mejor que nadie.

   - ¡Donald Black! - Scott meneó la cabeza con su sonrisa tensa dibujada en los labios. - ¿No podrías elegir otro nombre?

   - Creo que ese me sienta como un guante. - Los hoyuelos del moreno les dejaron a todos encandilados cuando sonrió.

   - Después de la reunión en el Cuartel General subiremos aquí con Amy. - Anunció Spock. - Para hacer el konn'ul *(ceremonia de compromiso) necesitaremos tranquilidad, me llevará algo de tiempo y no podemos arriesgarnos a que te encuentren en nuestra casa, Khan.

     El sobrehumano y el ruso se miraron emocionados. El compromiso... Amy... Pronto podrían verla, abrazarla, tocarla... besarla... y sin sangrar por la nariz, sintiendo que sus mentes explotaban dentro de sus cabezas.

   - Bien, eso es todo. - Jim se ponía en pie. - Ni qué decir tiene que durante el Consejo de Guerra espero que a ninguno se os ocurra abrir la boca cuando me declare único culpable. - Volvió a lanzarles una mirada cargada de autoridad. - Se celebrará mañana por la mañana, a primera hora, en los salones del Cuartel General. Os veré allí.

   - Un momento... - Añadió Khan.

    Nadie se movió de su asiento. El moreno cogió la enorme bolsa negra que tenía a los pies de su silla y la puso sobre la mesa. Un tintineo de cristales se escuchó. Todos la miraron con curiosidad. ¿Qué llevaba allí dentro?

   Khan abrió la cremallera y, con una amplia sonrisa, sacó en primer lugar la gorra que Bones le comprara a Spock en la tienda de souvenirs del Acuario.

   - Creí que te gustaría conservarla. - Le dijo entregándosela.

   - Gracias... sí... - El vulcano la tomó en su mano y mirando las iniciales bordadas sonrió con ternura.

   - Y algunas cosas más que pensé que debíamos traer del siglo veinte... - Con ambas manos fue sacando botellas de allí dentro. - Tu tequila añejo Herradura, por ejemplo.

   - ¡Oh! ¡Whisky Glenlivet veintiún años! - El ingeniero se lanzó eufórico a por las tres botellas.

   - Una es para mí, Scott. - Le detuvo Khan.

   - ¡Oh, claro! - Rió el escocés. - ¡Y con gusto compartiré las otras dos contigo, amigo mío!

   - Para ti... - le dijo a Sulu, - ...zumo de frutos rojos, sé lo mucho que te gusta. - Los hoyuelos volvieron a asomar, el japonés no sabía qué decir al ver el pack de seis tetrabricks.

   - ¡Mis vaqueros! - Bones se alegró cuando el sobrehumano le entregó la prenda. Mirando a Jim de reojo le vio morderse el labio inferior, el médico se sonrojó.

   - Jim, son cintas de cassette pero creo que podrán digitalizarse. - Khan puso ante él en la mesa un buen montón de música de los años sesenta, setenta y ochenta.

   - ¡Te adoro! - El rubio le abrazó con fuerza, aquello era un verdadero tesoro para él.

   - Entre ellas está nuestra canción, tendrás que hacerme una copia. - Se separó de Jim para coger de la mano a Pavel. - El bolso y los zapatos a juego son para Nyota. - Sacó dos bolas marrones de papel con un logotipo de dos letras "C" entrelazadas, una de ellas a la inversa.

   - ¡Ah! - Gritó la comandante emocionada. - ¿Son de Chanel?

   - ¡Desde luego! - Exclamó Khan. - Pero el perfume es para Selene... - Le entregó el pequeño paquete cuidadosamente envuelto a Sulu.

   - Yo... - El piloto no podía hablar, titubeó poniéndose pálido ante la preocupada mirada de Pavel.

   - ¿Estás bien? ¡Hikaru...! - El ruso le sujetó por los brazos.

   - Sí... es que yo... - Agitó la cabeza y se soltó de su amigo. - Yo no le he comprado nada.

    Sulu salió corriendo de la sala de reuniones, las lágrimas le caían ya por las mejillas y no quería que nadie le viese así. Se sintió muy mal cuando Khan le hizo ver que él, en todos esos días en el pasado, no había pensado en su esposa de aquel modo. Eso decía mucho de sus sentimientos.

   - ¿Pero qué...? - Preguntó Scott. - ¿Es una lata de coca-cola? - Señaló a la bolsa negra ya casi vacía.

   - Sí... - Khan no apartaba la vista de la puerta. Pavel le había puesto la mano sobre el hombro, dándole a entender que era mejor dejar solo al japonés. - Pensé que tal vez podríais dar con la fórmula y volver a lanzarla al mercado.

   - Lo intentaremos... - Murmuró Spock. La reacción de Sulu también le había dejado helado.

 

 

                                                         La luz, el sonido, las palabras de Peter y la sonrisa de su amiga Claire se hicieron más reales que la oscuridad y el silencio de los que había regresado. Como tras una larga pesadilla, Alex se iba despertando. La mano de su novio no soltaba la suya. Quiso hablarle, pero sentía la garganta seca.

   - Creo que necesitas líquidos. - La doctora Norton le acercó a los labios un vaso con una pajita. - No es agua, lleva vitaminas y minerales para que tu cuerpo se reponga.

   El rubio dio un pequeño sorbo y puso cara de asco. Peter se rió. Con infinita ternura le apartó el flequillo de la frente.

   - Amor mío, mi vida... - No podía dejar de mirarle a los ojos, sonriendo, feliz por tenerle de nuevo a su lado. - Si vuelves a darme un susto así...

   - Bébetelo todo. - Le insistió Claire acercándole de nuevo la caña a la boca.

   Alex obedeció, la solución que la morena le estaba dando humedeció sus cuerdas vocales deslizándose por la reseca laringe. Sintió que ya podría hablar y lo intentó. Al principio fue como tragar cristales, tuvo que cerrar los ojos por el dolor.

   - Peter... - Susurró. - ¿Qué ha pasado? ¿Y los klingons?

   - Todo eso se arregló, cariño. - Respondió vertiendo una lágrima al notar el esfuerzo que estaba haciendo. - Ya te lo contaré más adelante.

   - Debes descansar, Alex. - Claire le retiró el vaso vacío. - Ya sabemos que los médicos somos los peores pacientes, pero procura comportarte... ¿Entendido?

   - Peter... ¿He estado muerto? - Los ojos azules del doctor se clavaron en los de su novio pelirrojo. Parecía que al fin había comprendido lo sucedido.

   - Sí, cinco días... - Respondió acariciándole la cara. - Los peores de mi vida. - De nuevo las lágrimas surcaron sus mejillas perdiéndose entre los cobrizos pelos de su barba. - ¡Mi vikingo! - Exclamó estallando en llanto, echándose sobre él y abrazándose a su cuerpo.

   - ¡Oh, está bien! - Claire se retiró de su lado. - Peter, procura que duerma un poco... Estaré en el despacho.

     Alex pasó los brazos por la espalda de su amado y besó el tramo de sien que éste había acercado a sus labios. Poco a poco Peter subió las piernas a la camilla hasta quedar totalmente tumbado junto a su querido doctor.

   - Lo siento, corazón mío... - susurró el rubio, - ...te compensaré por lo mal que lo has pasado.

   - Calla, tienes que dormir. Ya has oído a tu médico... - Peter levantó el cuello y besó sus labios. - No creo que podamos hacer el amor ahora mismo... - Sonrió con su boca torcida. - ¡Claire me echaría de aquí a patadas!

   - Nos casaremos si aún quieres hacerlo... - Dijo el noruego con voz grave y profunda.

   Alex hablaba en serio. Llevaban juntos desde que eran unos adolescentes estudiando en la Academia. Peter le pidió la mano una vez, cuando terminaron sus carreras y se establecieron en el apartamento que compartían. El rubio le dio un rotundo no como respuesta entonces. Tenía un amargo concepto del matrimonio: sus padres le estropearon la infancia en Oslo con sus malditas peleas diarias y su estúpido empeño en no divorciarse, cosa que no hicieron hasta que él cumplió los catorce años y se fue a vivir con su padre a San Francisco. Que ahora le hubiera dicho eso hizo que Peter se quedase sin aliento.

   - ¿Casarnos? - Murmuró el pelirrojo cuando consiguió respirar de nuevo. - Creía que para ti eso era la tumba del amor...

   - Min elskede! *(mi amor) – Alex le llamó así, usando su lengua materna. - Gift deg med meg, Peter! - Cayó en la cuenta de que su novio no le había entendido. - ¡Cásate conmigo! - Repitió.

   Alex le besó apasionadamente en los labios apretándole contra su pecho, acariciando la espalda y el nacimiento del pelo en la nuca. Peter no dejaba de llorar, sentía el alma hincharse como un globo por el amor de su vikingo. Separó los labios para tomar aire y responder.

   - Sí, Alex... - Contestó mirándole a los ojos, completamente emocionado. - Me casaré contigo.

   - Min mann! *(mi esposo) – Musitó cerrando los párpados y sintiéndose caer en el sueño. - Min elskede mann... *(mi amado esposo)

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar.

Dejo imagen de los futuros esposos:

El guapísimo médico de origen noruego.

http://stylefavor.com/wp-content/uploads/2012/10/Alexander-Skarsg%C3%A5rd-Wallpaper-2.jpg

Y Peter Kirk, el aire de familia es innegable.

http://www.casimages.es/i/140724092151666805.jpg.html

 

 


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