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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Terau ek'wak significa “para siempre” en lengua vulcana. Como dijo el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas, para siempre es a veces sólo un segundo.

Koon'ul, parte II

 

 

                                                                                         Spock tenía los ojos cerrados, su concentración era absoluta, la de Khan también. Sus mentes se volvieron una. A pesar de que el vulcano sabía qué era lo que tenía que encontrar se perdió entre los abismos insondables del dolor que el sobrehumano llevaba dentro. Aquello le resultó insoportable. Gimió y echando la cabeza hacia atrás no pudo evitar separar la mano, rompiendo así el contacto telepático.

   - ¡Ah! - Gritó. - ¡Es terrible... no puedo...! - Sus ojos negros brillaron con tristeza.

   - ¡Amor mío! - Jim se acercó y le abrazó, sosteniéndole la cabeza contra su pecho.

   - Lo siento... - Los ojos azul hielo de Khan habían estallado en lágrimas.

   - Voy a necesitar ayuda. - Spock apartó con su mano a su sa-telsu. - Tanto tú como Leonard podríais entrar ahí conmigo, pero no os va a gustar nada lo que he visto.

   - Entonses deja que sea yo quien te guíe por su mente. - Se ofreció Pavel.

   - Sí, es lo mejor... - Khan estuvo de acuerdo. - Ya lo sabes todo sobre mí, y lo que te he ocultado lo imaginas.

   - Pasaremos el resto de nuestras vidas juntos, lyubimyi moy... *(amor mío) – Posó su mano sobre la frente de alabastro de su amado. - Dabai! *(Vamos) No habrá secretos entre tú y yo.

   - Dungi gla-tor nash-veh... *(Yo lo veré...) - Spock retomó la posición de sus dedos en la cara de Khan. - Dungi-sarlah nash-vehong... *(Y llegaré...) - Alzó su otra mano y la colocó sobre Pavel.

      Jim se alejó de los tres, unidos ahora en sus mentes iniciaron el misterioso rito vulcano del koon'ul (compromiso) En sus caras se podían ver reflejadas las intensas emociones que estaban experimentando.

   - ¿Por qué, Jim? - Preguntó el médico. - ¿De dónde sale toda esa oscuridad que llevan dentro?

   - Sus vidas no han sido un camino de rosas, Bones. - Lamentó el rubio abrazándose a él. - Pavel, ya sabes, desde niño ha sido muy especial... Y Khan... ¡Por todos los dioses! Ha pasado por un auténtico infierno desde el momento en que fue concebido en un laboratorio militar.

     A la mente del médico acudieron las imágenes de la piel del sobrehumano regenerándose tras el fuego en la Katyusha. Pensó en los experimentos a los que debió ser sometido durante su infancia y adolescencia, en todas las batallas en las que se habría visto obligado a combatir, en la guerra que hizo contra sus creadores para liberarse él mismo y a los suyos... en la persecución que ejercieron sobre él, en su huida desesperada y los siglos que pasó congelado a la deriva en el espacio, en Alexander Marcus y su afán por utilizarle para una guerra total contra el Imperio Klingon, en la horrible pérdida que sufrió después en HarOs cuando los de su clase perecieron sin que él pudiese evitarlo... y en Pavel, su único y verdadero amor, en su felicidad futura junto a él y Amy... McCoy lloró con desazón, aquel hombre tan increíble había sufrido más que nadie en el mundo.

      Spock encontró al fin lo que buscaba en Khan, y al mismo tiempo que en la mente de Pavel. Vio dibujarse un trisquel luminoso flotando entre la negra y honda oscuridad: aquello era lo que les unía a su hija.

   - Kah-if-farr *(es la hora) – Había alzado la voz, con los ojos abiertos miró a Khan y a Pavel instándoles a pronunciar las palabras sagradas que les dictó mentalmente.

   - Ma etek natyan teretuhr lau etek shetau weh-lo'uk do tum t'on *(somos diferentes, que juntos podamos ser más que la suma de ambos) – El sobrehumano habló con su mirada azul hielo fija en los ojos de su amado.

   - Terau... *(juntos) – musitó el ruso, - ...ek'wak *(por siempre)

   El vulcano abandonó la unión mental completamente agotado, el esfuerzo realizado y las emociones que había sentido le dejaron sin aliento.

   - ¡Mi vida...! - Bones se acercó para ponerle la mano en el hombro. - ¿Estás bien?

   - Sí, ya sólo queda Amy. - Spock se levantó y caminó hasta estar junto a la camilla donde la chica seguía inconsciente. - Será más rápido. - Se dijo poniendo su mano sobre la cara de su ko-fu.

   Nada más hacerlo Spock cayó en trance, la conmoción fue tan grande que Khan tuvo que sostenerle. Al tocarle se vio también sumido en aquel océano de aguas añil brillante.

   - Ay, niet! *(Ay, no) – Pavel se dio cuenta de lo que estaba pasando, sin pensar en las consecuencias rozó a Khan y entró en el tel *(vínculo)

   - ¡Ni se te ocurra tocarles, Jim! - Gritó McCoy deteniendo al rubio justo a tiempo, ya estaba a punto de hacerlo.

   - ¡Papá! - David también le agarró del brazo. - ¿Qué está pasando? ¿Qué les ocurre? - El chico estaba asustado, temblaba al ver las caras de dolor de los tres hombres que parecían estar nadando contra una fuerte corriente en la cabeza de su hermana.

   - No lo sé, cariño. - Jim le atrajo contra su pecho, sin separarse de Bones y sin quitar la vista de encima de su marido.

   - ¿A qué vienen esos gritos? - Alex se había levantado, asomado a la puerta de su habitación se quedó pasmado al contemplar la escena.

   - ¡Vuelve a la cama! - Peter le sujetó por la cintura, su novio apenas se tenía en pie. - Mi tío Spock está haciendo el compromiso... - Le aclaró. - Creo que le va a llevar más tiempo y esfuerzo de lo que pensaba.

 

      Pasaban los minutos y ninguno de los tres parecía ir a soltarse. Spock, Khan y Pavel, por ese orden, contactaban telepáticamente con Amy allí tendida. Aquello estaba durando ya una eternidad.

   - No sé qué está viendo Spock pero mira su cara, Jim... - A McCoy le tembló la voz al hablar.

   - Esperemos, no podemos hacer nada más. - El rubio apretó con más fuerza a su hijo, sintiendo los dedos de Bones clavarse en su brazo derecho.

   - ¿Puedo ayudar en algo? - La doctora Claire Norton también se había despertado. Observando sin comprender del todo lo que sucedía se interesó por su primer oficial. - Spock parece al borde del colapso.

   - ¡Tráeme un tricorder, Claire! - Le ordenó McCoy.

   La morena se lo acercó de inmediato. Bones lo activó y pasándolo alrededor de su amante, sin rozarles ni a él ni a los otros, comprobó horrorizado el fuerte y rápido latido de su corazón.

   - ¡Spock! - Gritó. - ¡Por Dios Santo! - Bajó el aparato y tuvo que cerrar la mano en un puño para detener su impulso de tocarle.

  - Bones... ¿qué hacemos? - Jim se había acercado. - ¿Les separamos?

   - ¡No! - Respondió mirándole a los ojos. - Pero entremos ahí, tal vez podamos ayudar...

   El rubio asintió y ambos, juntos, acariciaron la cara sudorosa del vulcano cada uno por un lado. El infinito océano de aguas nocturnas les engulló también.

     El jefe de seguridad cerró la puerta de la habitación de Alex, le había dejado tumbado en su cama haciéndole prometer que no volvería a levantarse.

   - ¡Peter! - David se echó a sus brazos. Estaba muy asustado.

   - Esto no me gusta... - Dijo su primo. - Si no se sueltan en un minuto les empujaré hasta tirarles al suelo si hace falta.

   - No creo que eso sea conveniente, Pete. - La doctora Norton recogió el tricorder que McCoy había dejado caer cuando entró en contacto con Spock. Activándolo se ocupó de controlar las constantes vitales de los seis. - Sus corazones laten desbocados pero creo que podrán soportarlo.

 

      Poco a poco Jim conectó con su hija. Escuchó la palabra “a'nirih” en su cabeza y se dejó guiar por aquella voz. La niña de sus ojos le necesitaba, no podía salir ella sola de su océano. Pavel, Khan, Spock y Bones se encontraban totalmente perdidos en su mente.

   - Mi bebé, mi pequeña, tesoro mío...

   - A'nirih... ayúdame...

  - Deja que pase a través de ti... no te resistas. No trates de abarcarlo, es demasiado grande...

   El añil del agua fue volviéndose más azul, más claro, hasta llegar a tener el color de los ojos de los Kirk, el tono inconfundible de la mirada del dios Apolo.

   - Eso es, mi vida... deja que fluya...

   Un trisquel se dibujó en el cielo, brillando sobre el océano de su vínculo. Pavel ocupaba una de sus aspas, Khan otra, Amy la tercera. Bones y Spock se soltaron de pronto y Jim dejó de ver aquella imagen. Su hija abrió los ojos.

   - Terau ek'wak *(juntos por siempre) – Murmuró volviendo a la vida.

   - El koon'ul ha sido realizado. - La voz de Spock sonó cavernosa, apenas tenía fuerzas, Leonard tuvo que sujetarle.

 

     Todos respiraron aliviados. Amy se sentó en la cama y se dejó abrazar por sus dos t'hy'la. Al fin estaban juntos pero... ¿por cuánto tiempo? La chica supo al instante que aquellos dos hombres no se quedarían a su lado.

   - Pavel... Khan... ¿vais a abandonarme otra vez? - Pensó para ellos.

   - Mi criatura imposible... - Musitó Khan con sus pensamientos. - Eres demasiado joven aún, tendremos que esperar para unirnos del todo.

   - Amy... Dasvidania! *(Adiós) – Pavel se soltó de sus brazos y corrió fuera de la enfermería. El deseo que estaba sintiendo le era imposible de controlar.

   - ¡No! - Gritó la chiquilla. - Por favor... - Suplicó llorando.

   Khan le cogió la barbilla y la besó con ternura en los labios. Alejándose de ella siguió a Pavel por la galería.

   - ¡A'nirih! - Llamó a su padre tendiendo los brazos. - ¿Por qué?

   - Es mejor así, tesoro mío. - Jim la envolvió con todo su amor, lamentando el sufrimiento de su bebé. - Date más tiempo, mi niña. Crece y conviértete en la mujer que será la esposa de esos dos hombres tan extraordinarios.

   Amy asintió. En el fondo de su corazón sabía que su padre estaba en lo cierto. Aún faltaban unos años para que el trisquel brillase en su completo esplendor, abriendo así las puertas del Olimpo.

 

Notas finales:

Gracias por leer, pacientemente, y por comentar, valientemente...

El Koon'ul ha sido realizado: los tres están prometidos, un día se convertirán en esposos y al unirse en su plathau *(consumación) el trisquel de la nave oscura se abrirá para que los dioses puedan regresar al Olimpo... si Zeus quiere, claro está.


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