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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Todos recordamos lo mal que lo pasó Chelsea Gambel en sus clases de vuelo en la Academia, sudando la gota gorda ante la enojada mirada de su instructor Hikaru Sulu. La rubia tendrá que superar sus miedos y salvar las vidas de sus compañeros haciéndose cargo del puesto de navegante a bordo del Excelsior.

 


Una rubia al timón


 


 


                                                                            A medio día Sulu fue a casa de los Scott para despedirse de sus amigos, iba a estar tres largos años fuera de la Tierra. Nyota lamentó la situación con Selene, él le confesó que era lo mejor para los tres. Demora, sobre todo, saldría ganando a la larga con la separación de sus padres; de seguir juntos la habrían convertido en una desgraciada. En eso Scott estuvo de acuerdo.


   - Tal vez no debiste casarte, amigo mío. - El escocés seguía pensando que todo aquello había sido un error desde el principio.


   Estando allí Sulu recibió la llamada de emergencia: la Flota necesitaba al Enterprise en el cuadrante Beta y urgentemente.


   - Scott, diles a Jim, a Spock y a Bones que siento marcharme así. - Se despedía el japonés mientras le teletransportaban a bordo de su nave.


   - ¡Cuídate mucho, Hikaru! - Nyota se apartó, acababa de acariciarle la cara con ternura, de no hacerlo ella también habría sido desmaterializada.


   - ¡Romulanos! - Rezongó el escocés. - Espero que Riley no tenga problemas muy graves.


   - Ya le conoces, Monty. Ese testarudo irlandés sabrá arreglárselas. - Nyota trató de quitarle hierro al asunto.


   - ¡Kevin Riley al mando del Excelsior! - Exclamó Scott. Con su tensa sonrisa miró a su mujer. - Apenas era un crío cuando le tuve a mis órdenes en el Enterprise y ahora... la paz entre Rómulo y la Federación está en sus manos.


   - Sí, cariño... - Suspiró Nyota echándose a sus brazos. - El Universo da muchas vueltas y tú y yo nos hacemos viejos.


   - ¡No! ¡Tú no! - Con sus grandes manos la rodeó por la cintura hasta levantarla por encima de su cabeza. - ¡Tú sigues siendo la preciosa perla negra con la que me casé! - El sonido de la risa de su amada esposa le llenó el corazón de alegría.


 


 


                                                 La enfermería estaba desierta, Claire descansaba en su camarote y ningún miembro de la tripulación precisaba atención sanitaria, así pues Alex y Peter se encontraban a solas en la bahía médica, toda en penumbra y completo silencio para ellos solitos.


       El rubio estaba ya mucho mejor, podía comer con normalidad y caminada solo, lo cual hacía casi imposible mantenerle en la cama. Peter se vio atrapado entre sus larguísimos brazos, sin escapatoria, acorralado contra la pared fuera de la habitación.


   - ¡Te tengo... eres mío...! Min mann! *(mi esposo) – Alex disfrutaba haciéndole sentir pequeño y manejable, el pelirrojo se reía con sus bromas.


   - Aún estás algo débil, vikingo... - Intentó zafarse de su novio, fue inútil, su boca ya le estaba devorando allí abajo.


   - Siento ser tan directo... - se excusaba bajándole los pantalones y tironeándole de la ropa interior, - ...pero tengo tantas ganas de ti...


    Peter se dejaba hacer, los dulces besos de su futuro marido eran como mariposas acariciándole el miembro. Las manos se le fueron al cabello rubio, con los dedos lo estrujó y tiró de él hacia su pubis, hasta dejarle la nariz hundida en el vello cobrizo y rizado.


     Alex gimió... la garganta ahogada con el placer de sentirse lleno de Peter. Él también dejó escapar un quejido, echando la cabeza hacia atrás se golpeó con la pared. Entonces sonó el familiar pitido del comunicador.


   - ¡Oh, no! ¡Mierda! - Protestó Peter.


   - No contestes... - murmuró el médico.


   - Es urgente, mira la luz. - Le advirtió apartándole la cabeza de su entrepierna.


    Un parpadeo rojizo acompañaba el silbido. Peter se subió los pantalones y golpeó con el puño el botón del aparato sobre el muro.


   - Aquí Peter Kirk, adelante...


   - Señor, la Flota informa de un ataque romulano al Excelsior en el cuadrante Beta. - La voz de la oficial de telecomunicaciones sonó tensa, la joven parecía preocupada. - Solicitan que acudamos allí de inmediato. Ya he informado al capitán, le están transportando desde la Tierra.


   - ¿Y el resto de la tripulación? - Preguntó Alex limpiándose la boca con el dorso de la mano. - Los klingons se han ido, no tenemos oficial científico ni ingeniero jefe...


   - Alférez, responda. ¿Estamos al completo? - Inquirió Peter al comunicador.


   - Afirmativo señor, todos los miembros de la tripulación se encuentran ya a bordo. El capitán Sulu acaba de llegar... les espera en el puente, señor. Alférez Milla, corto.


     Alex terminó de abotonar la bragueta de su prometido mirándole con sus ojos azules llenos de amor. Les habían interrumpido, era hora de que el jefe de seguridad de la USS Enterprise regresara a sus obligaciones.


   - Te veré luego, cariño. - Se despidió con un breve beso en los labios.


   - Claro, me visto y ahora mismo subo al puente de mando. - Respondió Alex.


   - ¿Qué? - Peter abrió los ojos como platos. - ¿Y se puede saber quién te ha dado el alta?


   - ¡Soy el oficial médico jefe: yo mismo...! - Gritó saliendo camino de su camarote. Necesitaba un uniforme.


 


                          Sulu se quedó a cuadros cuando vio la cara de su nuevo oficial científico en el puente. A Peter le dio un ataque de risa que no pudo disimular, por mucho que se tapó la boca y fingió toser.


   - Teniente Donald Black a sus órdenes, capitán. - Se presentó Khan con formalidad.


   - Bienvenido a bordo, teniente... Black. - El japonés tomó asiento en la silla de mando, era eso o caer de espaldas. Sacudió la cabeza y miró a su jefe de seguridad. - Señor Kirk, informe de la situación.


   - Rómulo tiene en jaque al Excelsior en el cuadrante Beta, la Flota no ha comunicado mucho más salvo que acudamos de inmediato en su apoyo. - Al pelirrojo le costaba superar lo de Khan. Volvió a toser y dejó de mirarle, el sobrehumano levantó las cejas y se dio la vuelta para hundir la cabeza en su consola.


   - ¿Tiempo estimado de llegada? - Consultó Sulu al navegante sin dejar de mirar con el rabillo del ojo el trasero del moreno, inclinado sobre su puesto científico. Por el ligero temblor de sus caderas supo que se estaba riendo.


   - Doce horas, señor. - Contestó el joven alférez que hacía las funciones de piloto.


   - ¡Ocho! - Una voz familiar le llegó a Sulu a través del comunicador de su asiento, interrumpiendo desde la sala de máquinas. - Acabo de hasserle unos ajustes a esta pressiosidad... ¡Volará más rápida que el Halcón Milenario!


   - ¡Teniente Chekov...! - Sulu le reconoció sin esfuerzo. - Imagino que es usted mi nuevo ingeniero jefe.


   - Da! Yebát! *(joder) Te dejo, Hikaru... ¡Oigan, esa cosa no tendría que estar echando humo! - La comunicación se cortó de golpe, el ruso y su equipo debían estar muy ocupados allí abajo.


   - Tripulación al completo... - Murmuró Peter riendo entre dientes.


   - ¿Cómo está Alex? - Le preguntó su capitán.


   - Se ha dado el alta. - Respondió con cara de fastidio. - ¿Puede hacer eso, Sulu? ¿No sería mejor que Claire le echase un vistazo?


   - Le ordenaré que se quede en la enfermería, solamente la doctora Norton puede darle el alta. - Le habló con gravedad.


   - Apenas han pasado sesenta horas desde que McCoy le puso el suero. - Peter se encogió de hombros. - Parece que esté bien, pero... A mi tío Jim le llevó una semana recuperarse.


  - Eso tiene su explicación. - Khan se había acercado a la silla del capitán, echándose hacia delante les habló con confidencialidad, en un susurro. - Algo en mí ha cambiado desde que desperté esta última vez. Pavel y yo nunca habíamos sido tan fuertes antes. Ya sabes a qué me refiero, Hikaru: tatuajes que brillan, telequinesia, mi regeneración...


    Sulu se quedó pensando un momento. Khan tenía razón. Si su sangre había mejorado también sus propiedades de curación, con lo cual era comprensible que el médico estuviese totalmente repuesto en menos de tres días.


   - Doctor Alex Freeman en el puente, permiso para incorporarme, señor. - Solicitó formalmente nada más abrirse el turboascensor.


   - Adelante amigo mío... - Consintió Sulu. - ¡Bienvenido al mundo de los vivos!


    Peter no estuvo muy conforme, pero donde manda patrón no manda marinero. A su futuro esposo le pareció de lo más natural ver a Khan con uniforme azul en el puesto que antes ocupaba Spock; le saludó con un guiño y una sonrisa, el moreno le correspondió mostrándole sus encantadores hoyuelos.


   - El teniente Black... - se apresuró a presentarles Sulu, - nuevo oficial científico; nuestro oficial médico jefe, el doctor Freeman.


   - ¡Black! - Repitió Alex. Comprendió que no debía llamarle por su nombre y asintió. - Un placer conocerle. - Le saludó con un apretón de manos.


   - Me alegra que ya se encuentre usted bien, doctor. - Le comentó Khan. - Si te notas algún efecto secundario extraño, por favor... dímelo. - Le susurró al oído acercándole la cara.


   - ¿Cómo qué? - Le respondió también en voz baja.


   - No sé, cualquier cosa... - Khan se apartó y volvió a su puesto.


    Alex sacó su labio inferior hacia fuera arrugando las cejas y la barbilla. ¿Efectos secundarios? ¿A qué se refería? ¿Se pondría a dar saltos desde alturas increíbles, como hacía Amy? ¿O le entrarían ganas de hacerse el tatuaje con forma de trisquel? El médico se echó a reír, se encontraba perfectamente y nada raro le ocurría. Acercándose a su prometido le tomó por la cintura para darle un beso que él rechazó. Estaba molesto, Peter consideraba que no debería haberse dado el alta a sí mismo, no tan pronto.


 


 


                                                        La rubia Chelsea Gambel estaba al borde de un ataque de nervios. Sentada en el puesto de navegación, su comandante, Kevin Riley, acababa de pedirle que sacase al Excelsior de la línea de fuego. ¿Por qué la asistente se encontraba pilotando la nave? Muy sencillo: el disparo del ave de presa romulana dejó K.O. al teniente Steve Nichols que no llevaba puesto el cinturón de seguridad. El hombre de rojo cayó golpeándose la cabeza con fuerza contra el suelo cuando todo se sacudió por el impacto. La asistente era la única que no estaba haciendo nada en el puente y tuvo que ocupar su asiento.


   - Vamos, Gambel... - Le increpaba el irlandés desde su silla de mando. - ¡Sáquenos de aquí! ¿No fue el capitán Sulu instructor suyo en la academia?


   - ¡Sí, señor! - La joven recordó la cantidad de broncas que se llevó por estrellar el simulador y resopló.


   - ¡Pues demuestre lo que le enseñó! - Ordenó Riley.


     Tal vez inspirada por su ex-capitán, o más bien aterrada por la posibilidad de recibir otro ataque, la rubia se las ingenió para entrar en velocidad de curvatura y alejarse así del ave de presa. Dos naves enemigas más estaban llegando a su posición, la Excelsior desapareció justo a tiempo de sus escáners. Chelsea suspiró aliviada, las piernas le temblaron al levantarse cuando el doctor Oto Oetker dio el visto bueno y permitió que el teniente Nichols regresara a su lugar.


   - Contacte con la Flota, teniente. - Kevin se secó el sudor de la frente con la palma de la mano. - Esta infracción del tratado con Rómulo no puede quedar impune.


 

Notas finales:

Gracias por leer, como siempre, de corazón. Gracias por los comentarios.

Dejo imagen de la asistente Chelsea Gambel cuando su nave fue atacada y Kevin le ordenó sentarse al puesto de piloto!!!

http://www.casimages.es/i/140730084802655528.jpg.html


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