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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Primer día de clase para Amy y David en la Academia. Los hermanos no iban a pasar desapercibidos.


A varios cientos de miles de pársecs de distancia, una cena especial era servida para los invitados al Excelsior.

 

Cena para seis

 

 

                                                                             El timbre sonó y la media hora de descanso para comer dio comienzo. Amy salió corriendo al patio para buscar a su hermano, que no les hubiera tocado en la misma clase la tenía muy fastidiada. Se olía la mano de su papi de por medio.

      Encontró al rubio apoyado en un árbol en la entrada principal, rodeado de chicas que le sonreían absurdamente hasta por respirar y que no dejaban de atusarse el pelo delante de sus narices. Amy se le aproximó a grandes zancadas y le agarró del cuello del jersey.

   - Marcus... tenemos que hablar. - Le espetó tirando de él y apartándolo de tantas mariposas que revoloteaban por allí.

   - ¡Eh! - Se quejó el muchacho. - ¿A qué viene esto, Amy?

   - ¡Tienes novia, no te olvides!- Le chilló.

   - ¿Novia? ¿Yo? - David se encogió de hombros. Las muchachas le miraban desilusionadas. - ¿Desde cuándo?

   - Na – ta – li – e – Le recordó su hermana separando las sílabas.

   - ¡Oh, eso! - Se echó el flequillo hacia atrás con la mano, gesto que empezaba a ser comentado entre sus compañeras de clase. - Bueno, no es exactamente mi novia. Más bien es tu...

   - ¡Mejor amiga! - Le interrumpió Amy airada. - Y no voy a dejar que le faltes al respeto solamente porque ella no estudia aquí.

     David soltó una carcajada, si su hermana se empeñaba en quitarle de encima a las chicas no podría hacer nada por impedírselo. La acompañó a las mesas del comedor al aire libre detrás de las pistas deportivas, hacía un día precioso y se estaba a gusto fuera.

   - ¿Quieres otro bocadillo de pollo, hermanito? - Le preguntaba ya más tranquila y sonriente.

   - No, estoy servido. - David apartó su bandeja de plástico y la miró a los ojos. - ¿Cómo te ha ido en tu clase?

   - Bien... - La chica se metió el pelo por detrás de una oreja, los muchachos de la mesa de al lado estallaron en murmullos. - Cuando los profes dicen mi apellido todos se quedan así: alucinados.

   - Lo mismo que yo. Marcus... ¿Crees que papá permitirá que me lo cambie? - Preguntó con una sonrisa.

   - Debería preocuparte más la opinión de tu madre. - Respondió Amy. - De todos modos, Kirk y Marcus son dos nombres difíciles de olvidar. Y el hecho de que sea parte vulcana les vuelve locos... - Giró el cuello a su derecha y sacó la lengua. Un jovenzuelo pelirrojo con la cara llena de granos se puso colorado y bajó la cabeza hacia su plato de sopa. - ¿Lo ves? Sea como sea llamamos la atención.

   - No me montes más numeritos delante de nadie. - Le reprendió David por lo de antes. - Si somos discretos se olvidarán de nuestros apellidos.

   - Estabas pavoneándote. - Le regañó ella. - ¿Es que no quieres a Nat?

  - ¡Claro que sí! - Respondió el muchacho. - Pero no estamos comprometidos ni nada de eso... ¡Por todos los dioses! ¡Tengo dieciséis años!

   - ¡Y yo quince y dos prometidos de treinta y tantos!

   -Tú eres más rara... - Murmuró.

   Los dos hermanos se echaron a reír. Si alguien les había escuchado serían la comidilla de toda la Academia.

 

 

 

                                                              La principal sala de reuniones de la cubierta D en el Excelsior, fue preparada para ofrecer una cena a sus invitados. El comandante Kevin Riley ordenó exquisitos platos terrestres, romulanos y klingons, pues a última hora se les agregó una visita honorable con la que debían cumplir.

   - Canciller Azetbur, es un placer tenerla a bordo. - El irlandés le dio la bienvenida y la acompañó a sentarse a la mesa.

   - Casualmente me encontraba en HarOs cuando me informaron de la presencia de sus naves estelares. Lo cierto es que considero necesario tratar con mi colega romulana sobre el estatus de ese planeta. - La Señora de la casa D'Ghor miró a su derecha y sonrió a la general T'rak. - ¿Qué mejor que hacerlo en compañía de dos mandos de la Flota Estelar?

  - No creo que haya nada que discutir. HarOs siempre ha sido nuestro. - T'rak no iba a dar su brazo a torcer.

   - Dejemos eso para los postres, señoras. - Sulu trató de sonreír, su diplomacia natural era algo escasa pero había tenido un buen maestro en Jim. - Ahora disfrutemos de la cena.

   - Es un plasser verte de nuevo, Assetbur. - Pavel, sentado junto a Sulu, le regalaba una sonrisa a su ex-jefa.

   - Te veo muy bien, Chekov. - La klingon le devolvió el gesto. - Incluso diría que eres feliz.

   - ¡Lo soy! - Exclamó el ruso con los ojos aguamarina llenos de alegría. Miró a Khan a su derecha y le hizo un guiño, luego volvió el cuello hacia la izquierda, Sulu le contemplaba con amor. - Podría dessirse que nunca he sido tan feliss.

   - Me alegra oír eso. - La canciller le dedicó una amplia sonrisa.

   - Parece que todos nos hemos conocido en otros tiempos. - T'rak estaba bastante resentida con Sulu por la humillación a la que la sometió en Talax, cuando destrozó sus defensas antiaéreas.

   - Beba un poco de cerveza, señora mía. - Kevin se apresuró a llenarle la copa. - Yo soy más de whisky, pero he de reconocer que su bebida es excelente para acompañar el asado.

   - Gracias, Riley. - La romulana levantó su copa y se la llevó a los labios. Una sonrisa se le escapó, el líquido azulado era de sus favoritos.

   - ¿De veras ibas a destruir mi nave? - El irlandés le sonreía con la boca torcida, cínicamente. - Después de haberte servido de taxi... ¡Eso está feo, mujer!

   - Tu intrusión en nuestro espacio no me dejó otra alternativa. - Se justificó la general.

   - Romulanos... Klingons... Humanos... Vulcanos... Tellaritas... - Musitó Khan con su acento británico y su voz grave. - La Federación de Planetas Unidos solamente pretende que las diversas razas convivan en paz pero toda guerra se inicia con los pretextos más nimios, se continúa por motivos de peso y se concluye con las excusas más falaces.

     El silencio se hizo en la sala de reuniones. Las palabras de Khan calaron profundamente en todos los presentes. Si alguien sabía algo de guerras era él.

 

      Poco a poco la conversación continuó por otros derroteros. Pavel y Azetbur hablaron sobre Kronos, acerca de cómo el planeta y el pueblo klingon se recuperaban tras el desastre acontecido con la explosión de su luna. Ella sonrió encantada cuando él le mostró la Cruz por Servicio Distinguido prendida a la solapa de su uniforme de gala.

   Sulu y T'rak trataron de limar asperezas, olvidando sus tensiones y concluyendo que el Imperio Romulano no tenía nada que temer de la Federación o de los Klingons.

   - Tal vez unirse a nosotros sea también su destino. - Le auguró Riley. - Azetbur puede relatarle las ventajas de formar parte de la Federación, es cierto que los klingons se vieron obligados a ello por cuestión de supervivencia, pero... ¿a que no se les ha tratado nada mal?

   - Al contrario, comandante. Mi pueblo, orgulloso y guerrero como saben, está muy contento de conservar sus costumbres y su cultura. - La señora de la casa D'Ghor volvió a sonreír a su colega romulana. - Nos hemos unido a una entidad más fuerte, no hemos sido absorbidos por ella. Tal vez deberían ustedes considerar la posibilidad de anexionarse a la Federación.

   - El Imperio Romulano jamás cederá ante su empuje. - T'rak continuaba mostrando sus reticencias. - Sin embargo nada podemos contra semejante fuerza; mantendremos la paz, nos quedaremos en nuestro espacio y nos respetaremos mutuamente.

   - Guerra fría... - Murmuró Pavel. - Como ruso sé algo de eso, créame. Y no es nada agradable. - Se llevó la mano a la sien izquierda para acariciarse la cicatriz de la bala que estuvo a punto de acabar con su vida. - Semejante situassión provoca conflictos donde los inossentes son los que acaban mal parados.

   - Hablaré ante el Senado en cuanto regrese a Rómulo, sin embargo no puedo prometerles nada. - Parecía que T'rak, bajo el efecto de la cerveza y las palabras de sus compañeros de cena, se estaba volviendo más pacífica.

   - Eso ya es un gran paso, querida. - Kevin volvió a llenarle la copa. - Brindemos por un futuro juntos y en paz, donde todos podamos progresar.

   Los seis levantaron sus copas y entrechocaron los cristales con esperanza. El resto de la cena transcurrió agradablemente. Azetbur y T'rak se retiraron a HarOs, donde la canciller klingon invitó a dormir a su colega romulana. Charlar sobre el futuro de ese planeta era algo prioritario y que debían hacer a solas.

   - Podrá disfrutar de un baño caliente y un lecho confortable en mi pequeño palacio ahí abajo. - La señora de la casa D'Ghor hizo gala de su hospitalidad.

   - Acepto su oferta tan generosa. - La romulana empezaba a sentirse cómoda en compañía de semejante mujer. Reconoció su fuerza, su autoridad, y la trató como a una igual. - Será un placer, Azetbur.

 

 

                                                      Mientras tanto, en la Tierra, durante la media hora del almuerzo en la Academia, Spock bajó a los talleres del sótano en su primera planta. Entró a un pequeño laboratorio y sacó un material de una bolsa de terciopelo negro que llevaba en su bolsillo: un lingote de plata de ley de nueve cincuenta, extremadamente pura, con sólo un cinco por ciento de cobre.

   Sin pérdida de tiempo se puso a trabajar. Sus hábiles manos no tardaron en elaborar dos preciosas pulseras que pretendía regalar a sus t'hy'la. A ambas les grabó la misma inscripción, no quería que su sa-telsu fuera más especial que su amante. Leonard y Jim tenían igual importancia en su corazón: lo eran todo para él. A pesar de que no estuviese legalmente casado con el médico le amaba ya tanto como podía amar a su esposo.

   - Sasu: A'rie'mnu ashayaong. *(Compañero: La maestría de la pasión y el amor) – Leyó en voz alta los caracteres vulcanos, agradándole su sonido.

    Spock guardó ambas joyas en la bolsa de terciopelo y subió a toda prisa las escaleras. Tenía por delante un par de horas más de clase antes de poder marcharse a casa.

 

Notas finales:

Gracias por leer. Gracias por comentar.

Dejo imagen de las damas de la cena, las dos fuertes mujeres que representan a sus orgullosos pueblos: Klingon y Rómulo.

http://www.casimages.es/i/140731095022793021.jpg.html


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