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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Yolanda, nombre de origen griego, compuesto por las palabras "ion" que significa violeta y "laos" que significa país. Su significado es "aquella que es de las tierras violetas" o "aquella que pertenece al país de las violetas". En su versión latina, se trata de una de las variantes históricas del nombre Violante, Viola o Violeta. Su significando es "La que da regocijo".

 

Yolanda

 

 

                                                                                          Tal como quería Alex, la sala de ceremonias de la cubierta B del Enterprise se dividió en dos: un mar azul a la derecha y otro rojo a la izquierda. Milla y Chelsea vestían sus propios uniformes carmesíes, Claire el suyo color cielo. Las tres se sonrieron, las flores que Azetbur les hizo llegar quedaban preciosas junto al improvisado altar.

      Sulu estaba tan nervioso como los propios novios, había preparado un breve discurso y sacaba la hoja doblada del bolsillo interior de su casaca roja del uniforme de gala. Miró a Pavel que estaba junto a Peter, y luego, con el ceño fruncido, a Khan al lado de Alex. ¿A qué venían aquellas caras? El ruso no estaba nada cómodo con los seis klingons que se presentaron a la boda luciendo una banda azul cruzada sobre sus anchos pectorales.

   - Espero que no conozcas a ninguno... - Murmuró el doctor Freeman, comprendiendo la torpeza que había cometido al invitarles.

   - No importa, hoy es tu día espessial. - Pavel le mostró una sonrisa, dejando sin responder la incógnita acerca de aquellos klingons.

       Azetbur y T'rak no se decidieron por ninguno de los dos colores, en sus cabellos llevaban flores blancas que repartieron también a las mujeres de la tripulación. Ambas sonreían, felices no sólo por presenciar tan hermosa ceremonia.

        Peter miraba a Alex con los ojos azules inundados en lágrimas que se arremolinaban entorno a sus pupilas sin terminar de brotar. Su prometido le sonreía con todo el amor del mundo.

   - Estamos aquí reunidos para ser testigos de la unión de estos dos hombres. - El japonés dio comienzo a la boda. - Ambos os conocéis desde que erais unos críos. Estudiasteis juntos en la Academia, donde surgió vuestro amor, y no os habéis separado un solo día desde entonces. Pocas veces se puede ver a dos personas tan enamoradas. Sé que caminareis por siempre juntos, uno al lado del otro, compartiendo lo que os depare la vida.

    Sulu se detuvo un instante para mirarles a los ojos. Les sonrió, encantado de ser él quien les uniera en matrimonio.

   - Es para mí un honor, que jamás olvidaré, el declararos esposos con el poder que la Flota me otorga a bordo de esta nave. - Tragó saliva. Era el turno de los votos de los novios.

   - Peter... - Empezó Alex. - Cuando te conocí descubrí que el amor no era lo que yo creía. El ejemplo de mis padres estaba equivocado. Contigo aprendí que la amistad, el cariño, la fuerza y la valentía de tu alma, me llevarían siempre por el buen camino. No me faltes nunca, mi amor. Pues tú eres mi único sol, la luz que me guía, el calor de mi vida. Yo jamás me separaré de tu lado, min elskede mann. *(Mi amado esposo)

      El pelirrojo casi se echa a llorar. Mordiéndose los labios se dejó colocar el anillo de oro en el anular de su mano izquierda.

   - ¿Qué puedo decirte que no te haya dicho ya, mi vida? - Inició sus votos. - Tú llenaste el vacío en mi corazón, alejando el dolor por todas las pérdidas que había sufrido. Desde que estoy contigo me haces reír cada día, sabes lo mucho que valoro eso. No importa lo que pase, el tiempo, los años... siempre estaremos juntos tú y yo. ¡Alex, te quiero! - Le tomó la mano para colocar un anillo igual al suyo en su dedo anular, no podía aguantarse ya las lágrimas.

   - Que lo que uno este día, como capitán del Enterprise, no se rompa jamás. - Sulu puso su mano sobre las de los esposos y les declaró formalmente unidos en matrimonio. Dando su permiso les dejó besarse. Toda la sala estalló en un aplauso.

  - Moy dragotsennyy muzh... *(Mi precioso esposo) – Pensó Khan solamente para que Pavel le escuchase. - Un día tú y yo... - Una lágrima rebasó su párpado para deslizarse lentamente por su mejilla.

   - Ay lyubimiy moy... Ya tebya lyublyu! - *(mi amor, te quiero) – Le respondió el ruso con su vínculo secreto.

 

 

                                                      A bordo de la nave oscura las ninfas cantaban y bailaban con las alegres notas que salían de la flauta de Pan. Una fiesta se celebraba por todo lo alto, la boda de Peter Kirk con Alex Freeman les alegró a todos por igual... o a casi todos. Ares se quedó en el puente de mando refunfuñando, él era de los que prefería una buena batalla.

          Artemisa se secaba las lágrimas apoyando la cabeza en el pecho de Orión. Las bodas siempre la hacían llorar.

   - Señora mía, con tu permiso... - El cazador esperó a que ella consintiera para rodearle la cintura y besarla en los labios.

   - Cassie, ¿qué le auguras a la pareja de recién casados? - Le consultaba Apolo mientras le acariciaba un seno por encima de la túnica.

    - Una larga existencia plena de dicha. - Respondió ella con un guiño de sus ojos violeta.

   - ¿Hijos? - Quiso saber el dios.

   - Cuando vuelvan a su planeta, Apolo. - Asintió la sacerdotisa. - Adoptarán un varón y una hembra, pero no tendrán su sangre.

   - Eso no importa, siempre que los hijos sean queridos, deseados, les harán felices. - Concluyó el de los cabellos dorados.

   - Tu estirpe continuará con David y Amy, por esa parte puedes estar tranquilo. - Cassie le besó con dulzura, la miel de sus labios atraía al dios como si fuese una mosca.

 

        Ares se aburría como una ostra. Le habían dejado solo para controlar la nave; se entretuvo dándole volumen a la pantalla principal, enfocando la mesa donde Khan y Pavel compartían el almuerzo con otros invitados.

   - ¡Aj! ¡Vikingfjord! - Se quejó el ruso de la marca de vodka. - Es sumo de patata... ¿Por qué este chico tenía que ser noruego? Si hubiera nassido mil tressientos sesenta y ocho kilómetros más al Este tendría mejor gusto y beberíamos Russo-Baltique, que le da mil vueltas a esta porquería.

   - ¿En San Petersburgo? - Calculó Khan la distancia de Oslo que su novio había dicho.

   - ¡Ahí nassí yo! Y el “agüita” sabe mejor, te lo aseguro. - Pavel dio otro sorbo a su copa y puso cara de asco.

   - Vodka significa literalmente eso: agüita. - Aclaró Khan a los presentes con una sonrisa.

   - En japonés se dice “wotoka”. - Comentó Sulu. - Y si no te gusta no te lo bebas. No hagas igual que éste con el pescado... - Se echó a reír señalando a Khan. Se había comido el primer plato con sus gestos de repugnancia habituales.

   - Lo prefiero a ese jugo de arross que tú te bebes. - Pavel le sacó la lengua a Sulu.

   - ¿Quieres que le pida una copa de vino de sangre a los amigos de Alex? - El japonés quiso hacer una gracia, al ver la cara de Pavel se arrepintió de sus palabras. - Perdona, lo siento. No quería...

   - ¿Molestarme? - Pavel se puso en pie. - Eso es exactamente lo que pretendías... - Dijo dándose media vuelta y marchándose hacia la mesa de los novios.

   - Fakku! *(joder) – Exclamó Sulu en su lengua. - Lo lamento, Donald... Se me ha escapado.

   - No pasa nada, Hikaru. - Khan le acarició la rodilla por debajo de la mesa. El resto de la tripulación no entendía bien qué estaba ocurriendo. - A Pavel nunca le han gustado demasiado los klingons.

   - Pero si salvó a su pueblo... ¿no le dieron una medalla por eso? - Preguntó el joven alférez Quiroly que a veces hacía de piloto en el Enterprise.

   - Es complicado. - Sulu no quiso aclarar más el asunto. - ¿Qué está haciendo ahora?

 

          Vieron al ruso murmurar algo al oído de Peter, ambos se rieron, el pelirrojo asintió y pareció darle su permiso. Entonces Pavel acudió a la consola del ordenador central más cercana y pulsó la pantalla unas cuantas veces. Una música empezó a sonar por los altavoces. Era alegre, muy animada. Pavel se adentró entre las mesas y propuso con gestos de sus manos que las apartaran para hacer un gran círculo en el centro. Entre su telequinesia y la colaboración de los tripulantes formaron una improvisada pista de baile. El personal de origen hispano, con Quiroly a la cabeza, había reconocido la melodía y todos se levantaron a bailar cuando el cantante comenzaba así la letra...

   - "¿Dónde estás, dónde estás... Yolanda?"

     Pavel venía ahora, moviendo las caderas y agitando los hombros, hacia la mesa donde Sulu y Khan le miraban completamente ruborizados.

   - So mnoy! Dabai, dabai! *(Conmigo... vamos, vamos) – Les animó. Solamente el moreno consintió en acompañarle. - ¡Ah, Hikaru! ¡Siempre tan serio! - Volvió a sacarle la lengua, ya tenía la mano de su novio en la cintura y con gusto iniciaron su danza ante los ojos sonrientes del japonés.

    Khan le llevaba como el gran bailarín que es, Pavel sólo tenía que dejarse ir, las manos de su novio hacían el resto. Sus miradas se cruzaban con amor, aguamarina y azul hielo siempre unidos, siempre juntos.

   - Ay, moy Yolanda! - Le llamó Pavel entre risas. - Niet! ¡No me des tantas vueltas... he bebido mucho!

   - ¡Cállate, brujo...! - El moreno le giraba el cuerpo empujando la cintura, sosteniendo la mano izquierda de Pavel en alto con su brazo, mostrándole los hoyuelos en una eterna sonrisa. - Ya tebya lyublyu, moy choknutyy! *(Te quiero, chiflado mío)

    Sus uniformes, rojo y azul, se mezclaban ante los ojos de los presentes al girar uno sobre otro con rapidez, dejando la impresión de una estela violeta en las retinas. Sulu se les quedó mirando embobado. ¿Cómo podía quererles tanto?

   - Mi rosa y mi violeta... - Murmuró. Ya sabía qué flor era Khan. Como experto jardinero se propuso cuidar de ambas de por vida.

 

      La canción terminó y algo más lento sonó para que los nuevos esposos pudieran bailar bien pegados el uno al otro. Ni el ingeniero jefe ni el oficial científico abandonaron la pista. Se envolvieron en un abrazo y se besaron, ignorando todo lo que les rodeaba.

       Uno de los klingons se acercó a la mesa de Sulu; tomando asiento junto a él, ya que la silla de Pavel estaba vacía, le dirigió la palabra.

   - Me alegra ver que ese loco de Chekov ha sentado la cabeza. - Susurró al oído del japonés. - Le conocí hace años en Kronos, estaba más flaco que el palo de una escoba y se mezclaba con...

   - ¡Silencio! - Le interrumpió el capitán con toda su autoridad. - Si fuiste uno de los que tuvo relaciones con él no quiero saberlo, y sería mejor que te largaras...

   - ¿Qué? ¡No! ¡Yo jamás...! - El klingon pareció ofenderse. - ¡No soy un p'tak! *(marica) – Sacudió la cabeza negándolo. - Pero sé algunas cosas sobre él que le pondrían los pelos de punta, capitán. Ese hombre estaba muy mal, algo le corroía por dentro.

   - Ha cambiado, dejémoslo ahí. - Sulu le sirvió una copa de sake al klingon. - Por cierto, si tiene algo en contra de los “p'tak” como usted les llama... ¿qué coño hace en esta boda?

   - Nada en contra, señor Sulu. Simplemente es algo que no me va... - El hombre bebió su trago con gusto y le ofreció la mano con una sonrisa. - ¡Paz, hermano!

   - ¡Paz! - El japonés hizo una reverencia con su cabeza y estrechó aquella enorme mano klingon devolviéndole el gesto.

 

      La alférez Milla besaba a su pareja sentada sobre su regazo al otro lado de la mesa. Los dos estaban muy contentos de estar juntos, disfrutando de cada minuto que podían compartir.

   - He pedido el traslado a tu nave. - La morena esperaba una sonrisa, se encontró con un par de cejas levantadas y unos ojos azules abiertos como platos.

   - ¿Qué? ¿Tú? ¿En el Excelsior? - Nichols no daba crédito, su peor pesadilla se hacía realidad.

   - Sí, Steve... creí que te gustaría la idea. - Milla empezaba a mosquearse. Aquella no era la reacción que buscaba.

   - ¡Oh, sí... claro! - El teniente la besó para disimular, ahora tendría a su novia veinticuatro horas pegada a su trasero. - Se acabó la libertad... - Pensó para sí. - Con veinticinco años y prácticamente casado.

   - Compartiré el camarote con Chelsea... ¡Será genial! Como cuando estudiábamos juntas... - Rió feliz Milla.

   - ¿No dormirás conmigo? - Steve se sorprendió.

   - ¡No soy tu mujer, idiota!- Le recordó ella dándole una colleja en la nuca.

   - Tal vez tenga que arreglar eso... - El moreno de ojos azules la volvió a besar, en el fondo estaba encantado de tenerla para él. - Te quiero Milla. - Le dijo con total honestidad. - Te quiero tanto que a veces me asusta...

   - ¡Los hombres y vuestro miedo al compromiso! - Rió la morena, sabía perfectamente qué era lo que asustaba a su novio.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar, no sabéis lo importante que es para mí que lo hagáis.

Hoy podría colgar mil imágenes, que si recuerdos de la boda...

http://www.casimages.es/i/140803095601961145.jpg.html

http://i01.i.aliimg.com/img/pb/620/376/381/381376620_568.jpg

La tarta, las flores, los anillos...

https://celebrationcakesmex.files.wordpress.com/2013/06/sex-city-cake-620ac052610.jpg?w=602&h=911

http://cdn0.bodas.com.mx/usr/1/5/2/8/cfb_149619.jpg

http://img.loquenosabias.com/actualidad/2011/07/01/ramos-de-novia-en-cascada6.jpg

http://anillos-de-boda.com.ar/archivos/imagenes/anillos-de-bodas-2013.jpg

Pero he querido hacer un homenaje a tod@s los fans de Sherlock que sé que habrán reconocido la escena. ¡Yolanda!

http://www.youtube.com/watch?v=ZOWqQsOwzjw

P.D.: Gracias Milla por todos los enlaces que has ido colgando en tus comentarios en la web de Amor Yaoi.


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