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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Sulu atiende la llamada de Jim en el puente, la misión que el almirante Jackson le ha encomendado deja al capitán japonés y a su oficial científico algo preocupados.


Tras una charla en familia con Jim, dentro del despacho de Sulu, éste hará uso de sus privilegios cumpleañeros delante de sus amigos Peter y Alex.

 

Los limpiabotas

 

 

                                                                                                   A pesar de ser su cumpleaños, el capitán del Enterprise tenía que atender sus obligaciones. Dejó a Pavel terminando de colocar la ropa en el armario y se llevó a su oficial científico al puente. Nada más sentarse en la silla de mando la nueva teniente de comunicaciones le informó de la llamada procedente del Cuartel General.

   - Páselo a la pantalla principal, teniente... - Sulu no recordaba el apellido.

   - Sjare, señor. Teniente Becky Sjare. - Se presentó.

   - ¿De origen japonés, teniente? - Quiso saber su capitán.

   - Tal vez, no sé. Mi familia es de Alberta, en Canadá. No tengo mucha idea de dónde viene el apellido. - Respondió la morena de pelo corto con una radiante sonrisa, pasando la llamada al monitor. - Es el capitán Kirk, señor. Deseaba hablar con usted.

       La cara del rubio, sonriente y barbudo, apareció ante sus ojos.

   - ¡Feliz cumpleaños, colega! - Fue lo primero que le dijo. - ¿Cómo te han caído esos cuarenta?

   - Lo llevo bien. Gracias, Jim. - Respondió Sulu con una franca sonrisa.

   - ¿Y mi niño ruso? ¿Y Peter? - Sus ojos adquirieron cierta sombra de preocupación. - ¿Cómo están?

   - Totalmente repuestos, no fue nada más que un susto. - Entendió que sus informes habían llegado correctamente a la división de Inteligencia de la Flota.

   - ¿Anda el teniente Black por ahí? - Se asomaba tratando de adivinar si el uniforme azul del fondo le pertenecía a Khan.

   - Aquí estoy, Jim. - Se acercó el moreno a saludar. - ¿Cómo va todo en la Tierra?

   - Bien, muy bien... - Sabía que le preguntaba más que nada por Amy. - Anda en clase, con su hermano. Bueno, no en la misma aula. Spock se ha encargado de que no les pongan juntos. ¡El muy bobo cree que así los podrá tener más controlados! ¿No es tierno, mi t'hy'la? - Se rió a su costa. Desabrochándose la chaqueta gris les miró con severidad. - Ando algo presionado por aquí, Donald. El almirante Jackson no es ningún tonto, no sé si me explico.

   - ¿Qué quieres que haga, Jim? - Le consultó Khan, pues entendía perfectamente lo que le estaba diciendo.

   - No asomes demasiado, Don. Ya me comprendes. Hay que ir despacio y con cuidado. - Entre líneas le estaba aconsejando que no destacase en el Enterprise y fuera discreto.

   - ¿Algún problema con Paul? - Preguntó Sulu directamente.

   - No, por el momento. - Acabó por quitarse la chaqueta, su tejido de punto le daba mucho calor. - Me ha encargado investigar sobre Talos IV.

      Khan y Sulu se quedaron un segundo mirándose uno a otro con cara de asombro.

   - Pero Jim... - Balbuceó el japonés. - Ese planeta está en cuarentena, no podemos acercarnos.

   - ¡Ni lo pretendo, amigo! - Exclamó rascándose el escaso vello del pecho. A la camisa que llevaba también le faltaban un par de botones. - Envíame todos los datos que pudisteis recabar, yo me ocuparé del resto.

   - Así lo haré. - Asintió el japonés. - ¿Quieres esperar y llamo a los chicos para que hablen contigo?

   - Pásame mejor a tu despacho y que vayan allí los tres. - Jim no dejaba de rascarse, empezaba a pensar que la tela de su chaqueta le daba alergia.

   - En un minuto te vemos. - Sulu giró la silla para mirar a la teniente Sjare. - Por favor, transfiera la llamada al despacho de Capitán. Donald... - Le tomó la mano al levantarse. - Avisa a Pavel, que traiga a Peter y a Alex.

   - Ya lo he hecho, están en camino. - Le había transmitido a su novio toda la conversación a través de su vínculo.

   - Quiroly... - Sulu salía ya con Khan hacia el turboascensor, - ...queda usted al mando, alférez.

   - Sí, señor. - El joven se levantó del puesto de navegante para sentarse orgulloso en la silla de capitán.

 

                             El despacho de Sulu, que antes fuera de Jim, se vio algo abarrotado con la presencia de los cinco en torno al monitor sobre la mesa. Las risas y alguna que otra lágrima hicieron acto de presencia, así como las parrafadas interminables de ambos Kirk, tío y sobrino, tan emocionados por verse y poder charlar un rato.

   - Si no dejas de rascarte se te va a levantar la piel. - Advirtió Alex a su tío político. - Te recomiendo que hidrates esa zona, y ve al dermatólogo. No puedo estar muy seguro desde aquí pero creo que tienes una reacción alérgica a algo que has tocado.

   - Es la maldita chaqueta, cariño. - Murmuró Jim tratando de obedecer y dejar de rascarse. - ¡Pica cuando sudo, y me hace sudar todo el tiempo!

   - Te iba mejor el jersey amarillo... ¿Lo echas de menos? - Sulu lamentaba que su colega hubiese tenido que quedarse en la Tierra, sabía lo mucho que le agradaba viajar por el espacio.

   - Las cosas están bien como están, Sulu. Mis hijos me necesitan aquí. - Jim estaba contento con la situación. - ¡Tú cuida de mi nave, de mis sobrinos y de ese genio idiota! - Sonrió señalando a su niño ruso.

   - ¿De mí no? - Protestó Khan.

   - Tú cuidas de todos. - Respondió Jim con lágrimas otra vez en los ojos. - ¡Ah, os quiero pandilla!

   - ¡Anda, sí! Corta la comunicación y échate crema... - Alex sabía que el tío Jim se pondría a llorar, más que nada porque Peter era ya un mar de lágrimas echado sobre su hombro; aquello era cosa de familia. - ¡Vamos, mi vida! Tres años pasan volando...

   - Nunca mejor dicho. - Pavel se secó los ojos aguamarina y se dispuso a regresar a su puesto en ingeniería. - Los pasaremos volando...

   - ¿Dónde crees que vas, teniente Chekov? - Le detuvo Sulu, dejándole estupefacto al llamarle así.

   - Pues... - Se volvió para mirarle y se echó a reír, el japonés tenía cara de ir a pedirle otro de sus deseos de cumpleaños. - ¿Qué va a ser esta vess? ¿Quieres que ordene tu despacho? ¿Que limpie tus botas?

      Peter dejó de lloriquear y le miró con curiosidad. ¿A qué veía todo aquello?

   - Es su regalo de cumpleaños. - Aclaró Khan a sus atónitos amigos. - Pavel y yo haremos todo lo que nos pida. Hoy... Sulu es el Rey.

   - Creía que lo era siempre. - Murmuró Alex. Peter le dio un pequeño codazo en las costillas. - Bueno, es el capitán... ¿no?

   - Lo de las botas es una gran idea. - Bromeó el japonés divertido. - ¡Sí, venga! Limpiadlas... los dos. - Dejó caer su trasero sobre la silla y esperó a que sus lindas flores se arrodillaran para lustrarle los zapatos.

   - ¿Dónde hay un cepillo? - Preguntaba Khan ya hincándose ante su amante.

   - ¡Me muero! - Peter no dejaba de reír. - ¡Esto es demasiado!

   - Vamos, mitt mann... *(esposo mío) – El rubio doctor le tomó del brazo para sacarle del despacho. - Dejemos a estos tres con sus jueguecitos.

   - ¡Espera, vikingo! - Se resistía el pelirrojo. - ¿No quieres reírte un rato? Sulu puede ser muy divertido... - Conocía el retorcido sentido del humor de su capitán y sabía apreciarlo. - ¡Ahora son las botas... luego a saber qué les pide!

   - Venga, Pavel... - Le regañaba Sulu plantándole el pie ante las narices. - Supongo que Khan te habrá puesto un pañuelo de los suyos en alguna parte, como suele hacer... Sácatelo de los pantalones y frota con ganas. Escupe, quiero que brille, si hace falta usa la lengua.

      Alex se puso colorado como un tomate y salió disparado de allí, arrastrando a su marido que se descojonaba literalmente por la risa. Atrás quedaban Pavel y Khan restregando ya las botas negras de su capitán; lo hacían con verdadero afán, hasta dejarlas completamente relucientes.

   - Mis preciosas flores – pensó Sulu encantado con su juego, - después de comer os regaré un poco, parecéis algo mustias.

   - ¡Oye, esto empiessa a ser humillante! - Se quejaba Pavel frotando con un pañuelo azul claro que encontró en su bolsillo derecho del pantalón, justo donde Khan lo había guardado aquella mañana. - ¿No vas a pedirnos nada más interesante?

   - Frote y calle, Chekov. - Le reprendió el japonés dándole uno de los famoso capirotazos de McCoy.

   - Yebát! - Protestó en un murmullo.

   - Podría ser peor, cariño. - Khan se reía después de escupir sobre la bota. - Sulu tiene todo el derecho del mundo a ser un poco malo contigo.

   - Con los dos. - Le recordó el japonés tirándole del pelo a su violeta. - Tú tampoco te portaste muy bien conmigo cuando nos conocimos. Pero es cierto, os pediré que hagáis cosas más interesantes...

       El capitán cerró los ojos un momento, se le ocurrían varias ideas, aunque para llevarlas a cabo tendría que esperar unas horas.

 

 

                                                                     Ares, en su habitación de la nave oscura, se reía a mandíbula batiente con la imagen de aquellos dos sumisos y obedientes mortales. Al final el japonés iba a ser su preferido. Alguien llamó a su puerta. El dios de la guerra apagó el monitor antes de permitir la entrada a su hermana.

   - ¡Art! - Exclamó alegre de verla. - ¿Qué te trae por aquí? - Se dejó caer sobre la cama, doblando las piernas para mostrar los torneados muslos, enseñándole lo sexy que podía llegar a ser.

   - Los Kazon están bajo tu protectorado, hermano. - Artemisa se mordió el labio inferior. El marcado trasero de Ares saltaba a la vista. - El enfrentamiento entre ellos y los humanos sería terrible. - Procuró controlarse, no quería terminar abalanzándose sobre él en la cama.

   - Si lo dices por la investigación que Jim lleva a cabo, no creo que haya peligro alguno. - Notando la frialdad en la voz de la diosa, Ares se había sentado al borde del colchón. - Está lejos, en la Tierra. ¿Cómo va a averiguar que Talos IV es uno de los planetas donde los guerreros Oglamar se entrenan? - Se puso en pie y se aproximó a ella, ahora le acariciaba la sonrosada mejilla. - Que Apolo se encargue de su descendiente. De mis fieros guerreros Kazon me ocupo yo.

   - ¿Y qué se supone que debo hacer entonces? - Artemisa cerró los ojos y levantó la barbilla, deseaba ser besada aunque no quería pedirlo.

   - Échale un ojo a Khan y a Pavel, hoy van a tener un día muy duro. - Bromeó reprimiendo la risa y dejando a su hermana con las ganas de sentir sus labios. - ¡Sal de mis dependencias, Art! No quiero que acabemos enredados otra vez. - Mintió haciéndose el indiferente.

   - Está bien, como quieras. Si los Kazon se enfrentan al Enterprise tendrás que decidir de qué lado estás, hermanito. - Le amenazó sucintamente antes de abandonar el dormitorio.

 

         El pueblo Kazon, habitantes del cuadrante Delta, viven en la región alrededor del mundo Ocampa donde el agua es el bien más preciado. Son una raza guerrera y salvaje, más fieros que los Klingons, más territoriales que los Romulanos, más peligrosos que ninguna de las otras razas conocidas por la Federación.

      Cuando los jóvenes kazon llegan a la adolescencia son abandonados en planetas y satélites especialmente adaptados para servirles de entrenamiento. Si logran sobrevivir son aceptados como miembros adultos de su secta. El pueblo Kazon se divide actualmente en más de dieciocho de estas sectas, cada una con su Maje, o cabeza principal. El planeta Talos IV es utilizado por la secta Oglamar, una de las más antiguas. La breve incursión de los miembros del Enterprise allí debió llamarles la atención. Artemisa tenía motivos más que suficientes para estar preocupada.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar... ánimo, me gusta leer vuestras opiniones.

Dejo regalo para la vista, imagen de Jim mostrando el lugar donde le sale la erupción.

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