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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Las Moiras, en la mitología griega, son las tres diosas personificaciones del destino de los hombres.


Fueron conocidas como las Parcas por los romanos, y como las Normas por los vikingos.


Cloto (la hilandera) hila la hebra de la vida con una rueca y un huso. Láquesis (la que echa a suertes) mide con su vara la longitud del hilo. Átropos (la inexorable, la inevitable, literalmente la que no gira) es quien corta el hilo de la vida, elige la forma en que ha de morir cada hombre, seccionando la hebra con sus detestables tijeras cuando llega la hora.


Parece que el hilo de Sulu se ha embrollado un poco.

 

Una broma cruel de las Moiras

 

 

                                                                                          Cuando abrió los ojos se sorprendió gratamente de ver a Alex allí en pie junto a la camilla, controlando las constantes vitales en el monitor sobre su cabeza. El rubio doctor le miró con una sonrisa.

   - ¡Alex! Pero... ¿cuándo te ha sacado McCoy del criotubo? - Le preguntó el japonés atónito.

   - ¿Cómo dices? - El médico se inclinó sobre su capitán y le acarició la frente. - Sulu... dime en qué fecha estelar estamos...

   - ¡Creía que estabas muerto! ¿No dijo Bones que habría que despertar a Khan para obtener el suero de su sangre? - Sintió la mano de Alex apretando la suya.

   - Dime la fecha... - Insistió con gravedad en el rostro.

   - Pues... - El japonés hizo un esfuerzo por recordar, la cabeza le dolía horrores y sentía un mareo que le tenía debilitado, rozando la nausea. - ¡No lo sé...! Creo que 7232.5, no estoy muy seguro. Me duele la cabeza, Alex. ¿Qué ha pasado?

   - Hemos sufrido un ataque, caíste en el puente y te diste con tu silla de mando... - Le explicó.

   - ¿“Mi” silla? - Preguntó aturdido. - ¡No puede ser! ¿Dónde está Jim?

   - En casa, en la Tierra... - Alex buscó algo en los cajones del mueble de enfermería a su espalda. - Sulu... tú eres el capitán.

   - ¡Qué tontería! - Sonrió levantando las cejas. - ¿Es una de tus bromas? ¿Tú y Peter intentáis tomarme el pelo? ¿Dónde está tu novio?

   - ¡Marido! - Le mostró el anillo en su dedo. - Nos casaste... ¿No lo recuerdas? - El médico le colocaba ya el TRC sobre la frente, le haría una exploración cerebral más a fondo. - Después de despertar a Khan y vuestro viajecito al siglo veinte, degradaron a Jim. Ahora es inspector en Inteligencia, con rango de capitán, igual que tú. A ti te dieron el mando del Enterprise.

          La imagen de la tablet que examinaba le ayudó a tener una idea más clara de lo que estaba pasando con la memoria de su capitán.

   - Sulu, tienes un episodio de amnesia retrógrada debido al traumatismo craneal. - Le hablaba con calma, una dulce sonrisa en los labios y la mirada azul tranquilizadora. - No recuerdas nada de lo sucedido en las últimas semanas.

   - ¿Soy el capitán del Enterprise? - Seguía sin poder creerlo, desconfiando del sentido del humor del médico y su novio, el sobrino de Jim. - ¿Seguro que no es una broma?

    - No, Sulu, no es ninguna broma. - Le retiró el aparato de la frente y volvió a cogerle la mano. - Espero que vayas acordándote poco a poco de todo. Tu vida ha cambiado mucho desde la fecha estelar 7232.5. Entonces viajábamos rumbo a Nuevo Vulcano, creo... - No estaba muy seguro, él iba criogenizado.

   - Si estás vivo deduzco que Bones lo consiguió, que despertamos a Khan y... - Se estremeció al pronunciar su nombre de nuevo, no sabía bien el porqué de aquella extraña sensación.

   - Black, teniente Donald Black. - Le corrigió el rubio tapándole los labios con la mano. - Ahora es tu oficial científico, el tercero en la escala de mando de la nave.

   - El Enterprise... - Como oficial de la Flota el japonés pensó en sus obligaciones. - ¿Quién la comanda ahora?

   - Pavel. - Contestó, observando la reacción de su capitán con detenimiento.

   - Claro, mi comandante... - A Sulu simplemente le pareció lógico.

   - Teniente Chekov, - aclaró, - Pavel también fue degradado. - Alex bajó las luces alrededor de la camilla. - Debes descansar, Sulu. Sé que todo esto te tendrá inquieto y preocupado, pero tu cerebro necesita recuperarse y para eso no hay nada como dormir.

   - Pero... ¿y el ataque? Tengo que ir al puente... tengo que... - Intentaba levantarse, su sentido del deber se lo requería.

   - Te pondré un sedante. - Alex no se lo pensó. Tomó el hipospray e inyectó a su amigo en el brazo.

   - Pero... ¡Pavel! - Exclamó pensando si su amada rosa sería capaz de hacerse cargo de una nave de la Flota en estado de alerta roja. - Khan... - Cerró los rasgados ojos con el nombre aún en los labios. ¿Por qué? ¿A qué venía esa sensación en su interior cuando le mencionaba?

 

 

                                                                    Artemisa se echó a llorar. La amnesia de Sulu le pareció una broma demasiado cruel de las Moiras. Volvió la vista hacia Cassandra, la sacerdotisa que tal vez podría consolarla revelándole algo acerca del futuro del japonés. La de los ojos color violeta negó con la cabeza y se encogió de hombros, desconocía las consecuencias de lo que estaba sucediendo en el Enterprise.

   - Hércules, posiciona la nave sobre los humanos en cuanto se reúnan con el Excelsior. - Ordenó Apolo a su piloto. - Les protegeremos a todos de los Kazon si fuera necesario.

   - ¡Un momento! - Intervino Ares levantándose de su puesto de artillero. - ¡No pretenderás que ataquemos a mis valientes guerreros!

   - Sé que el pueblo de Ocampa es de tus favoritos, hermano... - Apolo le miraba con los ojos azules entrecerrados, - ...pero si disparan de nuevo sobre el Enterprise empezarán una guerra y no estoy dispuesto a que eso ocurra.

   - ¿Y qué hay de lo de “no intervenir”? - Le espetó poniéndose en jarras, mirándole con verdadera irritación. - Cuando se trata de proteger a tu descendencia te pasas por las pelotas las indicaciones de Padre, ¿verdad?

   - ¡Basta! - Gritó Artemisa. - ¡No dispararemos sobre los Kazon, Ares! Mis amazonas ya están aquí, ellas se ocuparán. - Dijo señalando el monitor principal de la nave oscura. Seis naves alcanzaban ya al crucero de guerra: tres romulanas y tres klingons.

   - ¡Se trata de impedir la guerra, hermanos! - Apolo se había levantado de su trono dorado, agarraba los brazos de Artemisa y Ares mirándoles con fiereza. - ¡No de demostrar quien de los dos tiene a los más bravos adoradores!

 

 

                                                                     La Excelsior les esperaba con los escudos a máxima potencia, fasers preparados y torpedos cargados en sus tubos lanzadores, todo listo para defender a su nave amiga del ataque alienígena. Kevin Riley había recibido el mensaje de Khan y hecho los deberes.

   - ¡Teniente Nichols, posición de ataque! - Ordenó a su piloto en cuanto detectaron al Enterprise en las proximidades, un crucero de guerra kazon perseguía a sus compañeros. - Alférez Milla, comunique con el capitán Sulu para coordinarnos.

   - Sí, señor. - La muchacha miró a su novio, estaba nerviosa. Nunca se había enfrentado a una situación de peligro tan grave y las luces rojas de la alerta la tenían aturdida. Steve le guiñó un ojo, dándole a entender que todo iría bien.

   - Johnson... - El comandante se dirigió a su jefe de seguridad. - Arma a tus hombres, puede que sea necesario hacer prisioneros o tal vez realizar una incursión en ese crucero enemigo.

   - Estaremos en la sala del transportador, Kevin. - Se despidió del puente el más experimentado camisa roja de toda la Flota Estelar.

   - Otto... - El irlandés pulsaba el botón del comunicador de su silla de mando para hablar con el jefe médico de a bordo. - Ten todo listo ahí abajo en la enfermería... Dios no lo quiera, pero podría haber bajas.

   - Tú procura que no las haya, Kevin. - Le rogó el doctor Oetker temiendo la inminente batalla.

   - Bien Sulu... aquí estoy, viejo amigo. - Murmuró sin quitar el ojo del monitor principal. El Enterprise había salido de velocidad de curvatura y se situaba a su derecha.

      Kevin Riley, irlandés de nacimiento, habitual bebedor y de carácter risueño aunque también rudo y cabezota a la hora de comandar una nave como la Excelsior, palideció al ver la envergadura y el armamento con el que contaba el impresionante crucero de guerra kazon que se les colocó delante.

   - ¡Madre de Dios! - Exclamó perdiendo por un momento la compostura. - ¡Alférez... páseme con Sulu ahora mismo!

   - En pantalla... - Respondió la muchacha con inquietud. La expresión de su comandante no le había dado mucha confianza.

   - ¡Kevin! - Gritó Pavel al verle desde el Enterprise. - ¡Su potenssia de fuego es enorme, sube los escudos al máximo! - Le advirtió sobre los kazon en primer lugar. - Sulu está en la enfermería, un golpe en la cabessa... Estoy al mando. - Continuó poniéndole al corriente.

   - ¿Y qué quiere esa gente, Pavel? Parece que tengan muy malas pulgas... - Kevin le preguntó con franqueza, no sabía qué pensar del ataque de la raza guerrera con la que la Federación nunca había contactado directamente. - ¿Qué diablos les has hecho, eh?

   - Fuimos a Talos IV, no sé qué es lo que tienen allí... no vimos nada, la verdad... Ese planeta es bastante raro, destrossó los sistemas del Enterprise, todos nuestros aparatos se volvieron locos. - Pavel se revolvía en la silla de mando mientras hablaba, aquel no era su puesto natural, estaba incómodo. - Sea lo que sea ese lugar, nuestra visita ha debido molestarles.

   - ¿No has contactado con ellos? - Le miraba y no podía creer que estuviera allí sentado, cuando hacía tan solo unos días, poco más de una semana, que él mismo había sido su silla.

   - No son muy habladores... - Al ruso le tembló el labio inferior, su amante estaba fuera de combate por culpa de un solo disparo del enemigo.

   - ¡Alférez, abra este canal, fuerce la seguridad de su radio subespacial si es necesario, pero que esos kazon nos escuchen! - Le ordenó el irlandés a Milla.

   - Kevin... acabamos de detectar seis naves más con el escáner: tres aves de presa y tres pájaros de presa. - Le informó Pavel esperando verlas de un momento a otro, Khan se lo había transmitido sin necesidad de hablar.

   - ¡Ahí están! - Riley las señaló a su izquierda, se pusieron en formación junto a las naves insignia de la flota.

   - Assetbur y T'rak... - Musitó el ruso. - Paresse que han venido a echarnos una mano.

 

       Milla había abierto el canal de la comunicación entre ambas naves, con lo cual, la general romulana y la canciller klingon se agregaron a la conversación. Ahora el monitor se hallaba dividido en cuatro ventanas; tres pequeñas y una mayor con la imagen de la nave enemiga.

   - Chekov, Riley... - Les nombró Azetbur. - Hemos acudido en su ayuda nada más enterarnos. Nos tienen a su disposición, caballeros.

   - QaleghneS Assetbur! *(es un honor verla, Azetbur) – La saludó Pavel con una inclinación de su cabeza.

   - T'rak, señora mía, me alegra que estén ustedes aquí. - Agradeció Kevin a los romulanos.

   - Soy la general T'rak, me dirijo a la nave kazon. - Habló la morena con autoridad. - Si hay un Maje o Primer Maje ahí le agradecería que accediese a hablar con nosotros. Romulanos y kazons compartimos el cuadrante Delta en paz, saben que no pretendemos un enfrentamiento... mis amigos de la Federación tampoco. Si en algo han podido molestarles...

   - ¡Basta! - Una voz varonil les interrumpió desde el crucero enemigo. - ¿Qué alianzas son estas? ¿Klingons y romulanos junto a la Federación...? ¡Es inaudito! ¿Qué pretenden?

   - ¡La paz, amigo mío...! - Respondió el irlandés con su sonrisa blanca.

   - ¿Quién es usted? Le ruego que se identifique. - Añadió Pavel desde el Enterprise.

          La imagen de Jal Valek apareció en las pantallas de la cuatro naves, la cara de extrañeza del alienígena lo decía todo.

   - Soy Jal Valek, Primer Maje de la secta Oglamar. ¡Y ahora expliquen por qué están ustedes juntos y qué hacía la Flota en Talos IV! - El bravo guerrero cruzó los brazos sobre el pecho y esperó una respuesta.

   - Ay, yebát! *(joder) - Pavel se quedó impactado, el tipo parecía más fiero aún que un klingon... con todas esas marcas en la frente y los pelos tiesos como un león greñudo.

          Riley estaba perplejo, la recia figura del kazon era tan impresionante o más que su crucero de guerra. Mirando de reojo a la ventana donde aparecía Pavel en el monitor, supo que él también estaba asustado. Afortunadamente ni T'rak ni Azetbur dieron muestras de la más mínima impresión. Romulanos y klingons ya habían tenido sus más y sus menos con la raza del planeta Ocampa.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar.

Dejo imagen de Jal Valek extrañado ante la insólita alianza de la que fue testigo: ¿Romulanos y Klingons con la Federación?

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