Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

[Reviews - 264]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

La memoria de Sulu está hecha un queso gruyere: llena de agujeros. ¿Podrán sus flores, con sus dulces aromas y las suaves caricias de sus pétalos, devolver los recuerdos al jardinero japonés?

Jal Valek, el Primer Maje de la secta Oglamar, ha tejido una trama en su mente y ahora pretende llevarla a cabo.

 


La trama del kazon


 


«¿Qué le importa la condena eterna a quien ha encontrado por un segundo lo infinito del goce?»


- Charles Baudelaire -


 


                                                                                               El Primer Maje de la secta Oglamar exigió regresar al cuadrante Delta para negociar, no estaba dispuesto a continuar en desventaja. Amenazándoles con su potencia de fuego, hizo que las naves romulanas y klingons escoltaran al Excelsior y al Enterprise de vuelta hasta su territorio. Allí, más seguro, conversaría con los comandantes de cada especie.


 


             Durante el trayecto Pavel y Khan bajaron un momento a la bahía médica, querían asegurarse de que Sulu se encontraba bien. Dejaron a Peter en el puente de mando y acudieron a visitar a su amante.


   - Chicos, esto va a ser muy duro... - Les advirtió Alex. - El pobre ha perdido la memoria, no recuerda nada desde pusimos rumbo a Nuevo Vulcano para sacar el katra *(alma) de Sarek de la mente de la doctora Carol Marcus. - Miró al ruso a los ojos, sabía que no tardaría en echarse a llorar.


   - Pavel... - Musitó Khan dándole la mano. - Eso significa que no sabe que estoy aquí.


   - Ay, yebát! *(joder) – Pavel cerró los ojos tratando de contener las lágrimas.


   - Lo sabe, yo se lo dije, Donald, le expliqué algo por encima... pero tuve que sedarle porque en cuanto supo que él es el capitán quiso ir al puente. Así que estará algo confuso. - Alex le acarició el brazo, lo cierto es que la peor parte de la fortuita amnesia de Sulu se la llevaba aquel hombre: su regreso había sido borrado de la mente de su amigo.


   - Entiendo, entonces es mejor que entres tú primero, mi vida. - Khan juntó los labios para sonreír a su novio, mostrando sus hoyuelos y asintiendo con la cabeza.


   - Cierto, vayamos poco a poco. - El médico estuvo de acuerdo, abriendo la puerta de la habitación donde descansaba su capitán, empujó ligeramente al ruso hacia el interior. - Pasa Pavel, se está despertando.


        Sulu le sonrió al verle entrar, extendiendo las manos para tomar las suyas.


   - Ay, moy drug *(amigo mío) – Fue a darle un beso en los labios pero el japonés giró el cuello sorprendido, haciendo que la boca se estrellase contra la mejilla.


   - Estoy bien, no te preocupes... - Le dijo acariciando sus rizos. - Oye... ¿cuándo te has cortado el pelo?


   - En mil novesientos ochenta y siete... - Pavel quería aguantarse el llanto, los labios apretados, la barbilla arrugada y cerrando con fuerza los párpados escondiendo el mar que pujaba por salir de sus ojos aguamarina. - Ay, niet...! *(ay, no) ¡No recuerdas nada!


       Estalló en lágrimas, no podía creer que su amante hubiera olvidado todo lo que ocurrió entre ellos en su viaje al pasado... las noches que pasaron juntos, la bala que casi le cuesta la vida, el accidente del helicóptero... ¡todo! Sulu se incorporó un poco en la cama, apoyándose contra el cabecero atrajo a su amigo hacia su pecho.


   - Calma, Pavel... Alex dice que poco a poco recuperaré la memoria. - Intentaba consolarlo, hundiendo los dedos entre los rizos de su amigo, besándolo en la frente como solía hacer.


   - Eso espero, moy drug... - Hipaba, el llanto no le dejaba hablar. - Khan está fuera, ¿quieres verle?


   - Claro, dile que entre. - Sulu se preparó respirando profundamente, algo dentro de su corazón se agitaba cada vez que pensaba en el sobrehumano y quería saber por qué...


     El ruso no se movió, sentado en la cama junto a su amante simplemente cerró los ojos e indicó a Khan que pasara usando el vínculo.


   - Ohayô gozaimasu, ogenki desuka? *(Buenos días, ¿cómo estás?) - Le preguntó el moreno en su lengua con una dulce sonrisa.


    El japonés no respondió, al ver los ojos azul hielo mirándole se quedó sin palabras. Pavel le apretaba la mano, las lágrimas no dejaban de caerle por las mejillas.


   - Hikaru... - Musitó Khan. - Anata... *(cariño)


   - Mi... ¿...violeta? - Estiró el brazo, tratando de llegar hasta él. Aquel nombre de flor, él mismo se lo había otorgado. - Violeta mía... ¡Mi preciosa violeta, ven aquí!


 


       Algunas imágenes acudieron a su mente, como flashes desordenados que le confundían y le aturdieron. Los ojos de Khan sobre su cara, mirándole con infinito amor... y su cuerpo ardiendo, literalmente, con la llamarada que salió del helicóptero al estrellarse... ¡Le había salvado la vida! Sí, se acordó de eso.


       Ahora le tenía junto a él, sentado también a su cama enfrente de Pavel que continuaba con su llanto silencioso. Sulu levantó la mano para rozar aquel pómulo afilado de alabastro, el tacto de su piel le trajo más recuerdos. De repente tiró del jersey azul de Khan, levantándolo hasta la altura del pecho para posar los dedos sobre el tramo de piel donde tenía dibujado el trisquel.


   - "Que no aparezcas en mi tatuaje no significa que no estés dentro de mi corazón..." - Sulu recordó las palabras que Khan le había dicho.


   - Sí, eso es, anata... - Murmuró el moreno tomando su cara entre las manos y dándole un profundo y cálido beso en los labios.


   - Ay, moy drug... lyubimiy moy... *(amor mío) – Pavel se echó sobre ambos para abrazarles. - Os quiero tanto...


 


        Alex les interrumpió, al monitor que controlaba las funciones vitales de Sulu le faltaba poco para echar humo, pitaba como loco por encima de sus cabezas.


   - ¡Eh, eh! ¡Con calma! - Les regañó. - Venga, chicos... dejadle descansar. El capitán tiene que dormir.


   - Pero si me encuentro bien... - Protestó Sulu, sus amantes se estaban levantado de la cama obedeciendo las órdenes del médico. - No me habéis contado nada del ataque alienígena, nos movemos, ¿a dónde vamos? - Preguntó preocupado por la nave y la tripulación a su cargo.


   - Nosotros nos ocupamos de todo ahora, Sulu. - Le respondió Khan. - Tú procura recuperar la memoria, cariño, o tendremos que empezar de cero los tres.


   - No, de sero no, eso nunca... - Pavel se secó los ojos y la nariz con un pañuelo blanco que encontró en el bolsillo derecho de su pantalón.


  - Mis flores, mis dos preciosas flores... - Susurró volviendo a tumbarse. No quería que Alex le pinchase otro de sus sedantes. - ¿Os veré más tarde?


     Ambos asintieron con una sonrisa, el rubio doctor les empujaba fuera de la habitación. Cuando se quedó a solas Sulu se llevó la mano a la cabeza, la zona donde había recibido el golpe tenía un buen chichón. La imagen de unas braguitas blancas de encaje y otras lisas de color malva se dibujó en su mente. Una pícara sonrisa apareció en el rostro. Los recuerdos afloraban poco a poco. Las Moiras tiraban del hilo de su vida, tensándolo para deshacer el embrollo en su memoria.


 


 


                                                                    El crucero de guerra de Jal Valek se disponía a orbitar Talos IV. Las naves romulanas y las klingon le siguieron sin problemas, sus oficiales científicos activaron los sistemas de ocultación evitando así la influencia que el planeta podría ejercer sobre sus aparatos. Sin embargo tanto el Excelsior como el Enterprise sufrieron los efectos de la aproximación al campo de fuerza que protegía ese mundo: todo dejó de funcionar correctamente y el caos se adueñó de ambos buques espaciales.


   - ¡Pavel! ¿Qué está pasando? - El comandante Riley se puso muy nervioso. - Alférez Milla, estabilice la señal... - Le ordenó. La pantalla principal no dejaba de ondular por las interferencias.


   - No te preocupes, Kevin. - El ruso agitaba la cabeza de lado a lado. - Es inútil hasser nada, de todos modos las cosas volverán a la normalidad cuando salgamos de la órbita de Talos IV.


   - Como digas, pero así estamos indefensos. - Kevin anuló la orden a su oficial de comunicaciones con un gesto de su mano.


   - Assetbur y T'rak siguen ahí, no dejarán que los Kasson nos hagan nada. - Estaba seguro de que la klingon y la romulana les protegerían, aunque sus escaners no las detectaran por haberse ocultado. - Oye... extiende el pasillo finger hassia el Enterprise, iré a hablar contigo, no soporto tanta interferenssia... ¡me mareas! - La imagen daba saltos y ondulaba como un televisor viejo y estropeado. - Donald, quedas al mando.


   - Ya ha oído, teniente Nichols. - El comandante miró a su piloto y sonrió. - Engánchenos a la Enterprise. Pavel, voy a recogerte.


 


                        Un pasillo se desplegó como un acordeón desde la cubierta B del Excelsior, extendiéndose poco a poco por el espacio hasta alcanzar la cubierta homóloga de la nave amiga. Una vez sujetos los anclajes y presurizado el finger, las puertas se abrieron y ambos buques quedaron comunicados. El irlandés sonrió al ver acercarse a su amigo, recibió de él un beso en los labios, corto, seco, cerrado, simple gesto de amistad y afecto.


   - ¿Cómo está Sulu? - Le preguntó revolviéndole el flequillo rizado.


   - Se recupera, tiene problemas con la memoria pero está bien. - Pavel sonrió y echó a andar detrás de Kevin.


   - Vayamos a mi despacho. - El comandante caminaba a grandes zancadas. - Me parece que T'rak y Azetbur se iban a teletransportar allí, o eso le entendí a Milla cuando salía del puente para venir a recibirte.


   - De acuerdo, hablemos los cuatro. - El ruso se sintió mejor al tener la compañía de Riley; lo de comandar una nave de la Flota era nuevo para él, la experiencia de su amigo y los consejos de la general romulana y la canciller klingon le vendrían de perlas.


 


 


                                                                           El chico preparaba el uniforme estirándolo con sumo cuidado, tenía dispuestos sobre la mesa el cinturón y la banda de Primer Maje con el bordado de la secta Oglamar, todo listo para vestir a su amado sire que se entrevistaría con aquellos curiosos extranjeros. Jal se le acercó semidesnudo, poniéndole la mano sobre la mejilla le acarició mirándole con ternura.


   - Mi muchacho... hemos esperado mucho tiempo, no puedo postergarlo más. - Le susurró rozando la frente con su aliento. - Hoy te enfrentarás a tu prueba de madurez.


   - ¿Qué? ¿Vas a abandonarme en Talos IV? - Lorah tembló de arriba abajo. Los ojos le brillaron turbios por la emoción del miedo.


   - No irás solo, si mi plan sale bien uno de esos extraños cuidará de ti. - Abrazó al chico y le besó en los labios. - No pienso perderte, eres mi bien más preciado, más que todo el agua de mis aljibes.


 


                 Para ser un kazon, Jal Valek era sumamente inteligente. Había elaborado una trama que pensaba llevar a cabo: al obligar a uno de sus enemigos a cuidar de su sirviente en Talos IV, se aseguraba de que Lorah superase su dura prueba al tiempo que haría que la Federación constatase lo fuertes que eran los de su raza.


       Si el enemigo no sobrevivía, se rendirían alejándose de la zona Ocampa para siempre, igual que todas las razas con las que habían contactado hasta ahora: gorgones, romulanos, klingons... Si quien no sobrevivía era el chico, Jal Valek mataría a todos los humanos del cuadrante Delta para vengarse. No le importaba morir en ese empeño... sin Lorah, su vida ya no tendría sentido.

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por los comentarios.

No os mordáis las uñas, no está bien, se quedan los dedos muy feos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).