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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Spock se queda sin palabras cuando ve aparecer en su despacho al inspector que el Ministerio de Educación le ha enviado.

 

Visita escolar

 

 

                                                                                           La mañana era radiante, con un cielo azul despejado sobre San Francisco y un sol espléndido que calentaba los jardines de la Academia. El inspector dejó el coche en el aparcamiento, los alumnos empezaban a llegar en tropel para acudir a clase.

 

               Un rubio y una morena le llamaron la atención, había algo en ellos que atrajo su mirada. Tal vez la forma de caminar sobre el césped, la chica llevaba los zapatos en la mano, ambos daban sus pasos con una seguridad atípica en los adolescentes. Él soplaba su flequillo para apartarlo de los ojos tan azules, tenía un cuerpo increíble que le hizo desearle nada más verlo. Las muchachas enseguida formaron un corrillo a su alrededor, aquel joven debía tener mucho éxito entre sus compañeras. La morena que le acompañaba, con la melena suelta ondulada, las piernas largas y la figura atlética, no parecía molestarse por las atenciones que las de su género brindaban al chico. No debía ser su novia, más bien una amiga. Un muchacho se les acercó corriendo y les saludó a voz en grito:

   - ¡Eh, Kirk's! ¿Tenéis el trabajo de Historia? Dejad que le eche un ojo antes de entrar a clase... - Les pidió extendiendo la mano para recibir la tableta que el rubio sacaba ya de su mochila.

   - Es Marcus... - Corrigió frunciendo el ceño. - Mi apellido.

   - ¡Qué más da! Vuestro padre es James T. Kirk... ¡No podéis negarlo! Tenéis los mismos puñeteros ojos. - El chico tomó la tablet y leyó con avidez. - ¡Ah, joder! Sacarás sobresaliente, como siempre... - Sonrió.

 

           Si no había oído mal aquellos dos jóvenes debían ser hermanos, los hijos del capitán Kirk, colega suyo que ahora trabajaba en Inteligencia. No le extrañó demasiado, siendo Spock el director del departamento de ciencias era natural que los chicos fuesen estudiantes de la Academia.

 

                Hacía muchos años que no veía al vulcano, desde que renunció a su puesto como científico jefe del proyecto de estudio al sobrehumano criogenizado que, por aquel entonces, custodiaban en los sótanos del edificio principal. Recordó con vergüenza cómo Spock les sorprendió allí mismo y la discusión que le escuchó mantener con Pavel en el pasillo. Esperaba que fuera discreto y no se lo tuviese en cuenta.

   - Hola, buenos días director Spock. Soy el inspector Stanford. - Se presentó como si nada en su despacho.

   - Buenos dí...as... - El vulcano se quedó con los ojos abiertos de par en par, mirándole mientras una sombra verdosa le iba tiñendo las mejillas.

   - Veo que se ha afeitado usted... - Le comentó tomando una silla y sentándose frente a la mesa del director. - Le quedaba bien la perilla, señor Spock. Una lástima.

   - Ha pasado mucho tiempo, Stanford. - Alcanzó a decir. Le miraba y no podía evitar verle en las bochornosas circunstancias en las que le sorprendiera con Pavel.

   - Espero que el suficiente como para que podamos trabajar juntos. - Bajó la mirada, confiando en que sus palabras fueran comprendidas. - El Ministerio de Educación me ha encomendado la inspección de esta escuela, no pude rechazarlo.

   - Lo entiendo, tranquilo. - Spock suspiró, al menos Pavel no se encontraba allí. Eso sí habría sido incómodo.

   - Mi vida ha cambiado mucho. Me divorcié, ¿sabía usted? - Le comentó ya con más calma. - Ahora trato de ser más honesto con mis preferencias sexuales...

   - Eso no es asunto mío, le agradecería que dejase el tema. - Spock volvió a ponerse verdoso. - Cada cual tiene sus gustos, Stanford. Olvidemos el pasado y veamos qué espera Educación de mi labor aquí.

   - Estoy de acuerdo, director. - Abrió su portafolios y sacó unos documentos que mostró al vulcano esparciéndolos sobre su escritorio. - Antes de centrarnos en lo que nos ocupa, ¿sería tan amable de decirme cómo le va al profesor Chekov? No sé nada de él desde hace años, cuando tuvo aquel desafortunado accidente en el que la enfermera Chapel falleció y él se marchó del planeta.

   - Está bien, en una misión en la Enterprise capitaneada por Sulu. - Respondió tomando una tablet y comparando sus resultados académicos con las expectativas del ministerio.

   - Me alegra saberlo. El japonés siempre fue una buena influencia para Pavel. - Sonrió de medio lado. - ¿Están juntos? Quiero decir si son pareja.

   - La curva de notas entre los alumnos de ciencias es más alta que la que ustedes habían previsto. - Cambió de tema, Spock no iba a decir una palabra más sobre aquello.

   - Superar la previsión es algo positivo. - Stanford asintió, la vida privada de su "ex-amo" no era de su incumbencia. - Lo que le preocupa al Ministerio es que no se llegue a los mínimos exigidos. Como verá en esta gráfica...

 

            A aquello siguieron horas de aburrida conversación académica, en las cuales ni el vulcano ni Stanford volvieron a mencionar a Pavel. Tras ello Spock invitó al inspector a ver las aulas con sus propios ojos. Por los pasillos se cruzaron con Nyota que les saludó con una breve sonrisa.

   - ¿Ella lo sabe? - Stanford la miraba alejarse por el corredor camino de su clase de xenolingüística. Su pasado secreto le atormentó por un instante.

   - Nadie sabe nada. - Le tranquilizó Spock. - Jamás he contado lo que vi aquella tarde en el sótano del criotubo.

   - ¿Ni siquiera a su marido, el capitán Kirk? - El inspector se había ruborizado, no esperaba tanta discreción por parte de aquel hombre.

   - Ni siquiera a él. Me limité a prohibirle a Pavel que se acercase a mi hija, no fue necesario que justificase mi decisión. - Le explicó, aunque realmente no tenía necesidad de hacerlo. - Oiga, las cosas han cambiado mucho en todos estos años. Ahora Pavel es parte de mi familia, él y Amy... Bueno, un día Chekov se convertirá en mi yerno.

   - ¡No puedo creerlo! - Exclamó sorprendido. - ¿Lo dice en serio?

   - ¿Qué tiene de raro? - Spock hizo aquella pregunta con cierto cinismo, las maneras de McCoy se le habían contagiado.

   - Siempre he pensado que Chekov era homosexual, por mucho que le gustase dominar a Stacy... ¡Pobrecilla! Cuando supe lo de su muerte, yo... - Sacudió la cabeza con pesadumbre. - Si Pavel está ahora con Sulu, ¿cómo va a acabar siendo el esposo de tu hija, Spock? Y... entre tú y yo... amigo mío, ¿qué hay del superhumano?

   - ¿Amigo? - Al vulcano se le quedó cara de circunstancias al oírle llamarle así. ¿Cuándo habían pasado a tutearse?

   - Sé que tu marido, Pavel y McCoy le sacaron de aquí durante las lluvias que causó la sonda alienígena. - Le susurraba con complicidad. - ¡Vamos! Pavel estaba loco por él, seguro que sabéis dónde se encuentra Khan... ¡Dudo mucho que mi antiguo amo haya sido capaz de separarse de ese engendro!

   - Stanford... - Spock le agarró de un brazo y le empujó contra unas taquillas en el desierto pasillo, - ...no estás en condiciones de hacer preguntas. ¡Olvídate del asunto! De lo contrario te aseguro que mis recuerdos podrían refrescarse... - Le dijo amenazante.

   - ¡Claro! ¡Lo siento! - Se disculpó aterrado. Los ojos negros del vulcano y la fuerza de su mano le hicieron sentir pavor. - No diré una palabra, sé que tú tampoco.

      Cerraron el acuerdo tácito con una mirada y una leve inclinación de sus cabezas. Spock abrió la puerta del aula contigua y le cedió el paso entrando tras él.

   - Chicos, éste es el inspector Stanford, del Ministerio de Educación. - Saludó al profesor de química que se apartó del estrado dejándoles sitio. - Con su permiso, señor Mallory, el inspector ha venido para hacer unas preguntas.

   - No os pongáis nerviosos, muchachos... No es ningún examen. - Sonrió el funcionario tomando la palabra. - A ver... tú, el rubio del flequillo. - Dijo señalando a David. - Sal a la pizarra y formula algo para mí. Cualquier cosa, lo que sea... Solamente quiero comprobar que no estáis perdiendo el tiempo por aquí.

   - Sí, señor. - David se levantó, pasó junto a Spock y recibió una ligera caricia en la nuca al hacerlo. - ¿Cualquier cosa? ¿Qué le parece la composición de los cristales de dilitio y su utilización a bordo de una nave estelar?

   - Terriblemente adecuado, chico. - Murmuró el inspector sentándose sobre el escritorio del profesor Mallory y cruzándose de brazos para ver el encerado.

       A Spock no le gustó nada observar cómo el viejo verde de Stanford devoraba el trasero de David mientras él escribía con su marcador en la pizarra transparente.

   - Es suficiente. - Le interrumpió quitándole el rotulador de la mano. - Siéntate en tu pupitre, cielo. Lo has hecho muy bien.

   - ¡Vaya! - Alzó la voz Stanford poniéndose en pie. - ¡Pero qué tarde se me ha hecho! - Había captado la mirada recriminatoria del vulcano y sintió que era hora de desaparecer. - He de irme, esta tarde tengo que visitar otros dos institutos.

   - Cuídese, inspector. - Le despidió Spock abriéndole la puerta del aula. El brillo de su oscura mirada iba cargado de amenazas.

 

             Una vez se hubo marchado Stanford, el vulcano esperó en el pasillo a que sonase el timbre anunciando el fin de las clases. Cuando vio salir a David por la puerta le tomó del brazo y lo llevó aparte de sus compañeros.

   - Cariño... - Le habló en un susurro. - Mantente alejado de ese inspector. - Le advirtió con seriedad.

   - ¡Pero... si no le conozco! - El chico no comprendía a qué venía aquello.

   - Si Stanford se te acerca alguna vez, dímelo. No te lo calles. - Levantó la mano y le acarició la mejilla con ternura. - Ese tipo es un pervertido. Parece que se ha fijado en ti y eso me preocupa.

   - ¿Un pervertido? - La sonrisa torcida se le dibujó en la boca. - De acuerdo, Spock. Si le veo merodeando a mi alrededor te lo diré. - Le prometió medio en serio medio en broma.

   - David, no quiero que tengas ningún contacto con él. - La voz grave y los ojos negros atravesándole el alma le dejaron clara la advertencia. - ¿Lo has entendido?

   - ¡Recibido, señor! ¡Alto y claro! - Bromeó sonriéndole y dándole el saludo militar.

   - Anda, ve a buscar a tu hermana y esperadme en el aparcamiento. - Spock apartó el flequillo de la frente del muchacho para besarla. - Recojo mis cosas y os llevo a casa.

 

          A David le pareció tierno que el esposo de su padre se preocupara de aquel modo por él, pero considerando lo que había visto del inspector Stanford no pudo evitar reírse. ¿Qué clase de pervertido podía ser aquel hombre de unos cincuenta y tantos años, dedicado a la ciencia y a la educación? ¿Le gustarían los muchachos? ¿Qué importaba eso? David nunca había estado con nadie de su propio sexo... no sentía ninguna atracción por los hombres. El hecho de plantearse algo así le hizo reír a carcajadas.

   - ¿Se puede saber de qué te ríes, idiota? - Le preguntaba su hermana tirándole de la mochila.

   - Amy... - Le dijo acariciándole la oreja que le asomaba entre el pelo suelto. - ¿Tú me ves teniendo un lío con un tío? ¿Crees que tengo pinta de homosexual?

   - ¡Qué chorradas dices! - La chica le empujó, como siempre controlando la fuerza, aún así David acabó dándose con las taquillas. - ¡Eres un Kirk! Tarde o temprano caerás... - Ahora la que se carcajeaba era ella.

       El chico se quejó del hombro, el golpe le había dolido. Pensando en las palabras de su hermana empezó a preguntarse si tal vez tendría razón. Todo el mundo le decía que era clavado a su padre y sabía que Jim nunca había tenido relaciones con nadie de su propio sexo hasta que conoció a Spock... y se enamoró de él. ¿Le ocurriría a él lo mismo? ¿Con la edad cambiarían sus gustos? De momento solamente podía pensar en Natalie y su precioso cuerpo de redondeadas formas. La única con la que había estado... además de su propia hermana, cosa que procuraba olvidar y que había jurado no volver a repetir.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar. Vuestra colaboración es importante, me inspiran vuestras ideas.

Dejo imagen de los hermanitos Kirk, espero que reconozcáis a los actores.

http://www.casimages.es/i/140820100612436567.jpg.html


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