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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Ataviados con sus mejores trajes todos y todas se dispusieron a disfrutar de la mejor cocina que la Federación podía ofrecer en aquella lejana Base Estelar de la Flota.


La cena de gala dio comienzo con un emotivo discurso de la Procónsul T'rak pero... ¿cómo terminaría?

 

Cena de gala

 

 

                                                                                                 La última planta de la Base Estelar XXIII era un enorme restaurante preparado para recibir a decenas de comensales provenientes de cualquier punto de la Galaxia, donde sus gustos culinarios, fueran cuales fuesen, serían satisfechos.

            No es que todas las Bases Estelares de la Federación no dispusieran de algo similar, en mayor o menor medida estaban preparadas para alojar y alimentar a los viajeros que transitaban por ellas, es que simplemente, aquel punto tan alejado de la Tierra, contaba con el mejor ambiente y los mejores chefs. Khan estuvo encantado de poder elegir el menú que tomaría dos horas antes de la cena.

   - ¿Carne... o pescado? - Realmente parecía estar pensándoselo.

   - Si eliges pescado Sulu te abrirá la cabessa a golpes. - El argumento de Pavel era indiscutible.

   - Tienes razón, mejor carne. - Mientras Pavel terminaba de vestirse, Khan marcó su opción en la tablet y pulsó el botón de enviar. - Y hablando de Sulu, ¿dónde está? Llegaremos tarde.

   - Puede que viendo a Jim. - Respondió el ruso encogiéndose de hombros y empezando de nuevo con el nudo de su corbata.

   - No... - La puerta del camarote se había abierto y el rubio asomaba la cabeza. - Aún no le he visto. Así que compartís el cuarto, ¿eh? Os ha venido bien mi colchón “kling-size”... ¡Kermit!

      Jim se lanzó a la cómoda por el muñeco de Pavel y se lo acercó a la nariz.

   - Lo sé, huele raro... tengo que lavarlo. - El ruso se lo quitó de las manos frunciendo el ceño.

   - Jal la estuvo tocando. - Explicó Sulu entrando al camarote. - Hola Jim, siento haberme entretenido. - Apenas le miró pasando al cuarto de baño. - Voy a darme una ducha.

   - ¡Sulu! - Le llamó el rubio, esperaba al menos un abrazo. - ¡Eh...! ¿Qué le pasa? - Preguntó girándose hacia Pavel.

   - Ni idea, no podemos leer su mente, Jim. - El ruso volvió a encogerse de hombros y dejó que Jim le anudase la dichosa corbata.

   - Ha recibido unos documentos de París y habrá llamado a Selene. - Murmuró Khan.

      Los tres se miraron en silencio. Al otro lado de la puerta del baño se escuchó correr el agua de la ducha. Pronto se oyeron unos gritos.

   - ¡Pelos y más pelos rizados atascando el sumidero...! ¡Me tienes harto Pavel! ¿Por qué nunca cuelgas la toalla en su lugar? ¿Por qué tienen que estar tus calzoncillos en el suelo? ¿Sabes lo que es esta cesta verdad? - Pateó el canasto de la ropa sucia volcándolo, todo quedó desperdigado por todas partes.

   - Os veré luego en la cena... - Jim se aguantó la risa y desapareció tras la puerta.

  - ¡No la tomes conmigo! - Gritó el ruso haciendo un puchero.

      El japonés abrió y miró a Pavel con cara de auténtico enojo. Khan se le acercó y le abrazó, prácticamente a la fuerza, obligándolo a hundir la cabeza en su pecho.

   - Anata *(cariño), yo limpiaré el aseo si quieres. - Se ofreció el moreno. - No te irrites, anda... dúchate y ponte guapo, que vamos justos de tiempo. ¿Has elegido tu menú?

   - Lo ha anulado, Khan... - Se desahogó apretándose contra él. - Como si nunca hubiera pasado, así, de un plumazo. Basándose en que nunca renuncié verdaderamente al sintoísmo... ¡Pero si no soy practicante!

   - Es lo bueno de los católicos, hassen y desshasen a su antojo. - Se mofó Pavel. - Puedes pecar lo que quieras, te confiesas, te castigas un poco y listo: tu alma está limpia para empessar otra vess.

   - ¡Habla con más respeto, imbécil! Tu padre era católico... - Le regañó Sulu.

   - ¡De rito bissantino! - Le corrigió el ruso con el dedo índice levantado.

   - Es lo mismo. - Sulu no veía diferencia.

   - Niet. Se persignaba al revés. - Soltó quedándose tan ancho.

   - Y tú, Pavel... ¿cuáles son tus creencias? - Khan quería, más que nada, desviar la atención, hacerle olvidar a su anata el hecho de que su matrimonio había sido borrado.

   - Yo creo en Dionisio... en el poder del vino... en el sexo y sí, también en el amor. - Sonrió y empezó a enumerar contándose los dedos de las manos. - Además creo en ti y en Sulu, en Jim, en Spock, en Amy... por supuesto... en Bones, en Peter y en Alex, en Kevin...

   - ¡Cállate y dame un abrazo, idiota! - Le exigió el japonés ya con una sonrisa en los labios.

   - Demora siempre será tu hijita, moy drug... ningún Papa podría anular eso. - Susurró a su cuello notando cómo se le erizaba el vello al japonés.

   - Oye Khan... - Sulu se separó unos centímetros de Pavel para mirar a su violeta. - ¿Y tú? ¿Cuáles son tus creencias?

     El moreno acababa de anudarse la pajarita y mientras se ponía la chaqueta respondió.

   - Yo creo en la ciencia. - Los dos le clavaron los ojos totalmente abiertos. - No me miréis así, si existo es gracias a ella. Oh, y también creo en la crueldad del género humano, en la violencia, el dolor, la sangre y la muerte. Claro que eso no tiene ningún mérito: tuve una educación muy estricta. ¿Podemos irnos de una vez a cenar? He pedido asado de ternera y me muero de hambre.

      Pavel y Sulu se quedaron mudos ante sus palabras. Puede que su ironía necesitara pulirse un poco, pero su flema británica le rebosaba por los cuatro costados.

 

 

                                  Todos estaban realmente guapos, verdaderamente elegantes, sentados de cuatro en cuatro en sus pequeñas mesas vestidas con manteles blancos. La Procónsul T'rak abrió la celebración con un breve discurso acerca de los logros que esperaban a Rómulo y a la Federación tras su nueva unión. Bajó de la tribuna entre aplausos y reverencias, con su precioso vestido de seda color marfil les dejó a todos boquiabiertos. Se sentó a su mesa con la compañía del Contralmirante a cargo de la Base Estelar, el Embajador Talbot y su querida y hermosa Gran Canciller Azetbur.

         Desde la mesa contigua Jim le sonreía, sentado junto a Khan, frente a Pavel y Sulu. El japonés seguía con su mirada triste y el rubio intentó hacerle reír.

   - ¿Sabes qué le dice un peregrino bajorano a un klingon? - Le susurró con su boca torcida. - "Vosotros no sabéis hacer el amor, solamente la guerra". Y el klingon le responde...

   - ...al menos yo sé hacer una de las dos cosas. - Terminó Sulu el viejo chiste, que dicho sea de paso, nunca le había hecho gracia.

   - No lo pillo... - Comentó Khan.

   - Los peregrinos bajoranos son castos, sélibes... se supone que nunca han practicado el sexo. - Le explicó Pavel.

   - ¡Ah, venga...! ¡Sulu, amigo, se supone que esto es una fiesta! - Protestó el capitán Kirk ante la seriedad de su colega.

   - Tienes razón, Jim. - Le sonrió. - ¡Brindemos por la paz! - Dijo levantando una copa con líquido incoloro y dándole un buen sorbo.

   - Niet! ¡Es mi vodka! - Le advirtió Pavel.

      Pero era demasiado tarde. El japonés escupió el líquido de nuevo dentro del vaso y puso la cara de Khan al comer pescado. Los otros tres se echaron a reír al verle. Sulu levantó la mano y un camarero se les acercó.

   - Por favor, retire esta copa y tráiganos otro vodka y un vaso de sake. Gracias.

   - Whisky para mí y ¿Jim? - Añadió Khan. Viendo cómo su amigo asentía, sonrió. - Que sean dos.

 

            Charlaron durante la cena sobre sus aventuras en el Enterprise, el peligro que corrieron en Talos IV, el susto que se llevaron cuando vieron aparecer el enorme crucero de guerra de Jal Valek y rieron cuando Sulu comentó que ese hombre lo tenía todo tremendamente grande.

      Jim les narró su viaje hasta Rómulo y cómo St. John se reveló como el gran diplomático que es a la hora de ganarse al emperador romulano para la causa de la Federación. Desde la mesa de al lado le vio sonreír con sus ojos grises, el rubio estuvo encantado de otorgarle el nombre de amigo.

      A los postres Peter y Alex acercaron sus sillas a la mesa y el pelirrojo se dedicó a sacarles fotos a todos. Dijo que se las enviaría a Amy para que viese lo guapos que estaban con sus trajes de gala sus dos t'hy'la. Aquello hizo que una sombra se cruzara por la mirada de Sulu, pero solamente durante un segundo, enseguida volvió a sonreír y posó con Pavel para la cámara.

   - Hay algo que Amy me dijo hará unos días... - Murmuró Jim mirándose los zapatos. - Ella... bueno, dice que no cree que viva con vosotros cuando regreséis a la Tierra.

   - ¿Qué dices, tío Jim? - Peter se sorprendió con aquella revelación. - Mi prima está unida a estos dos... - Palmeaba la espalda de Khan, sentado a su lado.

   - Eso es cierto, Pete, pero Amy es bastante especial. - Reconoció Alex.

   - En el fondo tiene toda la razón, tu prima no tendrá más de veinte años cuando acabéis la misión. Pavel, tú ya habrás cumplido los treinta y ocho, y tú los treinta y nueve... - Acarició la mejilla de Khan con ternura. - ¡No vamos a contar los más de trescientos años que estuviste durmiendo! - Soltó una breve carcajada. - Y luego estás tú, Sulu... - Le miraba con los ojos azules brillantes de cariño hacia él. - Amy dice que estos dos te aman de un modo en que nunca la amarán a ella. Lo sabe y no quiere separaros. Ella te quiere mucho.

   - El amor tiene tantos matices, Jim... - Respondió el japonés. - Infinitos en realidad. Quiero a Amy, tú lo sabes. Te considero como a un hermano y a ella como si fuera mi sobrina. ¡La he visto crecer! Sé que es complicado pero si su destino es estar con Donald y con Pavel yo... lo entenderé.

   - Nunca te abandonaremos, Hikaru. - Khan estiró la mano por encima de la mesa hasta cogerle la suya. - Ni permitiríamos que tú nos abandonaras, así que olvídate de hacer una de tus retiradas...

   - ¿Retiradas? - Preguntó Sulu frunciendo el ceño.

   - Cuando te fuiste del apartamento, por ejemplo... - Le respondió el ruso.

   - Lo hice porque me estabas haciendo daño, Pavel. - Se justificó el japonés.

   - El pasado no volverá a repetirse y lo que nos depare el futuro será bienvenido. - Sentenció Khan.

   - Como sea, amigo, mi hija nunca os separará. Lo más probable es que se aliste en la Flota y viaje por toda la Galaxia... - Jim se echó atrás en la silla y sonrió. - ¡Quiere ser piloto! Y eso, Sulu, es culpa tuya... ¡Tú la aficionaste a la velocidad y el peligro! Ama la libertad sobre todas las cosas... En eso se parece un poco a mi padre, creo; por lo que Pike, mi hermano y mi madre me contaron era imposible mantener a aquel hombre atado a un lugar más de un año.

   - ¿Tu padre era amigo de Chris Pike? - Khan se estremeció al oír aquel nombre, pronunciarlo casi le hizo llorar.

   - ¡Oh, siento haberle mencionado...! - En sus ojos de hielo vio el dolor que sentía su alma. - Cariño yo... no te culpo, ya no.

      Jim acarició la nuca de Khan y le acercó la cara para darle un beso en la mejilla.

   - Lo lamento Jim... yo... Siento mucho... - El sobrehumano no sabía cómo pedir disculpas.

   - ¡Deja ya el tema, lyubimiy moy...! *(amor mío) No te tortures más. - Pavel cerró los ojos y una lágrima cayó por su pómulo.

   - Tú no sabías que él estaba allí, no podías saber lo que significaba ese hombre para mis tíos... - Peter le frotaba la espalda mientras hablaba.

   - Entonces ibas a por Marcus, él tenía a tu tripulación. - Alex conocía bien la historia y sabía que Khan había obrado como creía que tenía que hacer. - Marcus utilizó al Enterprise para empezar una guerra contra los klingons, sin importarle nada las vidas de...

   - ¡Ya está bien! - Pavel golpeó la mesa con la gran palma de su mano. - Yebát! *(joder) – Se levantó y salió de la sala de ceremonias hacia el pasillo, necesitaba respirar.

   - Alex, Marcus no deja de ser el abuelo de mi primo... - Musitó Peter mirando a Khan de reojo.

   - Cielo, tenemos una familia de lo más complicada. - Jim le echó el brazo por encima a su sobrino. - Venga, id con él... - Les dijo a Khan y a Sulu.

   - No, es mejor dejarle un rato solo. - El japonés se frotó la espalda, aún le dolía el golpe que se había llevado contra los arbustos al tratar de consolar a Pavel cuando estaba fuera de sí. - Se le pasará.

   - Alexander Marcus se ganó a pulso lo que le hice. Sobre Pike... - Bajó la vista un momento, de sus ojos se escapó una lágrima. - Nunca me arrepentiré lo suficiente... Igual le ocurre a Pavel con lo de Christine. - Khan miró a lo lejos, tras el cristal vio a su novio soltarse el nudo de la corbata. El sobrehumano levantó su copa y empujó el contenido por la garganta. - Tú te arrepientes de haber dejado a Pavel solo, anata... Y tú, Jim, de haber permitido que me congelaran... No digas nada, lo sé. Todos cargamos con nuestra parte de culpa.

   - Sí, desde luego somos una familia complicada. - Aseguró Alex con tristeza. - Pero nos queremos y eso hace que perdonemos nuestros errores y nuestras faltas.

 

         El médico habló con el corazón. Sabía lo que Khan había hecho en el pasado y aún así no podía dejar de quererle. Aquel hombre, con su extraordinaria sangre, le había salvado la vida a Jim, a él, a Peter y a Pavel en Talos IV, a Sulu en la Tierra del pasado... y en los años que les quedaban por delante de misión seguramente le deberían la vida todos en más de una ocasión. Khan era de esa clase de hombres.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar.

Dejo imagen de los chicos en la cena.

http://www.casimages.es/i/140826075315893377.jpg.html

Si veis que Pavel y Sulu cambian de traje... es que la foto salió movida.

Jajaja.


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