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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

La venganza es una de las pasiones más bajas de la humanidad. Caer ante ella nos convierte exactamente en la misma clase de animal que nuestros enemigos... pero ¿quién cree que no es un animal? Todos lo somos, no debemos olvidarlo.

 

Ojo por ojo

 

 

 

«Pero si hubiera algún otro daño, entonces pondrás como castigo, vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe...»

- Exodo 21-23. Antiguo Testamento. -

 

 

                                                                                          Desde hacía meses Carol observaba con cierta desconfianza a todos los vulcanos que la rodeaban. Las noticias sobre bombas estallando frente al Cuartel General en la Tierra, donde afortunadamente nadie resultó herido de gravedad, en las instituciones principales de Rómulo y Kronos, en la embajada de Nuevo Vulcano en París y otros puntos estratégicos de la Federación que la nueva Alianza Rebelde intentó destruir, la tenían nerviosa y preocupada.

       Aquella tarde miraba a Shin'Ichi servirle el café, las manos de la vulcana temblaban.

   - ¿Te ocurre algo? Sabes que puedes contarme lo que sea. - Le preguntó la rubia doctora quitándole la taza para dejarla sobre la mesa del jardín.

   - No, señora... es que... - La mujer tragó saliva. - Se oyen cosas.

   - ¿Qué cosas? - Carol le tendió la mano y la obligó a sentarse a su lado. - Dime Shin'Ichi, ¿qué has oído?

   - Pues el señor Talbot, como representante de la Federación... - tragó saliva y bajó los ojos, - debería andarse con cuidado.

   - Sé más clara, te lo ruego.

    La vulcana levantó la vista y clavó su mirada oscura en los ojos azules de la doctora Marcus.

   - Señora, deberían ustedes regresar a la Tierra. Aquí ya no están a salvo.

   - ¿Cómo dices? - Carol se sorprendió. No pensaba que Nuevo Vulcano estuviera invadido por miembros del Tal'Shiar.

   - El otro día en el mercado unos hombres hacían preguntas sobre el señor. Querían saber la dirección, el personal de servicio de la casa, cuántos hombres y mujeres... demasiados detalles. La gente habla, tienen miedo.

   - Entiendo. Sois indistinguibles de los romulanos. Imagino que habrá más de uno viviendo entre tu pueblo. - Carol sujetó la mano de su sirvienta de confianza entre las suyas. - Escúchame bien. Quiero que hables con St. John de esto y que le digas quiénes eran esos hombres del mercado que hacían preguntas sobre nosotros. ¿Sabes qué llegaron a averiguar?

   - ¡Todo! - Shin'Ichi se echó a llorar. Aquello en una mujer de su raza era preocupante. - Yo... hablé... Tenía miedo... Si ponen una bomba en la casa... ¡Señora, lo siento pero no quiero morir!

    Carol la abrazó en silencio. Sabía bien lo que las personas eran capaces de hacer por miedo. No la culpó. Tal vez St. John pudiera sacar provecho de aquello.

 

             Cuando el embajador habló con la sirviente vulcana tuvo la misma idea que Carol. Ahora que Shin'Ichi era un contacto de fiar para el Tal'Shiar no le resultaría difícil infiltrarse entre ellos y obtener información. La mujer al principio no estaba de acuerdo, el doble espionaje es de lo más peligroso, sin embargo se sintió obligada por la amistad que su señora siempre le había mostrado.

   - No tendrás que hacer nada. Simplemente dime sus nombres cuando contacten contigo de nuevo. - Le decía el diplomático.

   - ¿Y si no lo hacen? - Shin'Ichi estaba muy asustada.

   - Tranquila, lo harán. Querrán saber nuestros movimientos, cuándo estamos a solas en la mansión para poder atacarnos. Aunque lo más seguro es que empiecen a pedirte que me robes algunos documentos.

   - Si eso sucede, ¿qué debo hacer, señor?

   - Aprovecharemos para darles información falsa. Eso les tendrá entretenidos.

    St. John conocía bien el juego del espionaje. Si manejaba correctamente sus cartas la sirviente les resultaría muy útil.

 

 

                                                              El hijo del capitán Klaa nació sano y salvo en HarOs. Su abuelo, el Canciller Supreno Korrd, tuvo el honor de darle el nombre de Jadzia. El niño nació sin la presencia de su padre.

   - Es un chico fuerte y muy guapo, Bazthum. - Azetbur lo acunaba en sus brazos junto al lecho donde la mujer descansaba tras el parto. - Sé que estás preocupada por tu esposo, pero estará bien.

   - Señora, mi marido ha elegido voluntariamente infiltrarse entre los rebeldes fieles a B'Etor. Temo por su vida, pero el honor que ha demostrado al hacerlo me llena de orgullo. - Respondió Bazthum con una sonrisa en el rostro.

   - Cuidaremos de este niño como si fuera nuestro. - Prometió la Emperatriz devolviendo el bebé a su madre.

 

           T'rak se despidió de su amante para acudir al Enterprise, Sulu necesitaba a alguien para interrogar a B'Etor y decidió hacerlo ella misma. El capitán Riley la llevó en persona, dejando a Steve al mando de la Excelsior durante su ausencia.

   - ¡Me alegra volver a verte, Sulu! ¿Cómo estáis? - Preguntó el irlandés dándole un fuerte abrazo nada más descender de la plataforma del transportador.

   - Todos bien... ¿Y vosotros en tu nave? - Respondió el japonés haciendo una reverencia a la Emperatriz romulana cuando se pudo soltar de las garras de su viejo amigo.

   - Ya sabes, personal nuevo que tiene que hacerse a la rutina... lo de siempre. - Kevin se encogió de hombros. - Fue buena idea que me cedieras a la doctora Norton como oficial médico jefe. El idiota de Otto no quiso renovar contrato y se volvió a casa en cuanto tuvo la oportunidad. ¡Cabronazo!

   - Con Alex a bordo tengo más que suficiente. Aunque imagino que Claire echará de menos a su hermano. - El joven alférez Norton continuaba su trabajo como artillero en el Enterprise.

       La Emperatriz esperó pacientemente a que los dos capitanes se pusieran al día mientras caminaban hacia la cubierta inferior, donde en uno de los calabozos les esperaba B'Etor fuertemente custodiado.

   - T'rak... pensaba que enviarías a alguien a hacer esto. - Le comentó Sulu andando a su espalda. - Lo cierto es que no quiero a ese klingon en mi nave. Llevároslo cuanto antes. Interrogadle en la Excelsior o en HarOs, no me importa...

   - Lo haré aquí mismo, no hay tiempo que perder. - Contestó la romulana sin girarse siquiera.

   - Como desees, Emperatriz. - Consintió Sulu de mala gana.

 

                   Los hombres de rojo se apartaron al verles llegar a las celdas. Peter ordenó que abriesen la puerta para que T'rak pudiera tocar al klingon.

   - Me bastará con tu presencia, Kirk. - Indicó la romulana. - Que no entre nadie más.

     El pelirrojo asintió y con un gesto de su cabeza hizo que sus hombres cerrasen la transparente barrera de energía detrás de ellos.

      Kevin sonrió cuando vio aparecer al ruso. Iba a darle un abrazo pero un gesto de la mano de Pavel le hizo caer al suelo.

   - ¡No! ¿Qué estás haciendo? - Le gritó Sulu. - ¡Márchate de aquí! ¡Es una orden, teniente Chekov!

       Pavel no le hizo ningún caso. Estirando las manos empujó con su telequinesia a todo el personal hacia una pared, dejándolos allí como imanes pegados al metal. Khan venía detrás de él. Caminaba con suficiencia y lanzó una mirada indolente a Sulu mientras dibujaba una cruel sonrisa en su cara.

   - ¡Peter! - Gritó el japonés. - ¡No les dejes entrar ahí!

       T'rak leía la mente de B'Etor oponiéndose a su fuerte resistencia, causándole una hemorragia nasal que debilitó al klingon hasta hincarlo de rodillas en el suelo. El jefe de seguridad apuntó a Pavel con su fáser en posición de aturdir.

   - ¡Detente o disparo! - Le chilló. Hablaba en serio.

   - Eso no es nessesario, amigo... - Murmuró Pavel moviendo el dedo índice de su mano derecha.

   - ¡Qué...! Pero... ¿cómo has...? - Peter se quedó de piedra. El ingeniero le había arrebatado el arma de la mano con aquel sutil movimiento. - ¡No! ¿Qué vas a hacer?

       Pavel no respondió. Abrió la puerta de la celda desactivando el campo de energía con su mente. Peter acabó arrastrado contra la pared junto a los demás, inmovilizados por una fuerza invisible que tenía su origen en la cabeza del ruso. T'rak continuaba concentrada en su interrogatorio, sin prestar atención a lo que estaba sucediendo a su alrededor.

   - ¡Vamos...! - Exclamó Khan. - ¡Termina de una vez!

 

       Cuando la romulana obtuvo la información que buscaba en la mente del enemigo se retiró dejándolo caer al suelo.

   - ¡Ya está! - T'rak se volvió y comprendió de inmediato la situación. Las caras de Khan y Pavel le pusieron la piel de gallina. Vio en sus ojos la chispa de fuego que solamente la ira es capaz de encender. - ¡Todo vuestro, ya no le necesito!

   - ¡No! ¡T'rak... le matarán! - Sulu temía lo que sus flores se proponían llevar a cabo.

   - ¿Y qué importa eso? ¡Que lo hagan si es lo que quieren! - Contestó la Emperatriz haciéndose a un lado.

 

          Pavel sonrió y con su poder hizo levitar el cuerpo del klingon hasta dejarlo colgado boca abajo del techo. Khan se acercó al pobre tipo con una mirada perversa.

   - ¿Podemos empezar? - Preguntó con ironía al prisionero que temblaba indefenso suspendido en el aire.

   - ¡Basta! - Gritó Sulu revolviéndose junto a Peter, Kevin y los demás hombres de rojo.

   - ¡Shhh... moy drug! *(amigo mío) - Pavel le miró un instante y le hizo callar. - Sierra los ojos si no quieres verlo. ¡B'Etor! ¿Te acuerdas de mí? Soy Pavel Chekov... el humano enclenque que conossiste en Kronos... Da! ¿Recuerdas ya? - Sonreía con cinismo.

   - Maw' tok! ¿Chekov? - Se sorprendió el klingon al reconocerle. - ¡Debí matarte entonces!

   - Estuviste a punto de conseguirlo... Me tuviste durante sinco días atado de pies y manos, amordassado, violándome y golpeándome sin importarte mis huesos rotos ni la sangre que derramaba... ¡Sinco días! Y ni siquiera me llevaste a un médico... ¡Me dejaste tirado como a un perro, abandonado a mi suerte!

   - ¿Cómo lograste sobrevivir? - Le dijo B'Etor con una sonrisa malvada entre los dientes. - Es algo que siempre me he preguntado...

   - Uno de tus compinches se apiadó de mí y me dejó en casa de un galeno. Tuve que estar allí oculto una semana... Assetbur casi me despide por no presentarme al trabajo.

   - ¡Tú te lo buscaste, humano! - Gritó el klingon. - Ibas por ahí pidiendo que te dieran una paliza...

   - ¡Sinco días, hijo de puta! - Pavel volvió a levantar la voz. - Podría hasser que te explotasen las entrañas ahora mismo... - Le amenazó con sus manos.

   - Déjame a mí, amor mío. - Intervino Khan quitándole la camisa al prisionero. - Voy a devolverte lo que le diste a mi novio... ¡con intereses!

       Khan caminó alrededor de B'Etor, mirándole con infinito odio. Tomó aliento y le soltó un tremendo puñetazo en el tórax. El cuerpo del klingon se balanceó como un saco colgado del techo. Con rabia se aguantó el grito de dolor, el sobrehumano le había golpeado bien fuerte.

   - ¡Dos costillas rotas...! - Exclamó Khan. Cogiendo aire volvió a darle en el mismo lugar. - ¡Y una de regalo!

   - ¡Ya vale, Donald! - Sulu seguía sin poder liberarse, pegado a la pared como una mosca sobre una tira adhesiva.

       Pavel sonrió de nuevo. Le gustó ver a su t'hy'la danzando alrededor del klingon que casi acabó con su vida.

   - ¡Dale más, Lyubimiy moy...! *(amor mío) – Le pidió excitado.

     El moreno lanzó una patada a las doloridas costillas rotas del klingon. Ahora sí que no pudo reprimir el grito.

   - Sí... Duele... ¿no es cierto? - Khan se carcajeó. - Y ahora tu espalda... - Murmuró quitándose el cinturón.

       Enrollando un extremo en su mano derecha dejó un trozo colgar con la hebilla en la punta. Agitó el brazo haciendo que el ruido de la correa al cortar el aire zumbara alrededor del klingon. B'Etor temblaba por lo que se le venía encima.

      Khan frunció el ceño y apretando los labios soltó un tremendo latigazo en los lomos del prisionero. El chasquido contra la carne fue impresionante, escuchándose entre el completo silencio, seguido de inmediato por un grito desgarrador en la garganta de B'Etor. La sangre púrpura salpicó la cara del sobrehumano.

   - Wa... *(uno, en klingon) – Contó Khan dando un paso atrás y preparándose para soltar otro latigazo.

   - Cha'... *(dos, en klingon) – Siguió Pavel con la macabra cuenta.

   - Wej'...! *(tres, en klingon) – Khan tuvo que gritar para oírse entre los lamentos del prisionero.

   - No va a parar hasta matarlo... - Murmuró Sulu horrorizado. - ¡T'rak! - La llamó. - ¿No vas a hacer nada?

   - Estoy disfrutando, Sulu. - Contestó la Emperatriz. - No sabía que los humanos fueseis capaz de dar rienda suelta a esta clase de pasiones.

   - ¿Qué pasión? - Preguntó Peter asqueado con la actitud morbosa de la romulana.

   - ¡La venganza! - Respondió ella haciéndoles callar con un gesto de su mano y volviendo a observar cómo Khan y Pavel torturaban al que había puesto precio a la cabeza de su amante Azetbur. - ¡Dale más fuerte! - Le pidió al moreno. - ¡Que se le quiten las ínfulas de convertirse en Emperador!

   - ¡Ya me has hecho perder la cuenta! - Se lamentó irónicamente Khan. - Bueno... tendré que empezar otra vez... - Su fuerte brazo soltó de nuevo un latigazo sobre las carnes abiertas del prisionero. Esta vez la sangre le llegó a la boca cuando contó. - Wa...! ¡Aj! ¡Hasta por dentro eres repugnante! - Gritó limpiándose con el dorso de la mano los labios y la lengua.

   - ¡Al suelo! - Exclamó Pavel haciendo que el cuerpo del klingon se estrellase con un duro crujir de huesos. - Niet! No te desmayes B'Etor... ¿No era eso lo que me dessías a mí cuando perdía la conssiensia? ¡No te desmayes p'tak! *(maricón, en klingon)

     Pavel se le acercó y la emprendió a patadas en el costado del prisionero. Estaba fuera de sí, lleno de rabia y de ira, descargando aquellas emociones con violencia. Khan le abrazó para apartarlo. Besándole en el cuello desde atrás consiguió que se calmara un poco.

   - Ya pasó... ya... moy dragotsennyy muzh... *(mi precioso esposo) – Susurraba a su oído. - Esto se acabó.

 

            Khan soltó a Pavel y se agachó junto al klingon. Agarró su cabeza con ambas manos y lo miró a los ojos.

   - ¡Por todos los dioses! - Gritó Peter. Su tío Jim le había contado que así es cómo Khan acabó con la vida del almirante Marcus. - ¡Va a hacerlo, Sulu!

   - ¡Teniente Black! - Le llamó el japonés. - ¡Le ordeno que se detenga ahora mismo!

    El sobrehumano sonrió, lo último que vería B'Etor serían sus preciosos hoyuelos. Apretó las manos con toda su fuerza hasta oír el tétrico crujir del cráneo. Los ojos azul hielo brillaron por la emoción de darle muerte a aquel repulsivo ser. Pavel reía a su espalda. T'rak, unos pasos más atrás, le contemplaba extasiada.

   - ¡Khan...! - Pronunció su propio nombre poniéndose en pie. - ¡Me llamo Khan Noonien Singh y soy un asesino! - Se volvió para mirar a Sulu directamente a los ojos. - Tienes que asumirlo, anata... *(cariño) Tu teniente Black no existe.

   - Vamos... - Pavel le cogió del brazo al mismo tiempo que liberó a sus compañeros de su poder telequinético. - Nessesitas una ducha, estás lleno de sangre púrpura por todas partes.

 

            Sin que nadie dijera una palabra los dos salieron de los calabozos camino del turbo-ascensor. Peter miraba a su capitán y a sus hombres alternativamente. Ahora ellos también conocían la verdadera identidad del oficial científico, pronto el rumor se extendería por toda la nave.

   - Emperatriz T'rak, ya que no has movido un dedo para salvar esa miserable vida creo que B'Etor es tu responsabilidad. - Le dijo Sulu con suma gravedad.

   - Está bien. Kevin, amigo mío... - Le pidió al irlandés. - Ayúdame a sacar la basura... - Dijo señalando el cadáver del klingon.

   - ¡Sulu! - Peter le agarró del brazo, su capitán parecía dispuesto a marcharse. - ¿Qué hago con...? - Miró de reojo a sus hombres. Entre ellos empezaban a murmurar. - Ya sabes...

   - Estás al mando, Pete. Mis flores me necesitan ahora. - Se limitó a acariciarle la mejilla y darse la vuelta para mirar a los tripulantes de seguridad. - Caballeros, ya han visto ustedes quién es el teniente Black en realidad. Sí, llevamos casi un año compartiendo la vida con un asesino a bordo de esta nave, supongo que ya le conocerán bien. Se trata del mismo hombre que se ofreció voluntario a superar la prueba de supervivencia en Talos IV, arriesgando su vida por todos nosotros. Y lo hizo porque es el único aquí capaz de algo semejante. Lo que hagan a partir de ahora, señores, es asunto suyo. Si lo desean informen al Alto Mando de la Flota. Desconozco a cuánto asciende la recompensa por atrapar a Khan, tal vez merezca la pena. Mediten a fondo cuál será su decisión... porque les advierto que ni él se dejará cazar ni yo lo permitiré. Ni qué decir tiene que el teniente Chekov tampoco y ya han visto lo que nuestro ingeniero jefe puede hacer con su mente.

          El japonés se giró sobre sus talones y sonrió a Peter antes de irse.

   - Nos vemos más tarde, Pete. Ocúpate de todo entretanto. - Se despidió de su jefe de seguridad.

   - Hasta la vista, capitán Sulu... - Le saludó Kevin junto a la Emperatriz romulana. - ¡Dale un beso al brujo de mi parte!

   - Lo haré... Adiós T'rak, un honor volver a verla, señora. - Hizo una reverencia y salió de los calabozos.

 

             Los hombres de rojo se cuadraron ante Peter Kirk esperando sus órdenes. Estaba claro que no dirían una palabra a la Flota sobre Khan. El pelirrojo se sintió orgulloso de ellos y les dedicó un saludo militar llevándose la mano derecha a la sien.

   - La información que he sacado de tu cabeza nos será muy útil, cerdo... - Espetó T'rak al cuerpo sin vida del klingon a sus pies. - ¡Oh, Kevin! ¡Haz que esparzan sus moléculas por todo el cosmos de una vez! La sangre púrpura huele mal cuando se seca...

       El irlandés hizo una seña y Peter solicitó por el comunicador que el cadáver de B'Etor fuera desmaterializado con el transportador. Pronto sus moléculas se dispersaron en el infinito, frío y negro espacio exterior.

 

Notas finales:

Gracias por leer. Gracias por comentar.

Dejo un gif de cuando Khan mató al Almirante Alexander Marcus y le dijo que debería haberlo dejado dormir...

http://31.media.tumblr.com/d0d9cefc4fa6adec89195bed181bbecf/tumblr_mrvgzauLU11qir88ko4_r1_250.gif


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