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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

¿Recordáis a la rubia bióloga marina que llegó con los muchachos desde el siglo XX? La que estaba coladita por McCoy, sí la misma... Pues he oído que por fin ha hecho realidad su sueño y está liada con un médico. ¿Cómo que con qué médico? Ay, chica, no sé... pues uno que trabajó en el Enterprise.


Y ahora a leer, se acabó el cotilleo.

 

La bióloga y el doctor

 

 

                                                                                             Se detuvo de camino en la floristería a comprar un detalle para ella. Iba a verla por fin; después de tanto tiempo solo, había decidido que era el momento de salir con una mujer. Quería darle una sorpresa agradable, una buena impresión. El doctor Oetker se había duchado, afeitado y perfumado a conciencia, vestía su mejor traje con la camisa recién planchada y unos zapatos brillantes y lustrosos después de haberlos cepillado la noche anterior. Se decantó por unas rosas rojas, doce, eran perfectas. Consultó su comunicador portátil para volver a comprobar la dirección. Nyota se la había facilitado. Su amiga sonrió cuando se la pidió.

   - Vaya, Otto... no tenía ni idea de que Suzanne te hubiera impresionado tanto cuando te la presenté la semana pasada.

   - ¿Bromeas? Es idéntica a Christine Chapel, aunque parece más... no sé, menos...

   - Creo que te entiendo. - Bromeó Nyota. - Es Chris sin ser Chris.

  - ¡Exacto! Tú no lo sabes, nunca se lo dije a nadie porque la enfermera Chapel siempre estuvo enamorada de McCoy pero yo...

       Nyota se llevó la mano a la boca mostrando su sorpresa. ¡Así que el médico alemán había vivido un amor no correspondido con su fallecida mejor amiga...! La morena no podía creerlo.

   - La doctora Woolcott... ¿no estará saliendo con alguien, verdad? - Preguntó preocupado, temiendo que la respuesta fuera otra que la que ansiaba de corazón.

   - ¡No! Ella... - Nyota sonrió, no iba a contarle que la rubia había estado tirándole los tejos a Bones. - Puedes estar tranquilo. Es soltera y no está comprometida con nadie más que con sus ballenas.

   - Creo que podré competir con esos cetáceos. ¡No estoy tan mal! ¿No crees, Nyota? - Le preguntó coqueto dándose una vuelta completa ante su amiga.

   - ¡Otto! ¡Eres un buen partido! - Le acarició la mejilla sin dejar de reír. - Guapo, soltero, médico... ¡Eso le va a encantar!

   - ¿Le gustan los médicos? - Dijo extrañado, encogiéndose de hombros.

   - ¿Y a qué mujer no le gustaría salir con un doctor? - La morena no dejaba de bromear, buscando en su bolso el intercomunicador para pasarle la dirección de su amiga a Oetker.

   - Gracias, Nyota.

   - No hay de qué. Si todo sale bien me pido ser la madrina. - Volvió a reír.

 

          El médico levantó las cejas pasmado ante aquellas palabras. Ahora que estaba delante la puerta de la casa de la bióloga marina, con el corazón latiendo tan deprisa que se le iba a salir por la boca, pensó que ojalá todo fuese bien y Nyota se convirtiera en su madrina de bodas.

       Cuando la rubia abrió, le miró con sus preciosos ojos azules y le sonrió con aquella cara tan angelical... Otto sintió que estaba ante su futura esposa. Dos años más tarde la llevó al altar. Nyota estaba preciosa con su traje rojo y sus Manolos, sosteniendo el ramo a la izquierda de la novia.

 

 

                                                                 Después de lo que ambos hicieron con B'Etor, Pavel volvió a permitir a Khan el acceso a sus pensamientos. Sulu lo entendió: habían actuado movidos por la venganza. El japonés tuvo que comprender que ni Pavel ni Khan iban a cambiar. Eran lo que eran, ni más ni menos. Sus almas estaban llenas de oscuridad, tal y como la betazoide le había dicho. Capaces de torturar, de matar... sí, pero también de amar y defender a los que aman. Y él, Hikaru Sulu, les amaba con locura.

 

        El tiempo pasó, trayéndoles momentos de inmensa felicidad cuando los tres compartían ese amor tan fuerte que sentían, mientras cumplían con las misiones que la Flota les encomendaba, prácticamente todas destinadas a acabar con los rebeldes que seguían oponiéndose a la Paz.

 

    Un año, otro... los días transcurrían unas veces aburridos, otras llenos de sorpresas. Como aquella noche, por ejemplo. Sulu roncaba pegado a la espalda de Pavel, eso hizo reír al ruso que miró a Khan frente a él y también desvelado. Los dos sonreían sintiendo infinita ternura hacia su amante a pesar de que el tremendo ruido les mantenía a ambos despiertos. Se comunicaron con su vínculo, en completo silencio para no molestar al japonés.

   - Dentro de unos meses volveremos a la Tierra, mi amor. ¿No estás impaciente?

   - No sé... me asusta un poco. A pesar de haber recuperado su cargo de Almirante al mando de Inteligenssia, Jim aún no ha conseguido que te den el indulto, Khan. ¿Qué haremos?

   - Puedo seguir siendo el teniente Black un poco más. Pero sé sincero, lo que te preocupa es el asunto con Amy...

   - La Pantheion, la nave oscura y el trisquel mágico que tienen en aquella habitassión... Nuestro supuesto destino, sí. Eso también me tiene intranquilo.

   - Todo irá bien, cariño. Haremos lo que tengamos que hacer junto a ella. La puerta se abrirá y los dioses podrán regresar a su Olimpo.

   - ¿Y Sulu?

   - Viviremos juntos.

   - ¿Los cuatro? Ya sabes que él no consentirá compartir a Amy con nosotros.

   - Es cuestión de organizarse un poco, Pavel. Si Sulu y tú, Amy y yo... Si Amy y tú, Sulu y yo... ¿Te parece bien en días alternos?

   - Déjate de bromas, Khan. Esto es serio.

   - Ya sabes lo que dijo Jim. ¡Mi criatura imposible quiere hacerse piloto de la Flota! No compartirá su vida contigo y conmigo.

   - ¡Piloto...! Da! Creo que tiene las mejores clasificassiones en la historia de la Academia desde que Sulu estudió allí. A no ser que David estuviera exagerando, claro.

   - ¡Ella sola podrá acabar con los renegados klingons y romulanos si se lo propone!

   - ¿Hasta cuándo durará esto, Khan? Las bombas, los atentados, los secuestros... T'rak y Assetbur ya han sido asseptadas como Emperatrisses de Rómulo y Kronos por todas las sivilissasiones conossidas, incluidos los gorn. Después de dos años la Pass está más que asentada, ¿por qué se empeñan esos pocos en continuar con su absurda lucha?

   - Así somos, Pavel: animales de costumbres. Abandonar una idea no es tan sencillo.

   - Ay, lyubimiy moy! *(amor mío) Por un lado estoy deseando volver a ver a Amy, a David, a Jim, a Spock y a Bones, a Nyota y a Scott, a Carol y a St. John... ¡Les echo de menos a todos!

   - Y por otro lado te cuesta pensar en una vida que no sea ésta: tú, Sulu y yo en el Enterprise, con Peter y Alex, con todos los amigos que tendremos que dejar atrás...

   - Peter y Alex volverán a casa con nosotros. Ay, yebát! *(joder) ¿Dónde vamos a vivir? La casa de Sulu fue destruida por las lluvias... Yo no tengo y Amy sigue viviendo con sus padres.

   - Ya encontraremos algo, eso es lo de menos. Anda, duérmete, mi vida.

   - ¿Con esta morsa a mi espalda? ¡Imposible!

       Los dos se echaron a reír, los ronquidos del japonés habían elevado el tono. Sulu, con la vibración del colchón por la risa de sus dos flores, se acabó despertando.

   - Mmm... chicos... ¿Estabais usando el tel *(vínculo) para hablar entre vosotros sin que me entere de nada?

   - Bueno, tú eras el único que dormía, no íbamos a despertarte. - Respondió Pavel dándose la vuelta para abrazarle y besar su hombro.

   - ¿Qué estáis planeando? - Les interrogó Sulu. - ¿Algo especial para mi cumpleaños?

   - ¡Nada de braguitas, capitán! Ya tuvimos bastante de eso. - Contestó Khan con tono de cinismo.

   - Tal vess te haga un numerito espessial, moy drug... *(amigo mío) – Le dijo con tono cantarín. - Es el último cumpleaños tuyo que pasaremos a bordo.

     Al japonés se le puso triste la mirada. Iba a añorar ese estilo de vida. La libertad de tener a sus dos amantes solamente para él cuando quisiera, las aventuras tan increíbles que habían vivido juntos en el Enterprise... su sueño estaba a punto de terminar.

   - Pavel, Khan... - les nombró melancólico, - ...voy a echar esto de menos.

   - ¿Roncar a pleno pulmón pegado a mi espalda? Podrás seguir hassiéndolo, moy drug... Anda, deja que me levante. - El ruso intentaba incorporarse pero su amante le tenía atenazado entre los brazos. - ¡Que me hago pis!

        Sulu se rió y dejó que Pavel saliera de la cama para ir al cuarto de baño. No cerró la puerta, se oía claramente caer el chorro dentro de la taza del water.

   - A todos nos va a costar dejar esta vida, Hikaru. Pero nos adaptaremos. Si he de seguir siendo Donald Black por un tiempo... bueno, no me importa. Buscaremos una casa para los tres, una grande con jardín, para que tengas tus flores que tanto te gustan.

   - He pensado en comprarle a Spock la de Sarek. Así estaréis cerca de Amy. - Sulu tenía la esperanza de que la chica no quisiera vivir con Khan y Pavel.

   - Es una idea excelente. - Afirmó Khan con una sonrisa.

   - ¿Cuál? - Preguntó Pavel regresando del baño y saltando sobre la cama.

   - ¡Eh! ¿Te has lavado las manos? - Sulu se enfurruñó al ver el labio inferior del ruso asomar por encima del superior. - ¡Ve ahora mismo!

   - ¡Bah, Hikaru! ¿Qué más da? Si estás harto de tocármela... te la metes por todas partes y no te molesta donde haya estado... - Miraba de reojo a Khan. Su novio aguantaba como podía un ataque de risa mordiendo la almohada.

   - ¿Serás marrano...? - Sulu le empujó hasta tenerle debajo de él en las sábanas y empezó a hacerle cosquillas por todas partes. - ¡Así que estoy harto de tocártela... eh!

   - Ay, yebát, moy drug! - Pavel no dejaba de retorcerse entre carcajadas. - Niet! Niet! ¡En la barriga no...!

         Sulu sabía bien que aquél era su punto débil: las pedorretas sobre el ombligo. Le tuvo a su merced deshecho por la risa, sujetándole los brazos con las manos y las piernas con las suyas.

   - ¡Eres mío! ¡Mío! Y si te mando que te laves las manos lo harás... ¿entendido?

   - Da! Da! - Gritaba Pavel sin aliento. - ¡Lo que tú digas, amo...!

   - ¡Amo! - Sulu lo repitió sentándose encima del abdomen de Pavel, sin soltarle las muñecas que apretaba con fuerza. - ¡Me gusta! Sí... soy el amo...

   - ¿Y cuáles son tus órdenes, amo? - Khan no había parado de reír durante el ataque del japonés a su novio, pero ahora la cosa se ponía interesante.

       El moreno gateó hasta abrazarse a Sulu por la espalda. Le besaba los hombros y el cuello, mirando por encima del japonés a Pavel vio cómo al ruso se le levantaba algo dentro de los calzoncillos.

   - Para empezar quiero que los dos me regaléis vuestros besos aquí abajo... - Les dijo Sulu acariciándose sus partes y tumbándose en el colchón. - Luego... ¡Ya iremos viendo!

 

 

                                   Ares sonreía, Sulu estaba a punto de dar rienda suelta a sus perversiones. ¡Cómo le gustaba el japonés! Verle jugar con sus flores era uno de sus pasatiempos favoritos. Bajó el volumen de su monitor, no quería que Afrodita se enterase de que estaba mirando. La diosa dormitaba desnuda sobre el lecho, cubierta por una fina sábana de seda color rosa, su preferido. No es que al dios de la guerra le fuera mucho ese color pero a su amante le consentía cualquier antojo.

 

      Ya les tenía donde quería. El capitán ordenaba y sus florecillas obedecían. Ares se masajeaba su miembro con fruición, despacio al principio, sin darse ni cuenta. La boca de Khan... aquella gloriosa cueva donde ahora se sumergía por entero el sexo de Sulu, le parecía tan deseable... tan hermosa... Cerrando los ojos un momento la imaginó succionándole el miembro. Eso hizo que se le escapara un leve gemido que despertó a su hermana.

   - ¿Qué estás haciendo, querido? - Preguntó apartándose los rubios y largos cabellos de la cara, dejándolos caer en cascada sobre sus redondeados hombros y su espalda de alabastro al incorporarse para mirar en la pantalla. - ¡Ah! Esos tres otra vez... ¿Por qué no les traes aquí y disfrutas de ellos? O mejor... ve tú mismo al Enterprise y haz con ellos lo que quieras.

   - Ir al Enterprise... ¡Qué cosas dices!

   - Padre lo hacía continuamente, no veo por qué tú no ibas a poder.

      Afrodita tenía razón. Zeus solía aparecer en la Tierra para tomar a su amante de turno, a veces bajo formas extrañas... como la de toro blanco cuando secuestró a la ninfa Europa. Ares podría ir con otra apariencia... la de uno de los tres, por ejemplo. Estaría bien hacerse pasar por Pavel y dormir con los otros dos. ¡Oh, sí! ¡Eso sería...!

   - ¿A qué estás esperando? ¡Venga, ve ahora...! Apolo duerme, no se enterará. Y a mí me gustaría verlo...

   - ¿Ahora? - Ares la miraba estupefacto. - ¿Y con qué cara me presento yo allí?

   - ¡Será que no tienes dónde elegir...! Está Peter, Alex...

   - Eso sería morboso, Afry. No querrían meterme en su cama.

   - ¿Spock? - Preguntó ella con cara de niña boba. - No, ¿eh? El mismo problema, claro. ¡Ya está! ¡Ya lo tengo!

   - ¡Di... di...! - La azuzaba el dios.

   - ¡Quiroly!

   - ¿Ese crío? ¿Quieres que me tomen? ¡Soy yo el que quiere tenerles!

   - El kazon entonces... - Dijo la diosa del amor y la concupiscencia haciendo con su mirada más libidinosa que a Ares se le pusiera dura, más aún de lo que ya la tenía.

 

              Los jueguecitos amorosos de los dioses eran así: puro capricho. Al cabezota de Ares se le había plantado la idea de tomarlos y no paró hasta que lo hizo. Se materializó en la habitación sin que lo advirtieran, los tres estaban demasiado ocupados dándose placer entre ellos. Cuando la sombra de oscuridad se desvaneció y el dios se hizo carne, tomó el aspecto de Jal Valek siguiendo la brillante idea de su hermana y amante Afrodita.

       La diosa envió uno de sus hechizos a los mortales, haciendo que sus mentes se confundieran y pensaran que el kazon había estado allí con ellos desde el principio.

   - Jal... ¿cuándo vas a unirte a la fiesta? - Preguntó Sulu estirando el brazo hacia él para darle la mano.

   - Sí, gran maje... - Insistió Khan. - ¡Ven de una vez a la cama!

   - Yo estoy listo para ti... - Pavel se tumbó sobre las sábanas abriéndose de piernas para el dios.

   - ¡Oh! ¡Esto va a ser muy divertido! - Murmuró Ares tendiéndose sobre el ruso.

       Desde la nave oscura Afrodita observaba la escena en el monitor. En su rostro angelical se dibujó una lujuriosa sonrisa.

 

Notas finales:

Gracias por leer. Gracias por escribir comentarios.

Dejo imagen para la nostalgia... Los Ares y Afrodita en la serie Xena: Warrior Princess *(la princesa guerrera)

http://3.bp.blogspot.com/_YW8n5zuwunI/TF6J1q6MYeI/AAAAAAAABoQ/hLP60EekT84/s1600/ares_and_aphrodite_2000n.jpeg

Personalmente prefiero al otro Ares, el de Wrath of the Titans II *(Ira/Furia de Titanes 2)

http://www.blastr.com/sites/blastr/files/styles/blog_post_media/public/images/edgarramirez.jpg?itok=g-OJkLvx

 


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