Barbacoa junto a la piscina
Cassandra fue muy cuidadosa a la hora de elegir el momento de transportar al trío del trisquel a la Pantheion. Sabía que debía ser lo antes posible, pues la forma sagrada brillaba con intensidad al encontrarse Pavel, Khan y Amy en el mismo lugar, los dioses estarían ya bajo su secreta influencia. Pero no antes de que el brujo reconociese el instante y actuase como ella esperaba. La sacerdotisa observaba la pantalla con las imágenes de la casa del almirante Kirk, siguiendo a sus tres objetivos por donde quiera que fuesen. Hércules se preguntaba a qué esperaba la mujer para hacer su parte.
- ¡Súbelos de una puñetera vez, Cassie! - El de la cabeza leonada se desesperó.
- Todo a su tiempo, piloto. ¡Tú ocúpate de lo tuyo y déjame en paz! - Le regañó la de los ojos violeta con severidad.
Nyota servía zumo a sus dos pequeños revoltosos que encontraron en Khan al perfecto compañero de juegos. El sobrehumano los alzaba en brazos y los dejaba caer a la piscina, poniéndolo todo perdido de agua alrededor. Él mismo se tiró una bomba salpicando más que los chicos Scott. Peter captó el momento en una fotografía y corrió a enseñársela a su prima. Amy y Pavel rieron con la cara tan graciosa de su t'hy'la.
- ¡No seas crío, teniente Black! - Protestó Sulu cubriendo su comida con una mano tratando que el moreno no echase a perder su hamburguesa.
- ¡Perdón! - Chilló Khan saliendo del agua.
- Perdón... perdón... - gritaban los niños echándosele encima y haciéndole burla mientras se reían a carcajadas.
- ¡Acabaré con los dos...! - Les amenazaba Khan divertido.
Los niños arrancaron a correr perseguidos de cerca por Khan que acabó agarrándolos a ambos y tirándose con ellos al agua.
- Algún día será todo un padrazo... - Murmuró Nyota encantada. Alguien al fin era capaz de tener controlados a sus revoltosos hijos.
Jim miró a Spock y le preguntó, sin necesidad de hablar, cuándo llegaría Bones a casa. El vulcano se encogió de hombros. No tenía idea de cuánto duraría la operación que estaba realizando.
Después de la comida, los juegos en la piscina y un par de copas que cayeron en el salón, Scott y Uhura recogían sus cosas para marcharse a casa poco antes del anochecer. Alex empezaba a mirar a Peter con ganas de hacer lo mismo, estaba deseando ir a su apartamento con su marido. David se les acercó y les pidió que lo acogieran en su casa.
- No se lo he dicho, pero le cedo mi cuarto a Sulu. - Miraba de reojo a su hermana. Apoyada en el mostrador de la cocina, junto a Pavel y a Khan, no dejaba de sonreír como hipnotizada. - En alguna parte tendrá que quedarse el pobre. - Le compadeció. El chico intuía que el japonés acabaría durmiendo solo aquella noche.
- De acuerdo, primo. Ve a buscar un pijama y lo que creas que te hará falta. - Le respondió Peter volviéndose para mirar a Sulu con cierta tristeza en los ojos. - ¿Le has oído? - Dijo señalando a David que subía ya las escaleras.
- Estaré bien, Pete. - Musitó a su jefe de seguridad con una dulce sonrisa. - Khan ha dicho que dormirá conmigo esta noche. Pavel... bueno, él y Amy... - Se sonrojó. Alex le acariciaba la nuca con cariño.
- Si necesitas cualquier cosa, capitán, sabes dónde encontrarnos. - El vikingo le besó la frente, tenía que encorvarse bastante para hacer aquello.
David se marchó con sus primos al centro de la ciudad y Pavel aprovechó para hacer alarde de su telequinesia llevando, sin tocarlas, todas sus bolsas y maletas a la planta superior.
- ¿Has estado practicando? - Bromeó Jim impresionado. - No lo dejes todo por medio en el pasillo que te veo venir...
El almirante tiró de la rizada patilla derecha del ruso haciéndole reír y protestar al mismo tiempo.
- Yebát! *(joder) – Se quejó Pavel. - Iba a dejarlas en el dormitorio de David...
- ¿Acaba de llegar y ya le estás torturando? - La voz del doctor McCoy resonó en el recibidor. - ¡Dadme un abrazo, par de idiotas! - Gritó enfrentándose a Khan y a Sulu. - ¿Dónde están Alex y Peter?
- Se acaban de ir, Bones. - Contestó Jim soltando a Pavel. Notó que el genio quería ir a darle un beso al médico. - ¡Has tardado mucho!
- La cosa se complicó... - Se lamentó McCoy. Ahora el ruso le tenía apretado por debajo de los brazos y apenas podía hablar. - ¡Eh, tranquilo! Deja que te mire...
McCoy le cogió la cara con las manos y le examinó con sus ojos avellana llenos de dulzura.
- ¡Era cierto lo que decías, Jim! - Exclamó atónito. - No están, las cicatrices... Ni la de bala, - rozó la piel de la sien de Pavel por debajo del pelo, - ni la de la ceja que te trajiste de recuerdo de aquel motero en el siglo veinte... - pasando su dedo por encima del labio sonrió, - ...ni la que Khan te hizo a la altura del filtrum. ¡Deja que vea tu espalda!
- No tiene nada, ya te lo expliqué. - Jim se reía al ver a su amante desvistiendo a su niño ruso. - La sangre de Dionisio le curó todas las marcas...
El médico suspiró. ¡Lo que él daría por tener unas gotas de esa sangre! Pensó en sacarle algo a Pavel y de inmediato se echó a reír. Lo más normal es que Alex tuviera todas las muestras que necesitaría analizar. Se las pediría por la mañana, así como los informes sobre las continuas exploraciones al cerebro del ruso que le había ordenado a Alex realizar periódicamente con el TRC.
- ¿Ha quedado algo de comer para mí? - Preguntó alejándose de Pavel, dejando que volviera a bajarse la camiseta.
- Claro, Leonard. - Respondió Spock. - En la mesa junto a la piscina, estábamos a punto de guardarlo todo.
- Ya lo hago yo, mi vida. ¡Vengo hambriento!
Bones salió disparado a buscar las sobras de la barbacoa. Pavel se puso pálido de repente. Miró a Khan y éste asintió. Los dos echaron a correr hacia el jardín ante las atónitas miradas de Sulu, Spock, Jim y Amy que les siguieron completamente desconcertados.
Al alcanzar la puerta cristalera del salón, vieron cómo Pavel hacía levitar la fuente de ensalada medio vacía y la colocaba con su poder telequinético de nuevo sobre la mesa. Entretanto Khan había envuelto en sus brazos a McCoy, amortiguando con su propio cuerpo el golpe que se hubiera llevado el doctor contra el borde de la piscina al caer.
Se había resbalado. De no haber estado ellos allí se hubiese golpeado la cabeza y caído al agua sin apenas hacer ruido. Para cuando descubriesen lo que había pasado... ya estaría muerto, ahogado mientras se hallaba inconsciente en el agua.
- ¡Por Dios, Khan! ¿Qué estás haciendo? ¡Te has tirado encima mío...! - Protestaba el médico que no entendía lo que acababa de pasar.
- ¡Al agua, doctor McCoy...! - Rodó con él el moreno, terminando los dos dentro de la piscina.
- Es mejor bañarse antes de comer... - Disimuló Pavel. - Por eso te quité la ensaladera de las manos. - Sonrió como un niño que ocultase un secreto, sin saber bien cómo evitar que Bones y los demás se diesen cuenta de que él y su novio acababan de salvarle la vida a su amigo.
- ¡Par de chiflados! - Jim se volvió dentro a buscar unas toallas. - ¡Ni se os ocurra entrar así! Me estropearíais la alfombra con el cloro de la piscina...
Cassie esperó un poco más, necesitaba tenerles a los tres a solas. Ahora ya podía transportarles. Estaba orgullosa del brujo, había logrado reconocer la visión que le mostró en la clepsidra. Aprovechó aquel instante en el que Bones se dejaba secar por Jim, Spock y Sulu terminaban de recoger la barbacoa, y dos tercios de la tríada del trisquel se empeñaban en hacer subir a Khan para darle una ducha en el baño de arriba.
- Spock... ¿dónde guardáis los salvamanteles? - Preguntaba el japonés al vulcano.
- En el cajón de la mesa del comedor, Sulu. - Respondió con parsimonia. - Me has visto mil veces sacarlos de allí... ¿Por qué preguntas?
- ¡Por si habías cambiado el lugar, hombre! - Se excusó riendo por su mala memoria.
Entraba al salón cuando se dio cuenta. La mancha de oscuridad empezaba a hacerse sólida rodeando a sus flores y a Amy. La muchacha le miró, trató de separarse de los dos hombres... estaba asustada. Pavel cerró los ojos dejándose llevar. Khan parecía querer decirle algo... sus labios se movían pero no pudo escucharlo. Sulu se fijó más en su boca, tratando de captar el mensaje: ...volver, anata... *(Cariño) Fue todo lo que entendió.
- ¡Jim... Leonard...! - Spock les llamó a gritos.
- ¿Qué pasa, mi vida? - McCoy le agarró del brazo. - ¿Dónde están los chicos?
- Se han ido... Mu'gel'es... ¡La oscuridad se los ha llevado! - Balbuceó el vulcano.
- ¡Mi bebé, mi niño...! - Jim tembló como una hoja al sentir el escalofrío en su espalda. - ¡Khan...! ¡Por todos los dioses! ¡Ah! - Gritó furioso. Tomando aire miró a su alrededor, no era el momento de perder los nervios. - Khan, cuidará de ellos y les traerá de vuelta a casa... - El almirante avanzó un paso para sujetar a Sulu de la cintura. Su amigo parecía estar a punto de desmayarse.