Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

[Reviews - 264]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Al día siguiente por la mañana, Amy comienza una desesperada búsqueda. ¿Dónde podría encontrar a un médico que hiciese lo que ella quería? Al final sus propias palabras la convencerían de todo lo contrario. Bastaba con dejarla hablar.

 

Buscando un doctor

 

 

                                                                         Amy no deseaba tener aquel bebé en su vientre. Una vez que las cosas se calmaron y Pavel dejó de aporrear su puerta para irse a la cama con Sulu y Khan, la chica decidió hablar al día siguiente con McCoy a solas. Buscó la oportunidad y le pidió ayuda a su loco doctor, como solía hacer desde que era una niña. La conversación tuvo su punto álgido cuando de sus labios salieron aquellas palabras.

   - Bones, no quiero se madre... no ahora. ¿Podrías practicarme un aborto?

      McCoy se quedó sin habla. Mirándola a los ojos sin decir nada durante unos segundos que se hicieron eternos.

   - ¡Por el amor de Dios, Amy! No puedes pedirme algo así... - Alcanzó a expresar al fin.

   - ¿Es por tus creencias religiosas? ¿Acaso nunca lo has hecho? - Le dijo clavándole sus inquisitivos ojos azules.

   - Cielo, yo... Aparte del delicado asunto del conflicto entre mi ética profesional y mi moral personal, ¿crees que sería capaz de matar al nieto de mis dos amantes? - Sus cejas no podrían estar más levantadas. - ¡Tú no lo has pensado bien! Cariño... - le acarició el pelo escondiéndolo por detrás de su picuda oreja, - ...deberías tomarte un tiempo para decidir algo tan importante.

   - ¡Ya lo he decidido, Bones! - Alzó la voz airada, apartando la mano del médico y volviendo, con un meneo de su cabeza, a ocultar la oreja entre sus cabellos. - Si no quieres hacerlo tú hablaré con Alex.

   - ¡Pero Amy...! - El doctor intentó detenerla, la joven se levantaba de la mesa de la cocina dispuesta a desaparecer. - Por favor, tesoro... piénsatelo bien. Solamente te pido eso, date unos días al menos.

   - Esta cosa... - se señaló el vientre, - ...está creciendo dentro de mí y no la quiero ahí.

 

       Acabó marchándose en su moto caitiana no sin haber dado un fuerte portazo que hizo que a Spock le doliesen los oídos.

   - ¿Qué ha pasado, Leonard? - Le preguntó el vulcano viéndolo salir de la cocina con expresión melancólica.

   - ¡Oh, mi vida! - Se abrazó a su pecho buscando la quietud que su respiración le proporcionaba. - Tu hija... esa cabezota...

   - Quiere abortar, ¿no es cierto? - McCoy le miró con tristeza y asintió. - No esperaba otra reacción por su parte.

   - ¿No vas a hablar con ella?

   - Es su cuerpo, Leonard. Es su decisión.

   - Será su cuerpo, sí... pero estamos hablando de la vida de tu nieto.

     Bones le soltó y se fue al piso de arriba. Tal vez Jim le diera el apoyo que Spock parecía negarle.

 

 

                                                          Alex y Peter recibieron a Amy en su apartamento con un fortísimo abrazo. Los dos habían estado tremendamente preocupados desde que su joven prima desapareció junto a Pavel y Khan. La llamada de Jim la noche anterior, diciéndoles que los tres habían vuelto de la nave oscura, les había dejado con las ganas de verlos.

   - ¿Dónde están ellos? - Preguntaba Peter sin separarse de la chica ni un milímetro. - ¿Estáis todos bien?

   - Khan y Pavel están en casa, con Sulu. - Amy logró deshacerse del agarre del pelirrojo y contestó encogiéndose de hombros. - He venido más que nada para hacerte una consulta, Alex.

   - Tú dirás... - El médico se sentó en el sofá de su salón, esperando a que su prima le contara.

   - Se trata de algo personal... ¿puedes dejarnos a solas, Pete?

   - Claro, iré a recoger a David. - Besó a Amy en la frente y a su esposo en los labios para despedirse. - Nos veremos más tarde, en casa de mis tíos. Hoy almorzamos todos allí, ¿vale?

   - De acuerdo mi amor, hasta luego. - Alex volvió a besar a su esposo y le dejó marchar con una amplia sonrisa. - Bien, ya estamos solos. ¡Dispara!

   - Veo que mi padre no os ha dicho nada...

   - ¿Sobre qué?

   - No he vuelto tal cual me fui a la nave oscura... De hecho he regresado igual que lo hizo a'nirih cuando él y papi fueron abducidos.

   - Espera... - Alex sacudió la cabeza. - Si no he entendido mal... ¿me estás diciendo que estás embarazada? - Inquirió con una amplia sonrisa y echándole los brazos a Amy.

      La joven se apartó, levantándose del sofá caminó hasta la pared de enfrente, buscando algo en el mueble bar.

   - No te pongas eufórico, Alex. - Le cortó en seco. Descubrió una botella de ginebra y se sirvió una copa añadiendo tan sólo una tercera parte de tónica y un par de aceitunas. - No pienso tenerlo.

   - ¿Qué estás diciendo? - El rubio no daba crédito, aquello era muy serio.

   - Lo que has oído. ¿A dónde ha ido Peter a buscar a David? ¿Es que ha estado aquí desde que me fui?

   - Tu hermano le cedió su cuarto a Sulu y sí... ha estado durmiendo en casa desde entonces. - Alex se sonrojó por unos segundos. No podía contarle que el chico no había salido de su cama en aquellos dieciocho días. - Está en la Base Estelar I, con Scott... revisando las pruebas finales de la USS Olympia.

      El doctor se puso en pie y acudió junto a Amy. Con su más de metro noventa de estatura y su impresionante presencia vikinga, le quitó sin dificultad el vaso de la mano a la chica.

   - No debes beber en tu estado. - Le dijo con severidad.

   - De eso se trata, Alex... - Le lanzó una mirada desafiante, con una expresión que el rubio reconoció como la testarudez vulcana que caracterizaba a su joven prima. - No quiero al bebé, no voy a seguir con el embarazo. ¿Me equivoco o al igual que Bones tú también te negarás a practicarme un aborto? - Torció la boca con su pícara sonrisa de medio lado.

   - ¿Se lo has pedido a Bones? - A Alex se le quebró la voz al preguntar. - Matar al hijo de Pavel... ¡Sabes que no podría hacer algo así! Ni se te ocurra pedírmelo...

   - Lo hago. Te lo pido, Alex. Y si no quieres ser tú, ten por seguro que encontraré a otro. - La voz de Amy se volvió grave, oscura. Sus palabras sonaban como a sentencia.

   - Vete de mi casa. - El rubio estiró su largo brazo señalando la puerta. - ¡Márchate! Sal ahora mismo de aquí... no quiero escuchar una palabra más.

 

         Amy cerró de un portazo, dejando a Alex abatido en el salón. El médico se bebió de un trago la copa que tenía en la mano, poniendo cara de asco pues la ginebra no era de su agrado. Luego se dejó caer en el sofá, derrotado, consternado, frustrado por no haber podido hacer nada para que la joven madre cambiara de opinión... pero ¿qué decirle a alguien tan testarudo? ¿Cómo convencerla de que tuviese al bebé?

 

 

                                                              Cuando McCoy y Jim hablaron con Khan y Pavel del tema, ambos reaccionaron de forma muy dispar. Mientras que el ruso aceptó que Amy era quien debía tomar la decisión sobre si continuar o no con el embarazo, el sobrehumano dejó clara su postura con un buen puñetazo a la pared del comedor.

   - ¡No voy a tolerar semejante atrocidad! - Gritó lleno de ira.

   - Es su cuerpo, Khan... Las mujeres son quienes tienen la última palabra en estas cosas. - Acercándose a su novio le acarició la espalda para tratar de calmarlo. - Yo tampoco quiero que interrumpa el embarasso, pero no podemos hasser nada, lyubimiy moy... *(amor mío)

   - Por mucho que me disguste he de reconocer que Pavel tiene razón. - Intervino Bones. - Las leyes son así, protegen a las mujeres de embarazos no deseados.

   - ¿Y quién protege a los hombres? ¡No hay derecho! - Jim estaba del lado de Khan. - ¡No es justo! El bebé no sólo es de Amy... ¡Digo yo que Pavel, Khan y Sulu también deberían poder opinar!

   - A mí no me nombres... - Intervino el japonés que había oído el golpe y los gritos que diera su violeta, plantándose de inmediato en el salón. - Yo no tengo nada que ver en eso.

   - Anata... *(cariño) - Khan lo agarró por los dos brazos mirándolo a los ojos. - Es el hijo de Pavel... ¿vas a dejarlo morir antes de nacer? Porque yo no puedo permitir eso. Hablaré con ella. ¿Dónde ha ido?

      Sulu se sintió fatal, lo cierto es que deseaba a aquel bebé más que nada en el mundo pero entendía perfectamente a Amy. La chica quería ser piloto, no madre. ¿Cómo iba a echarle nada en cara cuando él hizo exactamente lo mismo al abandonar a Demora para marcharse al espacio? Si en lugar de Selene hubiera sido él el embarazado, habría abortado igual que quería hacer la joven.

   - ¡Hablaremos con ella los dos...! - Jim miró a Bones esperando una respuesta.

     El médico se encogió de hombros, no sabía si contestar. Al final mintió, como siempre, para proteger a su querida Amy de la furia de su padre.

   - No lo sé. Supongo que estará buscando a un médico que lo haga... ya sabes... ¡Eso! - No podía ni decir la palabra, frunció los labios para atraparla dentro.

   - Pues tenemos que encontrarla, Jim. - Khan se dirigía ya a la puerta para salir a la calle. - Antes de que haga una estupidez.

   - Usad el tel *(vínculo) – Les sugirió el almirante. - Vamos, Pavel... Une tu mente a la de Khan y encontradla.

   - Imposible, Jim. - Contestó el genio con su mirada más triste. - Llevo intentándolo desde hasse rato: su mente está serrada.

   - Sí, yo tampoco consigo conectar con ella. - El sobrehumano esperó a que Jim le acompañara.

   - Bones, ¿crees que habrá ido a ver a Alex? - Preguntó el rubio con una de sus acertadas intuiciones.

   - ¿Cómo voy a saberlo, Jim? ¡Soy médico, no adivino! - McCoy ni afirmó ni negó nada. Su sonrisa cínica se le heló en la cara y supo que Jim entendió por qué ocultaba lo que ocultaba.

   - No te preocupes, solamente queremos hablar con ella, hacerle entender que está equivocada. - Jim se acercó a su t'hy'la y le besó con dulzura, dejando los labios del médico impregnados en su miel al retirarse. - Dile a Spock que nos guarde algo de su sopa plomek.

 

       El vulcano estaba cocinando el almuerzo. Con su fino oído escuchó toda la conversación pero quiso mantenerse al margen. Al igual que Pavel pensaba que era Amy quien debía decidir si seguir o no adelante con la gestación. El ruso y Sulu pasaron por su lado para salir afuera; hacía un día precioso, uno de esos últimos días de verano que había que aprovechar. Pusieron la mesa para todos en el jardín, comerían allí.

 

 

                                                     La doctora Suzanne Woolcott-Oetker se sorprendió cuando abrió la puerta de su casa y vio a la muchacha vulcana ante ella. ¿Qué estaba haciendo allí la hija de sus amigos Jim y Spock? Por supuesto la invitó a entrar con una amable sonrisa.

   - ¿Está Otto en casa? Quiero hablar con él, es algo profesional... médico, ya sabes.

   - Claro, querida. Pasa, por favor. Oye... pero ¿cuándo habéis vuelto de esa nave extraña?

   - Anoche... y sí, estamos los tres bien, más o menos.

   - ¡Oh! Ya veo... - Suzanne entendió que algo le sucedía a la joven, seguramente un problemilla ginecológico sin importancia que su esposo podría fácilmente solucionar. - Siéntate Amy, íbamos a comer ya ¿quieres unirte a nosotros? Te traeré un plato y cubiertos. - Le ofreció indicándole el camino al comedor donde su marido se levantó de la silla al verla.

   - No te molestes, muchas gracias. - Rechazó con educación. - No tengo apetito... yo...

   - ¿Qué te ocurre, preciosa? - El doctor se acercó y la miró con detenimiento, observando su piel resplandeciente no tardó en comprender. - Estás embarazada.

   - ¡Vaya! - Exclamó Amy. - ¡Sí que eres el mejor ginecólogo de San Francisco!

   - Del planeta, diría yo... Pero claro, pensarías que exagero. - Sonrió el alemán.

   - ¡Oh cariño! - La rubia bióloga la besaba y abrazaba emocionada con la noticia. - ¡Es maravilloso!

   - No, no lo es... ¿quieres soltarme, Suzie? - La joven se la sacudió de encima como pudo y se enfrentó al matrimonio para decirles por qué había ido a visitarles. - ¡Quiero abortar! ¿Es tan difícil de entender?

   - ¿Cómo dices? - Suzanne la miró espantada. - ¡Qué irónica es la vida! Como decían en mi siglo, Dios le da pan a quien no tiene dientes...

   - ¿Qué quieres decir? ¿Qué significa eso? - Amy no comprendió el dicho, al igual que a su padre Spock le costaba entender las expresiones populares, se las tomaba demasiado literalmente. - Tengo dientes... - Se los rozó con la lengua.

   - Ya sabes que mi esposa es estéril. Llevamos un año esperando en la lista de adopciones. - Contestó el médico por su mujer.

   - Cariño, sé que te parecerá una locura... - La rubia le acariciaba la melena negra y rizada que Amy llevaba suelta sobre los hombros. - ¿Por qué no tienes al bebé y nos lo cedes a mí y a Otto? Entiendo que eres demasiado joven para ser madre, que tienes una brillante carrera en la Flota por delante y todo eso... Ahora mismo, lo último que necesitas es esta atadura... - Señaló el vientre de Amy y sonrió. - ¿Qué piensas?

      La joven se giró y miró a Otto. En su tranquila mirada y su honesta sonrisa vio que tanto él como Suzanne anhelaban intensamente aquello de lo que ella quería deshacerse: un hijo.

   - Creo que si te diera al bebé, Khan y Sulu te lo arrancarían de los brazos. ¡Es hijo de Pavel! No iban a dejar que tú... - Se detuvo al oír sus propias palabras. Sus dos amigos la miraban asintiendo.

   - Cariño, siéntate a comer con nosotros. - Otto la tomó de la mano y la acompañó a la mesa. - Ya tienes la respuesta a tu pregunta: sí, es difícil de entender que quieras abortar.

   - Tú misma lo has dicho, Amy. - Suzanne le frotaba los hombros hablándole con su dulce voz y su sonrisa angelical. - Si Pavel es el padre de esa criatura, Khan y Sulu harán lo que sea por tenerla. ¿Vas a hacerles algo así? ¿Eres capaz de arrebatarles la oportunidad de ser padres?

 

       Amy se sentó sin decir nada. Sobre la mesa una fuente con guiso de carne humeaba enfriándose, esperando a que alguien le metiera mano. Olía deliciosamente.

   - Traedme un plato, por favor. - Dijo al fin sin levantar la mirada. - Y que sea grande. Ahora debo comer por dos.

 

      Tendría al bebé, lo gestaría para ellos, al igual que ella fue gestada en la nave oscura para Jim y Spock. Nueve meses no eran demasiado, podría soportarlo. Sulu, Khan y Pavel... los tres serían padres y ella se marcharía de su lado, dejándolos atrás para convertirse en lo que de verdad quería ser: la mejor piloto de la historia de la Flota Estelar.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por los comentarios.

Dejo imagen de los tres doctores a los que Amy hace su consulta.

http://www.casimages.es/i/140915122118210792.jpg.html


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).