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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Los celos son tan naturales como inevitables. Cuando un niño deja de sentir que tiene en exclusiva la atención de sus padres, principalmente porque debe compartir el tiempo y el cariño con su hermano pequeño, nota sentimientos contradictorios. Se debate entre el amor y “el odio” a quien considera que le ha arrebatado algo que es suyo. Se siente “destronado” por un intruso que ha llegado a su casa y, además, tiene intención de quedarse... Algunos de los síntomas de esos celos son que el niño se muestre retraído o irascible. La mayoría de los niños en un momento de sus vidas quieren la exclusividad del cariño de sus padres, quieren centrar toda su atención y no les es fácil compartirlos.


 


Hasta la llegada de Anton, Pavel había gozado de toda la atención por parte de Khan, Sulu y Jim; él era su “muzh”, su rosa, era el niño de Jim, su ojito derecho. Tenía que reconocer que las cosas habían cambiado.

 

El príncipe destronado

 

 

                                                                   Al doctor Freeman le costó despedirse de su esposo cuando éste le dijo que debía partir rumbo al cuadrante Delta. Le abrazaba en la cama como si fuese la primera vez y la última que le tendría allí. Peter no podía apenas respirar.

   - ¡Por tu dios Odín, vikingo! - Le llegó a suplicar. - ¡Quita de encima...! ¡Aaah!

   - Lo siento, yo... - Alex se echó a un lado pero sin soltarle de entre sus brazos, dejando claro que no podía renunciar a él.

   - Solamente serán unos meses, mi amor...

   - No entiendo por qué tu tío te envía a ti y no a Johnson.

   - Principalmente porque el hombre se ha jubilado. - Le dijo con su traviesa sonrisa.

   - O a Khan...

   - Tal vez porque aún no ha conseguido su amnistía y en la zona a la que voy demasiadas personas saben quién es en realidad el teniente Black.

   - Pues Pavel, entonces... ¡Cualquiera menos tú, joder!

     Peter le cogió la cara entre las manos y le besó. Su esposo raramente decía palabrotas, debía estar muy preocupado.

   - Oye, soy el hombre adecuado para esta misión y lo sabes. Ya me ocupé con Johnson de la seguridad cuando la ceremonia de investidura como emperatrices de T'rak y Azetbur. Esto no es tan diferente...

   - ¡Pretenden recuperar el Palacio de Remo, Peter! ¡Ese planeta es un nido del Tal'Shiar, es muy peligroso!

   - Pero si Amy lo ha dejado casi vacío... – Rió el pelirrojo. - Con ella allí creo que no tengo nada que temer.

     Alex negó con la cabeza, no dudaba de que su prima protegería a su marido igual que había estado haciendo con la tripulación de la Olympia; a la Tierra había llegado ya su fama de despiadada cazadora de renegados. Aún así el médico no estaba nada contento con la idea de separarse de su esposo, dejándole ir a un lugar tan comprometido.

   - Di la verdad, vikingo... - Trató de bromear Peter con su sonrisa de medio lado. - Lo que a ti te preocupa es que voy a ver a David.

   - ¡Vete al cuerno! - Sonrió el rubio. - Por mí como si folláis como conejos... no me importa.

   - ¡Tal vez lo hagamos! - Mintió el pelirrojo. - Sí, me acostaré con él y con cualquiera que sea su amante en estos momentos...

   - ¿Ah, si? ¿Y si está con una chica? - Ahí Alex le dejó sin palabras.

      Los dos se miraron un segundo cara a cara antes de echarse a reír a carcajadas. Alex sabía que Peter le sería fiel. Lo que pasó con David fue algo que hicieron juntos, los dos, y su marido no estaba nada orgulloso de aquello. Cuando el muchacho se embarcó en su misión de cinco años a bordo de la USS Olympia, Peter se alegró de distanciarse de su primo. Seguir con su relación a escondidas de todo el mundo se hubiera vuelto demasiado complicado, era mejor así.

   - ¡Una chica! - Peter seguía riéndose. - ¡Ojalá mi primo se echase novia y sentase la cabeza!

   - Algún día lo hará, es un Kirk, acabará entregándole su corazón a alguien... Hombre o mujer, eso ya se verá. - Alex volvió a besarle, en unas horas su marido se iría de su lado. - Y tú... dime una cosa. Estar con una chica... ya sé que nunca lo has hecho, pero... ¿es que no tienes ni siquiera curiosidad?

      El pelirrojo perdió su virginidad con Alex y jamás había estado con una mujer. No como el rubio, que tuvo algún que otro lío con chicas en el instituto antes de conocer a Peter.

   - No es algo que me preocupe, Alex, ya lo sabes. - Le respondió cansado, no era la primera vez que su esposo le hacía aquella pregunta y siempre le daba la misma respuesta. - Yo te quiero a ti, mi amor. Solamente a ti.

   - Y yo a ti, min elskede mann... *(mi amado esposo)

     Le dio la vuelta rodeándolo con sus fuertes brazos hasta tenerlo debajo de él, listo para recibirle. Besándole en el cuello le demostró todo su amor tomándolo con la ternura y el cariño que le profesaba, delicadamente, haciéndole sentir placer hasta en la más minúscula caricia, sembrando su semilla en su interior al tiempo que extraía la de Peter con sus hábiles manos.

   - Espero que esto te haga volver a casa... - Jadeó Alex a su oído.

   - ¡Nadie como tú, mi amor! - Exclamó sin aliento, fundiéndose en un abrazo con su esposo.

 

 

                                                                 Pavel se divertía haciéndole levitar por encima de su cabeza. Al niño le encantaba la sensación de estar volando, reía sin parar con sus agudos gritos de alegría, mirando a su padre a los ojos.

   - ¡Pavel! - Le reprendió Jim al sorprenderle. - ¡Por todos los dioses!

     El almirante tomó a su nieto en brazos y lo estrechó contra su pecho, mirando al ruso con desaprobación.

   - ¡Pero si le encanta...! - Se quejó el brujo.

   - ¡Podrías perder la concentración y Anton acabaría en el suelo, idiota! - Le regañó muy enojado.

   - ¡Ah! Igual que Sulu... - No era la primera vez que le pillaban usando su telequinesia con el bebé. - ¡Hijo mío, se acabó la diversión! - Acercándose a Jim besó a Anton en la frente y se echó a reír. - Por hoy... - Susurró.

   - No me lo digas, Jim. - El japonés entraba al salón de su casa con una bandeja y un plato de papilla de cereales. - Otra vez le hacía levitar... Pavel, ¿qué te tengo dicho?

   - Me voy. - El ruso se alejó hacia la puerta, girándose un momento para ver cómo Jim colocaba un babero en torno al cuello de Anton y Sulu acercaba la cucharilla a la boca del niño. - Creo que Khan sigue en casa de Scott y Nyota, iré a recogerle para senar...

      Ni Sulu ni Jim le respondieron, no le miraron siquiera. A los dos se les caía la baba dando la merienda al pequeñín. Sulu se ocupaba de cargar la cucharilla con papilla y Jim de distraer a Anton haciendo bailar a Kermit delante de él.

   - Hagas lo que hagas, Jim, no le asserques a Kermit esas manitas pringosas de baba. - Le advirtió Pavel. - ¡Estoy harto de tener que lavar mi muñeco cada dos por tres! Se va a estropear...

   - ¡Como tú digas, mi niño! - Contestó Jim. - No dejaré que tu hijo ensucie tu muñeco... - El rubio almirante le guiñó un ojo a Sulu, los dos sabían que ignoraría esa orden.

   - A lo mejor senamos fuera... los dos... ¡Khan y yo! - Pavel se encogió de hombros y salió a la calle. El niño ocupaba toda la atención de los dos hombres. - O a lo mejor seno yo solo por ahí... - Murmuró de mala gana.

   - ¡Que te diviertas, Pavel! - Dijo al fin Sulu mirando a Jim y ocultando una sonrisa.

      La puerta se cerró con un portazo, el genio estaba molesto, no le habían hecho mucho caso.

   - No quiere que toque su ranita... ¿Crees que está celoso del niño? - Le preguntó Jim a su amigo sonriendo.

   - No lo creo, sé que lo está. - Le confirmó el japonés. - Pavel es el príncipe destronado, Jim.

   - Tendríamos que pasar más tiempo con él... pero... ¡es que esta cosita tan linda...! - Jim le hacía carantoñas a su nieto que le regaló una risotada y un buen tirón de su barba. - ¡Ay! ¡Es igual que su padre!

     Sulu se carcajeó, a Anton se le puso cara de malo cuando descubrió lo que podía hacer si tiraba de los pelos de la cara de su abuelo.

 

                  Al final cenó solo lejos de casa, de su familia, de sus amantes y de su hijo. Pavel no fue a recoger a Khan a casa de Scott, condujo la moto de Amy hasta las afueras de la ciudad y se perdió a solas en el bosque con unas hamburguesas que compró por el camino.

   - Aquí, más o menos, fue donde aterrisamos con la Katyusha... - Se dijo contemplando el solitario claro entre los árboles del parque Golden Gate. - Y allí desidimos ir a un hotel en Sausalito.

       Pavel le dio un mordisco a su comida y se sentó sobre el cesped para mirar las luces a lo lejos. Desde el siglo veinte todo había cambiado mucho, pero le resultaba sencillo reconocer los lugares.

   - ¡Yo tenía una Triumph TR65 Thunderbird de mil novesientos ochenta y dos! ¡Ah...! - Se lamentaba con nostalgia. - Y bebíamos coca-cola cada día, ¿por qué será tan difísil sacar la fórmula? Nuestros mejores químicos aún no lo han conseguido...

      Se llevó a los labios una petaca con vodka que sacó del bolsillo interior de su cazadora negra de cuero. No iba tan mal con las hamburguesas, aunque hubiese preferido aquel fantástico refresco del siglo veinte. Le dio un buen trago al licor y volvió a perder la vista en el horizonte.

   - ¿Cómo puñetas se llamaba el hotel? - Pavel se rascaba la cabeza tratando de hacer memoria. - ¡El Above Tide! *(por encima de la marea) – Recordó en un grito. - Allí me tomó por fin, después de trese años criogenissado... ¡Cómo le echaba de menos! ¡Y cómo me hiso gritar! - Rió divertido.

      Cerró los ojos y se tumbó en la hierba, suspirando al acordarse de la primera noche que pasaron juntos en el hotel de Sausalito en el pasado.

   - Luego trajo a Sulu a la cama... Ay, moy drug... moy lyubov... *(amigo mío, mi amor) – Sin darse cuenta empezó a tocarse por encima de la ropa, notó una incipiente erección bajo los pantalones vaqueros. - ¡Dionisio! - Llamó con una sonrisa, jugando, lo cierto es que no esperaba respuesta.

   - ¿Qué ocurre? - Contestó una sombra haciéndose carne a su lado. - ¿Estás bien?

   - Ay, yebát! *(joder) – Pavel se incorporó de un salto, sorprendido por la aparición del dios junto a él. - No sabía que... no pensaba que vinieras... yo...

   - Ya veo, no te sucede nada. - Dionisio le acarició la barbilla y se sonrió con el tacto del vello suave y rizado. - ¿Por qué todos los humanos os dejáis barba cuando tenéis un hijo?

   - ¿No te gusta? - Pavel se repasó el mentón con la palma de la mano. - ¡A Khan y a Sulu les encanta!

   - Ya que me has hecho venir... - el dios se acercó aún más al ruso hasta tenerle sujeto de la cintura, - ...dame algo que pueda recordar cuando te tengo lejos.

   - ¿Habéis regresado al Olimpo? Cuéntame...

   - Después, Pavel... - Dionisio le quitó la cazadora y la emprendió con los botones de la bragueta del ruso. - Te contaré lo que quieras después.

 

 

                      Cuando llegó a casa se encontraba totalmente embriagado y no precisamente por el vodka: el dios le había colmado de atenciones. Era muy tarde, Anton dormía tranquilo en su cuna, la misma que usaron Bean, Cayden y Amy. Demora lo hacía en su cuarto. Pavel había sentido la llamada de Khan varias veces a través del tel *(vínculo) pero no respondió, se limitó a hacerle saber que estaba bien para evitar que tanto él como Sulu se preocuparan. Aún así ninguno de los dos se había acostado, le esperaban en el salón para acribillarle a preguntas.

   - ¿Se puede saber dónde has estado? - El japonés contuvo su deseo de abrazarle para demostrarle así su enojo.

   - Dónde no es tan importante como con quién, anata *(cariño) - Khan le miraba con severidad, sentado en el sofá no hizo por levantarse a recibirle.

   - Bueno, yo... - Pavel se rascó la cabeza, con una tímida sonrisa se encogió de hombros. - ¿Es que me habéis echado de menos? Creía que estabais muy ocupados con mi hijo...

   - ¡Deja ya esos estúpidos celos con el niño, Pavel! - Sulu le agarró de los rizos de la nuca, ahora sí consintió en tomarlo entre sus brazos. - ¿Dónde estabas? Me tenías preocupado...

   - Ya te dije que se encontraba bien, Sulu. - Khan seguía con su pose indiferente hacia el ruso.

   - Fui al bosque, quería estar solo un rato.

   - ¡Solo! - El sobrehumano soltó una cínica y breve carcajada. - ¿Con quién has estado tú solo, si puede saberse?

   - Es que Dionisio...

      El japonés se separó para mirarle a los ojos aguamarina, su expresión de sorpresa lo decía todo.

   - ¿Has vuelto a...? ¿Con ese dios? - Sulu no podía creerlo, su rosa entre los brazos del dios del vino otra vez.

   - ¿Y qué podía hasser? ¡Le llamé en broma, no imaginaba que fuera a presentarse...! - Se excusó.

   - Llevabas casi un año, Pavel. - Khan se levantó de su asiento. Con sus ojos azul hielo entrecerrados y su postura tensa delante de su novio le demostró su total desaprobación ante lo que éste había estado haciendo. - Desde lo de Riley han pasado diez meses.

      Khan llevaba bien las cuentas. Poco antes de que naciese el bebé, Kevin Riley regresó a la Tierra tras finalizar su misión en el Excelsior y Pavel le dio su bienvenida especial. Fue el último con el que tuvo relaciones fuera del trío.

   - Diess meses... bueno, ¿y qué? - El ruso sabía perfectamente de qué estaban hablando.

   - A este paso nunca me casaré contigo. - Respondió el moreno con desgana pasando por su lado. - Yo me voy a la cama, Sulu.

   - ¡Soy yo el que no quiere casarse contigo! - Pavel se giró y al ver la cara de Khan, molesto con aquellas palabras, se mordió el labio. - Ya sé lo que dijiste, que si era capass de pasar un año entero sin acostarme nada más que contigo y con Hikaru me harías tu esposo... pero yo no te prometí nada, Khan.

   - Oyasuminasai, anata *(Buenas noches, cariño) – Dijo el moreno subiendo las escaleras para entrar al dormitorio.

   - Yebát! – Pavel se enfurruñó y apartó al japonés cuando éste fue a darle un beso.

   - No la tomes conmigo, rosa mía. - Le pidió acariciando su barba rizada. - Yo te quiero tal como eres, no me importa que seas incapaz de dejarla guardada en tus pantalones.

   - Es un dios... - Farfulló Pavel. - ¿Cómo le disses a un dios, que ha venido expresamente del Olimpo para acudir a tu llamada, que no te ponga la mano ensima?

   - Lo comprendo... y él también. ¡Ya se le pasará!

   - No se le va a pasar. Lo que le he dicho... en realidad no lo siento, Sulu.

   - ¿Qué quieres decir?

   - Cuando me llama “moy muzh” *(esposo mío) sé que lo hasse de corassón y me estremesse... Quiere casarse conmigo y no lo hará a menos que yo le demuestre que puedo mantenerme fiel a los dos. - Pavel se echó al cuello de Sulu, estaba a punto de romper a llorar. - Ay, moy drug!

   - Entonces demuéstraselo, Pavel. - Le susurró al oído mientras le apretaba contra su pecho. - Hazle saber cuánto le amas.

 

       Da, lo haré. Se prometió a sí mismo dejarse de devaneos fuera del dormitorio, Khan y Sulu serían los únicos con los que compartiría la cama de ahora en adelante. No necesitaba a nadie más. Le gustaba cuando su novio le decía “muzh” porque eso le hacía sentir especial y amado. Conseguiría mantenerse firme en su propósito de serles fiel y aprendería a decir que no cuando alguien se le acercase con intenciones sexuales.

   - ¡Pavel Andreievich Chekov, no volverás a acostarte con otro que no sea tu novio o tu mejor amigo! - Se dijo antes de tomar la mano de Sulu y subir con él las escaleras.

   Khan les esperaba totalmente desnudo en la cama, mirándoles con fuego ardiente en los ojos azul hielo, invitándolos a los dos a compartir con él su deseo.

   - Te daré algo que ese dios no puede darte, Pavel... - Musitó con su voz más grave y sexy directamente a la mente de su novio. - Haré que no quieras estar con otro nunca más.

   - ¡Dímelo... vamos dilo, Khan! - Le pidió del mismo modo.

      Tomándolo de la mano le tendió sobre el lecho. Sulu se quedó de pie observándoles un momento antes de tumbarse a su lado.

   - Voy a hacerlo, Pavel... - Murmuró entre dientes con una pícara sonrisa.

   - Da... da...

   - ¡Voy a comerte entero y a escupirte después!

  - Mmm, eso tengo que verlo... - Gimió Sulu preparándose para contemplar a su rosa gozando del intenso placer que solamente la boca de su violeta sabía proporcionarle.

 

Notas finales:

Gracias por leer y por comentar.

Dejo enlace de un capítulo de Mentes Criminales donde aparece Pavel... Una grata sorpresa que me he llevado al volver a ver la serie.

Aquí en castellano (español de españa)

http://allmyvideos.net/embed-t3ah2ppb0uow.html

Aquí en latino (español de sudamérica)

http://allmyvideos.net/embed-7fgqoeemqanq.html

La canción del princípio del capítulo es una de mis favoritas.

http://www.youtube.com/watch?v=got3DXe-Edk

En este vídeo con el regalo de las imágenes de la película El club de la lucha, otra de mis favoritas que mañana sin falta volveré a ver... Eso y releer el Guardián entre el Centeno, que ya me toca después de más de un año de no disfrutar de la mágica prosa de J. D. Salinger...


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