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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

¿Realmente estaba pasando? ¿Jim... estaba embarazado? Fuera como fuese tiempos difíciles se avecinaban para el pobre Spock.

Sudef-wak

 


                                                                        A puerta cerrada Spock y McCoy prepararon lo necesario para hacerle la ecografía a Jim. Él no entendía nada de lo que estaban haciendo pero reconoció el misterio con el que actuaban.

- ¿Bones? ¿Qué tengo?... - No obtuvo más respuesta que una mirada de preocupación.

        Giró la cabeza para observar los indicadores del panel de vigilancia médica sobre su cama. Todo parecía normal, bueno el pulso se le estaba alterando, se aceleraba, pero era lógico viendo a su amigo y a su marido revolotear a su alrededor colocando máquinas y pantallas.

- Spock... - Intentó entrar en su mente pero se topó con ese velo que se lo impedía y que tanto detestaba. - ¡Spock! - Le gritó enojado.
- Cálmate, Jim. No te conviene disgustarte en tu estado... - El médico se mordió el labio, ¿de verdad se le habían escapado esas palabras? - Además, si no interrumpes, terminaremos enseguida. Ahora túmbate y relájate.
- Doctor, el tricorder no refleja... - Spock le enseñó la pantalla del zumbante aparato.
- Lo sé, lo comprobé antes... ¿Por qué crees que vamos a hacer la eco? Necesito ver lo que hay ahí dentro.
- ¡Vale, Bones! ¡Ahora sí me has puesto nervioso! - Dijo Jim agitándose en la camilla.
- Tranquilo, T'hy'la... - Spock le tomó la mano entre las suyas.
- ¿Tranquilo? ¿Calmarme? - Chilló soltándole la mano con desdén. - Hay algo que no se muestra en el tricorder y queréis mirarme con ultrasonidos por dentro... ¡Y tú, vulcano idiota, no me dejas entrar ahí! – Señaló la cabeza de Spock mientras gritaba. - ¡Es evidente que tengo algo raro!

        Bones miró a Spock y a su amigo con una mueca de dolor en la cara.
- Terminemos con la prueba, Spock. Debemos estar seguros.
- ¡Oh, mierda...! ¿Voy a morirme otra vez? - Se quejó el capitán.
- No, t'hy'la... Lo que tienes puede que sea... extraño, pero no tiene por qué matarte.

        McCoy levantó el pijama de Jim dejando su abdomen al descubierto. Unos músculos tonificados y marcados de los que Spock no apartaba la vista. Con un movimiento rápido, sabiendo que tendría que escuchar a su amigo quejarse, le untó el vientre con un gel frío.
- ¡Ah... está helado!
- Spock, el monitor... - Indicó el médico.
- Conectado doctor. Veamos...

        Los dos contemplaban fijamente la pantalla mientras McCoy pasaba el pequeño transductor una y otra vez por la barriga del capitán.
- No se ve nada anormal, doctor... - Dijo al fin Spock. - Claro que yo no soy el médico.

        McCoy apagó el aparato, ahora sí que estaba pasmado.
- Efectivamente, Spock. No hay nada ahí dentro, sin embargo la presencia de la hormona en su sangre...
- ¿Cáncer? - Dudó el vulcano afligido.
- ¿Qué? - Gritó Jim.
- ¡No, ni hablar...! Ya me he asegurado de eso, Spock. Tranquilo Jim, no tienes cáncer.
- Pero... ¿entonces? - Spock volvió a tomar la mano de su esposo entre las suyas. Ahora no hubo rechazo.

        El doctor McCoy se rascaba la cabeza caminando nervioso de un lado a otro de la habitación. Repasó mentalmente todas las pruebas, los resultados de la analítica, las opciones posibles. Finalmente se detuvo frente a ambos y les dio su diagnóstico.
- Debe tratarse de un embarazo psicológico.

        Jim se echó a reír a carcajadas. Era la peor broma que su amigo le había gastado desde que aquella vez en la academia le afeitara las cejas mientras dormía.

- T'hy'la... - Spock estaba totalmente serio, - ...en tu sangre hay una hormona femenina, la que hace posible detectar el embarazo en una mujer.
- Pero yo no estoy embarazado...
- ¿Me has oído decir la palabra “psicológico”?
- ¡Eso es ridículo! ¡Me encuentro perfectamente bien, Bones! No le pasa nada ni a mi vientre ni a mi cabeza.

        Jim se levantó de la cama dispuesto a salir por su propio pie de la enfermería.
- ¿A dónde crees que vas, Jim? No te he dado el alta todavía.

        El capitán se quitó el pijama y, totalmente desnudo, buscó un uniforme que ponerse. Olvidó que había llegado allí sin nada encima y su ropa estaría en su camarote.
- Spock, tráeme un uniforme.
- ¡Pero Jim...! - Protestó McCoy enérgico.
- ¡Ya he tenido bastante, doctor! Me encuentro bien, es lo que dicen los indicadores del monitor. Si lo único raro es esa dichosa hormona y ya has comprobado que no tengo ningún bollo en el horno, voy a volver a mis obligaciones como Capitán de esta nave. - Sentenció dirigiéndose a la puerta.
- Al menos ponte el pijama... No querrás que el resto de la tripulación te vea así, ¿no? Algunos hemos tenido suficiente con lo que vimos en el puente...

        Jim se ruborizó al recordar cómo él y Spock habían vuelto a bordo con las señales visibles del orgasmo recién experimentado. Se volvió a poner el pijama y salió todo lo dignamente que pudo de la enfermería.
- Debemos considerar la posibilidad de que, tras lo ocurrido en la nave oscura, nuestras mentes se hayan visto afectadas de alguna forma. Te ruego disculpes a mi esposo, Leonard. - Spock bajó la mirada y salió tras el capitán camino de su camarote.

        McCoy se quedó a solas, pensativo, rascándose la cabeza se apoyó en la mesa de su despacho. El plato de pescado a medio comer seguía allí. Hambriento, se lo terminó en unos bocados. Estaba realmente helado. De repente su intercomunicador silbó.
- Aquí McCoy, adelante... - Dijo con tono de fastidio.
- ¡Doctor! ¡A prisa! ¡Jim se ha desmayado! - La voz de Spock sonaba desesperada.

            Ni siquiera respondió. Salió disparado hacia la cubierta C, corriendo como un loco por los pasillos. Se cruzó con Christine llegando al área de los dormitorios de los oficiales. Sin decir una palabra ella le siguió.
- ¡Doctor! - Llamó Spock cuando le escuchó acercarse a la puerta.
- ¿Qué ha pasado?
- No lo sé, cuando llegué le encontré algo mareado, pero dijo que no era nada. Mientras le buscaba unos pantalones en el armario... estábamos hablando y le oí caer al suelo. Creo que se ha golpeado la cabeza.

        El tricorder zumbaba a su alrededor desde hacía rato. La enfermera Chapel comprobó que no había ninguna herida sangrante. De pronto Jim abrió los ojos.
- ¡Eh! ¿Quién ha comido pescado? - Dijo con la cara pálida como el papel.

        Se llevó las manos a la boca como reprimiendo la náusea. Christine estuvo rápida y le acercó la papelera. El capitán vomitó con fuertes arcadas.
- ¡Típico! - Exclamó McCoy. - Me temo que es un síntoma más de lo que te he diagnosticado...
- ¡Oh, cállate, maldito brujo...! - Renegó Jim sin soltar la papelera. - No me pasa nada, Bones... y mucho menos un embarazo psicológico.

            Christine Chapel abrió los ojos como platos al escuchar aquello. Luego acarició la espalda de su capitán mientras éste vomitaba un par de veces más.
- ¿Qué puedo hacer, Leonard? - Preguntó angustiado Spock.
- Nada, aguantar... y créeme que te va a tocar la peor parte, amigo. ¡Tendrá todos los síntomas de un embarazo!
- ¿Sudef-wak? ¿Una gestación? ¿Éso es lo quiere decir “tener un bollo en el horno”? - Spock estaba lleno de dudas, terriblemente preocupado por su esposo.
- ¡Espero que no le dure tanto! Debemos poder ayudarle a superar esto. Es un problema psicológico, nada más... De momento tendrás que asumir el mando de la nave... - Observó por el rabillo del ojo que Jim iba a protestar furioso. – Sí, Jim. Como Oficial Médico Jefe te relevo del mando del Enterprise, no estás en condiciones psicológicas normales. - Atajó radicalmente.

        Con un gesto indicó a su enfermera que le acompañase. Saliendo del camarote del capitán se dirigió al vulcano en voz baja.
- Spock, hazle descansar, mañana hablaremos.
- Sí doctor, lo intentaré.
- Aplícale tu pinza vulcaniana si hace falta, pero que no salga de aquí.

Notas finales:

Gracias por leer. Espero sea de vuestro agrado.


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