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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Mientras Jim siguiera con su embarazo psicológico McCoy le consideraría inhabilitado para el mando del Enterprise. La terapia era la única solución.

Terapia

 



                                                                        Spock estaba al mando del Enterprise desde que el doctor McCoy relevara al capitán. Habían pasado ya seis semanas y la terapia no daba resultados; Jim continuaba experimentando su falso embarazo.

        Los análisis periódicos a los que Bones le sometía seguían ofreciendo datos sorprendentes: gonadotropina coriónica humana, alto nivel de estrógenos y progesterona, incluso encontró lactógeno placentario en su último estudio. Ni el tricorder ni los ultrasonidos mostraban que un feto se estuviese desarrollando en su interior, sin embargo Jim sufría de nauseas matutinas y bruscos cambios de humor debido a la revolución hormonal en su sangre.

        Cada tarde, frente a una taza de café, McCoy le sometía a infinidad de preguntas y con paciencia intentaba comprender por qué Jim somatizaba un embarazo ficticio.
- Bones, me aburro soberanamente. ¿Cuándo vas a darme el alta? Estoy bien...
- No lo estás Jim. ¿Vuelvo a leerte los resultados?
- Lo que está claro es que así no vamos a ninguna parte. Ya te he contado toda mi maldita vida, sabes detalles que ni siquiera Spock conoce, o eso creo... No, seguro que los conoce. Cuando tuvimos nuestra fusión mental después de la boda vimos todos nuestros demonios internos...

        Jim se quedó pensativo un rato, recostado en la silla frente a su amigo. McCoy bebía café y le observaba en silencio.
- Podrías dejarme intentar la hipnosis... - Le propuso el médico una vez más.
- No creo que sea buena idea.
- Lo que hace que tengas estos síntomas está encerrado en tu subconsciente. Y no puedo llegar ahí simplemente hablando, es evidente. Llevamos más de un mes de terapia y como bien has dicho no llegamos a ninguna parte.
- Pero es que Spock ya se ha metido en mi subconsciente, Bones... Lo hace casi cada día. Si mi marido no es capaz de encontrar una explicación dentro de mi cabeza ¿qué te hace pensar que tú podrías hacerlo?

        McCoy se levantó y caminó rodeando la mesa hasta quedar detrás de él. Poniéndole las manos sobre los hombros le contestó con total convicción.
- Que yo no estoy enamorado de ti.

        Jim giró la cabeza hasta clavar sus azules ojos en los de su amigo. Torciendo la sonrisa le preguntó.
- ¿Estás seguro de eso? - Le dijo con una mirada sensual.
- ¡Oh, vete a la mierda! - Exclamó apartando las manos de su amigo.
    
        Los dos se echaron a reír con fuertes carcajadas.
- Está bien, hagámoslo. Hipnotízame si eso hace que me devuelvas el mando de mi nave. - Se resignó.



                            Jim revivió la oscuridad total, el silencio y la soledad que sintió cuando la nave oscura le raptó del puente. No había allí ni un punto de referencia, aquello era la nada más absoluta. El tiempo no existía. Le pareció que habían pasado meses hasta que al fin escuchó la voz de Spock en su cabeza llamándole... Luego él apareció a su lado. Primero percibió el calor de su cuerpo envolviéndole; después, poco a poco, pudo verle la cara. Era algo inexplicable, pues no había luz allí dentro, sin embargo le veía: sus ojos negros profundos y tristes mirándole fijamente, su nariz, su flequillo... sus orejas que empezó a acariciar, su boca que comenzó a besar. Se sintió bien, sumido en una eterna noche entre los brazos de Spock. Sin saber cómo se fueron desnudando el uno al otro. La excitación y el deseo se apoderaron de ellos. Hicieron el amor rodeados de la nada. Su unión, su vínculo, su pasión, eran lo único que existía allí. Aquello duró años, siglos... eones. Nada más alcanzar el clímax se vieron a sí mismos sobre el suelo del puente del Enterprise. La luz cegaba sus ojos y notaron el peso de una manta cubriendo sus cuerpos.

- Despierta Jim, ¡vuelve! - La voz de Bones le trajo de vuelta al presente.
- ¿Qué? ¿Te rindes? Ya te dije que no podrías hipnotizarme...
- Acabo de hacerlo, idiota. - Le contestó releyendo las notas que había tomado.
- Si empiezo a cacarear como una gallina te cortaré las pelotas.
- Lo que me has contado es muy interesante. - Dijo obviando la broma.
- ¿De qué te he hablado? No recuerdo nada... - Jim se frotaba la cabeza incrédulo.

        El médico le miraba con reserva. Dejó sus notas y se levantó para pasear por el despacho mientras hablaba.
- Estuviste exactamente dieciocho minutos en la nave oscura, pero te parecieron una eternidad. Cuando hablé con Spock de esa experiencia me contó lo mismo. Él solamente estuvo nueve minutos y también perdió la noción del tiempo. Cuando volvisteis estabais extenuados, debilitados... Tuve que meteros suero, vitaminas y sales minerales para que os repusierais; dormisteis durante un día entero... Bueno, tú casi dos días.
- ¡Imagina lo agotador que puede ser pasar una eternidad follando! - Dijo riendo.
- Pero Spock me dijo que no había sentido que el deseo de... de... - Titubeó, no sabía qué palabra utilizar. Sus modales sureños no aprobaban el lenguaje de su amigo.
- ¿Follar? - Repitió divertido, sabiendo cuánto incomodaba aquello al médico.
- Dijo que no había salido de él... ni de ti. Me contó que “algo” os había impelido a eso.
- ¿Impelido? - Preguntó Jim con una mueca en la cara, como si considerase la palabra demasiado cursi.
- Tú has usado otra expresión... pero viene a ser lo mismo. - Revisó sus notas de nuevo. - “La excitación y el deseo se apoderaron de vosotros...”
- Bones, ¿yo he dicho eso?
- ¿Cómo lo recuerdas? - Le preguntó volviendo a sentarse para mirar a los ojos a Jim.
- No sé... en cierta manera fue... sí, algo nos impulsó a hacerlo. - Reconoció.

        McCoy dio una fuerte palmada sobre la mesa.
- ¡Exacto! ¡Eso es...! - Gritó.
- ¿Qué has descubierto? - Preguntó sobresaltado.

        Se inclinó sobre la mesa acercando su penetrante mirada a los entusiastas ojos del capitán y con una voz profunda sentenció.
- La nave oscura os abdujo y os obligó a mantener relaciones sexuales. Os escogió a vosotros dos de entre toda la tripulación. ¡A vosotros! Recién casados, enamorados... - Levantó el trasero de la silla, extendió las manos sobre la mesa apoyándose en ella para inclinarse sobre Jim y rematar con absoluta vehemencia - ¡Se quedó con vuestra semilla!
- ¿Para qué? - Preguntó el capitán totalmente intimidado ante la violencia con la que le hablaba su amigo.
- ¡Es obvio, Jim! - Dijo a voz en cuello poniéndose totalmente en pie.

        El capitán meneó la cabeza. No podía entender aquello... Que una nave del exterior de la Galaxia les hubiese robado de aquel modo su ADN. McCoy pareció serenarse. Apoyando sus manos en su propia cintura expresó con calma lo que había deducido.
- Empiezo a pensar que ese bebé no está solamente en tu cabeza, Jim.

Notas finales:

Gracias por leer. Espero que os guste.


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