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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

CAPÍTULO REEDITADO.

Kirk y Spock continúan en su refugio en el planeta del sistema Omicron Delta. Su historia de amor avanza un paso más.

Sa-telsu

 

 
                                                                            Al anochecer Jim bebía una taza de té caliente sentado en el suelo ante el fuego de la chimenea. Spock se la había preparado y le observaba dar pequeños sorbos a su lado. Parecía preocupado, silencioso, más de lo habitual. Jim casi podía oír el sonido de sus engranajes mentales moviéndose sin parar.

- Un penique por tus pensamientos. - Le susurró.
    Spock le miró a los ojos levantando una ceja.
- Bueno, es una frase hecha Spock, ya que no puedo leer tu mente todo el tiempo... Ni siquiera sé cómo funciona eso. ¡Sólo que a veces ocurre y ya está...! - Jim le acarició la ceja con su dedo, notando cómo el músculo se relajaba con su tacto. - Simplemente, me gustaría saber qué estás pensando. Parece que algo te inquietase y por cómo me miras diría que tu preocupación soy yo.
- Jim... Con mi mitad humana he de reconocer mi amor por ti, mis sentimientos son totalmente claros al respecto. - Su gesto era serio, pero no frío.
- Y yo me alegro de ello pues siento lo mismo por ti. “Pero...”  - Sonrió Jim. - Oh, vamos, es obvio que hay un pero...
- Pues.. como vulcano... Bueno, yo... He establecido el vínculo contigo sin embargo creo que tú no alcanzas a comprender su significado. - Ahora sí sonaba distante.
- Adelante, no sé a qué esperas... - Jim estaba aprendiendo a desarrollar una paciencia que nunca antes había necesitado. - ¡Venga, explícamelo!

    Dejó la taza a un lado y se sentó con las piernas cruzadas frente a su amante, listo para la clase de cultura vulcaniana.
    Spock imitó la manera de sentarse de Jim, parecía que ambos fueran a ponerse a meditar. La tenue luz del fuego les iluminaba los rostros, todo era serenidad y silencio alrededor.

- El Kah-ka... – comenzó Spock, – el Vínculo, la Unión Sagrada, es una elección que realizan los padres de dos vulcanos, eligiéndoles para ser unidos en matrimonio. Pero en esta ocasión yo mismo  he establecido contigo esa unión, el tel.
- Te refieres a nuestra unión mental, ¿verdad? - Jim trataba de seguirle. - Te preocupa que haya surgido espontáneamente en lugar de haber sido impuesta por tus padres.
- Mi padre realizó el koon'ul *(compromiso) para mí cuando yo aún era un niño de siete años, eligiendo a la que habría de ser mi esposa. Pero tras lo ocurrido con Vulcano es imposible que pueda ser completada esa unión: la hembra escogida por Sarek, a la que fui unido por su mente, no sobrevivió.

    Jim pareció suspirar aliviado por aquello. Spock casi sonrió, con un gesto apenas perceptible. Nadie en todo el universo se habría dado cuenta salvo, claro está, Jim.
- Nuestra unión, nuestro vínculo es si-kun-utik. Está fuera del matrimonio, fuera de lo establecido. - Spock trataba de hacerse entender, no sabía si lo estaba consiguiendo.
- ¡Ningún problema con eso, Spock! Podemos ser amantes, simplemente estar juntos. Es todo lo que quiero. Soy tu T'hy'la ¿no? - Jim ladeaba su cabeza con aquella pregunta.

    Spock le miraba con ternura. Extendió su mano derecha, dedos índice y corazón estirados, los demás replegados. Jim correspondió rozando aquellos dedos con los suyos. Sí, su compañero, su amigo, su amante.
- Hay algo más. No bastará con... “esto”... - dijo mirando sus manos juntas, – cuando llegue el pon farr.
- ¿Pon farr? - Repitió Jim sin dejar de rozar los dedos de Spock con los suyos.
- La época de apareamiento. Mi sangre se calentará, mis pensamientos se nublarán, me volveré violento...
    Jim apretó los labios para impedir que se le escapara la risa. ¿Época de apareamiento? ¿Spock violento? El vulcano observó, con los ojos abiertos como platos, cómo su amante empezaba a sonreír.
- Te ruego que no hagas ningún comentario jocoso, Jim.  - Le suplicó con decoro. - El Pon Farr va ligado a mi biología vulcana. Es algo de lo que no estoy en absoluto orgulloso, el tema es tabú entre los míos. Nos resulta inevitable, molesto y en algunas ocasiones... letal. Si no logro emparejarme con alguien con quien esté estrechamente unido, con alguien con quien pueda entablar el tel, el vínculo, moriré.

    Jim no podía creerlo. ¿Moriría? Su instinto fue cogerle entre sus brazos pero sabía que ahora mismo Spock atravesaba un momento muy embarazoso así que tragó saliva y procuró ser lo más frío y objetivo posible.
- Bien, Spock... ¡Pon farr..! ¿No? Te subirá la temperatura corporal y tendrás la imperiosa necesidad de... “aparearte”... - De pronto una idea se cruzó por su mente, un pensamiento que no le gustó nada; frunció el ceño antes de preguntar. - ¿Ha de ser con una hembra? ¿Con alguien de tu especie?
- No necesariamente... - Musitó Spock. - Jim, yo no deseo compartir esta intimidad con nadie salvo contigo. - Dijo clavándole la mirada.
- ¿Y hay algo que yo pueda hacer? - Jim parecía suplicar, mostraba ahora las palmas de sus manos extendidas hacia Spock, conteniendo el deseo de abrazarle.
- Sí lo hay. No moriría si estuviéramos telik *(casados), el tel entre tú y yo sería Kah-ka, así que esto es, Jim, básicamente mi kun-ut so'lik *(propuesta de matrimonio) - Dicho esto Spock buscó entre las mantas del sofá, donde antes la había dejado, una sencilla pulsera de cuero hecha por él. La cogió y acercándola a la muñeca de Jim esperó su respuesta.
- Creo que me he perdido, Spock. No domino bien el vulcano... aunque no sé por qué cada vez comprendo mejor tu lengua. Pero, ¿qué es kun-ut so'lik? - Preguntó nervioso.
- Te lo diré en tu idioma entonces. Jim... - Titubeó.
    Sus profundos ojos negros le penetraban hasta la mismísima alma. Maldita sea, pensó Jim, dilo de una vez. Lo comprendía, lo había comprendido todo, absolutamente todo...
- Jim, ¿quieres casarte conmigo? - Su voz sonó aterciopelada y profunda. Toda su alma acompañaba a aquella frase.

    Hubo un momento de silencio. Por unos instantes los ojos negros de Spock parecían atrapados, atados por un hilo invisible a los azules ojos de su amado Jim, atendiendo su respuesta.

- Sí... ¡Claro que sí! Pero antes de ponerme esa pulsera en la muñeca vas a aclararme qué va a significar esta unión, qué se supone que va a cambiar entre nosotros y qué diablos tendré que hacer cuando te llegue ese pon farr... - Cuando Jim estaba nervioso solía hablar rápido y sin parar. - ...Y por cierto, ¿cuándo demonios va a pasar?
      
          Pero ya había dado su consentimiento y Spock ataba el nudo alrededor de su muñeca izquierda. Estaba hecho.
- Ahora, t'hy'la, serás mi sa-telsu, mi esposo. Te enseñaré cómo apaciguar mi ira, cómo dominar mi sangre, cómo manejar el tel entre tú y yo. Pon farr se acerca... Sucede una vez cada siete años y ya falta poco.
- ¿Siete años? ¿Pero años de qué planeta? - Jim giraba la pulsera sobre su antebrazo, notando el suave tacto del material, rozando el trenzado con las yemas de sus dedos.
- De Ah'rak... *(Vulcano, en su lengua) – Respondió con una sonrisa.
- De Vulcano... Entonces, eso viene a ser en días terrestres... - Calculó con rapidez en su cabeza. - ¿Cada tres años?
- Cada 3,452 años para ser exactos. - Su precisión en el cálculo mental era superior.
- ¿Y cuándo vas a enseñarme? Dices que se acerca el momento... - Jim delataba su ansiedad por estar a la altura de las circunstancias.
- Calma, tal-kam... calma. Primero necesitamos el Taluhk nash-veh, Jim. El reconocimiento de nuestra unión, una breve ceremonia vulcana. - Le dijo Spock dándole a entender que la cosa no había terminado.
- ¿Tal-kam? - Preguntó Jim acercándose a su prometido.
- Significa querido... - Susurró justo antes de unir sus labios a los de Jim en un profundo y largo beso.

Notas finales:

Está hecho. Pero la historia continuará... AGRADEZCO COMENTARIOS.


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