Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

[Reviews - 264]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Pavel no quiere que Jim y Spock se enteren de lo que sintió a través de Amy la noche anterior. Con el nacimiento de una Supernova ante sus ojos descubrirá de qué están hechos sus amigos.

La materia de la que estamos hechos




                                                                   Aún no había sonado el despertador y Jim dormía plácidamente abrazado a la espalda de su amado esposo. De pronto sintió la voz en sueños... a'nirih... Abrió los ojos y saltó de la cama antes de que Amy empezase a llorar.
- ¡Shhh! No despiertes a papi... Ahora mismo te traigo el biberón.

    La pequeña le miró con una sonrisa como si le entendiera. ¿Papi? A'nirih... comida... Cuando Jim desapareció para calentarle la leche, Amy se recreó en chuparse un dedo. Si papi estaba durmiendo era mejor no llorar.
- Jim... - Murmuró Spock abriendo los ojos al percibirlo moviéndose por la habitación.
- Duerme, mi amor. - Le dijo acariciándole la barba. - Es muy temprano...
    
    No hizo falta cambiarle el pañal y Amy se volvió a dormir nada más terminar de comer. Jim regresó a la cama junto a Spock. Se acoplaba a su cuerpo como encajan dos piezas de un puzzle... Entonces sonó el intercomunicador con su impertinente silbido.
- Aquí Kirk, ¿qué ocurre? - Respondió susurrando con desagrado.
- Alerta amarilla, capitán... - La voz de Sulu al otro lado.
- Vamos para allá, teniente.

     Agitó levemente a su marido y a toda prisa se levantaron y vistieron sus uniformes.
- Ve tú primero, Spock... - Le sugirió. - Esperaré a que llegue Christine. Amy está durmiendo pero no quiero dejarla sola. No creo que tarde... - Dijo señalando la parpadeante luz amarilla del panel sobre la pared.

    Spock le tomó por la cintura y le besó antes de salir disparado hacia el puente. Al momento apareció la enfermera, recién levantada y con el pelo sin arreglar. Había venido corriendo en cuanto se dio cuenta de la señal de alarma.
- ¿Qué sucede? - Preguntó a Jim, que respondió encogiéndose de hombros. - Está bien, vete... ya me quedo yo con la niña.



                        En el puente de mando Jim se tropezó con Sulu cediéndole la silla nada más entrar. Spock estaba inclinado sobre su consola de observación científica.
- Sulu, informe... - Ordenó tomando asiento y mirando intrigado el monitor principal. - ¿Qué estamos viendo?
- Es la estrella Alfirk V, en Beta Cephei, señor. Está a punto de implosionar. - Le respondió Sulu sentándose a su puesto de navegante.
- Mantenga la distancia, teniente.
- ¿Coordenadas capitán?

     Jim se volvió hacia Spock, quien no levantaba la cabeza de sus aparatos.
- ¡Señor Spock...! - Le llamó Jim. - Nuestro piloto espera una respuesta.
     El vulcano se giró y levantó su ceja izquierda.
- He de hacer unos cálculos. - Contestó con su voz más formal. - Debemos asegurarnos de guardar una distancia de seguridad adecuada, pero sin alejarnos demasiado para poder observar el fenómeno. Obtendremos datos muy valiosos si permanecemos lo suficientemente cerca.

    Spock desplegó la pizarra transparente delante de su consola y empezó a garabatear fórmulas sin parar.

- ¿Cuánto tiempo queda para que la explosión ocurra? - Inquirió Jim.
    Sulu se giró hacia Chekov, sentado a su lado ante la consola de artillero. Si alguien debía contestar aquella pregunta era él. Vio que el chico estaba como abstraído y se acercó para propinarle un codazo en las costillas.
- Menos de diess minutos, capitán. - Respondió al fin el alférez.
- ¡Por todos los dioses! - Exclamó Jim. - Ayuda a Spock con esos cálculos, Pavel. - Le ordenó.
     El chico no se movió de su asiento y empezó a pulsar botones frenético.
- Me vendría mejor que lo hicieras desde aquí... - Le interrumpió Spock ofreciéndole un marcador blanco y esperándole junto a la pizarra.

    Chekov se puso colorado y se levantó para acudir a la transparente superficie que Spock había empezado a llenar de símbolos y números. Tomó el rotulador con cuidado de no rozar la mano del vulcano y observó la pizarra desde el lado opuesto. Spock le miraba con su ceja alzada. ¿Qué estaba haciendo? A Pavel se le iluminaron los ojos aguamarina y formuló a toda velocidad pero... ¡desde el otro lado!
- Estás escribiendo al revés...
- A vesses es bueno cambiar de perspectiva, señor Spock. - Le dijo sin mirarle a la cara.


- ¿Señor Spock? ¿Capitán? ¿Por qué se comporta así? ¿Qué le ocurre? - Pensó Spock para que solamente su esposo le escuchara.
- Ni idea... puede que anoche, cuando dejó a Amy en su cuna...
- ¿Crees que nos escuchó mientras tú y yo...?
- Spock, con Amy cerca... tal vez fuese algo más que escuchar lo que hizo... De hecho creo que sentí a alguien en mi cabeza cuando te estaba follando...

    Spock se puso verdoso. Ahora tenía las dos cejas levantadas. Jim se reía y se balanceaba en su silla de lado a lado. ¿Por qué a los humanos les resultaba gracioso algo así? Para los vulcanos el sexo era tema tabú... algo que sólo debe ser compartido entre la pareja.

    El joven genio llenaba prácticamente todo el espacio disponible con sus trazos. Reparó en un error que Spock había cometido y con los dedos trató de borrarlo pero estaba escrito del otro lado del cristal...
- Jim... Pavel no tiene un cociente intelectual diez puntos por debajo del mío, ¿verdad?
- En realidad está veinte puntos por encima de ti, amor.
- Pero tú dijiste...
- No quería dejarte mal delante de Bones. - Pensó guiñándole un ojo.

    El vulcano sonrió y borró él mismo los caracteres que Pavel había señalado. Chekov corrigió la fórmula, se apartó unos pasos y observó la pizarra en su globalidad con cara de satisfacción.
- ¿Funcionará? - Se preguntó Spock leyendo la retahíla de signos.
- Debe funssionar... - Soltó el marcador y regresó a su puesto. - Ya tienes las coordenadas, Sulu.

    El piloto dirigió el Enterprise hacia la zona segura que Pavel le había indicado, estaban cerca del planeta Céfiro así que tuvo que compensar la gravedad con una contramarcha.
- Nave estabilizada, capitán.

    Las puertas del ascensor se abrieron y McCoy entró a toda prisa colocándose bien el jersey del uniforme.
- ¿Qué pasa esta mañana? - Protestó. - ¿A qué viene la lucecita amarilla, Jim?
- La estrella se está apagando, Bones. - Le aclaró Jim señalando el monitor.
- Estamos a punto de presenssiar una de las visiones más sobrecogedoras del Universo... - Dijo Chekov con la mirada absorta en la pantalla. - Es uno de los momentos más violentos y bellos del cosmos...
- Será mejor que se siente, doctor. - Le aconsejó Spock. - Pónganse todos los cinturones, sufriremos el impacto de la energía que...

    McCoy terminó de abrochar su cinturón justo a tiempo. Los fuegos internos de la estrella se apagaron por completo. Encogiéndose bajo su propio peso, se desmoronó hacia dentro... y explotó. ¡Alfirk V desapareció en una milésima de segundo surgiendo ante ellos la Supernova!

    Pavel, cautivado por el prodigio natural, no se había sujetado a la silla. La explosión de la estrella le hizo ponerse en pie y cuando las ondas alcanzaron la nave y ésta se tambaleó, el alférez cayó al suelo golpeándose la cabeza a los pies del capitán.

- ¡Pavel! - Gritó Jim arrancando sus sujeciones y saltando de la silla para socorrerle. - Bones... - Llamó al médico.

    Spock ocupó a toda prisa el puesto del artillero para asegurarse de que los escudos de la nave aguantaban el impacto. McCoy pasaba el tricorder alrededor de la cabeza del chico que se había quedado inconsciente. Jim le sostenía en su regazo y sin poder controlarse le besó en la frente ante los ojos incrédulos del médico.
- Mi muchacho... - Murmuraba casi acunando su cuerpo.
- Está bien.. no es nada, Jim. - Dijo el doctor al tiempo que el alférez empezaba a recuperarse.
- ¿Seré imbéssil? - Gritó Pavel incorporándose. - ¡Me lo estoy perdiendo!

    Jim rió aliviado al ver que no le había pasado nada y le ayudó a mantenerse en pie. El chico perdió su vista en el monitor principal contemplando, con la inocente mirada de un niño, aquella maravilla de la Naturaleza.
- Es una explosión tan brillante que ilumina galaxias enteras... - Decía Pavel con lágrimas inundándole los ojos. - Miles de millones de toneladas de materia estelar lanssadas al espassio... La materia de la que estamos hechos... ¡Es un momento de creassión! La muerte de una estrella nos dio la vida...
    
    Todos escucharon atentos sus palabras, conmovidos ante la visión de la Supernova... El joven genio les había mantenido a salvo de ser destruidos por la explosión y además les había hecho contemplar el fenómeno desde su particular punto de vista... tan sensible, casi místico.

    Jim le abrazaba desde atrás y le besó en la mejilla. Sentía que quería a aquel chico, le quería tanto como a su bebé. Pero a Chekov se le activó un resorte interno y se apartó del capitán terriblemente avergonzado por su experiencia de la noche anterior. ¿Cómo iba a volver a mirar a Spock o a Jim a la cara? Se notaba las mejillas ardiendo, como cuando era un niño y todos en el colegio se burlaban de él... Salió corriendo hacia el ascensor y, sin pedir permiso siquiera, abandonó el puente.

- Sulu, toma el mando... ¡Spock! - Su gesto de cabeza era para que le acompañase: tenían que hablar con Pavel.
- No dejes que se duerma... al menos en las próximas seis horas. - Aconsejó el doctor refiriéndose al joven alférez. - ¡Has tenido decenas de conmociones, Jim! Ya sabes de qué te hablo.



                        Le encontraron en su habitación acurrucado sobre la cama, secándose las lágrimas con la manga del jersey y sorbiéndose la nariz como un chiquillo que hubiese hecho algo mal.
- Pavel... cariño... - Jim le acariciaba los rizos del cabello con ternura.
- McCoy dice que no debes dormirte. Por el golpe en tu cabeza. - Spock le rozó la frente antes de que Pavel pudiera apartarse.

    Sintió lo que el joven sentía: la vergüenza de haber compartido, de alguna extraña manera, el sexo con ellos dos a través de Amy la noche anterior... Incluso pudo verle allí, en aquella cama, desnudo y... ¿masturbándose? Spock apartó la mano y notó cómo la sangre se le subía a la cara.

- No has hecho nada malo, Pavel. No fue culpa tuya... - Musitó el vulcano apoyando la mano sobre el hombro de Jim.
- ¡Yo no quería...! Le dije a Amy que no estaba bien hasser eso... pero ella...
- Es un kan-bu *(bebé). - Explicó Spock. - Su mundo se reduce a necesidades que deben ser satisfechas. Llora cuando tiene hambre y le damos su comida. Protesta cuando se siente sucia y le cambiamos el pañal. Sintió que tú necesitabas lo que Jim me estaba dando y, como ella no puede aún proporcionártelo, te hizo compartir a través de él las sensaciones que... - La sombra verde en sus mejillas se oscureció aún más.
- ¡Oh, bueno! - Exclamó Jim. - Hablaré con Amy. Le prohibiré que vuelva a hacer algo así... Sé que me entiende perfectamente, así que espero que sea una niña buena y obedezca.

    Miró las caras encendidas de ambos, Pavel y Spock, y se echó a reír. Tendría que regañar seriamente a su bebé.

    Spock regresó al puente y Jim se quedó vigilando a Pavel para que no se quedase dormido. Le fue difícil; el chico estaba mareado y se sentía cansado. Para distraerlo le llevó a ver a la niña. Eso le mantendría despierto y de paso le ayudaría a explicarle a Amy que hay cosas que es mejor que se queden en privado en un dormitorio.
    


                        Por la noche Chekov se preparaba para irse a la cama cuando alguien llamó a su camarote. Había tenido un día demasiado intenso emocionalmente hablando. Se había puesto ya los pantalones del pijama pero no encontraba en el desorden de su cajón la parte de arriba. Tuvo que abrir la puerta con el torso desnudo. Unos ojos rasgados y oscuros le miraban el pecho fijamente. La mano de Sulu le empujó sin violencia hacia el interior de la habitación, cerrando la puerta con clave tras de sí.

- ¿Qué ocurre, amigo? - Preguntó ante el extraño comportamiento del piloto.
- Eso es... soy tu amigo. - Respondió Sulu rozándole ligeramente los pectorales con la mano.

    El japonés adelantó un paso y, tomando a Pavel por la cintura, le besó en los labios. El muchacho se sorprendió abriendo los ojos como platos. Se apartó al segundo y se tapó los pezones cruzando los brazos.
- ¿Qué hasses...?
- Sé que lo necesitas... y yo... - Tragó saliva antes de seguir. - Somos amigos, Pavel. No me importa darte esto. Podemos tener sexo, si tú quieres... Sin compromiso ni nada más; sólo un poco de sana diversión entre dos colegas. ¡Nadie tiene por qué enterarse!

    Pavel le miraba alucinado. ¿Acostarse con Sulu? Se le escapó una risa nerviosa que no tardó en convertirse en carcajada. Su compañero también se echó a reír.
- No puedo hasserlo, Hikaru... pero grassias.
- Amy se enteraría, ¿no? - Comprendió el piloto al instante por la cara de Chekov.
- Sí, yo... No sé serrar mi mente. - Y cómo le hubiera gustado saber hacerlo cuando Spock le rozó la frente por la mañana. - Pero no es sólo eso, Hikaru. - Alzó la mano y la apoyó sobre el hombro del piloto apretando con cariño. - Eres mi mejor amigo. No quiero que eso cambie. ¡Y a ver si te entra en esa cabessota que no quiero estar con nadie que no sea Amy! Voy a esperarla... es lo que realmente quiero hasser.
- Hai... sumimasen! *(¡Sí, perdón!) – Dijo Sulu agachando la cabeza con un gesto típico de su pueblo.
- No te preocupes, no pasa nada. - Pavel le ofreció la mano en señal de amistad.

    Sulu la estrechó sonriendo y se marchó del camarote. Tendría que darse una ducha antes de irse a la cama... Tras lo que había visto en el puente por la mañana se había quedado con las ganas de poseer a aquel sensible, dulce, joven y guapo genio ruso. “Mi mejor amigo...”  Se dijo. La sonrisa volvió a sus labios y se sintió afortunado de contar con una amistad así.


Notas finales:

Grassias por leer... jajaja Espero que os guste.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).