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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

En un lugar perdido de la constelación de Tauro, Khan y Pavel dan rienda suelta a los impulsos que ambos llevan tanto tiempo conteniendo.

 

Advertencia: capítulo subidito de tono.

Síndrome de Estocolmo

 

 

                                                                         Amy dejó que el extraño intruso la tocara y le acariciase el pelo sin alterarse en lo más mínimo... Tal vez porque para ella no era ya ningún extraño. De alguna forma pudo oler su propia sangre, la sangre de su a'nirih *(papá) en él, como si aquel hombre pálido fuese parte de su singular familia. Y sabía que él percibía lo mismo en ella por su forma de mirarla con aquella bonita sonrisa.

    ¿Cómo se había materializado allí dentro? Pavel se revolvió al ver cómo sobaba a la niña y buscó algo con lo que golpear a Khan... aquella estatuilla vulcana serviría. Cuando ya le apuntaba a la nuca con una de las figuras de piedra del comandante, Amy advirtió a Khan de su presencia al mirar detrás de él a Pavel con carita de susto.
- ¡No pupa... t'hy'la! - Le regañó la niña impidiendo el golpe.
- ¿No quieres que le haga daño? - Preguntó Chekov sin darse cuenta de que hablaba en voz alta.

    Khan se le acercó para quitarle con suavidad el contundente objeto de entre las manos. Le sujetó con fuerza por la cintura, atrayéndole contra su cadera con un solo brazo. El muchacho tembló al tenerle tan cerca.
- Yo tampoco le haré daño a tu... ¿t'hy'la? - Le dijo a la niña. - Ahora voy a llevarle conmigo. Le necesito... Díselo a tus papás.

    Pavel le enviaba sus pensamientos a la niña diciéndole que no se asustara... Al no obtener respuesta, no la había habido desde que la voz de Amy se apagara, no estaba seguro de que ella le estuviese escuchando.
- ¿Volveré a verte, mi criatura imposible? - Khan se estaba despidiendo de la pequeña.
- Pavel, no pupa... - Repitió con una sonrisa.
- ¡Volveré, mi t'hy'la! Te quiero, soy tuyo... ¡seré tuyo para siempre!

    Khan activó el artefacto que sostenía con la otra mano y se desmaterializó llevándose a Chekov con él. Amy suspiró y esperó paciente a que sus padres aparecieran por la puerta de la habitación. Miró sobre la mesita el cuento que su a'nirih le leía cada noche y, cerrando los ojos, recordó aquellas palabras en la voz de su papá:
    «- ¿Quién eres tú? - Preguntó la oruga.
    No era una forma demasiado alentadora de empezar una conversación. Alicia contestó un poco intimidada:
    - Apenas sé, señora, lo que soy en este momento... Sí sé quién era al levantarme esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces.»



                                   Khan le colocó dos juegos de grilletes: uno en las muñecas, otro alrededor de los tobillos. Le inmovilizó sobre una estrecha y sucia cama en aquella habitación medio vacía y oscura. ¿Dónde estaban? No podía saberlo. Miró a su alrededor buscando alguna pista. En la pared a su izquierda, muy por encima de la altura de su cabeza, se abría un pequeño vano que dejaba entrar lo que parecía la luz de la luna y las estrellas. No podía verlas así tumbado. Trató de incorporarse pero la mano abierta de Khan sobre su pecho se lo impidió. Le estaba mirando sentado a su lado, tan cerca... Sintió que su corazón se desbocaba, ¿por el miedo?

- Le prometí a mi criatura imposible que no te haría ningún daño. No te asustes. - Le susurró con su voz más profunda al notar el galopar de su pulso.
- ¿Qué quieres de mí? ¿Dónde me has traído? - Preguntó tratando de encontrar saliva que tragar en su boca.
- Eres valioso para la hija del capitán Kirk y Spock... - Khan rió al decir aquellas palabras. ¿Cómo habían hecho para tener a aquella niña? - Voy a utilizarte como moneda de cambio.
- ¿Y por qué me canjearás? - Tembló el chico.
- Por mi tripulación. Ya sólo quedan cincuenta y cuatro... - Una lágrima asomó por sus párpados al cerrarlos un instante. - Los klingons les tienen en su poder y yo sólo no puedo rescatarlos.
- ¿Vas a obligar al Enterprise a realissar una acssión contra el Imperio? - El alférez sabía que la Flota no toleraría algo así.
- No creo que el Imperio Klingon tenga conocimiento de lo que esos locos renegados han hecho. - No dejaba de devorarle con la mirada al hablar, su voz sonaba tan grave...
- ¿Por qué la llamas “mi criatura imposible”? - Pavel no sólo temía por su vida.

    Khan se levantó del catre y caminó nervioso por la habitación. No conocía la respuesta a aquella pregunta. Fue algo que pensó... no, más bien lo sintió al tocarla. Sabía que el capitán Kirk había muerto y que el doctor McCoy utilizó su sangre para devolverle a la vida. Intuyó que de alguna manera algo de él había pasado a la niña a través de su padre.

- Nada más verla supe que era hija de Kirk, tiene sus ojos... y de Spock, eso es evidente. - Se giró y se inclinó sobre Chekov echándole el aire que expulsaba por la nariz directo a la cara. - Dime... ¿cómo tuvieron a la niña? ¿En un laboratorio? ¿Mezclaron sus genes en alguna probeta? - La voz se le quebró al pronunciar aquellas palabras. Esperaba, en lo más profundo de su ser, que la respuesta fuese negativa.
- No, fue algo... - No quería dar explicaciones. ¡Era él quien necesitaba información de lo que estaba pasando, no al revés! - ¡Simplemente ocurrió! Jim se quedó embarassado y...
- ¿Qué? ¡No puede ser! Tu capitán es humano, un hombre... ¿Pueden los vulcanos hacer algo así? - Aquello no le cabía en la cabeza.
- No, no... hubo una nave... de fuera de la Galaxia... En realidad no sabemos cómo pasó pero Amy existe, eso es todo. - Cerró la boca apretando fuerte los labios. No diría una palabra más sobre la niña.

    Khan volvió a caminar en círculos por el cuartucho. De vez en cuando le miraba, en sus fríos ojos azules brillaban decenas de preguntas.
- ¿Qué significa t'hy'la?
- Es vulcano... no lo entenderías. - Pavel, deja ya de contestar. Se dijo.
- Buscaré la palabra... - Khan encendió un pequeño ordenador sobre una mesa en la otra esquina. - Tú no te muevas.

    Pavel aprovechó para echar un vistazo por la ventana. Dos lunas, aquel punto tan brillante no podía ser otra estrella más que el Sol de la Tierra. Desde esa perspectiva... Hizo unos rápidos cálculos mentales y concluyó que estaban en la constelación de Tauro. El sol de aquel planeta tenía que ser Aldebarán. Eso lo comprobaría por la mañana.
- Te estoy viendo... túmbate ahora mismo si no quieres que vaya yo a hacerlo. - Le advirtió casi con una sonrisa. - ¡Ajá! ¡T'hy'la! Amigo, hermano, compañero del alma... ¿amante?

    Khan se volvió con una expresión de sorpresa en la cara: el ceño fruncido, los ojos encogidos, la boca abierta...
- ¡No es mi amante! - Se defendió Chekov. Khan le miraba como a un pervertido.
“Soy tuyo...” dijiste, “seré tuyo para siempre...”  - Se sentó de nuevo en el jergón junto a un Pavel cada vez más sonrojado y nervioso.
- Aún no es mi amante... lo será algún día. ¡Yo la haré mi esposa! - Le aclaró el muchacho tratando de recuperar el control de sí mismo.
- Y... ¿hasta entonces? - Dijo subiéndole el jersey, rozándole la piel del abdomen con un dedo.
- ¡Le soy fiel a mi t'hy'la! - Afirmó contundente.
- Eso habrá que verlo...  - le acariciaba descaradamente el pecho con su mano por debajo de la ropa, - ...con calma. - Añadió pellizcándole un pezón.

    Pavel se estremeció por el dolor pero había un trasfondo de placer en todo aquello. Los ojos azul hielo de Khan le hacían hervir la sangre bajo el sutil tacto de su mirada. El muchacho sintió que algo se movía en su entrepierna.
- ¿Cómo te llamas? - Le preguntó en un susurro, provocando que se le erizara cada vello del cuerpo.
- Pa... Pavel – Balbuceó. - Me llamo Pavel Andreievich Chekov, alféres de la USS Enterprise, número de serie de la Flota Estelar seis... sinco... seis... guión sinco... ocho, dos... siete be. - Las caricias de Khan sobre su pecho, su vientre... se estaban volviendo una tortura.
- Pavel... - Sonrió al pronunciar su nombre. - ¡Voy a comerte entero y a escupirte después! - Musitó desabrochándole los botones de la bragueta y poniéndose de rodillas junto a la cama.

    El muchacho quería contenerse, pero ya era tarde. Su erección era innegable. Luchaba por no sentir placer pero con la boca de Khan lamiéndole allí abajo era imposible... No pudo evitar dejar escapar un gemido. El sonido le sorprendió. Todo aquel asunto estaba yendo demasiado lejos. ¿Por qué Khan le estaba devorando de aquella forma? Vio por el rabillo del ojo que su secuestrador se había bajado los pantalones y había empezado a masturbarse.
- ¿Por qué... aaaah... por qué hasses esto, Khan? - Alcanzó a preguntar.
- No lo sé... me gusta tu sabor... eres delicioso. - Sacaba la lengua para rozar la punta tras cada frase. - Un chico de tu edad debería estar experimentando por ahí... en lugar de mantenerse fiel a una niña de dos años... - Lanzó un travieso lametón de nuevo.
- Yo no quiero... aaaah... no quiero estar con nadie que no sea ella, por favor... te lo suplico... ¡No sigas! - Rogó Chekov.
- No voy a parar, Pavel. Si le perteneces a mi criatura imposible... - mientras hablaba adentraba su boca entre las sonrosadas nalgas del chico, - ...me perteneces a mí también.

    Pavel se quedó sin respiración al sentir su lengua rozando aquel lugar tan secreto. Nunca nadie, ni siquiera Marta, se había acercado tanto a aquella parte de su ser. La cabeza se le fue por extraños derroteros y se alegró por un segundo de tener la costumbre de ducharse cada mañana después de ir al baño. Sintió que le iba a explotar la cara por la vergüenza.

    Intentó centrarse en otra cosa. No acababa de entender aquello. ¿Suya? ¿Él había dicho que Amy era suya? Niet! No podía ser... Pensó en la sangre de su capitán, mezclada por McCoy con la de Khan para salvarle la vida... Y comprendió por qué la niña no gritó, no lloró, no se asustó cuando le vieron aparecer en el Enterprise... por qué no dejó que le golpease. ¡Ah! ¡Maldito Khan! Su lengua le estaba arrastrando al mismo cielo...
- Ahora voy a follarte... dime si es la primera vez y tendré cuidado. No quiero hacerte daño, Pavel... - Le dijo soltándole los grilletes de los tobillos y dándole la vuelta sobre la cama.
- Niet! - Suplicó de nuevo. - Por favor, no lo hagas... ¡Yo nunca he... aaahhh!

    Notó los dedos de Khan presionando para entrar. El dolor enseguida se esfumó y poco a poco fue dando paso a aquella sensación tan increíble... La vibración con la que había jugado una vez, a solas en su habitación, hacía ya un par de años. Pensó que pronto sentiría lo mismo que Spock cuando Amy le mostrara a través de su mente cómo Jim le penetraba en el camarote de al lado. Eso le excitó aún más y Khan comprobó con gusto que unas gotas de semen humedecían su mano... Mantenía firme el agarre de su miembro por debajo de sus cuerpos.
- Te gusta, no puedes negarlo... - Dijo usando su tono más ronco.

    El timbre de la voz de Khan, tan masculina, aceleraba el ritmo de sus latidos. Era eso, siempre había sido eso... no el miedo.
- Acaba de una vess... - Imploró.
- Pídemelo... No lo haré si no me lo suplicas. - Khan le susurraba al oído, tendido a lo largo sobre él, restregando su sexo contra las suaves curvas de los glúteos del muchacho.

    Chekov no podía creer que deseara aquello... que lo anhelase tanto, con tal fuerza que no podía pensar en otra cosa que no fuera sentir aquella polla dentro.
- ¡Hasslo...!
- ¿Hacer qué, alférez Chekov?

    ¡No! Amy, su promesa... ¿Iba a romperla? Pero no podía evitarlo, ya no, era tarde... Nada hubiese podido impedir que sucediera. Lo aceptó, era su sino. Su t'hy'la tendría que perdonarle...
- ¡Fóllame! - Gritó. - ¡Fóllame Khan!

    Levantó el culo apoyándose en las rodillas, con las manos se sujetaba a las cadenas enrolladas en los barrotes de la cama. Se estaba ofreciendo, separando las piernas, ansioso por recibirle en su interior.

    Khan le sujetó por las caderas y se dejó llevar por sus impulsos... Hacía más de trescientos años que no echaba un polvo... pero había algo más allí. Aquel chico de acento extraño le volvía loco. Su piel blanca, suave, su torso liso, juvenil. Besó con pasión aquel precioso lunar en su cuello. Abrió los grilletes de las muñecas del muchacho y los apartó, tirándolos a suelo con violencia.
- No vas a necesitar esto... - Dijo entrando despacio, con mucho cuidado. - Ahora no querrás escapar de mí...
- ¡Khaaaaan...! - Gritó Pavel deshaciéndose de placer con cada embate.

Notas finales:

Y ahora una duchita... jajaja.

Gracias por leer. ¿Os gustará?


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