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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Amy cumple tres añitos. Le cuesta comunicarse con los adultos y eso que tiene cosas muy importantes que decir.

 

Feliz cumpleaños

 

                                                                           Los klingon son una raza guerrera, si hay algo que respetan es el honor en la batalla. Las acciones de Karf, al enviarle a su general los criotubos con la tripulación de Khan sobreviviendo a su brutal ataque, le reportaron un merecido ascenso directo a sargento.

   - Recibimos sólo una parte de los criotubos. De los cincuenta y cuatro nos llegaron cuarenta y tres, el resto se perdió. - El general no parecía apenado. - Pero serán suficientes para negociar con ese Khan. Hubo un mal funcionamiento en el transportador.

   - Tuve que destruirlo, señor, antes de que él revertiera su marcha para recuperar a los suyos... o peor aún, se transportase hasta aquí siguiéndolos.

   - ¡Po'tajg! *(¡Bien Hecho!) Veo que te ha costado una cojera. - Kozak se fijó en cómo el gesto de Karf delataba el dolor que sentía al apoyar la pierna derecha.

   - Estaré pronto restablecido, general. Ese p’tagh *(pedazo de mierda) me partió las dos piernas. Pude curarme la izquierda antes de dejar la base. - El klingon cerró los ojos al recordar a los compañeros que perdió allí. - He jurado vengar a mi capitán. Nada podrá impedir que mate a ese monstruo de Khan.

   - Todo a su debido tiempo... Primero debes saber que el Imperio nos ha desterrado. Nunca podremos poner un pie en Kronos. Oficialmente ya no somos klingons. - Rió, con una infernal carcajada que haría retumbar los tímpanos de cualquiera. - ¿Me acompañarás a HarOs? He ordenado ir allí a mis tropas custodiando las cápsulas con la tripulación de Khan. Estableceré en el planeta mi puesto de mando, en la Zona Muerta con Rómulo... ¡Nadie del Imperio osará seguirnos hasta allí!

   - ¿Exigieron la devolución de los criotubos?

   - Quieren la paz... - Rió. - ¡La Paz! La Federación los ha reclamado, sí. - Kozak pateó el suelo con rabia. - ¿Acaso son klingons ellos? ¡Lo'Be Vos! *(¡Cobardes!) En lugar de luchar, hacer la guerra, tomar por la fuerza lo que por derecho nos pertenece... Se dedican a enviar embajadores, a hablar... ¡a negociar tratados con esos ridículos humanos!

   - Quiero estar en HarOs cuando Khan vaya a buscar a los suyos, señor.

   - Tendrás tu venganza, y nuestra guerra. Khan buscará la ayuda de la Federación y al emperador no le quedará más remedio que combatir. Y yo, Kozak, de la casa D'Ghor, seré el más grande general de toda la Historia del Imperio.

   - ¡Oh, gran Kozak! Un día, tú serás el Emperador... - Auguró Karf golpeándose el pecho con su puño derecho.

 

 

                                                                          Por la mañana Pavel abrió los ojos a la luz rojiza de aquel sol... Aldebarán, pensó, sabía que estábamos en Tauro. Se encontraba solo en la cama, completamente desnudo y sintió frío. Se echó por encima la raída manta que tenía enrollada en los pies. Khan le escuchó moverse y acudió a su lado. Había estado trabajando toda la noche para montar el comunicador. Tenía decenas de piezas y componentes esparcidos por la mesa y parte del suelo.

   - ¿Qué estás hassiendo? - Preguntó el chico señalando aquel desorden.

   - Quiero hablar con Kirk para negociar las condiciones de tu rescate. - Acarició su frente, apartándole hacia atrás los rizos de su flequillo mientras le hablaba.

   - ¡Localissará la transmisión! - Exclamó con los ojos aguamarina completamente desorbitados.

   Pavel saltó de la cama dejando atrás la manta, para acercarse en dos zancadas a examinar el trabajo. Khan ladeó ligeramente la cabeza y disfrutó de la visión de aquel cuerpo desnudo, joven y atlético, con una libidinosa mirada de admiración.

   - Si conectas el ordenador a este panel... Así... y ahora introdussimos unas variantes en la fórmula de conexión... - Tecleó a toda velocidad inclinado sobre el aparato. - ¡Ajajá! ¡Ahora podrás mantener oculta la prossedensia del contacto!

   - ¿No quieres que tu capitán sepa dónde estamos? - La sonrisa en sus labios decía “ya eres mío”.

   Pavel se rascó la cabeza y se encogió de hombros. Por supuesto que quería regresar al Enterprise, junto a sus amigos y su t'hy'la, pero también deseaba quedarse con Khan y gozar de nuevo del placer que habían compartido.

   - Deja que vea lo que has hecho... - Khan se acercó a contemplar con detenimiento los cambios en el comunicador a medio montar. - ¡Vaya! ¿Eres un genio?

   - ¡Oh, yo...! Bueno sí, lo soy. - Otra vez la risa nerviosa y su corazón al galope al sentirle cerca.

   - Ven, me has ahorrado un tiempo precioso... - Dijo tomándole de la mano y le llevándole a la cama.

       Khan se quitó la ropa y se sentó en el catre. El muchacho sonrió y se dejó agarrar por la cintura. Su vello púbico fue besado con ternura.

   - ¿Me harás un favor, pequeño genio? - Le pidió Khan tendiéndose en el lecho. - Dame un poco de lo que yo te di anoche...

   El chico le miró sorprendido. ¿Quería que él le tomara?

   - ¿Yo...? ¡Oh, Khan! - Pavel se tumbó sobre su cuerpo, besando aquella boca tan jugosa, abrazado a la piel de alabastro, rozándola con su propia piel cada vez más cálida y sonrosada.

   De pronto Pavel notó unos leves espasmos agitando el pecho de su amante. Dejó de lamer el pezón que tenía entre los labios y levantó la cabeza para ver a Khan llorar con los párpados cerrados y en silencio. Tomándole la cara entre sus manos sorbió aquellas lágrimas.

   - ¿Qué te pasa? ¿He hecho algo mal? - Le preguntó después en un susurro.

   Khan abrió los enrojecidos ojos y le miró con ternura.

   - Lo siento... - Dijo vaciando su alma en aquella disculpa. - Lo siento mucho... Lamento cada vida que he quitado, cada muerte que mis acciones han causado... durante toda mi maldita existencia.

   - ¿De qué estás hablando, Khan? - Volvió a besar sus labios, que esta vez no se abrieron ocultando la traviesa lengua. Khan apartó su boca.

   - Bueno, no cada vida... - Apretó con fuerza los puños tensionando los músculos de sus brazos y su cuello. - Muchos merecían morir.

   - ¿Marcus...? - Musitó Pavel sin dejar de acariciarle la frente.

   - Entre otros... Pero me arrepiento de haber matado a Pike... Creo que era un buen hombre.

   - Un gran hombre, sí. Jim le quería como a un padre... - Pavel se acordó del almirante y suspiró con dolor por su pérdida.

   - ¿Lo ves? Por donde quiera que voy los inocentes caen víctimas de mi ira y mi rabia... No deberías hacer esto, alférez Chekov... - Dijo cogiendo las manos del muchacho con las suyas. - No deberías amarme.

   - Pike fue un daño colateral. ¡Tú ibas a por Marcus!

  - Demasiados daños colaterales, Pavel... - Las lágrimas brotaban de nuevo, cayendo por sus pómulos hacia sus orejas.

   El chico negó con la cabeza y volvió a buscar la jugosa boca. Apretó sus labios contra los de Khan hasta que consiguió meterle la lengua para acariciar la suya. Le había pedido que le devolviese el placer que él le había dado la noche anterior... y eso fue exactamente lo que hizo.

      Cuando le penetró sintió el gozo de su amante en la erección que le rozaba el vientre. Le miró a los ojos azul hielo y se perdió en aquel mar agitado por intensas y contradictorias emociones. Ira y compasión, ansias de venganza y esperanza de alcanzar la paz... y Pavel supo que además de a su t'hy'la ahora su corazón, su alma, pertenecían también a Khan.

 

 

                                                                Entretanto en el Enterprise el capitán Kirk esperaba que sus órdenes fuesen cumplidas: Spock, Uhura y Scott se afanaban en encontrar algún rastro, una pista que les dijese a dónde se había llevado Khan al joven alférez ruso.

   - No tengo forma de localizar ni la procedencia ni el destino de su transporte, Jim. - Dijo Spock apartándose de su consola científica.

  - Introdujo un virus en el ordenador central. Está prácticamente controlado, pero las comunicaciones aún no funcionan correctamente. - La voz de Nyota exudaba frustración.

   - ¡El hijo de puta ha aprendido de sus errores! - Espetó Scott. - Esta vez se ha llevado el transportador portátil que ha utilizado... ¡No puedo adivinar las coordenadas, Jim!

   - ¡Maldito cabrón! ¿Qué nos queda? ¿Esperar a que contacte con nosotros y negociar el rescate de Pavel? - Al pronunciar su nombre se le rompió la voz en un agudo gallo, no podía soportar la idea de que Chekov estuviera a merced de un asesino.

       Las puertas del ascensor se abrieron y Amy entró corriendo en el puente.

   - ¡A'nirih! - Le llamó echándole los brazos.

   - ¡Mi tesoro! ¿Qué estás haciendo aquí? - Dijo levantándola.

   La enfermera Chapel y el doctor McCoy asomaban ahora por la escalera.

   - ¡Lo siento, Jim! - Bufó el médico. - No pudimos sujetarla, estaba empeñada en venir a verte.

   - A'nirih... papi... - Miraba a sus padres intentando hacerse comprender. Su falta de vocabulario parecía tenerla desesperada.

  - ¡No sé cómo ha podido subir hasta aquí! - Exclamó Christine sorprendida. - El ascensor debe estar averiado. Fue programado para no obedecer a su voz...

   Amy tironeaba de la manga de Spock señalando el monitor de su consola con los planos de los cuadrantes estelares Alfa y Beta a la vista; era donde suponían que debía ocultarse Khan por la distancia a la que se encontraban. Una zona demasiado extensa, la búsqueda podría durar meses.

   - ¿Qué ocurre, mi bebé? ¿Quieres que papi vea esas estrellas...? - Jim la acercó a la pantalla que tanto llamaba su atención.

   - ¡Pavel...! - Amy señalaba un punto del mapa, próximo a Aldebarán, en la constelación del toro.

    Spock se acercó y observó que el dedito índice de su ko-fu apuntaba a un planeta desértico, abandonado por sus colonos hacía décadas debido a la peligrosa fauna que lo poblaba.

   - ¿Es ahí donde está Pavel? - Le preguntó Spock levantando la ceja, mirándola fijamente a sus ojos azules.

    La niña asintió feliz por haber logrado comunicarse con sus papás. ¿Por qué era tan complicado? Había sentido a Pavel en aquel lugar nada más abrir los ojos por la mañana. Intentó decírselo a todo el mundo: a sus padres, a Chris, al loco de Bones... ¡Y nadie le había hecho ni el más mínimo caso! ¡Adultos...!

   - ¡Sulu, pon rumbo al sistema de Aldebarán! - Ordenó al fin su a'nirih. - Vamos a rescatar a tu t'hy'la, mi bebé. - Le prometió besándola en la sien.

   - Señor, estaré en ingeniería. - Informó Scott saliendo del puente por el ascensor. - Todo parece estar fallando... ese maldito virus aún puede causarnos algunos daños.

   Jim asintió y entregó a la niña a los brazos de Christine.

   - Llévala abajo, Chris. - Le dijo ocupando su silla de mando. - Éste no es lugar para una niña de tres años. - Miró a Spock y le habló mentalmente. - ¿Lo habíamos olvidado? ¿Los dos?

   - Tendremos que compensarla... - Le respondió su marido del mismo modo.

         Era el cumpleaños de Amy. Aquel preciso día... ¡no había tiempo para tartas!

 

Notas finales:

Gracias por leer... por compartir esta historia conmigo. Es un placer para mí y espero que también para vosotr@s. Gracias por comentar.


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