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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Las palabras de Jim resonaron por toda la nave, cada miembro de la tripulación dejó lo que estaba haciendo para escucharle. Tenía que explicar por qué había decidido emprender aquella misión suicida para ayudar a Khan... o al menos intentarlo.

 

El discurso del capitán

 

                                                                Estaban ya cerca de la Zona Muerta de Rómulo. Jim había ordenado a Sulu ocultar la nave tras la Nebulosa de la Hélice, la última dentro del espacio de la Federación y el japonés realizaba la difícil maniobra con su excelente pericia. Pavel observaba sus movimientos sobre los controles con auténtica admiración. Su compañero era el mejor de los pilotos...

             Jim, estrujándose las sienes, mantenía la concentración en sus propios pensamientos. Giró la silla de mando hacia su marido. Le vio sumido en su consola de observación científica. Luego giró un poco más hasta tener de frente a la teniente Uhura. Ella le respondió clavándole la mirada. Ni por un momento dudó en cumplir sus órdenes. Si su capitán había decidido ayudar a Khan ella le seguiría.

   - Nyota, abre un canal a toda la nave. - Le pidió con solemnidad.

    Volvió a colocar la silla en su posición original, mirando hacia la pantalla principal. Tomó aliento y con gesto severo comenzó su discurso.

    - A toda la tripulación de la USS Enterprise. Aquí el capitán, James T. Kir desde el puente de mando. Nos encontramos al borde de nuestro espacio, frente a la Zona Muerta Romulana en la frontera con el Imperio Klingon. El enemigo está ahí fuera, así que la nave permanecerá oculta tras la nebulosa de la Hélice. Todos ustedes saben ya que Khan está a bordo. Si conocen la Historia recordarán que bajo su gobierno en la Tierra no hubo masacres ni guerras de agresión, ni tampoco esclavitud. Fue así de los más admirados entre los llamados "tiranos" de su época. En nuestra memoria conservamos con pesar nuestro anterior encuentro con él. Pero no olviden que el Almirante Marcus secuestró a su tripulación, urdiendo una treta en la que nos utilizó A TODOS – dijo esto con sumo énfasis – para alcanzar su loco empeño: la guerra con los Klingons. Yo mismo, en el lugar de Khan, no habría actuado de otro modo. Ambos daríamos nuestra vida por mantener a salvo a nuestra gente. Khan fue sin duda el mejor de los tiranos en el pasado, ahora sólo busca una nueva oportunidad para vivir en paz junto a los suyos.

      Su voz resonaba por toda la nave. Cada miembro de la tripulación se detuvo en sus quehaceres para escucharle con total atención.

   - He tomado la decisión de ayudar a Khan en su objetivo. Sé que esto les parecerá extraño, pero denme un voto de confianza. Devolverle a Khan a los miembros de su tripulación es lo único que detendrá este absurdo círculo de violencia sin fin. Los humanos vemos el daño que nos hacen y deseamos vengarnos, ignorando el dolor que infligimos a los demás al hacerlo. Es hora de terminar con el mal de una vez.

      En los pasillos se habían formado grupos frente a los comunicadores de las paredes. McCoy, en la enfermería, miraba a los ojos de Christine mientras escuchaba a su amigo. Sabía el peligro al que iban a enfrentarse y temió por la seguridad de aquella mujer más que por la suya propia. Ella le cogió la mano como si pudiese leer sus pensamientos.

   - Encabezaré junto a Khan una expedición para aterrizar en HarOs; donde los renegados klingons, al mando del General Kozak, retienen los criotubos con su tripulación. Utilizaremos el pájaro de presa que hemos capturado como transporte. La Flota no se verá implicada en la misión de rescate. Si algo nos sucediera, Scott, tiene usted la orden de abandonarnos a nuestra suerte y reunirse con la Olympia en el cuadrante Alfa. Bajo ninguna circunstancia el Enterprise rebasará los límites de nuestro espacio. - Jim se detuvo un momento para mirar a su alrededor las caras de sus compañeros en el puente. - Aquellos que deseen presentarse voluntarios para formar parte de la expedición de aterrizaje acudan al hangar cinco de la cubierta B. No voy a obligar a nadie a que me siga en esta misión suicida. Gracias a todos por su atención. Kirk, fuera.

      Uhura cerró el canal de inmediato. Tras un momento de absoluto silencio Jim saltó de su silla dando una palmada. Era el centro de todas las miradas en el puente y lo sabía.

   - Teniente, ¿ha quedado grabado? - Ella asintió con la cabeza como única respuesta. - Creo que me ha salido bastante bien... - Dijo con una radiante sonrisa. - Scotty podrá utilizarlo como anexo al Cuaderno de Bitácora si fuera necesario. - Se refería, evidentemente, a si algo salía mal y no podían regresar al Enterprise.

   - T'hy'la... sé lo que estás pensando, pero si tú vas a HarOs yo iré contigo. - Spock se dirigió exclusivamente a su esposo.

    Pavel se levantó, su intención era bajar al planeta. Jim le miró con desaprobación, ¿quién se ocuparía de Amy entonces? El chico negó con la cabeza acercándose al turbo ascensor. No se quedaría en el Enterprise aunque Jim se lo ordenase expresamente.

    Sulu cogió su wakizashi de debajo de su consola y le siguió. Si su amigo se empeñaba en combatir contra los klingons alguien tendría que protegerle. Spock ya estaba junto a ellos, esperándole. Jim giró sobre sus talones lentamente, mirando el puente de mando, despidiéndose en silencio por si no podía volver a ver su nave, a su tripulación...

   - Uhura, dile a Scott que suba y tome el mando. - Le ordenó.

   - Está en camino, capitán. - Respondió ella acompañándole al turbo ascensor.

   - No, Nyota... Esta vez no te necesito para hablar klingon. Khan conoce su lengua. - Le acariciaba el brazo mientras hablaba, dejándole claro que no permitiría que ella arriesgase su vida.

   - Alguien tiene que ocuparse de Amy si no regresamos. Llévala a la casa de mi familia en Nuevo Vulcano. - Spock la besó en la frente antes de entrar al ascensor.

      Las puertas se cerraron. Los cuatro hombres desaparecieron de su vista y Nyota se llevó las manos a la boca reprimiendo las ganas de echarse a llorar. Se quedó allí plantada un buen rato. Cuando las puertas automáticas volvieron a abrirse, Scott salió por ellas para apretarla con fuerza contra su pecho.

 

 

                              El teniente Leslie junto a los oficiales de seguridad Mathews y Rayburn, ademas de Johnson, les esperaban frente a las puertas del hangar cinco. Los cuatro se habían presentado como voluntarios. Khan, a su lado, se fijó en la pequeña katana que Sulu llevaba sujeta al cinturón mientras se acercaban. Pavel le abrazó al llegar, buscó su boca y le besó con ternura.

   - ¿Estás bien, lyubimiy moy? *(mi amor) – Preguntó besándole de nuevo.

   - Recuperado. - Respondió en un susurro con su boca pegada a los labios del muchacho.

   Sulu les miraba de reojo. Algo en las tripas se le estaba retorciendo y el pecho se le llenaba de fuego al mismo tiempo. Apartó la vista y respiró con fuerza.

      McCoy se unió a la expedición en el último momento. Llegó de la mano de Christine y de Amy, quien se lanzó a los brazos de Spock.

   - Necesitareis que un médico revise el transporte de los criotubos. Si sólo quedan cincuenta y cuatro no podemos arriesgarnos a perder ni uno más. - Se mordió el labio en cuanto terminó la frase. Khan le miraba con los ojos entrecerrados. - Lo siento, yo... no pretendía hacerme el gracioso.

   - Le agradezco su colaboración, doctor McCoy. - Khan dirigió su mirada a los demás hombres. - Les doy las gracias a todos ustedes, sinceramente.

      Amy besaba la mejilla de su papi, y tiró del jersey de su a'nirih para hacerle lo mismo. Era perfectamente consciente de la peligrosa misión que iban a emprender. Podría tener tres años recién cumplidos, pero su capacidad de comprensión sobre el mundo que la rodeaba trascendía a la de una niña de su edad.

   - T'hy'la... - dijo extendiendo sus bracitos hacia Khan.

   Éste se acercó para acariciarle la cara, besándola en la frente con dulzura. Pavel también se aproximó y se despidió de ella del mismo modo. Durante unos segundos los tres se estaban rozando al mismo tiempo. La sensación que les invadió, familiar para Pavel y Amy, sorprendió por completo a Khan, que sintió cómo le flaquearon las piernas ante aquel caudaloso río de aguas azules que le inundaba la mente. ¿Qué es esto? Pensó.

   - El tel... Khan, ¿puedes oírme? Yo te he escuchado en mi cabessa... - Le preguntaba el muchacho con sus pensamientos.

   Khan se apartó bruscamente. Aquello le asustaba al tiempo que le llenaba de un inaudito gozo el alma. Era demasiado intenso para él... nunca había tenido semejante experiencia.

      Christine se despidió de McCoy con un profundo beso y haciéndole prometer que regresaría a su lado. Spock esperó a que se separasen para dejar a su pequeña ko-fu entre los brazos de la enfermera.

      Había llegado el momento. Los diez hombres entraron en el hangar camino del pájaro de presa klingon con el que aterrizarían en HarOs. La complicada misión de rescate acababa de empezar.

 

Notas finales:

Gracias por leer. Gracias por comentar. Espero que os guste.


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