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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Jim recibe un secreto encargo de su jefe, el almirante Duke. Decide llevarse a Pavel y a Sulu para que le echen una mano. Puede que les venga bien compartir el peligro de nuevo.

 

 

Misión suicida

 

 

                                                                      El sol brillaba sobre los jardines de la Academia donde los alumnos haraganeaban en el césped entre clase y clase. Un grupo de adolescentes reía a carcajadas bajo la sombra de un naranjo. La muchacha rubia con sus aspavientos exagerados era el centro de atención.

   - ¡Chelsea Gambel, por favor para... me duelen las costillas de tanto reír! - Su amiga Stacy trataba de tomar aliento divertida.

   - ¡Pero es cierto! El profesor Sulu parece un zombi, con esas barbas y sus permanentes ojeras... Es como si Chekov le sorbiera la sangre... le quitase la vida cada noche. Claro que a lo mejor es otra cosa lo que le chupa... - Su mano cerca de la boca describió un movimiento obsceno que de nuevo arrancó las carcajadas de sus compañeros.

   - No digas eso... - Stacy Jackson le dio un manotazo deteniéndola. - El profesor Chekov es tan dulce... Tiene una sonrisa encantadora y sus ojos verdes son tan brillantes... - La chica suspiró. No podría negar que estaba enamorada de su maestro.

   - Si tu tío el comodoro Jackson se enterase de lo que piensas le despediría... - Dijo un muchacho con la boca retorcida por unos celos que a duras penas trataba de ocultar.

   - Cállate, Steve... ¡No tiene por qué saberlo! - Le respondió Stacy.

   - ¡Oh, vayámonos a la playa! Hace un día demasiado espléndido para encerrarse en un aula... - Propuso Chelsea.

      La idea caló con facilidad y el grupo se escabulló por la puerta trasera camino de la costa. Spock les observaba desde la ventana de su despacho, con las manos entrelazadas a la espalda. Sulu, cabizbajo, permanecía sentado en una silla detrás de él.

   - Lo sé. Sé que tienes razón, que debería irme... Pavel me hace mucho daño, aunque no lo haga a propósito. - Tragó saliva, el nudo en su garganta de nuevo, parecía habérsele enquistado.

   - No debiste volver al apartamento, Sulu. Chekov te utiliza, te tiene entre la espada y la pared.

   - ¿Cómo iba a dejarle solo después de lo que hizo?

   - Han pasado dos meses. Está recuperado.

   - No, no lo está. - Sulu se secó una lágrima que se le había escapado mejilla abajo. - Si le dejo solo volverá a hacerlo. ¡Me necesita!

   - Podría vivir con nosotros. Jim y yo nos encargaríamos de él. - Spock se giró y apoyó sus manos en los hombros del piloto.

   - ¿Y sumar la tortura de tener a Amy cerca todo el tiempo? - Negó con la cabeza. - Quizás no quieras darte cuenta pero Pavel sufre por no poder tenerla... Me refiero a...

   - ¡Sulu! - Spock retiró sus manos. Aquella idea era demasiado sucia.

   - ¡Pero es cierto, Spock! Es su t'hy'la... la ama... y la desea... Que sea solamente una niña hace que Pavel tenga que luchar contra ese sentimiento, obligarse a esperar durante años, verla como a la pequeña que es... en lugar de imaginarla como mujer. - Parecía hablar con conocimiento de causa. - Él mismo me lo ha confesado, Spock. Cree que debería apartarse de Amy por un tiempo.

   - ¡No puede hablar en serio...! - El vulcano tembló por un momento. Si Pavel se alejaba de Amy su ko-fu *(hija) sufriría.

 

 

                                               Jim se arregló el uniforme antes de entrar a la oficina de su superior. Saludó con una ligera inclinación de su cabeza a la secretaria que le devolvió una sonrisa. La muchacha suspiró. Aquel hombre era tan guapo... Una lástima que fuese gay.

   - El almirante Duke le espera, inspector Kirk. - La asistente le abrió la puerta pulsando el botón sobre su escritorio.

   - ¡Buenos días, Jim! ¿Qué tal todo muchacho? - La voz de Duke sonaba hueca, fanfarrona... como cada vez que iba a pedirle algo que rozase la ilegalidad.

   - ¿De qué se trata, Alex? ¿Qué imprudencia quieres que haga? - Jim se sentó frente a la mesa con las piernas cruzadas y las manos entrelazadas sobre la rodilla.

   - Tan intuitivo como siempre. - El almirante abrió el cajón codificado de su derecha y buscó una tableta. Le echó un vistazo con cara seria y se la entregó en mano a su subordinado. - Eres mi mejor hombre, Jim. Sólo tú serás capaz de llevar a cabo esta misión.

   - Pero ¿qué...? - No podía creerlo. A parte de la advertencia de “ALTO SECRETO” las palabras que seguían no le parecieron nada coherentes. - ¡Esto significaría la guerra! No podemos entrometernos así en los asuntos de los klingons... Si el Imperio se enterase de...

   - ¡No se enterará! - Alex golpeó la mesa con la palma de su mano. - Te infiltrarás en su espacio y sacarás a Kozak de Rura Penthe (planeta prisión del Impero Klingon) sin que nadie sepa que estás allí. Le traerás a la Tierra alejándole del Canciller Gorkon.

   - ¿Cuáles son sus intenciones?

   - ¿Gorkon? Es sobrino del viejo general. Pretende liberarlo y usar su renombre para revelarse ante su gobierno, dando un golpe de estado y echando por la borda estos dos años de paz entre los suyos y la Federación. - Duke miró la fotografía sobre su mesa, sonrió un segundo con ternura ante la imagen de su pareja. - Sé que Spock no estaría de acuerdo con esto. Arriesgarás tu vida, pero estás muy capacitado. Ocúltaselo, Jim. Es una orden.

   - ¿Debo ir solo? - Descruzó las piernas y se echó hacia delante en la silla.

   - Puedes llevarte a dos hombres contigo, que sean de plena confianza. Todo debe mantenerse en el más absoluto secreto. - Hizo un gesto con su mano despidiéndole.

   - Está bien... yo... - Pensó por un momento. - Creo que me llevaré a Pavel y a Sulu.

   - Como quieras. - Duke asintió. No pudo evitar reír por la decisión de Jim. - Nunca entenderé que ese japonés te quitase al muchacho... Aunque reconozco que estás mejor con Spock, la verdad.

   - Ya, bueno... Siempre fue de él de quien estuve enamorado en realidad. - Jim nunca se tomó la molestia de aclarar su vida privada con su superior. - Me pondré en marcha. Saldremos mañana.

 

 

                                          Aquella misma noche Jim cenó con sus amigos en su apartamento. Sulu se había afeitado y trataba de mostrarse relajado, pero temía la conversación que acompañaría a los postres. Por su parte Pavel no se atrevía a cruzar la mirada con la de su futuro suegro.

   - Bueno, ya está bien. Las cartas sobre la mesa. - Dijo Jim dejando la servilleta arrugada junto al plato con los restos del asado.

   - Tú dirás... - Susurró Sulu. Ya había tenido bastante con la charla de Spock en su despacho. Ahora tocaba la otra parte, supuso.

   - Tengo que proponeros algo muy... delicado. Por supuesto no estáis obligados, pero os necesito chicos.

   Los dos le miraron sorprendidos. ¿De qué estaba hablando?

   - Duke me ha encargado una misión secreta. Antes de nada tenéis que saber que como miembros de la Flota no podréis revelar esta información. ¿Entendido?

   - Entendido.. - Respondió Pavel.

   - Por supuesto, Jim. - Contestó Sulu.

      Escucharon en silencio los planes del almirante Duke. Jim les habló de la necesidad de sacar de Rura Penthe a Kozak antes de que lo hiciese su sobrino Gorkon.

   - Quiero a mi mejor piloto y a mi artillero conmigo. No puedo hacer esto solo. ¿Cuento con vuestra ayuda?

   Pavel y Sulu se miraron el uno al otro. ¿Serían capaces de dejar de lado sus dramas y centrarse en una misión tan peligrosa? No tardaron en responder.

   - Te seguiríamos al mismo infierno, Jim. No hasse falta que lo preguntes. - Chekov estiró su mano hasta alcanzar la de su futuro suegro para apretarla con fuerza.

   - ¿Cuándo partimos? ¿En qué nave? - Sulu se levantó y empezó a recoger la mesa.

   Jim sonrió satisfecho. No esperaba menos de sus leales amigos. Y quién sabe, tal vez aquello podría ayudarles a arreglar los problemas que existían entre los dos. Recordó cómo enfrentarse juntos al peligro durante años en el Enterprise había acabado por unirles como una familia... y añoró los viejos tiempos una vez más.

 

 

                                                          Más tarde en casa, entre los brazos de Spock que le colmaba de besos y caricias, Jim tuvo que esforzarse por mantener su mente cerrada. Su marido lo notó y le preguntó qué ocurría. Nunca había dejado de hacerlo desde que Nyota se lo aconsejara.

   - No puedo, mi amor. No debo hablarte de esto. Es trabajo. Duke me ha encargado una misión secreta. - Jim le besó en los labios, buscó su lengua pero Spock la retiró.

   - ¿Vas a alguna parte? - Inquirió preocupado.

   - Estaré ausente unos días. Me llevo a Pavel y a Sulu. No tardaremos... te lo prometo.

   Su marido se resignó. Al menos no iba a ir solo.

   - De acuerdo, Jim. No intentaré leer tu mente... deja que me despida de ti hasta tu regreso. - Musitó besando su clavícula con pasión.

      Spock le separó las piernas y se introdujo sin prisa dentro de su sa-telsu. Notó la tensión en la curvatura de su espalda... apoyó las manos en sus caderas y apretó con más fuerza. Jim gemía de gozo. Contempló su rostro, la boca abierta los ojos entrecerrados... Sin contacto mental el sexo le pareció más excitante. Tenía que observar sus reacciones para entender qué sentía Jim... qué esperaba... qué debía hacerle para llevarle al éxtasis.

   - ¡Spock... aaaahhh! - El orgasmo le sorprendió con espasmos de placer sacudiendo todo su cuerpo. No lo había visto venir. No había sentido el de su marido, dentro de él, soltando su cálida carga... - Mi amor... mi vida entera...

   - Jim, t'hy'la... - Se dejó caer sobre su agitado pecho, besando el tramo de piel a su alcance. - Ten cuidado y regresad sanos y salvos.

   - Lo sé... lo sé... - Jim cerró los ojos y se quedó dormido notando el peso de Spock encima.

 

                Al día siguiente se levantó sin despertarlo, besó su espalda y salió del dormitorio. Se giró un momento en el pasillo. Amy le miraba desde su cuarto. Se le acercó y le tendió los brazos.

   - ¿Qué haces levantada tan temprano? Vuelve a la cama, mi tesoro... Tengo que ir a trabajar.

   - Te quiero... - La pequeña se despidió dándole un beso en la mejilla. - Ten mucho cuidado a'nirih. - Le miraba como si supiera que se iba a enfrentar a un gran peligro.

   - No te preocupes, mi bebé... Pavel y Sulu cuidarán de mí. - Le sonrió y la dejó en su cuarto. - Estaré de vuelta en unos días.

    Amy asintió y se volvió a la cama. Jim cerró su puerta. Debía darse prisa. Sus compañeros ya estarían esperándole en los hangares de la Flota en la bahía.

 

Notas finales:

Gracias por leer. Gracias por comentar. Como siempre, espero que os guste la historia.


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