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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Spock será testigo del lado más oscuro y repulsivo de Pavel, eso le hará tomar una decisión drástica. A la larga todos sufrirán las consecuencias.

 

La horrible visión

 

 

                                                                    Spock aporreaba la puerta del piso de Chekov furioso, gritando su nombre a pleno pulmón. Era la fiesta de cumpleaños de Amy y Pavel no se había presentado. Alzó la pierna y la derribó con una patada, la segunda vez que hacía aquello. Entró a todas las habitaciones sin encontrarle. ¿Dónde se había metido? Más le valía tener una buena excusa.

    Había dejado a todos preocupados y esperándole para celebrar el koon'ul *(compromiso), particularmente a la niña, que se sentía culpable por no poder darle a su t'hy'la lo que necesitaba. Ella misma le había suplicado que fuera a buscarle. A Spock se le había encogido el corazón en el costado cuando se lo pidió con los preciosos ojos azules arrasados en lágrimas.

   - ¡Papi... tráeme a Pavel...! ¡Por favor, papi...! - Amy lo hizo así, hablándole directamente a su mente, después de tantos años de silencio entre ellos.

   El vulcano no pudo resistirse y abandonó la fiesta sin que nadie lo advirtiera.

 

                   No le fue difícil convencer al guarda de que tenía que recoger unos documentos en su despacho. Spock subió al ascensor en la academia pero en lugar de indicar el segundo piso introdujo un código y bajó hasta el sótano uno. No poseía la acreditación necesaria para acceder a las demás plantas subterráneas, tendría que buscar otra forma de llegar a la sala donde el estudio científico sobre Khan tenía sus instalaciones.

      Sabía por McCoy que existía una escalera en la parte de atrás, para casos de incendio u otras emergencias. El vulcano se alegró de que Jim tuviese un pase general a todas las dependencias de la Flota, Academia incluida, y se sintió orgulloso de habérselo quitado de la cartera antes de salir de casa. En el fondo intuía que estaría allí desde el principio. El cumpleaños de su ko-fu *(hija) era el día en que Pavel y Khan se conocieron, era lógico que fuese a visitarle siempre en esa fecha.

    Caminó de puntillas por el corredor a oscuras. Al fondo, tras una puerta con una pequeña claraboya de cristal, debía ser donde custodiaban el criotubo. Esperaba que Chekov estuviese allí, lo anheló con toda su alma... y por desgracia le encontró.

   Lo que vio a través de la puerta de acero asomado al pequeño círculo de vidrio le heló la sangre en las venas. ¿Qué grotesco espectáculo era aquel?

   Pavel montaba salvaje a una muchacha rubia totalmente desnuda que apoyaba los brazos en el criotubo de Khan. Mientras, un tipo al que enseguida reconoció como el comodoro Stanford, le lamía las pelotas clavado de rodillas en el suelo, atado de pies y manos por gruesas cuerdas y con algo asomándole entre las nalgas...

   Chekov alcanzó el orgasmo con un grito y tiró a la chica al suelo apartándola de la cápsula. Se inclinó sobre el cristal y lo besó. Después se dio la vuelta y tiró del pelo de su esclavo arrastrándolo hasta una pared donde le orinó encima. Spock estaba asqueado con todo aquello... pero como quien contempla un accidente no podía dejar de mirar. Pavel debió de notar algo porque se giró hacia él y le descubrió pegado a la claraboya.

   - ¡Spock! Yebát! *(Joder) Yebát, yebát, yebát! - Pavel se puso los pantalones y salió a toda velocidad al pasillo. - ¡Spock! - Le llamó gritando.

   - Aléjate de Amy, Pavel... - El vulcano retrocedía de espaldas por donde había venido. - ¡Te prohíbo que vuelvas a verla... jamás!

   - ¡No puedes hasser eso! ¡Ella es mi...!

   - ¡No! - Gritó Spock impidiéndole terminar la frase. - ¡Acércate a mi hija y te romperé el cuello! ¿Entendido?

      Salió de allí corriendo sin volver la vista atrás. De hecho esperaba no tener que ver de nuevo a Pavel nunca más. Subió a su despacho y cursó un despido de efecto inmediato. El profesor Chekov había terminado su carrera.

 

 

                                        Amy le miró a los ojos y comprendió en un segundo que su t'hy'la no iba a venir. Spock tuvo que cerrar su mente para que su hija y su marido no vieran lo que él había visto, ese lado de Pavel que le había asqueado hasta la náusea.

   - Papi... ¿qué ha pasado? - Insistía ella.

   - Déjalo Amy, no va a hablar. Es un cabezota, no hay nada que hacer. - Le aconsejó Jim viendo el gesto adusto y vulcano tan familiar en la cara de su marido.

   - Pero si no hacéis la ceremonia... - Bones sabía por Jim que Pavel no podría estar con la pequeña sin el koon-ul *(compromiso)

   - No volverá a verla, de eso me encargaré personalmente. - Spock parecía hablar en serio.

   - ¡Papi...! - Amy protestó, no podía creer que la fueran a separar de su otro t'hy'la.

   - Cariño, es lo mejor. Pavel no está bien, no debe verte por ahora... - Jim intentó hacerla comprender que Spock solamente se preocupaba por su bienestar.

   - ¡No la verá nunca! - Gritó su marido.

   Uhura y Christine se habían acercado al oír las voces. Sarek las seguía.

   - ¿Qué sucede, Spock? - Preguntó con voz dulce la enfermera.

  - La fiesta ha terminado, os agradecería que os marchaseis. - El vulcano salió del jardín y se sirvió un gran vaso de agua altair en el salón, dejándose caer sobre el sofá chester.

   - ¿No habrá compromiso? - Nyota sacudió la cabeza sorprendida.

   Amy se echó a llorar y subió a encerrarse en su habitación. Solamente era una niña, no podía hacer otra cosa. Si sus padres habían decidido que no volvería a ver a Pavel tendría que aceptarlo por mucho que le doliera.

   - T'hy'la... te esperaré... ¡Cuando sea mayor estaremos juntos... los tres!

   La niña cogió uno de sus bolígrafos y se dibujó su trisquel sobre el vientre. Lo repasó una y otra vez, hasta que sintió en su mente el vacío. Estaba sola.

 

         Sulu y Selene fueron los primeros en marcharse, la chica ni siquiera había querido ir, sabiendo cómo Pavel la miraba cada vez que estaban juntos en la misma habitación. Scott y Nyota tuvieron que llevar al pequeño Cayden a casa, ya era su hora de acostarse y se estaba poniendo muy pesado. Más tarde Christine y Bones se despedían de Jim en el porche de la casa.

   - Ha dicho que nunca permitirá que Pavel vea a Amy, ¿pero qué diablos ha pasado? - El médico no salía de su asombro.

   - Para que Spock haya tomado esa decisión debe haber sido algo muy grave. - Chris miraba de reojo al vulcano derrotado en el sofá.

   - No lo sé, ha bloqueado su mente... - Jim giró la cabeza y suspiró viendo a su marido. - De todos modos creo que es lo mejor para ambos, estar separados, al menos de momento.

   - ¡Spock ha dicho nunca! - Repitió McCoy.

   Jim negó con la cabeza. Todos sabían que eso era imposible.

   - Es su destino... Nadie puede luchar contra eso, Bones.

   Jim les abrazó y cerró la puerta cuando se fueron. La familia estaba a solas. Peter y Alex recogían las mesas del jardín en silencio. Sarek observaba a su hijo desde la puerta de la cocina, como si no se atreviera a importunarle. Jim se le acercó y recibió su abrazo con gran consuelo.

   - Spock no tenía que haber ido a buscar a Pavel. Debí ir yo en su lugar. - Estrechó a su yerno contra su pecho mientras le hablaba. - Me temo que lo que ha visto le haya hecho mucho daño.

   - Todo acabará pasando, Sarek. Dentro de unos años Amy, Pavel y Khan completarán su vínculo... - Jim lo dijo como si estuviera seguro, como si supiera que la unión de su hija y sus t'hy'la fuese inevitable.

   - La mente del joven Pavel no está bien. Cuando le preparé para el koon-ul noté su dolor, la oscuridad en su katra *(alma) y vi que le devoraba por dentro como un animal hambriento. Su tendencia a la autodestrucción es peligrosa, no sólo para él...

   - No le dejaré, no puedo abandonarle. - Jim se volvió hacia su esposo con lágrimas en los ojos. - Aunque eso me cueste más de una discusión con Spock.

 

         Sarek acabó por marcharse también a casa. Alex se quedó a dormir, como solía hacer últimamente, en la habitación de Peter. A Jim no le parecía mal que su sobrino y su novio compartiesen cama. Si los padres de Alex no tenían nada que objetar, él tampoco.

   Antes de acostarse comprobó que Amy estaba bien. La niña se había envuelto en las sábanas y respiraba tranquila con los ojos cerrados. Buenas noches, mi bebé... Descansa, a'nirih se ocupará de todo. Sabía que ahora su hija podía oírle y no le molestó que ella no le respondiera. Entendía su enfado y lo respetaba.

   Spock seguía tendido en el chester, con un vaso vacío entre las manos. Jim lo retiró y echó un vistazo a la botella de agua altair. No quedaba nada. Tiró de su mano hasta ponerlo en pie.

   - ¡Vamos arriba, mi amor!

   - Jim... - Spock parecía algo mareado. - Si tú hubieras visto lo que yo...

   - No, no quiero saberlo. Imagino que si has prohibido que vuelva a ver a Amy ha tenido que ser algo muy gordo... pero alguien tiene que ocuparse de Pavel.

   - ¡Nosotros no! Si asoma por aquí le mato... hablo en serio, Jim. - Su voz sonó grave. - Le he despedido, tampoco volverá a trabajar en la Academia.

   - Entonces le daré mi antiguo puesto en inteligencia... - Dijo decidido a cuidar de su futuro yerno.

   - ¿Qué? No, Jim... - Protestó su marido.

   - Yo soy el almirante, ¿recuerdas? Si quiero que Pavel trabaje para mí lo hará. No tienes nada que hacer al respecto.

   Spock bajó la mirada y volvió a acurrucarse en el sofá. Estaba claro que esa noche no dormiría a su lado.

   - Como quieras, Spock. Yo me voy a la cama. Buenas noches. - Se despidió Jim secamente, sin un beso, sin una mirada, con un vacío doloroso en el corazón.

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por los comentarios.

Espero que no lo estéis pasando muy mal porque yo estoy disfrutando como una enana con mi vena más sádica.


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