Era un día cálido, agradable. Su cuerpo se encontraba relajado bajo las mantas que lo cubrían. Sus ojos ambarinos comenzaron a abrirse al nuevo día, la cortina negra de su cabellera, estaba esparcida por la almohada, su delgada figura se encontraba de costado, con sus brazos acomodados cerca de su blanco rostro como la leche. Fue entonces cuando lo notó. Esos ojos negros que lo miraban. ¿Qué demonios? ¿Por qué Sasuke-kun lo miraba de esa extraña manera?
-Sasuke-kun… ¿Qué estás haciendo?
-La hora del entrenamiento…
-Claro… en un minuto estaré listo.
Orochimaru no estaba del todo convencido que fuera sólo eso. Ya una vez que estaba afuera, observando al portador del Sharingan entrenar, su fiel ayudante, Kabuto, se colocó a su lado. El sannin tenía un extraño presentimiento. Éste día, tanto Kabuto como Sasuke actuaban raro. Un fuerte viento apareció, ése día en particular, Orochimaru no se sentía tan bien como desearía, así que el viento sorpresivo lo tomó con la guardia baja.
No fue nada lo que se movió, solo apenas su postura derecha para protegerse del viento. Pero sintió, para su disgusto, que Kabuto colocaba su brazo en su cintura. Eso le molestó.
-¿Se encuentra bien, Orochimaru-sama?
-¡Por supuesto! No necesito que me cuides como si fuera débil.
Sasuke, que por el rabillo del ojo había visto todo, frunció el ceño con disgusto. No le agradaba en nada la confianza y la protección innecesaria que tenía ése cuatro ojos con el sannin. Antes de que se diera cuenta, apareció justo a un lado del pelinegro mayor.
Kabuto y Sasuke se miraron a los ojos, desafiantes. Orochimaru miraba curioso y algo confundido la situación, se sentía incomodo, y solo por el simple hecho de que se encontraba en medio de aquella batalla de miradas. Con horror, sintió como el brazo del Uchiha rodeo su cintura con posesividad. La mirada desafiante de ambos, se volvió asesina. Otro brazo, el de Kabuto, rodeo también la cintura. El espanto se convirtió en molestia. ¿Qué demonios se creía que hacían esos idiotas?
-¿Qué demonios creen que están haciendo ustedes dos? Suéltenme en este momento.
Antes de volver a quejarse, Sasuke logró liberar la cintura del brazo contrario y cargó con el peso de Orochimaru para alejarse, mientras que el de ojos serpentinos, incomodo, sentía como los brazos del joven, lo sostenían con fuerza, haciendo con eso que con ese acto su cuerpo estuviera pegado al del otro chico, se sentía en completo shock, su rostro estaba pegado al fuerte pecho. Sus manos, a cada lado del pecho del Uchiha.
Saltando de árbol en árbol, tratando de alejarse lo más posible del otro chico, Orochimaru no tenía idea de lo que estaba sucediendo. Todo parecía una horrible pesadilla, una bastante enferma. Cuando por fin sintió que se detuvieron y que aflojaban el agarre ejercido en su cuerpo, trató nuevamente de enfrentar aquella situación.
-Sasuke-kun ¿Qué demonios haces?
No tuvo tiempo a decir nada más, pues ahora era sujetado con fuerza contra el tronco de un árbol. ¿Cómo fue que termino en aquella situación tan absurda? Trató inútilmente de quitarse al chico de encima, pero sus fuerzas estaban drenadas por alguna razón. La lucha del sannin se detuvo cuando sintió la boca del Uchiha profanar la piel de su cuello. Aquellas manos, recorrieron su cuerpo, de su cintura a las caderas y viajando hasta sus muslos. Con sus manos, trató nuevamente de apartar al más joven, pero sus manos fueron sujetas contra el tronco, por encima de su cabeza, nuevamente sintió que la boca de Sasuke pasaba de nuevo por la piel, del cuello a la mandíbula, viajando a la blanca mejilla, cuando apenas rosó la comisura de los labios, el sannin se apartó asqueado.
Sasuke comenzaba a molestarse. Ése cuatro ojos no tardaría en encontrarlos. Con brusquedad, y para disgusto de Orochimaru, el pelinegro menor con sorprendente agilidad, se había hecho del cinturón de la ropa del mayor. Con ella, ató las manos y rodeó el tronco para dejar inmovilizado al amo de las serpientes. Sus manos, ahora inmovilizadas, yacían encima de su cabeza.
Sasuke, ahora con mayor libertad, se dedicó a tocar y explorar diversas partes del cuerpo delgado. Trató nuevamente de besar a Orochimaru en los labios, a lo que éste ladeó el rostro para evitarlo. Estaba comenzando a molestarse con ésta situación y con crecientes deseos de torturar al culpable. Con horror, sintió como las manos atrevidas de Sasuke trataban de retirar la parte baja de su ropa, y con salvaje furia, la destrozó, dejando solo restos rasgados que ahora solo eran un montón de trapos inservibles. Si no fuera por su traje, sus piernas ahora desnudas, estarían bastante expuestas, pero eso no bastaba para cubrirlas del todo. Mostraba demasiada piel para el gusto del desertor de Konoha.
Miró con total horror como el vengador se acercaba a él con peligrosidad, adivinando sus intenciones. Sintió que aquellas manos tiraban de su cadera hasta chocar con la del otro desertor. Sintió su “amigo” que comenzaba a excitarse. Antes de que algo mayor sucediera, Kabuto apareció, mirando con odio al Uchiha. Orochimaru no sabía si sentirse aliviado o fastidiado. Por un lado, la llegada del peliblanco evitó que Sasuke intentara algo más con él, pero por el otro, ahora no solo era uno, sino dos, los que intentarían hacer cosas con él.
Mientras Sasuke y Kabuto comenzaban una pelea, Orochimaru intentaba deshacer sus ataduras, pero con cada intento era una falla, estaba bien sujeto, y lo peor, era que su piel comenzaba a rasgarse, ya podía sentir la sangre resbalar por sus brazos. En otro intento, que realmente lamentó, lanzó un quejido de dolor, la sangre comenzó a fluir ahora si con mayor abundancia. Al escuchar el lamento, Kabuto notó la sangre fluyendo, entonces, con mayor enojo se enfrascó en una lucha todavía más violenta con el portador del sharingan, ambos contrincantes usaban todas sus técnicas con el único propósito de no solo vencer a su rival, sino de matarlo definitivamente.
No muy lejos de la zona de batalla, se encontraban los que hasta hace tres años habían salido de Konoha para entrenar. Eran Naruto y Jiraiya. Estaban caminado rumbo a Konoha de regreso, hasta que escucharon un estruendo. Naruto miró sorprendido a su maestro.
-Eso fue muy cerca de aquí.
-Así es. Debemos investigar de qué se trata.
Así, ambos se encaminaron a donde habían escuchado aquella explosión. Sigilosamente, llegaron a la zona de pelea. Escondidos entre las ramas de los árboles, pudieron ver a los causantes de la conmoción de hace instantes. Naruto vio sorprendido a su amigo y rival. No sabía lo que tenía que hacer en ese momento, ni como sentirse. Si feliz o enojado. Vio que peleaba con alguien que reconoció de inmediato.
-Es el subordinado de Orochimaru.
Pero no lo vio a éste. Se preguntó si Sasuke había decidido dejar se seguirlo y si eso significaba su regreso a Konoha. Jiraiya pudo ver, cerca de donde se llevaba a cabo el encuentro de esos dos, a una persona atada a un árbol. Por la posición en donde se encontraba solo lograba distinguir las piernas que sobresalía, ya que el árbol le daba la espalda. Cambió se lugar para ver mejor, entonces, al ubicarse en un lugar con mejor visibilidad, pudo contemplar perfectamente a la persona atada, y para sorpresa y horror, era Orochimaru, que ahora se encontraba desnudo de abajo, sus piernas apenas eran cubiertas por la tela de la ropa de la parte de arriba. Notó entonces la sangre que resbalaba por sus brazos, que ya estaban más rojos que blancos. La expresión de dolor que se reflejaban en esos ojos serpentinos… vio como el sannin luchaba por liberarse de sus ataduras. No entendía lo que pasaba, por qué esos dos peleaban o por qué Orochimaru estuviera atado a un árbol, completamente indefenso y semidesnudo.
Cuando Naruto se acercó a su lado, y contempló aquella escena, no pudo evitar dar una mueca de incredulidad y asombro.
-¿Qué hace Orochimaru atado?
El sannin de los sapos tuvo que cubrirle la boca por lo ruidoso de su voz.
-Guarda silencio.
Jiraiya contempló de nuevo la escena. Entonces, con voz baja, se dirigió al rubio a su lado.
-Naruto, distráelos.
-¿Qué?
Volvió a cubrir su boca.
-Guarda silencio. Haz lo que te dije.
Obedeciendo al mayor, Naruto se dirigió a interrumpir la pelea para dar tiempo a que el viejo pervertido hiciera lo que sea que tuviera planeado. Con un rasengan irrumpió en medio de los contrincantes. Ambos se miraron con asombro y molestia.
Mientras el sannin de las serpientes trataba todavía de liberarse inútilmente, sintió una mano cubrir su boca. Abrió enormemente sus ojos. Escuchó la vos de su antiguo compañero y no pudo evitar sentir una extraña mezcla de emociones que no sabía cómo definir, entre ellas, la sorpresa e incertidumbre.
-Te sacaré de aquí.
No sabía si alegrarse o preocuparse. Pero decidió por lo primero. Una vez que sus maltrechas manos estuvieron libres, sintió un gran alivio, seguido de un punzante dolor.
Kabuto y Sasuke notaron que su “premio” estaba siendo alejado de ellos, decidieron impedirlo. Al ver que los descubrían y notando la debilidad del pelinegro, Jiraiya no tuvo más opción.
-Tengo que hacer algo que seguro no te gustará, pero es necesario.
-¿Qué?
No tuvo tiempo de reaccionar, cuando sintió que el peliblanco rebelde, lo cargaba en brazos, cual novia en su boda.
-No te atrevas, no necesito esta humillación.
-Lo lamento, pero no veo más opción.
Y así, ambos se alejaron del lugar. Naruto les dio alcance mientras golpeaba a Sasuke y lanzaba su rasengan a un Kabuto que ya se disponía a atacar a Jiraiya. Brincaron de árbol en árbol, mientras Jiraiya sostenía con fuerza a Orochimaru para evitar dejar caer a su carga. Éste, por su parte, solo pudo aferrarse con fuerza del cuello de su “salvador” al tiempo que trataba de recargar su cabeza en su pecho, más por instinto que por que estuviera consciente de aquella acción por su parte. Así estuvieron por un largo trecho hasta que finalmente se detuvieron, estando seguros que ya no los seguirían. Jiraiya por fin aflojó el agarre y dejó en libertad a Orochimaru. Éste se sentía tan humillado que no quería ver a nadie a la cara. Jiraiya pudo ver el daño causado a la piel, sangrante y rota. Tomó algunos vendajes y con renuencia de parte del otro, trató de curarlo. Naruto, por su parte, no sabía que pensar. La situación era demasiado extraña.
Cuando las muñecas de Orochimaru estuvieron vendadas, Jiraiya miro cómo éste seguía molesto y avergonzado por la situación.
-¿Qué sucedió?
-No lo sé. Apenas ésta mañana noté que se comportaban raro, y no me preguntes más porque no tengo idea de nada.
Jiraiya ya no preguntó nada más. Notando la evidente desnudez, y sólo porque Orochimaru, disimuladamente trataba de cubrir sus muslos desnudos, fingiendo que cruzaba sus brazos sobre sus piernas. El peliblanco, con una extraña sensación de compasión, se quitó la parte de su traje para cubrir un poco más al sannin de las serpientes.
-Se que no es mucho, pero te cubrirá algo.
Orochimaru miró sorprendido el gesto amable, sintiendo como su cuerpo era envuelto por la tela roja. Si, no cubría mucho, pero al menos cubría más que su ropa. Pudo sentir sus mejillas ligeramente cálidas, estaba seguro que su piel anormalmente blanca, mostraba nítidamente el ligero rubor de su rostro.
-Gracias.
Decidió que podía regresarle el gesto, agradeciendo por el detalle.