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Felicidad por Adid

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Notas del fanfic:

Algo pequeño y cursi >u< y un poco tonto también XD Siempre digo que no me gustan mucho las historias que son demasiado rosas XD, pero eso no me impide escribirlas XD especialmente si se trata de mis amados niños u<

 

 

No pensaba subirlo a esta página, pero la verdad es que la ausencia de GaaLee por aquí es bastante deprimente ;m; y pues no tengo nada mejor que ofrecer por ahora u__u

Notas del capitulo:

Los personajes que aparecen en esta historia son propiedad de Masashi Kishimoto. 

 

Lee bufó con fastidio mientras se paseaba por la habitación. Hacía buen rato que Gaara se había largado. Habían discutido nuevamente.  Él estaba más que consciente de que Gaara estaba continuamente bajo mucha presión, era normal que muchas veces no tuviera mucha paciencia, entendía también que eran muy diferentes, y que era normal que esas diferencias chocaran de vez en cuando. Las peleas eran normales en cualquier pareja. Pero es que a veces era el colmo. Después de todo él hacía un larguísimo viaje de tres largos días cada que podía  solo para verlo. Lo único que pedía era pasar un tiempo en paz y amoroso con su querido novio. ¿Era mucho pedir? Al parecer sí, ya que en cada una de sus visitas, por alguna razón, incluso la más tonta, terminaban discutiendo.

A veces se preguntaba si valía la pena.

Y eso es lo que había sucedido apenas unos momentos.Habían discutido de nuevo.  Ni siquiera sabía porqué estaba aún ahí. Después de todo esa era la casa de Gaara, así que era algo raro, y un tanto cómico si uno lo pensaba, el que hubiera sido el pelirrojo el que hubiera salido.

En su frustración golpeó un librero alto que se encontraba en la sala. Un poco más fuerte de lo que pretendía, porque el mueble se tambaleó y de lo más alto cayó un objeto que Lee apenas si pudo reaccionar para intentar agarrarlo antes de tocara el piso. Quizás debido a sus nervios alterados no había podido ser lo suficiente rápido, por lo que la cosa resbaló de sus dedos y fue a dar al suelo, rodando varios metros. Era un frasco de vidrio de color verde  con varios dibujillos alrededor. El corcho que lo mantenía cerrado se había salido al caer al suelo por lo que había dejado un reguero de los pequeños trozos de papel que  contenía.

Lee lo reconoció de inmediato. Y la razón por la que Gaara poseyera un objeto que tan poco iba con su personalidad era sencilla. Él se lo había regalado.

 

 

***~~~***

-¿Un frasco de la felicidad?

Gaara  miraba con una inexistente ceja levantada aquella cosa que el pelinegro extendía hacia él con una deslumbrante sonrisa en los labios. Era un frasco de vidrio, del tamaño de una lata de refresco, tapada con un gran corcho. Estaba adornado con infinidad de pequeños dibujos que seguramente el mismo Lee había hecho. Pequeñas estrellas, corazones y flores, todo muy alegre y primaveral.  Y en el centro, su nombre con letras grandes y ornamentadas : Gaara.

Lee asintió sin dejar de sonreír ni de extender el frasco, ofreciendolo  al pelirrojo a pesar de la poca reacción de éste.  

-Lo vi en una película. - Comenzó a explicar.- Todos los día debes escribir algo que te haga feliz en un papelito y guardarlo dentro del frasco. Puede ser algo que te haya pasado ese día y te alegrara, o cualquier otra cosa, quizás algo que te guste mucho, como el sol, o el viento, o que la gente que quieres está bien, incluso podría ser algún chiste o algo que viste y te hizo reir. La idea es ir coleccionando todos esas pequeños y valiosos fragmentos de felicidad. Así podrás tenerlos presentes siempre que lo necesites. Por ejemplo cuando  quieras recordar lo hermoso que ha sido tu año. O cuando te sientas deprimido o triste, puedes abrir el frasco y ver todos esos pequeños detalles que hacen que tu vida valga la pena. ¿A que es un hermoso proyecto?

Gaara no lucía muy convencido, pero no quería despreciar un regalo de Lee. Especialmente uno que le ofrecía con tanto entusiasmo. Finalmente tomó el frasco y lo observó con detenimiento con su habitual cara inexpresiva.

-Gracias. - Susurró quedamente al tiempo que depositaba un pequeño beso en la mejilla de Lee, provocando que el rostro de éste se tiñera graciosamente. Guardó el dichoso frasquito en uno de los bolsillos internos de su abrigo, para después irse caminando juntos por la calle.

**~~~**

 

Lee sonrió ante el recuerdo. De eso hacía ya un buen tiempo. La verdad casi lo había olvidado. Gaara no volvió a mencionarlo y Lee no preguntó tampoco, no quería presionarlo, después de todo el proyecto era solo una sugerencia, Gaara decidiría si quería seguirlo o no. Aunque por la falta de interés del pelirrojo en ese momento y el hecho de que no sabía qué  fin habría tenido el frasco, pensó que el pelirrojo simplemente lo había guardado y tampoco se había vuelto a acordar de él.

Sin embargo ahí estaba, lleno de pequeños papelitos, algunos cuidadosamente doblados otros pareciera que los había echado por descuido, de diferentes tamaños y colores, como si el pelirrojo hubiera usado cualquier papel que hubiera tenido a la mano al momento de escribirlos. Tenía que aceptar que encontrarlo lo había enternecido considerablemente.

Recogió el corcho y comenzó a juntar los papelitos que se habían desparramado sobre el suelo para ponerlos de nuevo en su lugar, de a uno por uno y con mucho cuidado para no recoger polvo. De pronto se detuvo con uno de ellos en la mano, la curiosidad de pronto se fue apoderando de él. ¿Qué es lo que había escrito Gaara? ¿En qué cosas encontraba su felicidad?

Sacudió la cabeza negando rotundamente al darse cuenta que estaba teniendo la tentación de abrir aquel pequeño papelito doblado. De ninguna manera podría invadir así la intimidad de Gaara, jamás podría hacerlo sin su permiso.

Pues al parecer su mente no estaba conectada con su cuerpo porque mientras pensaba eso, sus manos se movieron solas, desplegando el papelito. Y cuando por fin leyó lo que ahí estaba escrito su aliento se atoró en su garganta que de pronto pareció anudarse.

Había una sola palabra escrita.

Lee.

Sus manos temblaron ante su descubrimiento. Y casi sin pensar comenzó a abrir los demás papeles, los que aún estaban repartidos en el suelo y los que contenía el frasco. Y en todos encontró lo mismo. Su nombre repitiéndose infinidad de veces.

Lee

Lee

Lee

Rock Lee

Lee

Rock Lee.  

En algunas ocasiones venía en una oración completa, pero su nombre siempre estaba presente.  

La sonrisa de Lee.

El cabello de Lee.

Lee me besó.

Lee me abrazó.

Y así en todos y cada uno de los pequeños papelitos. Cuando cayó en la cuenta los había abierto todos.

Ni siquiera se dió cuenta cuándo había comenzado a llorar. Pero por sus mejillas corrían ríos y ríos de ternura, de felicidad, de amor.

La puerta se abrió de pronto y de ella emergió quedamente un pelirrojo quien se mostró sorprendido al encontrarlo arrodillado en el suelo llorando a mares.

-¿Lee?

Preguntó con preocupación dispuesto a ir hacia él, pero no pudo decir nada más, ni siquiera dar dos pasos, cuando el otro se abalanzó hacia él, derribandolo hacia atrás y abrazandolo fuertemente. Aún preocupado observó aquel pelinegro que lo miraba con los ojos brillosos y el rostro lloroso pero con una contrastante y enorme sonrisa en los labios. Lucía realmente hermoso.

-Yo… - Fue el pelirrojo el que rompió el silencio que se había ido extendiendo entre ellos. Habló quedamente mientras alzaba una pequeña flor que traía en una mano ofreciéndosela a Lee - Lo siento.

Lee se quedó mirando la florecilla, era pequeña y sencilla pero de verdad era bella. Pero no entendía bien por qué se disculpaba el pelirrojo. La duda debió reflejarse en su rostro porque Gaara añadió.

-La discusión.

¡Oh! Claro, la discusión.

Ni siquiera podía recordar por qué habían discutido en primer lugar. Lee tomó la flor con delicadeza y cuidadosamente la puso a un lado antes de tomar la cara del pelirrojo y comenzar a repartir besos por todo su rostro.

-No hay nada que perdonar.- Dijo entre beso y beso.- Soy yo quien debería disculparse.- Otro beso. - Te amo, Gaara.

Gaara estaba un poco confundido. Pero eso no evitó que recibiera gustoso los besos que su Lee le daba, ni que disfrutara de ese cálido peso sobre él. Tomó a su vez el rostro del pelinegro entre sus manos solo para dirigir sus labios esta vez hacia los suyos. Murmuró un quedo “Yo tambien te amo, Lee” antes de atrapar su boca con la suya, en un beso que de a poco se fue volviendo más apasionado.  

Confirmando una vez más que Lee era y siempre sería su felicidad.


**~~~***

Notas finales:

Se los dije! pequeño y cursi >.<

Pero bueno, espero que le haya  gustado.

 

Hasta la proxima =)


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