Todo pertenece a Sakae Esuno
Pareja: Akise/Yuki
Lo que hizo un cuchillo
Siento el corte contra mi cuello y espero como mi cabeza comienza a separarse de mi cuerpo y suspiro. Mi vida está punto de acabar. Mi corta vida. Hace apenas un par de días no era más que un androide sin consciencia ni voluntad lanzado al mundo para vigilar un juego tonto de vida y muerte y ahora, ahora que al fin he conseguido besar al chico del que estoy enamorado voy y muero. Qué irónico, ¿no?
Sostengo el móvil con fuerza mientras noto como empiezo a morir a medida que el cuello se va separando, puede que vaya a morir, pero no pienso permitir que Yuki no sepa la verdad, la merece. Merece saber la verdad sobre Yuno, merece saber quién es el tercer que hay en el cuarto de la 2A, lo merece.
No estoy seguro si he llegado a este punto sólo por el amor que le tengo a Yuki o también lo haría por cualquier otra persona del juego. Supongo que no, que sólo lo haría por Yuki. Sus ojos azules y su comportamiento tan tierno y pasivo, como se hinchan sus mejillas cuando llora o cuando se asusta...
¿Sabéis eso qué dicen sobre que cuando te mueres ves tu vida pasar ante tus ojos? Pues en mi caso no he visto mi vida, ni la real ni la que tuve cuando me creó Deus. Yo lo vi a él. Sus ojazos azules mirándome y me está tendiendo una de sus manos. No está triste, no está asustado. Ya no estoy en esa montaña, con el Yuki real mirándome como me desangro, teniendo yo un móvil en las manos con toda la verdad. Ya no está Yuno acercándose a mí con el cuchillo con el que me ha decapita para cortar el móvil.
No, ahora sólo estamos él y yo. Me toma la mano y me acerca a él. Puede que sólo sea una fantasía, que esté muerto y jamás vuelva a verlo. Se convierta en Dios del tiempo y del Espacio o no jamás lo volveré a ver. Así que quiero aprovechar cada momento junto a él, aunque sólo sea una imaginación, un sueño y no dure mucho.
Lo miro a los ojos y me acerco a él sujetándome a su mano. Me sonrojo levemente y, antes de hacer cualquier otra cosa, pregunto lo que me llevo preguntando el tiempo que llevo aquí, sean segundos minutos y horas.
— ¿Esto cuánto va a durar? — Yuki sonríe divertido y se acerca a mí.
— Este es tu paraíso, Akise — se pega a mis labios y me besa lentamente, haciendo que el sonrojo de antes aumente hasta sonrojarme hasta las orejas —. Es tu paraíso — repite mientra se aparta un mechón negro de la cara y me mira —, esto no va a acabar nunca. Es lo que tú deseas, no tendrá fin.
Sonrío inevitablemente y le miro a los ojos. Me toma por mi corbata negra, y me acerca de nuevo a su rostro. Mi paraíso, Yuki. Sonrío de nuevo sobre sus labios y lo beso, primero lentamente, después algo más rápido y profundo.
Me separo tras un par de minutos, intentando respirar, y lo miro con las mejillas del mismo color que mis ojos.
— Pero esto es mentira, Yukiteru. Tú eres mentira — me muerdo el labio y desvío la mirada.
— Entonces, ¿quieres que me vaya?
— Dios, claro que no — lo tomo por las mejillas y lo miro —. Sólo quería dejarlo claro, asegurarme. Pero este es mi paraíso. Así que...
Lo pego a mí por los mofletes y lo beso de nuevo, en su beso que espero que dure para siempre. Bueno, ahora que estoy muerto, técnicamente será para siempre. Ahora que lo pienso... supongo que debería darle las gracias a Yuno, tengo a la persona que amo para toda la eternidad.
Fin.
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