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Del dulce mal. Llámalo amor, si quieres por gabinekochan

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Notas del capitulo:

Este es mas largo. 

¿Cómo osaba citarlo para que se encontraran tan íntimamen sin poseer una relación mas allá de lo imparcial y necesaria? El que le hubiera hablado de manera imprevista y con tal afán lastimoso solo causó en Draco una sorpresa desagradable ese lunes en la mañana cuando había arribado a su trabajo en el Ministerio de Magia, cabía decir que faltaron unos cuantos segundos y demasiados pensamientos en contra para dar un “Si” a la oferta de un almuerzo amistoso. No había sido lo más inteligente ni tampoco lo más prudente por su parte pero, esa curiosidad y ansias le invadieron a tal grado de aceptar lo que fuera en ese momento con tal de saber el por qué de su soledad, abandono y actual dolor.  Pero no podía pensar en eso ahora, tenía que trabajar.

 Su oficina no era la más esplendorosa, de hecho, estaba seguro que al ser el Jefe del Departamento de Cooperación Mágica Internacional su lugar de trabajo debería poseer más metros de los que ya tenía ¿Acaso era un pecado el desear una oficina más grande que la del propio Ministro de Magia? Claro que lo era, un capricho más en la lista del gran Draco Malfoy que debían cumplirse sin tardanza alguna; aun sin importar lo que dijesen los demás, seguía siendo un chiquillo mimado con la única diferencia de que ahora cumplía sus deseos el mismo. En ese momento se encontraba deliberando el que hacer con el Torneo de los Tres Magos, aparentemente el Ministro deseaba volver a tomar la tradición de ese gran evento entre colegios para darle al Mundo Mágico de Inglaterra más protagonismo en Europa, se requería fervientemente que los demás países tomaran en cuenta a Inglaterra y su actual estado devastador a causa del invierno. Pero para Draco era una estupidez demasiado inmensa, mas si el ministro quería que el Torneo se hiciese en Inglaterra.

 -¿Lo has leído? – la interrupción poco educada de Pansy Parkinson en su oficina fue abrupta y repudiada inmediatamente por Draco, cabía decir que su ex compañera de casa, era un jodido fastidio matutino.  No había un maldito día en que esa mujer no estuviera en su oficina hablando de más.

 -He leído muchas cosas a lo largo de mi vida, Parkinson, razón por la cual soy más ilustrado que tú – el chasquear de la lengua de su amiga se hizo presente y Draco pudo jurar inmediatamente que hoy no era el día para humillar a la mujer. Oh las malditas hormonas y los malditos parásitos llamados bebes, habían arruinado magistralmente su costumbre de insultar a su amiga con libertad sin que esta se molestase – Si, querida, ese intento de asesinato por parte de Arthur Weasley para reincorporar de nuevo el Torneo ha sido la peor petición que ha envidado a mi oficina en estos años – si había algo peor del hecho de que su amiga hubiese comenzado una relación con Ronald Weasley, era el tener que trabajar bajo el mandato de Arthur y su amor inmenso hacia los muggles… eso y aguantar el humor de Pansy cuando osaba insinuar su estupidez al estar próxima a contraer matrimonio con un traidor. Si algo había aprendido en ese último año es que las mujeres poseen afiladas garras, que por alguna extraña y horrible razón,  parecían armas mortíferas cuando estaban embarazadas. Blaise se burlaba de su temor a las “inofensivas” uñas de Pansy, pero el maldito nunca había recibido un jodido golpe por parte de la mujer, esa bestia con panza de tres meses era capaz de rebanarlo y comérselo de ser posible. Para proteger su hermoso cuerpo y preciada cara, había aprendido a mantenerse callado cuando la mujer próxima a ser Weasley estuviera presente. O por lo menos lo intentaba la mayor parte del tiempo sin resultados fructíferos.  

-Exacto ¿Puedes creerlo? Es una idea suicida, no hay suficiente dinero para mantener a la mayoría de la población mágica con vida, mucho menos podremos hacer un evento de tal magnitud – la chica, a pesar del pasado, se había convertido en un ser compasivo e igualitario gracias a la influencia Gryffindesca en su vida; aunque a diferencia de muchos Gryffindor, Pansy era inteligente, si hasta ella era capaz de ver lo negativo de esa situación ¿Cómo era posible que el Ministro sugiriera con tal alegría que su idea era lo mejor que podía hacer por el Mundo Mágico? Draco sospechaba que se debía a que eran pelirrojos, debía haber un déficit de inteligencia común en los cabezas rojas. – Además, los otros gobiernos aun no se atreven a tomarnos en cuenta los hijos de puta –

 -Anda, que lindo vocabulario para una futura madre ¿Esas palabras vendrán acompañadas por besos de buenas noches? –

 -Malfoy, estoy a punto de saltar sobre el escritorio y quitarte esa sonrisa de mierda

 -¿Qué ha sido hoy, cariño? ¿Has visto en el espejo a una gorda en proceso? ¿La ropa se ha empequeñecido? ¿No has  comido tu tercer desayuno? ¿Vomitaste los primeros dos?  ¿La Comadreja Madre volvió a invadir tu casa? Hay que admitirlo, esa señora sí que sabe eludir las protecciones mágicas demasiado fácil, debes temer – Desde que se había anunciado su embarazo, Molly Weasley parecía demasiado preocupada por Pansy, la pelirroja afirmaba que una mujer embarazada que trabajaba en la oficina de Ley Mágica Internacional necesitaba toda la ayuda posible para evitar que se estresase, el típico comportamiento de héroes y heroínas.

El rubio se paró de su silla para ir hacia Pansy que se encontraba sentada en un sillón amplio, poco le faltaba a la chica para llorar de impotencia y eso solo le provoco a Draco una sonrisa aun más grande. -¡Aja! Aquí está el problema – la tonalidad que uso el rubio fue una dulce y comprensiva, casi en susurros. Draco cogió los pies de Pansy con delicadeza y la obligo a recostarse en el sillón, dejando su cabeza reposando sobre el brazo del mueble – Mujer, en serio, los tacones y las embarazadas no van de la mano. A excepción de si eres puta, todo se le ve bien a una mujer de calle aun con panza de trol porque no hay dignidad – acto seguido se arrodillo en el suelo cerca al sillón y le quitó los tacones para luego empezar a masajear los pies de Parkinson, algo que solo hacía por la hormonada de su amiga.

 -Discutí con Ron – la mujer se había tranquilizado y relajado rápidamente, era obvio que su novio no le prestaba ese tipo de tratos cuidadosos, aunque no era extraño, era Weasley después de todo.

 -No me sorprende-

 -Fue una pelea de las grandes-

 -Dime por favor que le has arrancado los ojos y le has hecho dormir en esa horrible casucha para perros que tienen en el patio – una leve sonrisa por parte de la chica se hizo presente pero en sus ojos se podía notar tristeza, no por ella, tristeza que iba encaminada hacia el rubio.

 -Él… fue a nuestra casa tarde en la noche, estábamos dormidos cuando entro por la chimenea– Draco sabia a quien se refería pero parecía importarle más el masajear esos finos y blancos pies que dirigirle una mirada a su amiga o siquiera una palabra. – Ron bajo las escaleras tan rápido y tan feliz cuando supo que era él,  el imbécil cayó y rodo un poco al final, pero fue a abrazar a su preciado amigo tan pronto lo vio en medio de nuestra sala –

 -Potter nunca aprecio la etiqueta –

 -Juro que le falto besarlo y follarlo para demostrarle que tanto le había extrañado, cuanto le había hecho falta. Le importo poco que yo estuviera ahí, Ronald simplemente le dio la bienvenida invitándole a tomar vino ¡Uno de mis mejores vinos que ni siquiera puedo beber! –

 -No quieres a un feto borracho, de por sí ya te hace la vida miserable – Draco no demostraba nada, no quería hacerlo porque implicaría que le importaba mas allá de un relato que incomodaba a su amiga; no podía demostrar interés frente a Pansy, ella ya tenía suficiente con el hecho de tener a su propio león haciéndole la vida imposible.

 -En cuanto ese me vio, me sonrió el desgraciado e intento darme la mano. Yo la rechace y empeche a gritarle que se fuera de mi casa, y obviamente, Ronald se interpuso y empezó a defender a su amigo… me gritó Draco… el cabron me grito – no había que ser adivino para saber que esa noche Ronald Weasley la había cagado inmensamente, si Pansy en ese momento tenía los ojos cristalizados por las lagrimas que querían escapar por el simple recuerdo de la pelea, se podría decir que probablemente los dos leones esa noche fueron despachados fuera de la casa muggle donde vivía el futuro matrimonio Weasley.

 -Por amor a Merlín, espero que sus culos se hayan congelado cuando los sacaste a patadas de tu casa –

 -Algo así – Pansy se veía culpable, al menos se veía insatisfecha – Les amenace con crucearlos y antes de que pudiera ir por mi varita los cobardes se habían ido por la chimenea –

 - Ese bebe te da poderes demoniacos y me agrada cuando lo usas contra los imbéciles y no mi bello ser –

 -Le dejare, en serio, lo hare… iré a Grecia, conseguiré un hombre hermoso y me casare con él, tendré a mi bebe y seré feliz viviendo en medio hombres perfectos y bellos. –

 -No busques mas, yo soy ese hombre, me ofende no ser el primer nombre en tu lista como mejor opción a la Comadreja –

 -Eres gay –

 -Y tú posees un mal gusto de leyenda – era evidente que era broma por las sonrisas cómplices que se dedicaban, aunque eso no significaba que la Comadreja tuviera un futuro ameno – Ahora el hombre de tu vida se debe ir a una importante comida porque muere de hambre, y no, no puedes acompañarme porque es un asqueroso restaurante muggle. Lo sé, quita esa expresión de asco y largo aquí, compra zapatos bonitos y humilla a la Comadreja tanto como puedas – Draco agarro su gabardina de color negro y se dirigió hacia la puerta de su oficina, estaba ansioso.

 -Y tu no dejes que Potter te enamore de nuevo – la voz de Pansy era neutra, seria.

 -Nunca se sabe, Parkinson – le regalo una sonrisa ladeada y salió del lugar.

 

 ***

 

No le tomo mucho tiempo llegar al restaurante acordado, no era elegante, era más del tipo ordinario donde personas de varios estratos podían darse el lujo de comer; tan pronto entro se dispuso a observar a cada persona del lugar en busca de la deseada, tan pronto diviso una figura familiar, fue hacia la mesa ocupada por su acompañante y sin más se sentó con un gesto aburrido. 

-Granger-

 -Malfoy

 La mujer medimaga no había cambiado en esos dos años en que dejo de verla, seguía con su cabello ligeramente alborotado, con sus típicas ojeras que demostraban lo poco que descansaba adecuadamente, y claro, ese gesto suyo de culpa que había visto la última vez en su rostro. Tan patética. 

-Gracias por aceptar mi invitación de último momento Draco, yo… -

 -Déjame adivinar, el salvador del mundo mágico te ha pedido encarecidamente que te encuentres conmigo para intentar convencerme de que su regreso es una oportunidad de recuperar lo pasado – un leve risa de burla escapo de los labio del rubio – Pero que digo, es obvio que al héroe no le interesa una mierda como yo ¿Tal vez has venido a burlarte? –

 -¡No he venido para eso! – se podía notar la furia contenida en el rostro de Granger, claro que no era eso.

 -Está bien, estúpida defensora de los pobres, tal vez a advertirme de que no me acerque a él por su bienestar – la cara de Granger demostraba perfectamente de que eso se trataba, vale, aun le tenia rencor y era obvio – Vamos, que seas una amargada adicta a la soledad no significa que poseas el derecho a inmiscuirte en los problemas inexistentes de los demás. Deja de usar tanta mandrágora en polvo*, te hace el cerebro una porquería –

 -Es justo por eso, Malfoy – la actitud de la mujer era orgullosa pero aparentemente calmada – Que es mejor que no te le acerques, no eres lo mejor para él… le haces daño – un golpe contra la mesa se dio cuando ella dejo de hablar, la mano de Draco hormigueaba tras haber golpeado la madera con dureza. Estaba indignado, ella se atrevía a decir aquello con tanta serenidad que solo le provocaba ira y malestar; como si de nada se tratase, agarro su billetera y de esta saco un papelito amarillo y viejo para luego extendérselo a la castaña que lo cogió con duda.

 -Lee, Granger – tenía su mandíbula apretada y sus ojos color gris no apartaban la vista de su repudiado acompañante, tan solo eso basto para que la mujer se dignara a bajar la mirada y leer.

 

 Como Puede

 

No es igual

el dolor

para todos.

 

 Cada uno

anuda

sus ofrendas.

 

 Dice adiós

como puede.

 

Dice amor

también como puede.

H. P.

 

 

 

-¿Qué dice, Granger? – los ojos marrones le vieron con cierta lastima, pero no la suficiente - ¡¿Qué dice?!-

Hermione no tenía palabras, simplemente dejo la nota sobre la mesa y apretó sus labios mientras negaba con la cabeza. Poco les importaba el pequeño espectáculo que estaban presentando en el restaurante, solo eran ellos dos y ya. 

-Yo te diré quién es el desgraciado aquí – el rubio se levanto poco a poco de su asiento con sus manos apoyadas en la mesa mientras se hacia adelante para encarar cada vez más cerca a Hermione - ¡Él me dejo esa maldita nota y se fue! ¡Solo me dejo eso para recordarlo y joder lo recuerdo todos los días! Me dejo con el recuerdo de odio, me dejo solo con las ansias de matarle Granger, solo eso. Así que no, no me le aproximare y ruega a Merlín que nunca vuelva a acercarse a Pansy o alguien que me importe porque lo que no hice por mí en el pasado, lo hare por ellos, le hare sufrir un dolor físico igual al que yo sufrí emocionalmente. – agarro con brusquedad la nota que le recordaba día a día que debía odiar a ese hombre de ojos verdes y salió a la calle donde el frio le obligo a ponerse mejor su gabardina. Simplemente dejaría esas palabras en la cabeza de la mujer, no necesitaba explicarle que también dejo en él sueños y planes rotos, risas y momentos fantásticos, besos y caricias que obligarían al frio que sentía en esa temporada alejarse… extinguirse. Había estado ansioso en la mañana, porque aun sin desear admitirlo, tenía la pequeña esperanza de que cuando Granger le había invitado a comer también se encontraría Potter a su lado; el ver a Granger sola al llegar, lo había destrozado y le había provocado el desear terminar esa reunión pronto.

Sentía calor en su interior, su rostro debía estar caliente,  el confrontarse con alguien le provocaba eso, simplemente sentía toda esa magia y energía dentro de él que necesitaba ser descargada por la rabia que tenía acumulada, necesitaba gritarles necesariamente a sus trabajadores. Con pasos decididos se dirigió una vez más hacia una de las entradas al ministerio, pero antes de siquiera poder cruzar la calle desolada, una mano tomo su brazo con la fuerza suficiente como para hacerle parar su caminar. Al momento en que se giro, Draco pudo observar un par de esmeraldas bellas y majestuosas que ahora se destacaban por no estar detrás de un marco horroroso de gafas pasadas de estilo.

 -Potter –

 -Draco, amor… -

 

Notas finales:

*Mandragora en polvo o polvo de Mandragora: Se puede tomar en sentido de droga alucinogena, algunos medimagos deben tener una adiccion malsana y esa me parecio perfecta. 

 

 

 

-Como puede: Edda Armas (1995)


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