Así pasó todo…
Transcurría un gélido día en Inglaterra, todo parecía normal a excepción de la necesidad de Integra de un nuevo asistente, tal vez alguien relacionado a la convención de los Doce, pero se le ocurrió que sería buena idea instruir a un nuevo recluta y entrenarlo para que sea capaz de jurar fidelidad y lealtad.
Realmente no podría entrevistar a tanta gente para el puesto, así que en el menor tiempo posible recortó la lista y la primera persona en verla fue una joven de apenas 18 años llamada Khira.
Recordaría ese día por el resto de su vida.
Apenas entró la chica a su oficina y el lugar se iluminó por completo con su intensa y peculiar belleza, por lo que Integra ni siquiera pudo apartar la vista; el traje verde oscuro que usaba no opacaba su cuerpo, más bien resaltaba sus facciones, su rostro era angelical, adornado con una cabellera abundante y más intensa que el rubí, tenía una piel hermosa, nariz fina, pómulos sonrosados y ojos brillantes color esmeralda.
Aún con tacones era un poco más baja que Integra, tenía las curvas sumamente pronunciadas, el escote de su blusa dejaba ver algo de piel y pechos, el saco le marcaba la cintura y caderas.
Luego se dio vuelta para cerrar la puerta y fue cuando Integra notó sus redondeados glúteos escondidos bajo la falda, que apenas le cubría las piernas, y sintió un extraño palpitar en su entrepierna, así se dio cuenta de que estaba sumamente excitada.
Trató de controlar su deplorable estado, invitando a la joven a tomar asiento, conversaron acerca del puesto y de la experiencia de Khira, además de su admiración por Sir Integra, pero ella no escuchaba absolutamente nada, se encontraba admirando el rostro de la joven y sus hermosos ojos, así tomó la decisión de contratarla, cosa que naturalmente jamás habría hecho, pero en ese momento no estaba pensando.
La joven Khira también pareció sorprendida por la rapidez de su contrato, y en un impulsivo gesto olvidó toda formalidad y abrazó fuertemente a Integra, con lo cual un ligero estremecimiento recorrió todo su cuerpo; y antes de que pudiera estrechar a Khira entre sus brazos esta recuperó la cordura y la soltó.
Luego se sonrojó tiernamente y se encaminó a la puerta tras unas últimas indicaciones de Integra, quien observó con ansiedad mientras aquella chica de cabello de fuego se alejaba, meneando las caderas y cerrando la puerta tras ella.
Terminó el día y la oscuridad de la noche se posó sobre la ciudad, Integra se arrepintió de la manera en que se había comportado, se sintió patética al verse tan vulnerable y por culpa de una chica que apenas conocía, y lo peor es que ella comenzaba sus labores al día siguiente.
Pensó en llamarla y disculparse por el puesto, alegando que estaba ocupado, pero cada vez que tomaba el teléfono, recordaba aquella mirada, sus ojos, y sobre todo, su cuerpo.
Se mantuvo ocupada el mayor tiempo posible pero el cansancio la venció y tuvo que irse a dormir, o al menos lo intentó. Dio vueltas en la cama recordando su mirada de color esmeralda, su sonrisa.
Pensó en la suavidad de su cabello y sin quererlo comenzó a visualizar sus pechos, imaginando su suavidad al tacto, casi sintiendo sus propias manos sobre Khira, en cómo recorrería su espalda hasta llegar a sus glúteos, dejando una mano libre para deslizarla al frente y acariciar su entrada mientras Khira suspiraba de placer…
Integra cerró los ojos y comenzó a bajar su propia mano hacia sí misma, sintiendo la humedad y la excitación incrementándose, el creciente palpitar de su deseo la dominó hasta entregarse a sus impulsos...
Comenzó a masajear el clítoris lentamente pero se arqueó de placer cuando se imaginó a si misma sobre Khira y vio su magnífico rostro con los ojos cerrados y los labios entreabiertos; una y otra vez.
Integra culminó rápida e intensamente con un fuerte gemido y siguió estimulándose hasta conseguir varias réplicas del mismo placer; se dio vuelta mientras sonreía y pensaba en lo exquisito que sería llevarlo a cabo, con ella.
No podía esperar hasta mañana, pero cayó en un profundo y placentero sueño.