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La rutina Mata, La indiferencia Tambien por Xenophilica

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Notas del fanfic:

Xeno, por aca!

 

Esta historia se me ocurrio anoche mientras veia una pelicula con un drama similar, y me dije ¿Porque no?. Asi que aqui tienen el primer capitulo de tres.

 

Nota: Ningun adulto(entiendase, Erik, Charles, Raven, Azazel, Sebastian, Emma, etc.) tiene mutaciones, solo los jovenes(entiendase, Wanda, Pietro, Kurt, Remy, etc.)

Notas del capitulo:

*Todos los personajes pertenecen a Marvel Comic's

Charles tenía todo lo que un hombre podría pedir, tenía un buen esposo, dos hermosos hijos y aunque había dejado de trabajar desde que quedo preñado de sus mellizos, en su tiempo, amaba su trabajo.

Llevaba diecisiete años de un bello matrimonio con Erik Lehnsherr, y aunque al principio tuvieron sus complicaciones, pues para sus familias no fue bien visto que este par de hombres se casaran, no pudieron hacer nada para evitar lo inevitable.

Tanto los padres de Charles como los de Erik tuvieron que aceptar que sus hijos se amaban y que no podían hacer nada para cambiar ese hecho y que si no querían terminar perdiéndolos, tendrían que aceptar lo que ambos chicos deseaban.

Dos años después, Charles le dio una verdadera sorpresa a Erik al comunicarle que se encontraba en cinta, esto más que asombro llevo felicidad a la familia, en especial a los futuros abuelos que de inmediato comenzaron con los preparativos para recibir al pequeño. Más grande fue la sorpresa cuando el doctor dio la noticia de que no serían uno, sino dos los pequeños que el castaño cargaba dentro de su vientre.

Después de algunos meses, Charles se vio forzado a dejar su empleo como maestro de universidad, a petición de Erik, pues el rubio no quería que su pareja sufriera algún percance fuera de casa, inclusive le pidió a su madre que viviera con ellos el tiempo que Charles estuviera en aquel estado, cosa que la adorable mujer no negó, pues quería ayudar a su hijo y a su nuero en todo lo que pudiera.

Después de unos meses, Erik caminaba como león enjaulado en la sala de espera, Charles había presentado fuertes dolores a entradas horas de la madrugada, ni siquiera se había cambiado de ropa, eso explicaba porque aún se encontraba con su piyama y su bata de dormir, segundos después se madre apareció vistiendo un largo camisón y un suéter que cubría sus hombros mientras le pasaba un vaso de café a su hijo.

Largos minutos pasó en esa sala, sin despegarse de la puerta para nada, solo hasta que el doctor salió para decirle que todo había sido un éxito, fue que pudo respirar tranquilo.

Esa misma noche había conocido a sus bellos hijos, Wanda y Pietro.

 

***

 

¿Qué es lo que había pasado?

Charles se hacia esa pregunta últimamente, Erik había comenzado actuar extraño desde hacía poco más de dos meses y no sabía el motivo, últimamente tenía juntas que duraban hasta entrada la noche, otros días salía de repente sin decir nada, solo para regresar con una sonrisa boba en el rostro.

Bastante extraño.

Fue entonces que en un movimiento inesperado sorprendió a Erik hablando por teléfono en un tono por demás meloso, algo bastante raro en él, pues solo había una persona con la que se atrevía a hablar de ese modo y ese era él, Charles, bueno, al menos así era hasta después de que tuvieron a los mellizos. Pero entonces algo que escucho de la misteriosa y secreta plática del rubio lo dejo bastante shockeado.

— ¿Pedir el divorcio?—. Escucho la inquiera voz de Erik. —No lo había pensado de esa forma—.

Entonces Charles supo que estaba perdiendo a su marido, salió de ahí sin hacer algún ruido que delatara que había escuchado aquella conversación y se encerró en su habitación.

Entonces Erik sintió una corriente de aire golpeando su rostro, extrañado volteo en todas direcciones, sin poder ver nada, el alemán se encogió de hombros y siguió con su plática.

 

***

 

Pietro entro en su cuarto azotando la puerta y asustando a su hermana que leía plácidamente un libro mientras estaba recostada en su cama.

—Pietro, no hagas eso—. Le dijo la morena sin voltearlo a ver, el de cabellos blancos se tumbó pesadamente en su cama mientras se llevaba ambas manos detrás de la cabeza, soltó un suspiro y se preparó para lo que iba a comunicarle a su melliza.

—Papa ya lo sabe—. Dijo con tremendo pesar, Wanda finalmente aparto la vista del libro para mirar a su hermano.

— ¿Qué es lo que sabe con exactitud?—. Pregunto la morena sentándose en la cama. —Pietro, ha escuchado a Padre hablar por ese molesto teléfono ¿Verdad?—. El de cabellos blancos solo asintió, Wanda frunció el ceño y golpeo con sus puños la cama, esto ocasionó que su extraña mutación arrojara contra la pared más próxima los libros que tenía en su estante. — ¡Te lo dije!—. Le reprochó a su hermano. —Te dije que había que decirle a Padre que parara con esto—. Se levantó de la cama para comenzar a rondar por la habitación.

— ¡Lo sé!—. Contesto Pietro con el ceño fruncido. —Creí que podría arreglarse con el tiempo, no creí que Padre pudiera ser capaz de algo así—. Wanda apretó sus puños. — ¿Qué vamos a hacer?—. Pregunto. Wanda por otro lado solo bufo molesta.

—No tengo ni idea—. Contesto con brazos cruzados.

—Wanda, si no hacemos algo, Padre se divorciara de Papa—. Le dijo Pietro con pesar, Wanda mostraba una cara de total sorpresa. —Padre le pedirá el divorcio a Papa—.

—Maldición—. La chica golpeo el estante que tenía frente a ella, solo que esta vez nada salió volando. Entonces a la chica se le ilumino el rostro. —Ayudemos a Papa—. Le dijo la chica a su hermano.

— ¿Cómo?—. Pregunto poniéndose a su lado con ayuda de su mutación.

—Si Padre quiere divorciarse, ayudémoslo a que se arrepienta—. Pietro sonrió ante la idea de su hermana, pero después borro la sonrisa.

— ¡Estás loca!—. Le grito con enfado. — ¿Cómo se te ocurre tal tontería, Wanda?... creí que eras más lista—. Pietro se cruzó de brazos, Wanda frunció el ceño y le dio un zape a su hermano, para ver si así se le conectaban las neuronas.

—Idiota, hablemos con Papa, esto solo funcionara si él coopera—. Le dijo a su hermano para salir del cuarto, Pietro no dudo en salir corriendo, para cuando Wanda estaba a mitad del pasillo, Pietro ya se encontraba abrazando y consolando a su Papa.

Wanda cruzo por la cocina y solo pudo ver como su Padre tomaba su maletín, su abrigo y salía de la casa sin siquiera despedirse, la chica frunció el ceño molesta, apretó sus puños a tal punto que el vidrio que cubría una fotografía familiar se había hecho añicos, la morena se hizo una nota mental de controlar sus poderes cuando se enfadaba, después de aquel incidente se encamino a reunirse con su hermano y su Papa, el cual se encontraba abrazando a Pietro mientras lagrimas salían de sus ojos azules.

— ¿Ya lo sabían?—. Pregunto Charles viendo a su hija, Wanda abrió la boca para poder responder algo, pero simplemente no pudo emitir palabra alguna, simplemente pudo asentir con pesar.

—No queríamos ocultártelo, pero creímos que Padre entraría en razón y dejaría de hacer aquello—. Le explico la chica mientras se sentaba a su lado y pasaba su brazo alrededor de los hombros de su castaño padre. —Pero al parecer nos equivocamos—. Charles pudo sentir como Wanda recargaba su cabeza en su hombro.

—Lo sentimos—. Dijo Pietro mientras se apretaba más al regazo de Charles. El castaño no pudo hacer más que abrazarse a sus hijos, le hacía sentir un tremendo alivio que ellos estuvieran ahí, consolándolo.

—Llamaremos a la tía Raven—. Dijo Wanda con una sonrisa. —Se acerca tu cumpleaños y tengo pensado que festejemos en grande—. Le dijo la morena con una sonrisa.

 

***

 

Mientras tanto Charles está sentado en la enorme cama matrimonial que comparte con Erik, el castaño se encuentra leyendo, sin leer, un libro el cual ha sostenido por más de media hora en la misma página, puede sentir a Erik saliendo del baño de la habitación, Charles suspira, es hora de afrontar la situación.

—Erik—. Lo llama, el nombrado solo cabecea con un ligero “Hum”, señal de que lo ha escuchado, Charles no quiere hablar hasta que el otro le dé la cara, pero Erik no lo hace, así que sin más comienza a hablar. — ¿Pasa algo?—. Pregunta. — ¿Entre tú y yo?—. Charles puede ver como los músculos de la espalda de Erik se tensan ante la pregunta.

— ¿Por qué lo dices?—. Pregunta el rubio, tratando de evadir la pregunta inicial. Charles aprieta los puños, esto estaba siendo más difícil.

—Por tu comportamiento en los últimos meses—. Contesto, Erik solo se encoge de hombros.

—Yo no le veo lo raro—.

—Erik ¿Me estas siendo infiel?—. Pregunto Charles, sin rodeos, tenía que ser directo, sin vacilaciones, aunque doliera la posible respuesta, finalmente Erik le da la cara, mostrando un gesto de sorpresa que deja abatido a Charles, puede ver la mentira en sus ojos, el castaño desvía la mirada para que Erik no vea sus ojos cristalizarse por el dolor que causa la traición de Erik.

—Charles…—. Comienza Erik. —…quiero el divorcio—. Y Charles siente que todo su esfuerzo por detener las lágrimas de sus ojos, se derrumba y sucumbe ante el dolor, no quiere ver a Erik, no quiere estar cerca de él. —Lo siento—.

 

***

 

Wanda sigue a su Padre por toda la cuidad, ha salido de la casa de manera demasiado sospechosa, seguramente para encontrarse con la causa de la desgracia e infelicidad de su querido progenitor, Wanda se detiene frete a un restaurant al cual ha entrado su padre segundos antes, puede ver atraves de una ventana, una mujer, rubia y de ojos azules, saluda a Erik con total descaro.

“Es ella”. Piensa la chica antes de salir caminando tranquilamente, minutos después descubre que la amante de su Padre es Emma Frost, una vieja colega de su padre, trepadora y caza fortunas, eso se le nota a kilómetros y seguramente el interés por su Padre tiene que ver con que Erik y Charles comparten vienes, su Papa es dueño de una grandiosa herencia, seguramente esa mujer quiere eso, pero necesita de su Padre para obtenerlo. Wanda aprieta sus puños mientras recita algo en un dialecto extraño.

En otro lugar no muy lejos de Wanda,  un enorme plato de espaguetis ha caído sobre el hermoso vestido blanco de Emma, la mujer maldice al pobre mesero mientras sale indignada del lugar y detrás de ella un muy extrañado Erik, que al parecer puede reconocer el extraño color rojo que ha rodeado al plato antes de hacerse añicos contra el piso.

Wanda, antes de regresar a casa, le pide a Pietro que busque en el ático, algunas cajas viejas con fotos de sus padres cuando jóvenes, mientras ella buscara el apoyo de su tía para la gran venganza que tiene contra su Padre.

— ¿Para qué quieres saber cómo era tú Papa en su juventud?—. Pregunto la rubia mujer mientras vivía un poco de café, Wanda la imito.

—Porque quiero hacer que mi Padre se vuelva a enamorar de mi Papa—. Raven alza la ceja, algo extrañada por aquella petición.

— ¿Pensé que querías hacer pagar a tu Padre lo que le hace a Charles?—. Wanda sonrió y asintió, causando aún más confusión en su tía.

—Pretendo hacerle ver que es lo mucho que esta perdido por lo poco que cree querer—. Le dijo la morena con una sonrisa maliciosa, Raven también sonrió.

—Ya veo. Bueno tu Papa, antes era muy diferente a como es ahora… antes era más…fiestero—.

 

***

 

Pietro había cumplido su parte del trabajo, Wanda ahora veía como era su Papa en la juventud, sonrió con gracia al ver la foto de su Papa en lo que parecía ser un bar y tomando cerveza de una extraña jarra alargada, también se podía ver a su tía Raven a un lado de él, animándolo a terminar aquella bebida.

—No puedo creer que Papa era así—. Dijo Pietro mostrándole otra foto a su hermana, Wanda sonrió al verlo tan feliz, aquellos días de juventud parecían no haber pasado por el rostro de su Papa, pues se veía exactamente igual, solo que un poco más maduro y definitivamente la ropa que solía vestir no ayudaba mucho.

—Tengo una excelente idea—. Dijo la morena sonriéndole cómplice a su hermano, el cual le regreso la sonrisa. Ambos hermanos llegaron hasta donde estaba su Papa lavando los platos, Charles al verlos tan sonrientes les devolvió la sonrisa.

— ¿Que pasa niños?—. Dijo mientras se secaba las manos.

—Papa, vayamos de compras—. Le dijo Wanda con una sonrisa en su rostro. Charles la miro sorprendido pero finalmente sonrió y asintió, al momento ambos hermano arrastraron a su Papa al auto y en menos de quince minutos ya habían llegado a un centro comercial.

Al llegar pudieron ver cientos de locales que vendían ropa, Charles paseaba su mirada por cada uno de los locales, finalmente poso sus obres azules en sus hijos.

—Bien, ¿Qué quieren comprar?—. Pregunto el castaño.

—Nosotros nada—. Dijeron al unísono, esto desconcertó a Charles.

—Entonces…—.

—Compraremos ropa para ti—. Dijo Wanda tomándolo de la mano y arrastrándolo a una tienda de ropa para caballero. Al principio Charles se negó rotundamente, hasta que Wanda logro convencerlo, hizo que su Papa se probara varias prendas, y cada vez que su padre salía del vestidor quería golpearlo, pues no dejaba de usar ropa anticuada. — ¡No!—. Grito finalmente cuando vio al castaño salir con un horrible chaleco morado. —Basta de chalecos—. Le advirtió. —Pietro, has lo tuyo, veamos qué tan rápido eres para conseguirme estas prendas—. Wanda le dio a su hermano una hoja con varios nombres de prendas escritos y los colores en que debía traerlos. En menos de tres minutos Pietro había regresado cargado de ropa. —Bien Papa, pruébate esto con esto—. Le entrego una camisa y un pantalón, Charles dudoso tomo las prendas.

—Pero…—. Miro con duda a su hija. —Yo ya no estoy en edad de usar esto—. Wanda lo reprendió con la mirada.

—Si te vez bien… ¿A quién le importa?—. Dijo haciendo un ademan con la mano para que Charles entrara al vestidor. Después de probarse varias prendas y comprando prácticamente un nuevo guardarropa para Charles, fue que la familia regreso a casa, encontrándose a Erik en la cocina comiendo un improvisado sándwich de jamón.

— ¿Dónde estaban?—. Pregunto con un tono molesto. —Charles, antes de irte debiste haber dejado la comida lista, tuve que prepararme algo yo—. Le reprocho Erik, mientras el castaño agacho su cabeza.

—No le hables así—. Le reprocho Pietro.

—Él no tiene por qué prepararte la comida, si tanto te urgía comer, pudiste haberte ido con esa tal Emma—. Wanda no se quedaría callada, así como no dejaría que su Padre le siguiera haciendo daño a su Papa. —A menos claro que esa mujer no sepa otra cosa que gastar el dinero de su novio en turno—. Expreso la chica con veneno, Erik estuvo a punto de golpear a Wanda de no ser porque Charles se interpuso.

El de ojos verdes bajo su mano lentamente, aun con el enojo recorriendo sus venas, pero él no golpearía a Charles, así que solo termino bufando y saliendo de la casa azotando la puerta de paso.

 

***

 

El día del cumpleaños de Charles había llegado, Wanda y Pietro comenzaron arreglando la casa y el comedor para la fiesta, la estancia era lo suficientemente grande como para hacer un evento decente, después de todo, su Papa no siempre cumplía los cuarenta, y aun así lucia de treinta.

Pasando las horas, los invitados comenzaron a llegar, entre ellos la tía Raven y su esposo Azazel, Sean y Alex sin olvidar a Hank McCoy un antiguo compañero de su Papa.

La música la había escogido Charles, algo que Wanda se lamentó al escuchar algunas sinfonías de Beethoven, eso no estaba bien, pero como la mayoría conocía a su Papa, no se quejaron, después de unos minutos, llegaron Remy LeBeau al cual Wanda no dudo en acercarse y plantarle un beso en los labios, Pietro la miro con desaprobación.

— ¿Por qué invitaste a este vago a la fiesta?—. Pregunto el peliblanco con molestia, Remy solo tomo a Wanda de la cintura para apegarla a él aún más. Wanda sonrió.

—Por la misma razón que tu invitaste a Kurt Wagner—. Le dijo la morena con una sonrisa triunfante ante el gesto nervioso de su hermano. —Y si no quieres que le diga a Papa que trajiste a ese merodeador andante, será mejor que te vayas por donde viniste—.

—No hay problema—. Kurt apareció en una nube de humo ante aquel grupo, de inmediato envolvió a Pietro con sus brazos para volver a desaparecer en una nueva nube, dejando así a la otra pareja sola.

—Qué extraña pareja—. Dijo Remy antes de dar la vuelta aun con Wanda agarrada a él.

La fiesta estaba tranquila, pero a la vez aburrida y empeoro totalmente cuando vio entrar a su Padre junto con otra pareja.

Por la puerta llegaba Erik junto con Emma que iba agarrada de un brazo de Sebastian, otro colega del trabajo de Erik.

—No puedo creerlo—. Dijo Wanda indignada mientras se despegaba de los brazos de Remy, el cual veía al trio recién llegado, Wanda estaba a punto de echar a esa mujer de la casa, pero Remy la detuvo del brazo.

—No intervengas, deja que las cosas tomen su curso—. Le advirtió, Wanda solo se cruzó de brazos haciendo caso a lo que el otro le decía.

 

***

 

—Esta fiesta no puede estar más aburrida—. Dijo Emma con un tono aburrido al escuchar la música de fondo. —Erik mejor vayamos a tu jardín—. Dijo la rubia colgándose del brazo del rubio. Erik solo sonrió y ambos se encaminaron al jardín.

Sebastian al verse solo, simplemente se mezcló con la gente que ya estaba reunida, encontrándose a una joven morena muy linda.

— ¿Te ayudo con eso?—. Pregunto con una sonrisa seductora. Wanda frunció el ceño.

—No gracias, yo puedo sola—. Contesto de manera grosera y cortante. Shaw sonrió con altanería ante las palabras de la chica.

—Vamos solo quería ser amable con una hermosa mujer—. Wanda le dio una mirada que bien podría decir. “muérete”.

—Soy menor de edad—. Dijo finalmente para ver si con eso el tipo se alejaba de ella.

—Con permiso—. Resignado Sebastian se alejó para poder que más podría conseguir por esa noche, aunque claro no con Wanda.

Por otro lado Charles aún se encontraba en su cuarto, ya vestido con un pantalón de lana viejo, una camisa de vestir y uno de sus típicos chalecos, tal y como Wanda le habían prohibido vestir, el castaño suspiro y decidió salir un rato al balcón de la habitación antes de salir y toparse con sus antiguos amigo.

Se recargo en el barandal, disfrutando de la brisa que acariciaba sus castaños cabellos con gracia, una ligera sonrisa se acomodó en sus labios mientras sus ojos se cerraba.

— ¿Seguro que aquí no nos verán?—. La voz de una mujer lo saco de su momento de divagación, era una mujer rubia, muy bien vestida, por un momento pensó que sería amiga de Wanda, pero lo descarto al ver como Erik se unía a ella en un abrazo.

—Estoy seguro de que aquí no nos verán—. Le dijo el rubio para después reclamar los labios de aquella mujer, Charles no podía creerlo, engañado y frente a sus narices, fue entonces, al ver a Emma, por qué Wanda lo había hecho comprar ropa, ahora entendía por qué tanto su hija como Pietro estaban investigando de su pasado y a la vez investigando lo que aquella mujer hacía con Erik, Charles se limpió las lágrimas de sus ojos.

“Ya no más, basta de llorar”. Se dijo mientras avanzaba al armario y de ahí sacaba una de las muchas bolsas con ropa que había guardado, saco un pantalón de mezclilla negra, una playera negra de tirantes y una camisa azul marino. Se quitó la vieja ropa y se colocó la nueva, tal y como Wanda le había dicho.

—Veremos si después de eso sigues queriendo el divorcio, Erik Lehnsherr—. Dijo mientras se desordenaba un poco el cabello para acomodarlo de manera distinta, una sonrisa maliciosa apareció en sus labios y salió de la habitación azotando la puerta.

La rutina mataba y Charles estaba a punto de romperla.

Notas finales:

Espero sus RW... y no se preocupen que continuare con los demas fic's pendientes :D


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