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Hasta siempre, querido tú. por Madafakas

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Notas del fanfic:

Basado en hechos reales y adaptado a estos personajes.

Notas del capitulo:

Hola, sí, no sé como es que me atrevo a aparecer por aquí de nuevo, después de no actualizar POR CASI 6 MESES. Importante nota al final del capítulo, disfruten la historia y dejen sus comentarios y opiniones. :)

Cuando dijeron que tenía cáncer, ni siquiera sabía qué significaba.

Cuando dijeron que debía ir al hospital, sentí curiosidad. Después vi la pena de mis padres, y sentí temor. Tenía 14 años y estaba en octavo grado. No debería tener cáncer.

Antes de que empezara a sentirme mal, yo era igual que todas mis amigos. Reaccionábamos exageradamente a todo y nos divertía hacerlo. Hablábamos mucho sobre cada una de nosotros, sobre los videojuegos, sobre chicas.

Mi vida giraba en torno a mi familia. Vivía en Londres, con la familia que me adoptó.

Mi vida era practicar deportes, Jugar videojuegos , ir a la iglesia y ser igual que mis amigos. Comíamos las mismas cosas (especialmente, pizza) y mirábamos las mismas películas, habitualmente juntos. Teníamos que parecernos. No estaba bien ser diferentes. Luego tuve cáncer, lo que me hizo diferente. Rápidamente, descubrí lo diferente que me haría tener la enfermedad de Hodgkin. En realidad, no me importaba cómo se llamaba el cáncer que padecía. Solo me importaba que estaba enfermo, y mis amigos no lo estaban.

Ellos podían jugar béisbol, bailar, reírse e ir a la escuela. No tenían que preocuparse porque el sistema linfático de su cuerpo sufría un trastorno y no combatía las infecciones. No se sentían como si estuviesen engripadas y afiebradas todo el tiempo; no les dolía el cuerpo; no tenían hinchados los ganglios. Mis amigos no estaban cansados todo el tiempo; no les dolía el pecho; no sudaban durante la noche. No tenían que someterse a quimioterapia; no recibirían radiación; no se les caería el cabello. Me gustaba mi cabello.

El cáncer me hizo sentir solo

Durante los tratamientos para el cáncer, sentí que era el único chico del mundo con cáncer.  

O así pensaba hasta que conocí a Mihael. El también tenía cáncer, lo conocí en el hospital, nos hicimos amigos rápido.

A los médicos les tomó un mes averiguar cuál era mi problema. Pensaron que tenía neumonitis y me dieron tres tipos de antibióticos. Me hicieron radiografías, tomografías computarizadas, centellogramas óseas, pruebas funcionales respiratorias, un examen del corazón y muchos análisis de sangre.

La primera vez que me hospitalizaron fue para una cirugía, para extraer el líquido que tenía alrededor del corazón. Lloré porque tuve miedo. El médico explicó que estaría dormido cuando me insertaran una aguja en el pecho para aspirar el líquido. Después de la cirugía, lloré porque tenía miedo de estar solo. La enfermera que me atendió fue muy amable. Dejó que Mihael me acompañara por la tarde.

Todos esos exámenes no les dieron suficiente información a los médicos. Tenían que hacer una biopsia para una exámen de los ganglios linfáticos. Lloré otra vez. La biopsia no fue dolorosa porque estaba dormido. Después, me dolió mucho el cuello.

Tampoco era un buen paciente. Estaba enojado, aterrado y era agresivo con toda mi familia. Lloré otro poco. Incluso lloré porque no me dejaban comer. La intravenosa que tenía en el brazo me suministraba azúcares, sal y otras cosas. Yo quería Chocolate. Cuando por fin me dejaron ir a casa, Mihael me visitó y me regaló muchos chocolates.

Mis peores temores se hicieron realidad. Mi hermana les dijo a mis amigos que yo tenía cáncer. No quería que nadie lo supiera. Hal me dijo que yo estaba ocultando la enfermedad. Creo que era así. No conocía otra forma de lidiar con el cáncer. Me preocupaba que mis amigos no me quisieran cuando se me cayera el cabello. Una vez mas lo digo. Me gusta mucho mi cabello.

Mi primer tratamiento

Mi primer tratamiento fue el 31 de enero de 2003. Fui al Primary Children’s Hospital para hacerme todos los exámenes y someterme a quimioterapia. Todos fueron muy amables conmigo. Me explicaron todo lo que iban a hacer, pero yo aún estaba realmente aterrado. Siempre recibí la quimioterapia en una sala pequeña con un televisor y muchos libros y juegos.

La enfermera oncológica me administró cuatro medicamentos de quimioterapia a través de una intravenosa en el brazo. Los nombres de los cuatro medicamentos eran largos, de modo que los llamaban "ABVD", porque uno empezaba con A, uno con B, otro con V y el último con D.

Al principio, no sentí absolutamente nada. Empecé a pensar que podía ser uno de los niños que no se descomponen debido a la quimioterapia. ¡Estaba tan equivocado! En cuanto finalizó la administración de los cuatro medicamentos, empecé a sentirme extraño. Vomité camino a casa. La enfermera oncológica sabía lo que sucedería: me dio un pequeño recipiente para el viaje a casa. Vomitaba a montones y lo hacía con tanta fuerza que caía de rodillas al suelo.

Hal se escondía en su habitación con el equipo estereofónico a todo volumen para ahogar el ruido de mis vómitos. Siempre me sentía mal, una y otra vez, por un par días, pero no vomitaba más. (Hoy, me alegra decir que hay medicamentos útiles que los niños pueden tomar para controlar o detener ese malestar).

Después del primer tratamiento de quimioterapia, decidí tener colocada una vía intravenosa semipermanente en el brazo. Cuando fuera momento de recibir los medicamentos de quimioterapia, solo tenían que inyectarlos en la vía sin necesidad de que me pincharan con una aguja. Pero no me gustaba porque me hacía diferente. Las personas verían la vía asomarse desde el brazo.

Dejé de ir a la escuela

Empecé a faltar mucho a la escuela. A veces, faltaba todo el día. Otros días, me retiraba temprano. Estaba cansado todo el tiempo. No me iba bien en la escuela. Las clases de gimnasia y de baile eran difíciles. No tenía ganas de bailar ni de jugar a ningún juego. No quería que mis maestros ni otros compañeros de clase supieran que tenía cáncer. De todos modos, mi madre se los dijo a mis maestros.

Realmente, me preocupaba que se me cayera el cabello en la escuela. Me negaba a ir. Mis padres se dieron por vencidos y me permitieron recibir instrucción en casa. Un maestro de la escuela venía una vez a la semana. Me traía tareas que me enviaban mis maestros, respondía mis preguntas, corregía mis tareas y llevaba todo de vuelta a la escuela. No era excelente, pero funcionaba para mí. Nunca se me cayó el cabello por completo durante la quimioterapia. Tenía el cabello y las cejas muy ralas. Hablaba mucho por teléfono con Keehl, nos reímos viendo los mismos programas.

Durante el tratamiento, me perdí muchas cosas divertidas. Iba a tomar parte en una obra, pero tenía que hacerme quimioterapia el día de la presentación. También me perdí el campamento de verano de la iglesia. Primary Children’s Hospital y la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society) tenían un campamento para niños enfermos. Tenía que ir y podría llevar conmigo a una persona. Llevé a Mihael. Los enfermeros nos cuidaron. Me encantó.

Hicimos todas las cosas normales de un campamento de verano: natación, juegos, fogones nocturnos. Y fue un buen descanso de la vida real. En el campamento para niños con cáncer, todos estaban atravesando por lo mismo, y no importaba si el cabello no se veía tan bien.

El tiempo en el campamento fue estimulante, pero mi enfermedad fue muy difícil para mi familia. Mi padre fue el que más sufrió por mis berrinches y mi mal comportamiento. Él siempre pareció estar seguro de que yo estaría bien. A veces, podía darme cuenta de que él estaba preocupado por mí. Eso era lo que más me aterraba, porque realmente creía que mi padre lo sabía todo. Si él se preocupaba, yo también. Ocultaba todo lo que sentía y, simplemente, me volví más agresiva.

Sabía que Hal tenía problemas porque no recibía atención de mis padres. Ella empezó a discutir con mis padres y a faltar a la escuela, pero siempre trató de ser amable conmigo. Nunca me preocupé por mi madre. Solo esperaba que ella estuviese a mi disposición, y ella lo estaba. Toda mi familia estaba a mi disposición y también mis amigos.

Hacia final del verano, cuando hacía siete meses que estaba enfermo, empecé a darme cuenta de cuánto había cambiado. No dependía tanto de mi madre como solía. El verano había sido de verdad muy divertido. Me junté mucho con Mihael, hicimos muchas cosas divertidas.

Y estaba a punto de someterme a la última quimioterapia. El único día que realmente deseaba recibir el tratamiento, cancelaron mi cita. Dos días después, la cancelaron otra vez. El resultado del hemograma era bajo porque había estado resfriada.

El 16 de agosto, finalmente, me quitaron la vía intravenosa del brazo. No era necesaria para la radiación, y decidí someterme a la última quimioterapia sin esta. Después de eso, toda la familia fue a tomar helados, y yo pude ir a nadar por primera vez desde la colocación de la vía intravenosa.

Estoy "totalmente limpio"

Después de finalizar 12 tratamientos de quimioterapia, las radiografías no mostraron rastros de cáncer. Ocho meses después de que me enfermé, el oncólogo dijo, "Hay buenas noticias. Estás totalmente limpio". Estaba tan feliz que quería llorar a gritos.

Luego me tatuaron. De ese modo, marcaron los puntos para la radioterapia. Tenía ocho puntos tatuados en el cuello y en el pecho. Nunca desaparecerán, pero la gente no los percibe porque son diminutos.

Tuve que someterme a radiación por si aún me quedaba alguna célula cancerosa diminuta en el cuerpo. Las radiografías mostraron que estaba totalmente limpia, pero existía la posibilidad de que hubiera células cancerosas que estos exámenes no revelaran.

El 16 de septiembre de, comencé las sesiones de radioterapia que duraron tres semanas. No fueron tan malas. Me producían un gran cansancio, y dormía mucho. Dos días después de la última sesión, se me cayó un poco de cabello en la parte trasera, pero tenía en cabello n poco largo, así que no se notaba mucho.

Las sesiones de radioterapia terminaron, y, con el tiempo, me creció nuevamente el cabello. También se prolongó el lapso de tiempo entre las citas con el médico y los exámenes. Concurría a las citas cada tres meses, luego cada seis meses y, finalmente, una vez al año. Los resultados de todos los análisis de sangre y las radiografías de tórax eran negativos. Estaba bien y no tenía cáncer.

Keehl demoró un poco más que yo, demoró cinco meses más que yo en mejorar, en algún punto él estuvo muy mal, yo lloré a su lado por que tenía miedo de perderlo. Cuando ya estaba por cumplir los 16 años, Keehl se mejoró, eso me hizo muy feliz.

Tiempo después él y yo comenzamos a salir, no como amigos, si no como pareja.

Siempre me pregunté como fue que el tenía el cabello tan largo, nunca se le cayó.

Pasaron los años y me convertí en Médico, creo que mi experiencia me marcó y mi vida se vio influenciada. Mihael también es Médico. Planeamos adoptar un niño el año siguiente.

Pasando la página.

Me he preguntado qué haría si tuviera que pasar por esto otra vez. Intentaría ser diferente. Como adulto, me gusta tener algo sobre mí que es único. No me molesta hablarlo con las personas. No me molestan sus preguntas ni su atención.

Espero ser más amable con todos. Intentaría reírme, divertirme y sonreír. Desearía haber hablado más con mi familia y mis amigos. Me tomó mucho tiempo darme cuenta de que necesitaba confiar en la gente. Desearía haberles dicho que tenía miedo.

Me gustaría que todos los niños tengan un diario. Me sentía mejor cada vez que escribía en mi diario. Ahora sé que está bien sentir enojo respecto del cáncer. No está bien estar enojado con la familia y los amigos. Y está bien llorar. Llorar siempre me hizo sentir mejor.

En el presente, estoy convirtiendo mis diarios en un libro para niños enfermos. El libro también es para las familias y los amigos que atraviesan con ellos todo el proceso. Cuando tuve cáncer, no había libros para responder las preguntas. Espero que mi libro les facilite las cosas a los niños pequeños que están enfermos y aterrados.

Mis diarios son un recordatorio para mí de que yo, Mail Jeevas, soy un sobreviviente del cáncer. Luché contra el cáncer y gané. Tú también puedes hacerlo. Sé fuerte.

Fin.

 

Bien, Chicas... Me odian, lo sé.
Como muchas sabrán, borré el fic.
¿Las razones?

Me siento superada como autora, me tomé un gran tiempo para leer y aprender técnicas de escritura.
Y uno de los grandes pasos para poder sentirme nuevamente segura con todo los escritos nuevos que tengo pensados subir, supongo que fue borrar ese Fanfiction.

NO ASEGURO NADA. Pero tengo pensado reescribirlo, de una manera más coherente, seria, sin faltas de ortografía. Y con una trama que se diriga hacia algún lado.
Muchas me han contactado, siento hacer esto.


He pasado una gran etapa de mi vida.
Muchas cosas que me definían antes, ya no lo hacen, No es que me sienta completamente madura, pero cosas así, pasan.

Gracias a todos quienes me apoyaron.

Notas finales:

Los amo. Esta podría ser una despedida. Gracias por todo.


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