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From the stars por spookytaco98

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Notas del fanfic:

Hey Everybody! Este es mi primer FanFiction de Star Trek y de ciencia ficción. Me sentí inspirada para escribir este fic debido a que he pasado los últimos días viendo fanart de Arthur Dent de The Hitchhiker's Guide to the Galaxy y Khan de Star Trek, amos me encantan por ser una pareja Freebatch y ambas películas son mis favoritas.

Notas del capitulo:

Hey Everybody! Este es mi primer FanFiction de Star Trek y de ciencia ficción. Me sentí inspirada para escribir este fic debido a que he pasado los últimos días viendo fanart de Arthur Dent de The Hitchhiker's Guide to the Galaxy y Khan de Star Trek, amos me encantan por ser una pareja Freebatch y ambas películas son mis favoritas.

 

Espero que les guste.

En una constelación lejana a los escombros de lo que antes fue la Tierra como alguna vez se conoció, una nave viajaba a una velocidad tan alta como podía tratando de escapar de un ejercito de aliens molestos del planeta Y. 

 

  Nuevamente la culpa la tenía el capitán de la nave, el ex-presidente galáctico Zaphod pues había coqueteado con la esposa del rey del planeta Y, el rey se molestó tanto que ordenó a sus ejércitos asesinar a Zaphod y a su tripulación.   

 

Zaphod conducía la nave como un total estúpido, era como si la conduciera por primera vez en su vida. Obviamente estaba ebrio, nuevamente.   

 

-Mas rápido, Zaphod! -gritó Ford mientras trataba de no perder el equilibrio.   

 

-Tranquilo, esos estúpidos soldados no pueden atraparnos si aumento la velocidad warp! -dijo en tono determinante y heroico.   

-No, Zaphod! -gritó Trillian tratando de llegar hacia el rubio. -Si aumentas la velocidad warp la nave se convertirá en una cosa inanimada nuevamente!   

 

-Pero es solo por unos segundos. -dijo Ford.   

-Si, pero se siente horrible cambiar de forma! -dijo Arthur metiéndose en la conversación.   

 

La nave recibió un disparo, esta se movió de un lado a otro violentamente y las luces se apagaron por unos segundos. Zaphod no tuvo otra opción que aumentar la velocidad warp.   

 

-Agarrense de lo que sea! -gritó Zaphod.   

 

-Oh Dios! Oh Dios! -decía Arthur cubriendo sus oídos por el miedo y casi sintiendo el corazón en la boca. -Debimos disculparnos, debimos disculparnos!    

 

Las luces de la nave tintileaban una y otra vez mientras se podía escuchar como cada pieza de esta caía. La nave se estaba destruyendo de poco a poco, y se movía tan rápido que estaba perdiendo la poca energía que tenía.   

 

Trillian quiso correr hacia donde estaba Zaphod y empujarlo del tablero de control para así tomar el control de la nave pero esta se cayó y su peso la llevó directo a una pared metálica donde recibió un golpe doloroso en la columna.   

 

-Trillian! -gritó Arthur tratando de correr hacia ella, pero en ese momento la nave aterrizó lo mas violento posible para esta. Por la potencia de la caída, Arthur fue lanzado al techo en donde se golpeó el cráneo y cayó en el piso, o mas bien en la pared junto con todas las cosas que no estaban pegadas al piso de la nave.    

 

Zaphod y Ford también fueron golpeados por la nave y sacudidos. Ambos se desmayaron también junto a Trillian.   Debilitado, el humano estiró su mano que temblaba hacia la humana que yacía inconsciente en un rincón.   

 

-Trillian....-alcanzó a gemir antes de caer desmayado.    

 

Dent escuchó miles de miles de ruidos extraños, voces diferentes, el sonido de los latidos de su corazón en el transmisor. Entre las voces estaba la de Trillian, Zaphod y Ford, eran ultimas voces que había escuchado por lo que rondaban constantemente en su cabeza.   

 

Arthur se levantó de un salto, estaba en una camilla de hospital, no era cualquier camilla, era limpia y mas larga. Los objetos electrónicos eran mas avanzados de lo que lo normal en su época.   

 

Miró a los dos lados buscando una señal de vida. Lo único que pudo ver fue su pijama limpia y doblada junto a su bata verde recién lavada. Quien lavó y dobló su ropa? Quien lo llevó al hospital? Que planeta era? Que época era? Donde estaban sus amigos?   

Justo cuando se quiso poner de pie, notó que estaba esposado a la camilla de una de sus muñecas. Quiso quitársela pero era de acero y muy fuerte. Ahora tenía una nueva pregunta, por que estaba esposado?   

 

La puerta de su habitación se abrió de lado, era una enfermera de uniforme diferente a los que conocía, era humana y tenía una carpeta de color negro.   

 

-Señorita....-dijo Arthur. -Podría decirme que hago aquí y que es este lugar?   

 

-Buenos días, señor. Este es el hospital central de Londres. Usted recibió graves golpes en todo su cuerpo, incluso llegó a estar en coma. -dijo amablemente mientras cambiaba el suero.   

 

-Londres ha dicho? -dijo casi sonriendo.   

 

-Si, señor.   

 

Arthur sonrió, tal vez toda esa locura de estar en medio de una misión espacial para poder recuperar la Tierra, estar con aliens dementes, un robot y miles de cosas extrañas que parecían sacadas de una película de ciencia ficción, fueron un sueño. Un horrible sueño.    

 

Suspiró y rió muy feliz. -Me alegra estar en casa nuevamente. -dijo feliz. -Que día es hoy señorita?   

 

-Hoy es 11 de noviembre del año 2259.55. -sonrió.   

 

-Perdón, como dijo? -Arthur sonrió, lo había tomado a broma. -Tiene algún calendario?   

 

-Si. -la mujer presionó un botón de la mesa de noche de Arthur y salió un olograma color azul con el día, el mes y el año. La mujer no estaba bromeando ni mintiendo, realmente era el año 2259.55.   

 

Arthur gritó muy alto y casi se desmaya. Como podía estar en el año 2259.55 si recuerda que no hace mas de seis meses había huido de la Tierra con Ford antes de su destrucción.    

 

-Señor calmese, calmese! -la enfermera estaba muy asustada por verlo gritar y casi llorar del miedo. 

 

No pudo hacer otra cosa que inyectarle un sedante que lo durmiera un par de minutos en lo que encontraba a un doctor.       

 

-Señor, despierte....-dijo una voz. Arthur despertó de un salto, lo primero que vio fue a un hombre mayor de traje azul y pantalones negros, tenía una insignia en el pecho. El hombre lo miraba con paciencia y seriedad. -Me alegro de que despierte señor, tenga su desayuno. -le pasó una bandeja con un plato de huevos, tocino y jugo de naranja. Arthur arrugó la nariz pues moría de ganas de un té.   

 

-Quien es usted? Por que estoy aquí? -dijo Arthur asustado.   

 

-Señor usted venía en una nave que estaba casi hecha pedazos, tenía dos aberturas hechas con láser y se estaba destruyendo por dentro. Usted venía con una tripulación; el ex-presidente galáctico, su primo, una mujer joven y un robot.    

 

»Cuando la nave aterrizó en el planeta Prometeo ustedes estaban gravemente heridos, tenían piernas rotas, cráneos abiertos, infinidad de heridas graves que los pudo haber matado. Sin embargo, nuestra alianza con Prometeo ayudó bastante a que ustedes fueran enviados inmediatamente a la Tierra.   

 

»Los médicos hicieron lo posible para curar las heridas, pero ustedes tendrían que mantenerse en coma para la regeneración de calcio y proteínas en sus cuerpos. Cuando despertaran iban a ser muy viejos por lo que decidieron congelarlos. Sacaron estadísticas de cual sería su tiempo de congelamiento y descongelacion. Su alarma sonó primero así que lo descongelaron para después pasarlo a una habitación de hospital hasta que despertara.   

 

Arthur estaba sorprendido, no sabía que decir o que pensar. Solo estaba atónito con los ojos mirando la nada.   

 

-Pero un par de piernas rotas, cráneo y heridas requieren tantos años de congelamiento? -preguntó Arthur.   

 

-No exactamente, verá: cuando terminaron de operarlos y para que la recuperación y regeneración comenzara tuvieron que moverlos inmediatamente a una sala de congelamiento, se suponía que todos debían tener solo cinco años de congelación pero al parecer se cometió un error por tratar de congelarlos rápido y a todos se les asignaron diferentes tiempos de congelamiento.   

 

-Y no podemos descongelarlos?   

 

-No, lo siento señor, pero si hacemos eso se expondrían a la muerte. No diré mas sobre eso. -señaló al ver la tristeza en los ojos de Arthur.   

 

-Donde están mis amigos? -preguntó el castaño.   

 

-Están congelados aun, debería sentirse afortunado señor; usted fue el que tuvo menos rupturas y heridas.   

 

-Cuanto tiempo estuve congelado?   El hombre se ruborizó un poco y miró a otra dirección y después suspiró.   

 

-Tres mil años, señor.   

 

Arthur se hizo para atrás, casi cae de la camilla. No sabía si llorar o gritar, lo único que quería era vomitar.   

 

-IMPOSIBLE! -gritó Arthur. -Pero.... si yo recuerdo que cuando salí de la Tierra era el año 2005!    

 

-Que?! Entonces, usted es mas viejo de lo que pensaba.   

 

-Recuerdo que mi amigo Ford me llevó en una nave Vogona e intentamos no sufrir con su asquerosa poesía.   

 

El hombre sonrió, esa sonrisa era un poco malévola. Le hacía pensar que tenía algo en mente, tal vez algo malo o algo bueno.   

 

-Señor, usted me serviría de gran utilidad como historiador. -dijo el hombre. -Siempre quisimos saber como era la vida de nuestro planeta en el siglo 20 y 21.   

 

Arthur ya no sabía en que pensar, tenía la mente en blanco. Había perdido todo hace miles de miles de años y ya no le quedaba nada mas que su vieja pijama.   

 

-Puedo ver a mis amigos? -dijo Dent.   

 

-Por supuesto, señor. A propósito, soy el Almirante Alexander Marcus. Y usted es....?   

 

-Arthur Dent. -dijo en un tono de voz triste.   

-Bien, nos iremos en dos horas. Pero primero puede darse un baño y relajarse.   

 

Arthur se dio un baño como el almirante le dijo. No tenía mas ropa así que utilizó su pijama vieja que ahora estaba limpia y suave a pesar de que tenía siglos de que no la lavaba.   

 

Marcus y Dent fueron a la sala de congelamiento que estaba dentro del hospital, ahí habían varias cápsulas grandes con gente dentro. Arthur corrió hacia Trillian, fue a la primera persona a la que buscó.   

 

-Trillian, como siento no haber podido salvarte. -dijo bajando la mirada. -Es gracioso, no? Te encuentro y luego te pierdo, te vuelvo a encontrar y te pierdo nuevamente. Ah, tal vez.... no estamos destinados a estar juntos. -los ojos de Arthur se llenaron de lágrimas. -Tal vez seas muy feliz con Zaphod cuando despiertes, no se cuando sea eso pero espero que me recuerdes; no como el tripulante miedoso de la nave, sino como tu amigo.   

 

Arthur comenzó a llorar, puso las manos en la ventanilla de la cápsula y tragó saliva.   

 

-Vámonos, hijo. -dijo Marcus. -Ya no tienes nada que hacer aquí.   

 

-Ahora que voy a hacer? No tengo trabajo ni hogar! Que voy a hacer?! -dijo entre lágrimas.   

 

-Trabajaras como historiador, el gobierno te dará un hogar. Quédate lo que gustes en este hospital; un día o dos mas ayudarán a que termines de mejorarte.   

 

-Si, señor.   

 

Arthur se despidió de Trillian, sintió como la amargura gobernaba su alma y ya no habría vuelta atrás. Trillian despertaría en años, quizá en siglos pero como fuese, Arthur quería que ella fuera feliz.   

 

Esa noche, Dent no durmió muy bien. Quería bajar a la sala de congelamiento a ver a Trillian otra vez, pero ya sería cuando el sol saliera.   

 

Dent se encontraba mirando su expediente en una carpeta color negro, pero realmente no estaba leyendo sino mirando las letras. No tenía deseos de leer solo de ver a Trillian nuevamente.   

 

-Buen día señor Dent. -le dijo una enfermera pero Arthur no contestó, solo miró la carpeta sin leer ninguna letra como si apenas las conociera. La enfermera se acercó a Arthur hasta tener su rostro muy cerca. -Sabe, señor Dent, si quiere pude ir a ver a la joven Trillian por ultima vez antes de irse.   

 

-En serio? -sus ojos azules brillaron con un poco de esperanza. -Muchas gracias.   

 

La enfermera condujo a Arthur a la sala de congelamiento y lo dejó que el joven buscara a su amiga.    

 

-Lo dejo solo, señor. -dijo la enfermera. -Si necesita algo puede llamarme.   

 

-Gracias. -dijo casi en un susurró. Miró a Trillian con tristeza, dolor y desesperación.    

Deseaba poder descongelarla para poder tomarla en sus brazos para abrazarla, protegerla y..... besarla? Sería eso posible ahora que ella estaba con Zaphod? Amaría a Arthur cuando despertara aunque tal vez este sea ya un anciano? "No, para que esforzarse" -pensó Arthur. -Adiós Trillian. -se despidió nuevamente pero con una melancolía mas grande.   

 

No quiso mirar a Trillian en ese momento, por lo que decidió ir a buscar entre las cápsulas a Ford y tal vez a Zaphod aunque realmente no le importaba.   

 

-Hola Ford.... tal vez esta sea la ultima vez que te vea, no lo se. Pero solo quiero darte las gracias por haber sido un gran amigo. -sintió como su voz se cortaba y que las lágrimas comenzaban a ganarle hasta que finalmente sollozo y rompió a llorar. Nunca había estado tan lejos de casa, esta vez, no podía volver a casa.   

 

Pero su llanto se vio interrumpido en el momento en el que una alarma comenzó a sonar, era baja como la de un reloj pequeño y un poco molesta, por lo que decidió ir a investigar.   

 

El ruido venía de lejos y retumbaba el eco por las paredes grandes de la sala de congelamiento. Arthur vio que el sonido provenía de una de las cápsulas y tenía una pequeña luz roja que tintileaba. El joven castaño decidió echar un vistazo a aquella persona que estaba alejada de las demás, la ventanilla estaba empañada por lo que tuvo que pasar la manga de su bata para poder ver a la persona.    

 

Se llevó una gran sorpresa; dentro dormía un hombre, no cualquier hombre, tenía un rostro tan pálido como la nieve, labios gruesos y hermosos en forma de corazón del lado superior, pómulos afilados y una nariz afilada. Era un hombre realmente atractivo y hasta a Arthur le pareció un poco extraño haber considerado atractivo a ese hombre. Pero algo que le llamó la atención fue que el hombre llevaba la misma insignia que el Almirante Marcus, si llevaba la misma insignia seguramente era algún superior, compañero o tal vez un teniente que tuvo un accidente.   

 

El tiempo de congelamiento estaba en ceros marcado en la cápsula del hombre, Arthur comprendió que el su tiempo de congelamiento había terminado y ya era hora de que despertara por lo que pasó los dedos por una palanca plateada y tiró de ella para poder sacar al hombre. Pero la palanca estaba muy dura y muy fría por lo que le costaba abrirla.   

 

-Abrete, abrete de una buena vez...-dijo mientras tiraba con todas sus fuerzas para abrirla hasta que finalmente tiró tan fuerte que cayó de espaldas sobre el piso, pero mientras se incorporaba y se sobaba la cabeza, escuchó que la cápsula emitía un sonido igual al de una tetera hirviendo, sacó una gran nube de vapor helado y la pequeña alarma se apagó, cosa que hizo suspirar a Arthur de alivio.   

 

La cápsula dejó escapar otra nube de vapor fría y un seguro era abierto, así que la pequeña compuerta de la cápsula se abrió. Fue entonces cuando de la cápsula salió el hombre, cuyo uniforme era color negro al igual que sus botas y su bello cabello lasio despeinado.   

 

El hombre se levantó con dificultad y se tambaleó como si estuviese mareado, hasta finalmente tener muy cerca a Arthur.   

 

-Hola señor, mi nombre es Arthur Dent, bienvenido al año..... no recuerdo que año es, tiene muchos dígitos. -dijo Arthur pero en cuanto el hombre de cabellos negros como noche se tambaleó tanto que casi cayó, se preocupó. -Señor, se encuentra bien?   

 

El pelinegro abrió los ojos completamente justo cuando llevó ambas manos a su cabeza como si le doliera. Y Arthur se llevó una sorpresa mayor al ver los ojos de aquel hombre, pues eran felinos de un color indefinido como el verde, el azul y el gris, cosa que lo caracterizaba de ser aun mas atractivo, Dent sintió que un escalofrío y un calor lo invadían por todo el cuerpo en cuanto miró a aquel hombre.   

 

Y de pronto, una alarma resonó en lo mas alto de la sala mientras varias luces rojas tintileaban por toda esta, era una alarma muy molesta y preocupante que iba acompañada del sonido de puertas metálicas cerrándose al mismo tiempo.   

 

El desconocido fijó los ojos en Arthur como si fuese un tigre a punto de atacar a un ser desconocido, se acercó lentamente hasta tenerlo de frente. Admiró al castaño como a una estatua fascinante e hizo que este diera un paso hacia atrás con miedo.   

 

Continuara.....

Notas finales:

Muchas gracias por leer, nos vemos en el próximo capitulo con mas explicaciones.


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