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Eres mío y no comparto. por Kat-tururu

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Notas del capitulo: En realidad me es difícil comprender totalmente de qué va exactamente el Omegaverse. Pero creo que para ser la primera vez que escribo algo cómo esto y debido a los personajes que usé para desarrollar la historia, hice lo mejor que pude. Sí ya sé que debería estar actualizando mis historias, tienen el derecho total de matarme. -Huye.-

Ojalá les guste, no hay mucho material de esta pareja, lo hay en inglés y en italiano (¿o era francés?) así que decidí fomentar el ship de esta pareja. Spread the love!

¿Alguna canción favorita de esta banda? Mi favorita es Blackbird.

¿Quieren más de esta pareja? Por favor comenten con un "¡Yey!" (?)

Nos vemos pronto. :)
Para Mark todo había empezado de una manera bastante extraña. Las cosas de repente en la casa habían cambiado. Todo estaba en su lugar, los muebles estaban igual, no había nada nuevo y tampoco no había nada más viejo, todo seguía inerte, tal como la última vez que lo habían visto tras la producción de BlackBird. Incluso había preguntado a Scott si es que habían cambiado el color de la casa pero este le respondió que era el mismo que siempre.

Eso había sido la primera semana en la que se encontraban metidos en aquel lugar, tratando de componer y de no malgastar el tiempo. Había una atmósfera distinta y él lo sentía, no tenía idea de cómo o porqué pero había algo distinto que captaba su atención conforme las horas pasaban en aquella casa.

No tenía la menor idea si es que Brian, Scott o Myles lo estaban sintiendo, o si tan sólo era él y la emoción que sentía por la producción del nuevo disco que estaban por componer. Lo negó de inmediato en su cabeza mientras barría el polvo de la cocina con una escoba un tanto vieja. Veía las motas de polvo bailar en el aire, reflejadas por el sol que entraba desde el gran ventanal de la cocina que daba la vista hacía el patio trasero de la casa. Todos tenían que hacer su parte del trabajo con la limpieza, él se encargaba de esa área y los demás de las otras, sólo para no parecer una banda de buenos para nada que componen en la suciedad. Además hacer aseo parecía mantenerlos ocupados y desestresados hasta que volvieran al trabajo.

Pensó en esos momentos que todo era producto de su imaginación y que el tiempo que llevaban fuera de esa casa era el suficiente como para que se sintiera ajeno a ella. Muy dentro de sí sabía que eso no era totalmente verdad pero al menos le convencía y despejaba su mente un rato de aquel sentimiento.

Scott y Brian solían quedarse en la casa casi siempre, sólo que ahora la rutina había cambiado y Brian iba y venía de su casa, Melani estaba embarazada y Brian no quería dejarla sola así que se quedaban en la casa Scott, Myles y él. Scott podía tomar ventaja, no vivía muy lejos y aunque le gustaba quedarse con ellos al final del día optaba por volver con su esposa. …l por su parte se quedaba, siempre se quedaba, pese a que Myles insistiera en que fuera de vuelta a su casa, que él estaría bien, simplemente era que la idea de dejarlo ahí solo no le agradaba tanto y una de esa noches ya se les había ocurrido algo muy bueno para una canción así que la productividad de las noches para él era suficiente excusa para quedarse con el castaño quien era el único que estaba lejos de su hogar.

La mañana siguiente había sido demasiado calurosa, sentía el cuerpo pegajoso y la cama no le parecía muy cómoda por la manera en la que estaba sudando. Más que eso, estaba un poco excitado como de costumbre por las mañanas, pero esta vez era algo que no se esperaba en realidad, se sentía como cuando era adolescente y de repente despertaba demasiado caliente como para contenerse. Pero ahora lo controlaba, así que tras un baño de agua fría los estragos de cualquier anomalía en su cuerpo desaparecieron y se sintió mucho mejor una vez su cuerpo estuvo limpio y no pegajoso por el sudor.

Ese era el cuarto día que tenía la sensación de que algo estaba pasando en la casa.

Scott y Brian habían llegado temprano, los escuchaba en la cocina pero no escuchaba la voz risueña del cantante y cuando hizo su camino hasta la cocina no lo notó ahí pero tampoco preguntó dónde estaba. Myles no dormía hasta tarde y seguro que no tardaría en ir a la cocina para desayunar algo. Así que se acercó a la barra y tomó un plato de cereal, no se sentía muy hambriento por las mañanas pero era necesario que comiera algo así que el cereal siempre era buena opción. Por un momento había olvidado la tensión que le rodeaba hasta que súbitamente esta volvió de la nada, acompañada por el "buenos días" de cierto castaño que había entrado en la cocina casi sin avisar. Ninguno de los tres lo había notado al bajar. …l por su parte casi tira la leche que servía en el pequeño tazón.

-Myles puso nervioso a Mark.- Scott no perdió tiempo en comentar algo gracioso tras haber visto su reacción y él sólo le miró como si quisiera fulminarlo justo ahí. La risa animada del castaño se dejó oír y de repente todos se callaron y él notó aquella atmósfera que nuevamente se había creado entre ellos. Tuvo que tomar el tazón con cereal y forzarse a sentarse en el comedor, tenía un sentimiento tan extraño en él y se dio cuenta como Brian miraba a Myles, como le perseguía con la mirada, como lo veía de arriba abajo, así que, sentado frente a él y bajo la mesa, le dio una patada fuerte que hizo gruñir al bajista que de inmediato le miró dolido y desconcertado.

-No soy al único que lo pone nervioso.- Se atrevió a decir y casi se arrepintió al segundo de haberlo hecho pues el silencio incómodo que obtuvo fue realmente espeluznante. Excepto por Myles quien a veces era un poco ingenuo y que no entendía nada de lo que estaba pasando. Mark de repente se sintió como si tuviera ganas de pelear con Brian, estaba enfadado por la manera en la que había mirado a Myles y la manera en la que parecía pensar en algo extraño mientras que el castaño se paseaba por la cocina, exento de cualquier cosa, mirada o pensamiento a su alrededor. Se preguntó si Scott lo había notado o sólo había sido él tergiversando un poco las cosas.

El desayuno transcurrió demasiado lento para él, con una plática aquí, otra plática allá; repentinamente Brian hablaba demasiado con Myles quien se había sentado a su lado. Le miraba demasiado, le hablaba demasiado, se estaba haciendo el tonto sólo por hacer reír al castaño. Sentía que podía arder del coraje por lo que estaba pasando justo frente suyo.

-Bueno, ¿van a acompañarme a hacer las compras o sólo se quedaran aquí?- Se levantó casi de sopetón, levantando su tazón vacío del comedor y llevándolo al trastero donde lo dejó caer sin mucha consideración, provocando un ruido escandaloso del trasto contra el trastero al caer.

-Yo iré contigo.- Myles se ofreció y no se pudo haber sentido más feliz de haber escuchado esas palabras.

-Pensé que te quedarías y podríamos ver una película, Mylo.- Replicó el bajista quien sonó patético ante Mark quien le dedicó una mirada de odio. Casi tenía ganas de irse encima suyo y golpearlo por tal imprudencia hasta que el castaño se atravesó entre ellos sin notar aquella tensión que pronto rompió con la sonrisa hermosa que tenía en el rostro. -Nunca dije eso, además alguien tiene que ayudar a Mark.-

-Dijimos que todos iríamos, así que iremos todos, Brian.- Scott no pudo estar más acertado y Mark por primera vez estaba de acuerdo con lo que el baterista decía así que tan pronto como todos tuvieron sus cosas en sus bolsillos y Mark tuvo las llaves de la camioneta, abandonaron la casa para ir a hacer las compras de la semana. Las compras consistían en cereal, té, café, galletas, cervezas, helado y algo de comida fría e instantánea que podían calentar fácilmente en el microondas. No eran muy cuidadosos con el hecho de lo que comían, a excepción de Myles quien era el que solía hacerles comer cosas más sanas, mucho más sanas.

-Myles, ¿vas conmigo adelante?- Mark deslizó la pregunta esperando una respuesta afirmativa que llegó pronto y que le dejó más tranquilo.

Bueno, fuese lo que fuese, en realidad la situación se estaba poniendo extraña.

Era como si de repente todo el mundo girara en torno a Myles, como si todos prestaran atención a la hermosa sonrisa que el cantante tenía, sobre todo los hombres, más los hombres.

Las compras en el market habían sido fraudulentamente extrañas. Con Brian y Scott flanqueándolos en todos lados, y con él ahuyentando con sus miradas de asesino a cualquiera que pareciera pasarse de listo con el castaño, terminaron toda la mercadería y volvieron cuanto antes pudieron a la casa para que esa locura que residía a fuera terminara de una vez por todas.

Myles lo notaba, pero no le preocupaba, era más bien como si cualquier cosa que pudiera ir en contra de él se le resbalara y le diera enteramente lo mismo, pero no a ellos tres quienes de repente se habían vueltos como los hermanos sobre protectores que Myles nunca había tenido.
Los siguientes días en aquella casa se habían vuelto mucho más extraños que lo primeros, ahora era como si Mark estuviera en una constante batalla contra Scott y Brian a espaldas del castaño pero la cual sin duda era culpa de dicho hombre.

-Soy yo o, ¿Mark está un poco extraño?- Scott retiró una silla del comedor y se sentó mientras comía una manzana pacíficamente, Brian le miró y apretó los labios, conocía la respuesta a ese pregunta pero hasta él aceptaba que se sentía extraño. De repente surgía una atracción extraña que los tensaba a todos, a todos menos a Myles al parecer. Pero tal como esta llegaba intentaban ignorarla, aunque no lo hablaran ni lo mencionaran en ningún momento. Todos lo sabían pero nadie quería decirlo.

Mark se sentó en la tranquilidad de su habitación, con la computadora portátil frente suyo y comenzó a revisar las cosas en las redes sociales y entre tanto clic del cursor encontró una noticia importante que al parecer había llamado la atención de las masas ya que parecía ser una noticia que estaba en todas partes pero de la que él aún no estaba enterado. Abrió el link al interesarse por la notica y tras unos segundos de espera obtuvo toda la información de esta y comenzó a leer poco a poco, sin presura.

"Las masas cambian, las sociedades cambian, nuestras formas de vivir cambian y es necesario que los cuerpos se adapten"… Decía uno de los apartados del párrafo.

"Los casos de este raro suceso van en aumento, en todo el mundo, ¿es acaso una enfermedad viral?" Palabras como, 'guerra', 'inserción', y 'táctica' se dejaron ver en la noticia, pero entre más leía menos le preocupaba que eso fuese una enfermedad verdadera.

"Se le ha llamado la condición de los Omega, personas que han tomado a su favor algunos de las más básicas características de los animales. Se desarrolla como una potencial forma de apareamiento, algo que sólo los animales mostraban en su comportamiento."
Para cuando Mark había terminado de leer toda la noticia y las consecuencias que la "nueva condición" traía, se quedó congelado frente a la computadora.

¿No les estaba pasando eso, o sí?

Más tarde esa noche podría comprobar si era cierto.

-¿Quieres dejarme hacerlo?-

-Yo sé hacerlo.-

-Déjame hacerlo, sólo vas a arruinarlo.-

El castaño peleaba con el baterista, y Brian los miraba animado desde una silla en el comedor. Scott no quería dejarle a Myles que hiciera algo en la comida pero el castaño insistía con férreas ganas. Peleaban como niños pequeños sólo que en realidad Scott no quería que Myles tocara la comida que en un principio el vocalista había comenzado a hacer.

-No lo arruinaré. Sé hacerlo. Te he visto hacerlo antes.-

-Eso no importa, dame eso.-

-¡No!-

La cuchara de la comida salió volando por el aire, atravesando la cocina y casi aterrizando sobre la cabeza de Mark quien apenas pudo evitar el impacto unos segundos antes de que este ocurriera. Las risas de todos no se hicieron esperar, por supuesto que a Mark eso también le había hecho reír pese a que esa cuchara casi le daba en la cabeza. Scott decidió correr a Myles de la cocina, no quería que tocara la comida hasta que él terminara. Claro, no era un habilidoso de la cocina ni nada, pero al menos tenía más noción de lo que hacía.

En esos momentos las cosas parecían menos tensas que los días anteriores, pero había algo, lo sentía en el aire. Había una inmensa cantidad de hormonas liberadas por alguien entre ellos y ese alguien era Myles.

¿Podía ser posible? Claro que podía serlo, todo encajaba a la perfección, tanto que a Mark le abrumaba. Parecer una manada de animales en celo con sólo una hembra para aparearse. Trataba de no poner esas palabras en su mente pero el escrito que había leído sólo le había dejado con palabras que desgraciadamente encajaban a la perfección con la descripción de lo que estaba pasando.

No más comentarios, no más pensamientos sobre eso y no más cosas raras entre ellos. Todo era psicológico, se decía Mark fieramente, todo debía desaparecer en poco tiempo, eso quería esperar.

La cena pasó, afortunadamente, sin percance alguno, al parecer, y si es que en realidad estaban pasando por eso, la situación comenzaba a disiparse y por fin comenzaba a sentirse como si estuviera en sus cabales. Podía sin duda dejar de querer pelear con Scott y Brian por la atención del castaño pero sin duda notó que Myles repentinamente parecía extraño. Era como si el vocalista hubiera entrado en una etapa de silencio que pronto les hizo a todos preguntarle qué le estaba sucediendo. Casi no había tocado la comida y parecía absortó en sus pensamientos.
Argumentó que estaba cansado y que era mejor que se fuera a dormir. Un poco de dolor de cabeza y eso fue suficiente como para que ellos quedaran convencidos de que insistir no era bueno y que el hombre necesitaba su espacio y su descanso. Era mejor que el castaño al que habían estado cuidando y raramente acechando descansara.

Solos los tres en el comedor se miraron casi como si hubiera una pelea interna entre ellos. Nadie dijo nada, lentamente se retiraron y se alejaron de una potencial discusión en la que al parecer nadie saldría vencedor. Nadie más que el que lograra obtener lo que habían estado peleando inconscientemente toda la semana.

No más incidentes, era hora de dormir para todos. Scott regresó a su casa y Brian había sido el siguiente en salir. Era como si estar lejos de esas casa les volviera a la normalidad, volvían a ser ellos mismos sin la posesión extraña que los envolvía al llegar ahí. Pero Mark no, Mark se quedaría como siempre.

No era tan tarde, el reloj biológico de Mark aún le mantendría despierto así que sentarse frente al televisor con una cerveza parecía buena idea y así lo hizo. Primero se deshizo de la ropa que tenía puesta y se vistió con ropa de dormir cómoda. Un short y una playera holgada de fresco algodón que para variar era negra casi como toda su ropa y que le ayudaba más en esa noche que estaba siendo un poco más cálida que las otras.

Saltó de canal en canal con el control remoto, bebiendo tranquilamente de la lata de cerveza hasta que por fin pudo encontrar una película de acción que captó su atención. No tenía en cuenta el nombre de esta y mucho menos el nombre de los actores que pudieran estar en dicha película pero la trama era interesante. Acción, golpes, mafia, el tipo estilo Rambo y la chica a la que salvar. Cliché, pero buena trama.

La película avanzó, para su suerte apenas empezaba así que no le costó trabajo entender la historia y tan pronto como su cerveza se había terminado y la película había hecho corto comercial, había ido a la cocina por otra cerveza para seguir viendo lo que a continuación pasaría en aquella historia. Aunque fue su propia historia la que había dado un giro inesperado en la trama.

Myles estaba en el sofá, sentado con ambas piernas recogidas sobre este, mirando el televisor sin prestar en realidad atención a lo que pasaba en los comerciales. Tenía su brazo recargado en la reposadera del sofá y con su mano sostenía su cabeza de modo que sus cabellos castaños caían en su hombro y sus dedos sobresalían entre este.

-¿Cómo te sientes?- Atinó a preguntar cuanto antes y el castaño le miró con una sonrisa suave pero tranquila y sincera.

-Mejor, creo que sólo fue un dolor de cabeza extraño.-

-Cómo no te va a doler la cabeza, con Scott y Brian aquí es imposible.-

La risa de Myles se dejó oír y no hubo otra cosa que llamara más la atención de Mark que esa risa.
Mark volvió a su lugar, sentándose en el otro extremo del sofá, con la cerveza en manos y viendo los comerciales que pasaban en el televisor, uno tras otro hasta que la película comenzara de nuevo. Myles se mantuvo en silencio. Nadie tenían nada que decir y lo entendían así que permanecían en silencio tranquilo. La película comenzó segundos después y la escena de acción que había surgido de repente terminó con los protagonistas de la cinta teniendo una conversación llena de tensión sexual. Myles volvía a quedarse dormido pero Mark decidió que no era el momento indicado para despertarlo, así que simplemente dejaría que el castaño durmiera un poco.

-Siempre ponen esa clase de escenas.- La voz del cantante le desconcertó y le hizo asentir con una sonrisa. Error grande, había pensado que el hombre dormía pero no era así. Le resultaba un poco incómodo, pero no lo mencionó, simplemente se concentró en la bebida mientras la escena pasaba. Pero entre más avanzaba más candente se volvía. La escena era totalmente apasionada y llena de escenas sexuales. Por un momento sintió la necesidad de correr de ese lugar.

-Terminé, iré a dormir.- Mark tomó el control del televisor y apagó esta misma, era una buena idea decir que era hora de dormir, así aquella parte incómoda terminaba.

-Bien, supongo que yo también.- El castaño se levantó, sacudió su cabello un poco y bostezó adormilado e hizo su camino de regreso a las escaleras para ir a su cuarto. -Buenas noches, Mark.- Le dijo, a lo que este respondió de la misma manera mientras lo veía irse. Tomó las dos latas de cerveza y las llevó a la cocina, no quería dejar basura en la sala y necesitaba un minuto a solas. Terminó el último trago de la lata y ambas las tiró al bote de basura, pero justo ahí, justo en medio de la cocina sintió que aquella atmósfera extraña había vuelto.

Seguro que era la cerveza. Se repitió eso como un mantra que pudiera ayudarle a sacar de sí los pensamientos extraños, aunque no le ayudó mucho en realidad.
La noche no fue la más adecuada para él. Demasiado calor para la ciudad y para esa noche. Encontró el sueño a regañadientes y totalmente incómodo. Su habitación repentinamente era un horno y la mañana que le consecuentó no fue muy distinta pero sí lo fue para su cuerpo.

Se revolcó de un lado a otro sin encontrar un verdadero consuelo a su calor. Estaba caliente, en varios sentidos de la palabra. Se levantó sólo para querer bañarse y que aquello que sentía se disipara de sí. No podía seguir de esa forma. Pensaba que con los días aquel problema se disiparía pero al parecer no había sido así. Scott y Brian irían de nuevo y esa batalla constante que tenían seguiría y él no se podía dar el lujo de que la pelea terminara con Myles como carnada. Porque el castaño no era carnada, era la presa y él era el depredador.

Sabía que era algo que se estaba apoderando tanto de él que lo estaba volviendo loco, lo estaba controlando, pero no le importaba, lo realmente divertido era que no le importaba y que quería hacerlo.

Fue a golpear la puerta del castaño temprano en la mañana. No podía decir qué hora era pero el sol ya despuntaba. Era muy temprano para molestarlo pero no permitiría que Brian o Scott o cualquier otro volviera a poner su mirada sobre Myles, no quería que le miraran, que lo envolvieran con cualquier cosa y no quería que Myles se entregara a ellos. Estaban en su límite, podía reconocerlo como si fuese algo que ya le hubiera pasado antes. Lo sabía, con tanta exactitud que no le sorprendería, si acaso no actuaba, que alguno de los otros se fuera encima del castaño con descaro.

Pensó en lo que estaba a punto de hacer. Se cogería al cantante de su banda y le parecía la más grandiosa y maldita idea que había tenido en todo ese tiempo.
No era enteramente su culpa, era culpa de Myles por esparcir esas hormonas que los tenía como bestias.
La escena de su historia era la misma que la de la película, peor aún, era mucho mejor que la de la película. El instante en el que Myles abrió la puerta, dejándose ver tan somnoliento y despistado, fue el instante en el que Mark casi deja de respirar. Las mejillas del hombre estaban rojas, sus ojos brillaban con un azul tan hermoso que lo atraparon de inmediato, podía casi percibir la manera en la que se encontraba. Estaba tan frágil, tan deseoso que ni siquiera lo podía ocultar.

Myles estaba al límite de su etapa de celo, Mark lo sabía, el castaño no aguantaría demasiado.

Lo tomó por los hombros y el castaño tembló ante el tacto, sintiéndose así de vulnerable ante la necesidad de ese toque. Lo estaba necesitando, se moría por dentro por sentirlo pero ni siquiera podía decirlo.

Mark lo tomó casi arrebatadamente y lo metió en el cuarto justo cuando las voces de Brian y Scott se dejaron oír en el piso de abajo. Myles miraba con expectación y con algo de miedo, ¿acaso Mark no tenía idea de que los podrían descubrir? La pregunta pareció llegarle al guitarrista pero lo único que dio por respuesta fue el cerrar la puerta con seguro.

-Quítate la ropa. Sé por lo que estás pasando. Sé que sabes qué te está pasando.-

-Mark, yo... no quería que esto pasara.- Su voz tembló, no supo cómo fue que las palabras de Mark sólo lograron ponerlo más activo y entre sus piernas algo necesitaba atención. Se sentó en la cama, sólo para descubrir que los efectos del celo le habían puesto demasiado sensible de su parte baja.

-Nadie quería que esto pasara pero no te dejaré salir con esas bestias allá afuera. No lo repetiré otra vez, quítate la ropa.- La voz autoritaria del Alpha se dejó oír y Myles tuvo que obedecer por alguna necesidad imperiosa de que eso se llevara a cabo.

Era suficiente que entendiera que una vez que su contra parte hablara, él nada podía hacer para oponerse. Estaba para obedecer las ordenes de alguien como Mark. Para él no pudo haber mejor persona.

Era rudo, sí, la manera en la que lo había sostenido al principio. Prácticamente había arrancado su ropa y se había desechó de todo lo que le estorbara para sentir su piel. Mark besó su cuello y mordió esa parte como si fuese un pitbull que ataca a su presa. El castaño se resistía pero en cuanto las manos de Mark separaron sus piernas y las mantuvieron bien abiertas lo único con lo que pudo replicar fue con jadeos y algunos gemidos que traspasaban aquellas paredes de la habitación.

Sus labios se encontraron incontables veces, en besos apasionados en los que ambas salivas se mezclaban. Se quedaban sin aire y aún así seguían besándose. Mark tocaba todo lo que podía con sus manos. Los muslos desnudos del hombre, su cuerpo, su abdomen, su pecho y su espalda. Se dedicó a dar besos y mordidas por todos lados en los que le parecía correcto dejar una marca y la piel blanca del cantante se volvía rojiza de inmediato ante tales mordidas.

Myles no podía esperar más eso, no podía, necesitaba que Mark lo hiciera.

-Házmelo de una vez.- Le pidió casi rogando. La voz sólo incitó al hombre que no podía creer que el castaño rogara de esa forma, que gimiera de esa forma y que estuviera tan lascivo por la manera en la que lo tocaba.

Se entretuvo jugando con uno de los pezones rosados del hombre, chupando y mordiendo tan delicada y sensible zona del castaño que de inmediato gimió en respuesta al placer. Sabía, inesperadamente, lo que tenía que hacer. Llevó su mano hacía los labios de Myles y le obligó a que lamiera sus dedos, al principio se negó, pero cuando empezó a masturbarlo tortuosamente abrió su boca y dejó que los dedos de Mark entraran en su boca y los lamió como si fuesen una especie de dulce, sin importar la clase de fluidos que en esos momentos tuvieran. No tardó demasiado, no quería perder tiempo así que sacó sus dedos de la cavidad de Myles y tras sujetar firmemente la cadera del castaño con una sola mano, lentamente deslizó su mano por su espalda baja y sin titubear encontró su parte sensible porque el hombre se tensó casi de inmediato pero él intentó distraerlo con más besos y mordidas. Para cuando introdujo dos de sus falanges en él decidió besarlo y una serie de quejas entre el beso y gemidos se ahogaron entre sus labios. El castaño no creía lo mucho que dolía que Mark hiciera eso, y aunque fue gentil con él, el dolor seguía presente, pero se deslizaban con facilidad y el guitarrista habilidoso con las manos introdujo un tercer falange que le hizo replicar y gemir al mismo tiempo. Los mantuvo un momento e hizo movimientos dentro del castaño que empezaba a disfrutar todo eso. No era usual que el castaño estuviera tan húmedo en esa zona, pensó que era cosa del celo pero tampoco preguntaría. Sólo se dedicó a su trabajo y entre más movía sus dedos mejor se dilataba el esfínter del castaño que enterraba sus uñas en las sábanas y las apretaba hasta volver sus nudillos blancos. Su cuerpo temblaba de excitación y sus muslos se tensaban y destensaban a cada movimiento pero fue suficiente para Mark cuando el castaño gritó su nombre porque había tocado un punto que mandó choques eléctricos a través de todo el cuerpo del vocalista.

-Estás tan malditamente caliente.- Apenas pudo decirlo y para cuando se encontró con la mirada del hombre supo que deseaba eso mucho más de lo que él lo estaba deseando. Era como si le gritara que se lo hiciera, que lo tomara de la forma más ruda que pudiera y eso haría, ¡maldita sea!, claro que lo haría.

Tomó sus piernas con sus manos y le acomodó cerca de él, el castaño jadeaba y se revolvía en la cama por el deseo y la excitación, él no podía contenerse más, no cuando Myles casi se lo rogaba. -Esto te va a doler.- Le advirtió y Myles supo en unos segundo que era verdad porque su cuerpo se curvó como un resorte y un gritó salió de sus labios por la manera en la que Mark había entrado en él. Nada de miramientos, nada de contemplaciones. Quería hacerlo con rudeza y así lo haría.

Usualmente hubiera esperado, hubiera tenido paciencia por el cuerpo de Myles pero en cuanto pudo hacerlo había comenzado a moverse y el castaño no parecía arrepentirse de nada porque pese a que el dolor le envolviera un insano placer le llenaba y no impidió que Mark besara su cuerpo y todo lo que quisiera de él. Aferró sus manos a la amplia espalda de Mark y mordió su hombro cuando sentía la necesidad de hacerlo, gemía su nombre en su oído y no evitaba buscar sus labios en besos desesperados.
El hombre se aburrió pronto de la manera en la que lo tenía y tras retirar su miembro de la entrada del castaño lo acomodó sobre sus rodillas y sus brazos, para su sorpresa Myles no replicó por la posición. Tuvo mejor acceso a su cuerpo de esa manera y sin pensarlo ni torturarse sostuvo las caderas del castaño y lo penetró sin previo aviso.

-Estás tan caliente y tan jodidamente apretado.- Le murmuró al oído, agazapándose sobre su espalda cual depredador que acecha a su presa. Sólo que él ya tenía a su presa bajo su garras.

El siguiente gemido se escuchó en toda la casa "¡Mark!" Tan pronto como el nombrado había tomado el miembro ajeno y atendido su necesidad. Claro que no iba a desatenderlo, sólo quería disfrutar de eso por unos momentos pero ambos debían sentir ese placer.
Lo desgastó hasta el punto en el que el castaño derramó lágrimas sobre la almohada que mordió un par de veces. Mark se comportaba como una bestia. El león y la oveja. ¿Ahora entendías el significado de la historia? Lo hizo gritar, gemir y jadear tanto que su garganta se secó y para cuando no pudo más y su orgasmo se avasalló sobre él, Mark siguió embistiéndolo con rudeza hasta que terminó dentro de él, llenándolo por completo y gruñendo tras una última embestida. "¡Eres mío!"
Notas finales: Ojalá les haya gustado, si fue así, por favor, sus comentarios siempre son muy bien agradecidos.

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