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Labios peligrosos. por sasodei_konan

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Notas del fanfic:

¡Hey! ¿Qué tal? Me he animado con un fanfic de Thor y Loki porque... Realmente ya no recuerdo por qué xD.

Desde ahora tengo pensado que no serán más de cinco capítulos, aunque la trama da más que para eso. Veré como será el recibimiento de la historia, y dependiendo a ello veré si la dejo así o no (:

Es algo diferente a mis fanfic usuales, los capitulos son más concisos, pero ya llevo tres escritos por lo que no tardaré más de una semana en las actualizaciones :B Pero eso sí, es bien... insinuante (?)

El fanfic contiene lenguaje obseno y detalles explícitos en algunas partes.

Aclarar que los personajes pertenecen al universo de Marvel, sólo la historia es mía.

Los largos y anchos pasillos de la mansión se encontraban desiertos, la noche había caído sobre ellos haciendo que apenas fueran visibles por la tenue luz que una luna bañaba para el deleite de los amantes de la noche. De sonidos ni hablar, si es que algo se escuchaba era el suave susurro del viento afuera, las ventanas y puertas se encontraban cerradas por lo que difícilmente era oído. Ni un alma transitaba ese lugar digno para ser inmortalizado en una pintura, nadie a excepción de un perturbado joven de veinticinco años que salía de su habitación para ver por uno de esos ventanales el espectáculo de un cielo despejado.

Maldición. Mierda, mierda, mierda, se repetía un sinfín de veces.

Se mantuvo ahí por un tiempo indefinido, pero no lo suficiente como para que la calma volviera a acariciar su cuerpo y relajara sus tensos músculos. Despejaba su rostro de sus rubios cabellos a cada corto intervalo de tiempo aunque éste no fuera a molestarle. Era sólo incertidumbre la que le hacía relamerse los labios antes de hacerlos sufrir con mordidas que luego se lamentaba.

Esa noche Odín y Frigga habían abandonado la ciudad para asistir a una importante cena para hablar de negocios con la familia de Laufey, acompañado por su esposa Farbautti. Además se encontraban algunos accionistas, amigos de ambas familias involucrados en esos asuntos y la importante alcaldesa de la ciudad. Se trataba de algo que los Asgarden y los Jotunz habían esperado por un par de meses, lo habían planeado con sumo lujo y detalle. Por ende, Odín le había encargado a su hijo Thor que cuidara la mansión en su ausencia, pues era probable que no volvieran hasta dentro de dos días. La razón era que Baldr, el primogénito de los Asgarden había ofrecido su cabaña vacacional cerca de unas aguas termales para que la reunión se llevara a cabo y pudieran entrar todos en confianza, así asegurando cerrar un trato.

El menor de los Asgarden observó la luna casi llena al recordar las palabras de su padre al explicarle que esta vez, no podría asistir como las ocasiones anteriores al tratarse de algo más serio. A Thor no le había molestado para nada eso, tampoco era de su total agrado ir a ese tipo de eventos, prefería las fiestas de la compañía de su padre, beber cervezas y conocer a las chicas más guapas que podría tener. Tampoco era que sintiese inseguridad al estar solo, estaba muy bien entrenado como para defender el lugar, sin mencionar que había un par de guardias merodeando a las afueras de la mansión junto a las altas rejas. No, ninguno de esos era el problema.

Sinceramente, Thor no pensaba tener un problema de verdad, pero la incomodidad seguía en su pecho y ahora le hacía morderse las uñas.

Pestañeó con gracia propia alejándose de la ventana luego de meditar y de ver algo en concreto. Creía haber encontrado la razón de su malestar.

Las rejas dejaban entrar un lujoso auto negro a la propiedad, el mismo que unos minutos más tarde salió por donde había entrado. Ahí, a las puertas de la mansión había dejado a quien ahora tocaba el timbre esperando ser atendido.

Dios me salve.

Thor casi corrió a la puerta –puesto que extrañamente, su padre había mandado al mayordomo y las criadas a casa por aquellos días que no estuviera, y a menos que Thor les llamara no debían volver- para hacer pasar a su invitado. Las palabras de Odín volvían. 

-Por cierto, Thor –había dicho antes de marcharse y cerrarle la puerta a su esposa luego de que ésta entrara al auto-, es posible que venga el hijo de Laufey. Lo conoces, el chico de ojos verdes que es un poco menor que tú. A Farbautti le da pavor dejarlo solo luego del último incidente en que entraron a robar a su mansión y fue él quien derribó a los malhechores, pero quedando gravemente herido. Se preparó una habitación para él por si es que viene, sólo te pido que seas amable y cumplas sus caprichos, los que dudo que sean muchos.

Aunque los Asgarden y los Jotunz estaban al tanto de la alta tensión sexual que había entre sus hijos, dejaron que pasaran ese fin de semana solos. Allá lo que hicieran, eran hombres maduros y si querían hacer de las suyas que lo hicieran, no se meterían más allá a pesar de que confiaban que fuera solo su imaginación.

El joven entró con ese característico paso elegante que lo caracterizaba. A Thor aún le costaba creer que él solo había derrumbado a siete ladrones, ¡si se veía tan frágil! Las apariencias lo engañaban de manera sorprendente.

Su brillante cabello caía sobre sus hombros y se levantaba en las puntas con unas ligeras ondas muy simpáticas, ese negro azabache hacía parecer su rostro más pálido junto con la luz de la Luna. Peinado ordenado hacia atrás con uno que otro cabello rebelde volviéndose a su rostro. Sus ropas eran casuales, su amada gabardina negra que remarcaba su esbelta silueta, bajo ésta una camisa blanca que apenas se asomaba, pantalones negros semi ajustados, zapatos relucientes, una bufanda verde cubriendo su sensual cuello.

El hijo de los Jontuz había entrado mirando sus manos, pues se desprendía de sus guantes negros de cuero seguido de la bufanda. Luego había levantado la cabeza para saludar a su anfitrión, encontrándose con los azules ojos temerosos del rubio. Para Thor eran inhumanos los ojos de Loki –al fin había recordado su nombre-, parecían casi felinos al ser de un verde que brillaba con astucia.

De ser por eso, a Thor no le habría causado molestia alguna la visita de Loki. No, había algo más.

Lentamente, en los labios de Loki se dibujaba una sonrisa que simbolizaba el mismísimo pecado. De ella se podía ver que usualmente era acompañada de palabras astutas y calculadas, podía jurar que tenía una lengua de serpiente que engatusaría hasta al más difícil de convencer. Era traviesa y seductora, como el tono de su voz al hablar. Cremoso pero frío, atractivo para cualquiera y hasta obsesivo para algunos.

Estaba demasiado bueno.

La mayoría decía que a las personas se les conoce por su mirada, sin embargo en Loki, Thor había descubierto que para conocerlo debía ponerle suma atención a su boca. Como siempre lo hacía en las comidas que se encontraban sus familias y ellos estaban presentes.

-Buenas noches, querido Asgarden –saludó Loki tomando entre sus manos el bolso que había dejado en el suelo en un momento que Thor nunca notó-. Lamento que lo tengan que dejar de niñera, pero ya conoce usted a mi madre.

Los dedos del rubio se movían ansiosos bajo los bolsillos de su pantalón. – Ah, no te preocupes, Loki, ¿puedo llamarte así? Qué alegría, gracias, llámame Thor, las formalidades dejémoslas para otros momentos si vamos a pasar los dos siguientes días juntos. Oh, y no me creas tu niñera, sabes que no te trataré como a un niño –al fin, la sonrisa de Thor parecía volver a su rostro.

Una pequeña risa que se escuchó como apenas un murmullo salió de la boca de Loki, se acercó un par de pasos a Thor y casi con un susurro le agradeció.

Thor tuvo que pasar saliva disimuladamente para no verse alterado. Sólo pensó en que debía ser un muy buen anfitrión para Loki, hasta era posible que luego éste se lo comentara a sus padres y ayudara a las negociaciones futuras, donde su palabra tenía peso.

-Sígueme, te mostraré la habitación que te han preparado. Deja, te llevo el bolso –dijo Thor con su amabilidad ya propia tomando las pertenecías de Loki y caminando hacia las escaleras-. ¿Cómo has estado, Loki? Supe por mi padre del incidente en tu hogar.

-Ah, he estado perfectamente –murmuró despreocupado el azabache cerrando los ojos por unos segundos-, mis padres… No, mi madre es una exagerada. Es verdad que el lugar quedó hecho un desastre, pero los ladrones eran unos estúpidos.

Thor observó por el rabillo del ojo como esa orgullosa sonrisa de Loki se apoderaba de sus delgados labios.

-Supongo que mi apariencia les dio la confianza de que no sería un problema. Admito que mi contextura me da algo de ventaja en esas situaciones, puedo aprovecharme de la guardia baja.

Sus manos acompañaron sus palabras deslizándose lentamente desde su pecho a sus caderas, luego cayeron como pluma a cada costado.

Nuevamente Thor tuvo que darse un respiro, tenía que evitar a toda costa mirar tanto las manos de Loki como sus labios.

-De todas formas me mencionaron que quedaste gravemente herido… -Dijo mirando con un novedoso interés los dibujos de la alfombra.

-¡Heh! Sólo perdí un poco de sangre y fue por descuido mío al dejarme caer sobre pedazos de los vidrios que destrozaron, pero estoy bien –se encogió de hombros.

Llegaron a la habitación donde se hospedaría Loki, estaba contigua a la de Thor por si necesitaba alguna cosa. Loki entró primero mirando a su alrededor, respiró profundo para aspirar el aroma del lugar y se sentó en la cama dando un ligero salto.

-Prepararon un lugar muy bueno para mí, mis agradecimientos son muy pocos para tanto esmero –dijo acariciando las mantas de la cama con sus largos dedos.

-Cortesía de mi madre, estuvo toda la tarde de ayer preguntándole a Farbautti por lo más te acomodaba y ordenó a las criadas dejar el lugar así. También te dejó un par de libros de un tal Edgar Pooh… Algo así, otros de un Ernesto Sábado, los demás no recuerdo, pero están en la estantería de ahí.

Loki rio agachando ligeramente la cabeza y se llevó un mechón de cabello tras su oreja. A Thor casi le pareció encontrar un signo coqueto en ello.

-Es Poe, Edgar Allan Poe. Y Sábato, Ernesto Sábato.

Thor enrojeció un poco por su poco conocimiento en ese tipo de novelas. – Perdona.

-Descuida, cariño, verte sonrojar tan tierno es lo suficiente para mí.

El invitado se levantó para ir a mirar por la ventana, contemplando la noche como hace un rato Thor lo hacía. Y Thor agradeció mucho que lo hiciera, pues sus palabras lo descolocaron y perturbaron un poco, logrando que el rojo de sus mejillas aumentara un poco más.

Se obligó a conservar la calma en un profundo respiro e intentó olvidar las palabras del otro, dejándole el bolso a los pies de la cama.

-Eh, bueno, ¿tienes hambre, Loki? ¿Qué deseas? Tú sólo pide –dijo para cambiar el tema y seguir con su papel de anfitrión perfecto.

-¿Dices que puedo pedir lo que desee? –Preguntó Loki sin dejar de mirar la luna mientras sus dedos desabotonaban su gabardina.

-Así es –respondió Thor sonriente con las mejores intenciones.

Loki dejó que la gabardina resbalara lentamente por sus hombros, como si los acariciara a medida que bajaba hasta toparse en los codos. Se dejó al fin ver su camisa blanca de seda, le quedaba perfecta. Dejó que la gabardina finalmente cayera por completo por su propio peso hasta verse tirada en el piso.

Como aún le daba la espalda a Thor, éste pudo ver con más calidad su figura. No había notado que desde los muslos a su cadera, el pantalón se ajustaba perfecto a las tentadoras curvas. Loki definitivamente debía de ser una persona vanidosa como para mantener una figura tan bella. A él le habían dicho que tenía un cuerpo dionisiaco por los cuidados que brindaba su entrenamiento, pero Loki era aún mejor. Inclusive en un segundo se preguntó cómo debía ser su cuerpo con ropas de Adán.

Segundos después, el glamuroso huésped se inclinó para levantar su gabardina e ir a colgarla en el armario que había ahí. Caminó sutil hasta la cama, donde se dejó caer otra vez acariciándola con sus dedos.

-Sólo me gustaría una copa de vino antes de dejarme caer en brazos de Morfeo –sus palabras fueron casi un ronroneo-, más si me acompañas en eso –continuó estirándose tal felino en la cama.

-De acuerdo, espérame unos segundos.

Cuando Thor salió de la habitación –casi corriendo- su pulso había acelerado, el sentimiento de inquietud había incrementado notoriamente con esa última charla.

Nuevamente venía a su cabeza el porqué estaba tan intranquilo con la llegada de Loki.

Desde el momento que se habían conocido había notado que Loki era una persona peculiar y muy peligrosa. Poseía una facilidad increíble para mentir sin que nadie pudiera siquiera pensar que lo hacía. Su mirada parecía ser tan tierna y pura a veces, cuando realmente era analítica y estaba cargada de experiencias. Y para qué hablar de sus gestos, esa elegancia y fragilidad lo hacía una persona muy interesante y confiable. Loki hacía caer en sus redes a cualquiera.

La primera vez que estrecharon manos el rubio notó la suavidad que poseía, y cuando miró a Loki inclusive quiso besarle el dorso de ésta. Thor no se preocupó por eso, pues como era un caballero se dejó llevar por el tacto.

Cuando se encontraron por cuarta vez Thor ya había desenmascarado a Loki. Era muy cuidadoso con él, compartían un par de palabras acerca de sus estudios e intereses, a veces Loki le sacó más información de la necesaria y solo al volver a casa Thor lo notaba.

Pero lo peor no era eso, sino que Loki era la lujuria encarnada. No importaba el sexo de la persona, todos se sentían ligeramente atraídos por el hijo de los Jotunz. Con esa lengua que solía pasearse por sus labios, esas largas pestañas ondulantes, esas ligeras caricias que se daba al cuello con sus dedos. Nunca supo si alguna vez tuvo una pareja, nunca se sabían detalles de Loki además de las pequeñas cosas que mencionaba Farbautti de vez en cuando.

Una vez estuvo a punto de entrar al baño donde uno de los accionistas había acorralado a Loki contra la pared, hablándole muy cercano a un rostro que lo evitaba. Thor iba a ir en su auxilio de no ser porque Loki miró a la puerta entreabierta y sonrió, guiñando pues sabía que Thor estaba ahí. El rubio huyó con la sangre en la cabeza, excusándose que había sentido calor al volver a la mesa.

Loki había comenzado a hechizarlo desde el primer momento. A pesar de todo, de un principio no pudo contenerse a esa mirada y gestos, esa noche llegó a soñar con él. Para su suerte, pudo ser más hábil antes de terminar como todos los otros.

Quizá nadie lo había notado, pero Loki era la carta bajo la manga que tenía Laufey. Él era bastante consciente de que su hijo era un dios de la seducción, por lo que cuando sus clientes o negociantes no parecían decidirse sólo miraba a Loki, quien comenzaba de inmediato a hablarles de una manera que en un par de minutos, el trato estaba hecho.

Thor se preguntó si Loki se habría acostado con alguna persona que hubiera hecho negocios con su padre. El sólo pensarlo le hizo dar un jadeo que de inmediato reprendió dándose una pequeña bofetada.

Subió las escaleras con las dos copas con vino tinto, aquel que tanto disfrutaba el de ojos verdes.

Al acercarse al marco de la puerta pudo distinguir a su invitado tirado a lo largo en la cama. Se había quitado los zapatos dejando ver sus calcetines negros que se frotaban contra las frazadas al mover los pies. Sus manos arreglaban sus cabellos llevándolos hacia atrás, con sus ojos cerrados y labios entreabiertos.

Hubiera jurado que en el fondo de sus pensamientos escuchaba el comienzo de la canción Careless whisper al verle así. Definitivamente, ese chico era un seductor por naturaleza.

De pronto abrió los ojos al sentirse observado. Rió un poco apenado y se sentó correctamente, invitando a Thor a sentarse a su lado.

-Muchas gracias, Thor, es muy amable de tu parte acompañarme en este capricho mío –le dijo tomando la copa con sus dedos pasando a tocar los de Thor.

Como si hubiera sentido una ligera y placentera descarga eléctrica.

-Descuida, además prefiero tener compañía a estar solo. A veces es aburrido –le sonrió Thor encogiéndose de hombros.

-Vaya, entonces venía a la ocasión. Anda, brindemos. Por nuestra primera velada a solas.

Chocaron sus copas y bebieron. El dueño de casa casi la bebe de golpe de puro nerviosismo, Loki la bebía con elegancia y ojos cerrados. Separaron sus labios de sus copas y se miraron sonrientes, la charla comenzó a emanar entre ellos acerca de lo que estarían haciendo sus padres, preguntas nacían e intentaban respondérselas.

Sus copas estuvieron vacías por un tiempo pero la velada continuó. Hablaban y reían, no sabía si era por el vino o por la intimidad entre ellos, pero Thor se había relajado y pasado un buen rato con su invitado.

Después de todo no iban a hacer tan malos el par de días que se avecinaban.

-Oye, Thor –dijo de repente Loki ante un silencio-. Dijiste que las criadas habían preparado mi habitación, pero en todo este tiempo no he visto a nadie más que los guardias en la entrada y a ti.

-Están en sus casas, creo que mi padre quería dejarme todo el trabajo a mí –rio el rubio rascándose la cabeza.

Loki permaneció sonriente y luego bostezó.

-Creo que es hora de dormir, ha sido un encanto.

-Oh, sí, sí, buenas noches –se precipitó Thor al levantarse.

-Espera –dijo Loki levantándose también. Se apresuró a su gabardina y buscó entre los bolsillos-. Cierra los ojos.

Thor vaciló unos segundos pero terminó por obedecer. A los pocos segundos sentía un aroma dulce y algo que ahora se presionaba contra sus labios.

-Abre la boca, tonto –rio Loki al ver a Thor inmóvil-. Eso, así. Puedes abrirlos. Es un regalo por haber sido tan bueno conmigo ésta noche.

-Mhn, chocolate. Pues si me vas a premiar así, seré tu sirviente –Thor también rio relamiéndose los labios al comer-. Bueno, nos vemos mañana.

-Dulces sueños, Thor…

De vuelta en su habitación, Thor se estiró con una gran sonrisa.

No se había dado el tiempo de conocer la gran persona que era Loki. Sabía tanto, sus temas de conversación eran interesantes y novedosos, su forma de hablar parecía envolverlo en un mar de información. Quizá solo era en el ámbito de los negocios que –al menos para él- era algo intimidante.

Se puso su pijama y como era poco habitual, cayó dormido a los pocos minutos de haberse acostado, recordando el aroma de perfume de Loki.

Sin embargo su noche no transcurrió tan tranquila como en sus inicios. Un sueño lo “atormentó”.

Era Loki. Estaba con esa misma blusa que había usado esa noche, pero desabotonada y unos bóxer negros apretados con los que se podía distinguir muy bien ese delicioso cuerpo que poseía.

Loki le miraba hambriento, se tocaba desde el pecho a los muslos lentamente acercándose a él hasta sentarse sobre sus caderas. Susurraba su nombre en desesperados suspiros rogando por atención. Thor lo tocaba y Loki reaccionaba tal y como deseaba; se removía sobre él, daba quedos jadeos, rasguñaba su bronceado pecho descubierto provocándole un placer increíble.

En un minuto comenzó a mover sus caderas hacia Loki, éste sonreía relamiéndose. No sabía cómo no se obligaba a detener, aquello que hacía no era algo respetable. Pero, ¿qué más daba? Estaba en un sueño y si iba a soñar morbosidades con Loki, que valieran la pena.

Loki se levantaba para apartarse de él y luego volver para estar a la altura de su cadera. Ahí hacía lo suyo, lo tenía donde cualquier otro lo hubiera querido: dándole la mejor mamada que en la vida habría podido recibir.

Sus labios peligrosos eran también expertos, apretaban, su lengua mojaba y acariciaba, sus dientes a veces rozaban dándole un espasmo de placer. Chupaba de forma precisa, o quizá era que había deseado tanto tener a Loki sumido así ante él, que hiciera como lo hiciera lo sentiría perfecto.

Se quejaba sensual y Thor no podía quitar la vista de él, de esa mirada de falsa inocencia que costaba más mantenerla ante los movimientos más rápidos y desesperados, todo lo demás era sumamente onírico e irreal, solo el eco de los quejidos de Loki alimentaban sus oídos. Tragaba casi por completo, lo demás era ayudado por sus manos intentando aumentar la velocidad para su propio deleite y el de Thor.

Maldición, que inclusive podía describir los movimientos circulares de su lengua de serpiente, casi intentando rodearlo, como con la punta de su lengua delineaba cada contorno al quitarlo de su boca hasta hacer mayor presión en su glande.

Si hubiera un premio Oscar por el mejor sueño erótico con Loki, ya que era obvio que no había sido el único que soñara con algo así, definitivamente era este sueño el mejor de todos. ¡Tenemos un ganador; la gran mamada a oscuras! ¡Bravo, bravo!

En un momento Loki se separó apenas un poco para murmurar palabras ininteligibles, el rubio sólo escuchaba el eco de los jadeos. Su mano continuaba el trabajo que había abandonado su boca, Thor inclinó la cabeza hacia atrás por el placer y al fin logró escuchar lo que Loki le decía.

Tómame, tómame, Thor, ¡dame!”.

Y luego todo se volvía confuso. La imagen del sexy azabache se desintegraba junto con el placer, el eco se iba, los colores oscuros a su alrededor se mezclaban con los brillantes verdes de Loki en el centro, en un tipo de pintura de arte óptico. Se desvanecía y dejaba sólo esa traviesa sonrisa a la vista.

Thor despertó a eso de las nueve de la mañana bañado en sudor. Miró a sus alrededores respirando pesado, estaba agitado o mejor dicho; sumamente excitado. Podía sentir entre sus piernas el calor concentrado con cierta humedad obligándolo a levantarse por una ducha.

Esperó relajarse con el agua, pero el efecto fue todo el contrario. Las imágenes de su sueño con Loki volvían a su mente, podía escuchar claramente los deliciosos quejidos que casi parecían ronroneos, sólo lograban endurecerlo más.

A la manito amiga debía recurrir simplemente, ella siempre estaba cuando la necesitaba y por una vez más en su vida, la razón de su trabajo era esa serpiente.

Notas finales:

¿Qué les pareció? Agradeceré sus comentarios y críticas, de haber algún error me lo corrigen, por favor, así edito para que quede más lindi(?).

Nos vemos luego.


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