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Posesiones por spookytaco98

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Notas del fanfic:

Hey, Everydody! He vuelto con un nuevo fic de Sherlock. Este es mi primer omegaverse, siempre me ha llamado la atención ese tipo de fics y ahora he escrito uno. Espero que les guste.

Notas del capitulo:

Hey, Everydody! He vuelto con un nuevo fic de Sherlock. Este es mi primer omegaverse, siempre me ha llamado la atención ese tipo de fics y ahora he escrito uno. Espero que les guste.

La política en el mundo es muy estricta, a veces extraña y en algunos casos es ridícula, pero de lo que se puede de estar seguro es de su absoluto aburrimiento. 

 

Las leyes son injustas, sobre todo por el clasicismo que se vive día a día en la sociedad, la discriminación entre razas es ridícula. Sin embargo, no muchos piensan así ya que, desde tiempos antiguos, se ha tenido "respeto" por la pirámide de poderes sociales: Alfa, Beta y Omega. 

 

Por siglos se han maltratado a la raza menor solo porque es "inferior" a los mayores. Se han tratado como esclavos, prisioneros, juguetes sexuales y un ser de poca importancia. Y hasta ahora, en nuestro siglo aquellos errores clasistas se siguen cometiendo, la raza humana no tiene mejoría.

 

John Watson es un hombre joven, tiene 29 años de edad y es un omega. John ha vivido mucho para su edad ya que su historia ha sido fuerte, triste y vacía, así es como el mismo la describió.

 

Era el hijo menor de una familia de cuatro, su familia no tenía mucho dinero a pesar de que Henry, su padre, era un alfa ya que trabajaba en un consultorio pequeño en el cual solo atendía a omegas. John admiraba a su padre mas que a nadie en el mundo, adoraba verlo trabajar en un caso medico nuevo y hablar de medicina. 

 

Henry le ponía a John su estetoscopio y le enseñó a medir el pulso. Y John jugaba siempre a ser el doctor cuando se ponía la bata de su padre y no había nada en el mundo que a Henry le hiciera mas feliz que verlo aprender y ser feliz. Pero no todo era pura felicidad ya que, por mas que John adorara jugar al doctor y quisiera serlo con todas sus fuerzas, jamas podría serlo ya que solo los alfas podían ocupar ese puesto. 

 

Su madre, Ella Watson que era una omega, trataba de reanimar a John diciéndole que al menos podía dedicarse a otro trabajo o un empleo de enfermero, secretario o profesor, pero John solo quería ser un doctor.

 

Años mas tarde, cuando John cumplió los diez años, su padre enfermó gravemente de cáncer pulmonar y no tenían el dinero suficiente para pagar operaciones, medicamentos ni consultas médicas, solo para seguir manteniendo la renta del departamento, las comidas y la educación de John y su hermana Harry. Por lo que Henry Watson murió en menos de un año. 

 

La desgracia llegó a la familia Watson a partir de ese momento, ya nada era igual. Incluso Ella Watson tuvo que vender muchos muebles, tuvo que ponerse a trabajar también, era secretaria y mesera de medio tiempo pero aun así le costaba cuidar de sus hijos, razón por la cual su hermana mayor, Beth, tuvo que mudarse con ellos para cuidar de los pequeños y ayudar a mantener la casa. 

 

Beth era una mujer de 45 años de edad, siempre vestía con un suéter, fumaba tanto que hasta su perfume olía a cigarro, y ella era muy distinta a Ella, ya que era un completo y total dolor de cabeza ya que siempre juzgaba a todo ser humano que pasaba por sus narices. A la mujer le encantaba criticar, discriminar y una enorme fascinación por el dinero, cosa en la que era muy parecida en Ella.

 

Cuatro años mas tarde, John había pasado su cumpleaños numero catorce en la calle con sus amigos de la secundaria a la que iba la cual era únicamente para omegas y betas de clase media baja. Mike y Bill, eran dos chicos, un beta y un omega, mayores que John que siempre estaban juntos, eran tres amigos inseparables, iban a todos lados juntos y se tenían mucha confianza.

 

Pero ese mismo día, el día del cumpleaños de John, estaban sentados en el parque charlando y bebiendo un par de cervezas y comiendo comida chatarra como celebración. 

 

-Hey supiste que Alice, la chica de noveno grado, desapareció? -preguntó Bill.

 

-Que? Creí que estaba enferma! -dijo Mike con sorpresa. -Que crees que haya pasado?

 

-Tal vez se escapó de casa, creo que se harto de la rutina de su madre.

 

-No, no creo que eso haya pasado. Es una chica hogareña, yo creo que la secuestraron como a todos los omegas que han desaparecido últimamente.

 

-Tu que opinas, John? -pero en cuanto Bill dijo eso y miró a John, se sorprendió mucho al ver que su amigo se encontraba agachado tomando con sus manos su vientre. -John estas bien?

 

El joven Watson estaba sudando, sus mejillas estaban rojas y se quejaba y jadeaba.

 

-John! -Mike lo tomó de la nuca para mirar su rostro con cuidado. -Que tienes?!

 

-Me.... siento raro. -gimió casi entre lágrimas. -Siento un cosquilleo en mi vientre.

 

-Oh no! -dijo Bill.

 

-Que?! Que sucede?! -dijo Mike.

 

-John, cuando comienza tu calor?

 

-Yo no tengo eso.... -preguntó John.

 

Mike y Bill se quedaron viendo con preocupación, John nunca había entrado en calor. Un omega cuando cumplía los catorce años su cuerpo comenzaba a cambiar o mas bien a desarrollarse, pero lo mas peligroso de todo, era estar en la calle durante esos días ya que un omega se expondría a cualquier alfa que no controle sus impulsos.

 

-Tenemos que llevarlo a casa. -dijo Bill poniendo un brazo de John alrededor de su cuello, Mike hizo lo mismo y ambos corrieron tan rápido como pudieron hacia la casa de John.

 

-Mike.... Bill....-gimió John. -Me siento mal....

 

-Esta apunto de entrar mas en calor. Corre Mike! 

 

Cuando llegaron al edificio en el que John vivía tuvieron que subir cuatro pisos por las escaleras pues el elevador se tardaba en llegar, hasta que finalmente llegaron al departamento y tocaron la puerta con mucha fuerza, tanta que la señora Watson y su hermana Beth saltaron de sus asientos por el susto.

 

Ella abrió la puerta, vio a los dos jóvenes Mike y Bill con la cara completamente roja, empapados de sudor y con la respiración acelerada. Pero lo que mas la asustó fue ver a John en ese estado.

 

-John, bebé, que sucedió?! -dijo la mujer tomando el rostro de su hijo.

 

-Yo.... AH! -gritó, su calor estaba comenzando, y dolía, aquel cosquilleo era doloroso y molesto. 

 

-Su calor esta comenzando, necesitamos llevarlo a su habitación! -gritó Bill.

 

Ella tomó a su hijo y sola lo llevó hasta la habitación para recostarlo en su cama, le quitó los zapatos y toda la ropa, excepto su ropa interior y cerró la puerta, dejando a su hijo solo.

 

-Gracias por traerlo. -dijo la tía Beth. 

 

-No hay de que señora, pero solo queremos saber si se va....-pero no pudieron continuar con la oración pues Beth les cerró la puerta en la cara.

 

Mike y Bill se quedaron parados tras la puerta, ambos permanecieron callados por un par de segundos en los que tuvieron que controlarse para no decirle nada "ofensivo" a la tía de John.

 

-Bueno, por lo menos esta en casa. -dijo Bill y ambos se marcharon.

 

John pasó la tarde encerrado en su habitación, se sentía terriblemente caliente y pegajoso, sentía como si cada aliento fuera el ultimo pues eran pesados y le hacían sentir una especie de vació en el pecho. Sudaba tanto que su cobija se mojó de puro sudor mientras sentía como su corazón latía al máximo como si fuera a explotar al mismo tiempo en el que sentía su cuerpo vacío y deseoso de algo que jamas había querido.

 

Se dio la vuelta quedando boca abajo con la mejilla pegada a la almohada y el trasero hacia arriba mientras respiraba con dificultad y apretaba las sabanas.

 

-Mamá....-alcanzó a gemir pero su voz debilitada era tan baja que su madre no lo escuchaba. -Mamá! 

 

John sintió que algo escurría por sus piernas, no era nada agradable pero si era nuevo, bajó su ropa interior y tocó sus muslos solo para saber de que se trataba, era un liquido traslúcido, un poco aceitoso y pegajoso pero no tenía olor alguno. Se dio cuenta de que aquel liquido provenía de su entrada. Eso era nuevo, pero que rayos era?!

 

-Que rayos....?! -John pasó sus dedos por sus glúteos y sintió la necesidad de tocar su cuerpo. Por lo general, John nunca se "tocaba", siempre se le hizo muy estúpido el considerar sentir deseo sexual pero eso era antes de aquel día, ese mismo día en el que su cuerpo se estaba desarrollando.

 

El chico de cabellos de trigo masajeo su entrada suavemente, se sentía vacío, hasta que sintió la necesidad de tocar un poco mas e insertar uno de sus dedos. John gimió, se sentía raro pero no por eso era desagradable, sino que era todo lo contrario. Su dedo fue mas profundo y soltó un suspiro después de arquear su cuello.

 

Siguió por insertar un segundo y la sección fue muy distinta, fue mas placentero e hizo que soltara otro gemido. No podía aguantarlo, era muy bueno, de hecho era la mejor sensación que alguna vez pudo sentir en su vida por mas leve que fuera. Su otra mano se dirigió hacia su miembro y lo tomó, deslizó su mano de arriba hacia abajo, dándole mas placer y soltando otro gemido.

 

El liquido que salía de su entrada no paraba, sin importar cuantas veces se tocara no dejaba de salir. John movió sus dedos con mas rapidez al mismo tiempo en el que su otra mano masajeaba su miembro a la misma velocidad hasta que sus dedos fueron mas profundo y golpearon directamente en la próstata, esto hizo que John soltara un grito fuerte y lo hizo llegar al orgasmo manchando su cobija.

 

Dejó caer su cuerpo sobre la cama mientras sacaba sus dedos de su entrada. Su respiración estaba entrecortada y sus mejillas estaban rojas y cuando finalmente pudo entrar en razón, John no pudo sentir otra cosa que una total repulsión hacia el mismo. 

 

Cuando tuvo la fuerza suficiente para levantarse, fue directo al baño a preparar la tina con agua tibia. Estuvo dentro durante un largo rato, pensando en miles de cosas, una de ellas era el recuerdo que tenía de su padre. Lo extrañaba mas que a cualquier persona y ahora estaba solo en el mundo, viviendo con su madre y esa insoportable mujer que tenía como tía.

 

Al salir del baño y después de ponerse ropa pudo ver que ni su madre ni su tía se encontraban ahí, por lo que aprovechó para relajarse un poco. Hasta que ellas llegaron.

 

-Hola querido. -la saludó su madre al entrar con su tía, pero John no contestó y no la miró. -Escucha, tenemos que hablar sobre lo que pasó.

 

-No tienes que hacerlo, se lo que significa y es asqueroso.

 

-No, no es asqueroso. -dijo Ella sentándose a su lado en el sofá. -De hecho, es algo muy bonito. Tu cuerpo se esta desarrollando, se esta preparando para que puedas tener a tus hijos.

 

-Es algo muy bello, sobre todo cuando tus hijos nacen. -dijo Beth. 

 

-Vas a ver que vas a encontrar a un alfa algún día que te va a querer y a proteger y tu a el.

 

-No quiero casarme, quiero ser doctor! -protestó John. -Quiero serlo como mi padre!

 

-Ya olvidate de esa estúpida idea de ser doctor! -gritó Beth. -Ya te hemos dicho que no puedes serlo.

 

-Por que no?!

 

-Porque la ley lo prohibe. -respondió Ella mirando al piso con tristeza. -Yo también quise ser doctora, John, pero me lo prohibieron tantas veces. Pero finalmente estudie enfermería, es muy parecido a ser doctor.

 

-No quiero ser un enfermero! Ahora no solo no podre ser doctor sino que tengo que lidiar con esta maldita temporada de celo.

 

John se puso de pie y se fue directamente a su habitación. Esa noche, el joven no pudo dormir bien por lo que pasó el resto de la noche leyendo.

 

El tiempo pasó lentamente para John, era difícil ser un omega en un mundo lleno de alfas que solo servían para volverlos esclavos. Con el paso de los años, pudo darse cuenta de los escasos derechos y el poco respeto que tenían los alfas a los omegas. No eran mas que esclavos de la sociedad y los alfas disfrutaban no solo de golpearlos o maltratarlos sino de violarlos y venderlos como mercancía, bueno, ese solo era un rumor que corría por las calles.

 

John se graduó como enfermero de una pequeña universidad en Londres a los 23 años de edad y justo ese mismo año consiguió el empleo en el Hospital Central de Londres donde realizaba muy buen trabajo. 

 

Uno de sus deseos era mudarse de una buena vez de la casa de su madre pero debido a las leyes, un omega sin unir no podía tener un departamento o casa propia. Pero vivir con Ella no era lo malo, lo malo era tener que ver a la tía Beth todos los malditos días de su vida, la cual no era nada interesante.

 

John acababa de cumplir los 28 años de edad, pasó una mañana tranquila en casa y se estaba preparando para salir a trabajar. Caminó como todas las mañana para llegar al hospital, por ahí tenía que pasar por un parque para llegar pues era uno de los cuantos atajos que el tomaba.

 

Pudo escuchar un sollozo, era agudo pero no lo suficiente para ser de una mujer. Pero ese sollozo iba acompañado de una voz grave y amenazadora.

 

-Cállate ya! Deja de llorar! -dijo la voz grave que llamó la atención de John; la persona que sollozaba era un joven tal vez de unos quince años de edad, era rubio pero su cabello parecía blanco, era de piel blanca y ojos verdes inundados de lágrimas, pero uno de esos ojos tenía un gran moreton, seguramente hecho por el alfa. El chico estaba recargado sobre la placa de un monumento y estaba mirando a un amenazante alfa de cabello negro lasio y largo que lo sostenía de los hombros. -Que te calles, te digo! 

 

El omega pequeño trató de callarse pero sus ojos seguían brotando lágrimas. 

 

-Si estas así de lastimado es por tu culpa. -le dijo el pelinegro. -Si te hubieses quedado quieto tal vez no te hubiese golpeado. Pero no lo hiciste, dijiste que estaba mal y que te dolía. Ya sabes lo que sucede cuando no cooperas.

 

El omega bajó la mirada mientras lloraba y John miraba con odio al alfa. El omega volteó a ver a John, pudo ver el odio en sus ojos cosa que llamó la atención de su agresor.

 

-Que miras, imbécil?! -le dijo el alfa, John no dijo nada, solo se quedó mirándolo. -Largate! -John siguió mirándolo, cosa que enfureció al alfa y lo hizo caminar hacia el con ira y obviamente con las intenciones de golpearlo. -Que no me escuchaste?! Dije que te....-quiso lanzarle un golpe pero John lo detuvo y le dio un fuerte rodillazo entre las piernas que lo hizo caer, lo cual fue aprovechado por el omega para golpearlo en la nariz y tirarlo en la tierra y patearlo justo en la nuca para que cayera inconsciente.

 

-Estas bien? -le preguntó John al omega herido que lo miraba con miedo y tenía la respiración acelerada. -Tranquilo, estas en buenas manos, déjame ver tus golpes.

 

-No, mejor vámonos!

 

John y el omega corrieron tan rápido como pudieron hasta llegar al hospital donde fueron recibidos por la jefa de John, Sarah, una beta.

 

-John en donde te haz metido? Llegas tarde! Quien es el?

 

-Es un amigo, es todo. -dijo rápidamente. -Voy a entrar en una habitación, tiene una herida abierta en el cuello.

 

-De acuerdo, pero hazlo rápido.

 

John y el chico de fueron a una de las habitaciones vacías, el chico se sentó en una de las camillas mientras John le limpiaba la herida con agua oxigenada y le ponía un parche.

 

-Como te llamas? -le preguntó John.

 

-Louis. -respondió bajando la mirada.

 

-Por que tu alfa te estaba agrediendo?

 

-No es mi alfa, es solo el idiota que me sacó del orfanato. Me golpeo porque me rehusé a que me marcara como suyo.

 

Los omegas sin hogar y sin padres tenían un posible destino, ese era ir a un orfanato en donde los criaban para ser los perfectos "esposos" para cualquier alfa que los adoptara.

 

-Ya no importa, puedes quedarte en mi casa esta noche, mi madre hará un pastel de chocolate por mi cumpleaños.

 

Louis sonrió y se lanzó a los brazos del rubio para abrazarlo con fuerza.

 

-Te lo agradezco. -sollozo.

 

-Ni lo menciones. -sonrió. Algo que hacía muy feliz a John era ayudar a los indefensos, tal vez eso lo heredó de su padre. 

 

Continuara...

Notas finales:

Muchas gracias por leer, nos vemos en el proximo capitulo.


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