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Rumores por RedGlassesGirl

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—diálogos.

"pensamientos".

(N/A: nota del autor)

[1], [2], etc. Notas al pie.

 

Pareja: Wolfyuu.

Advertencias: Lemon, +18, sexo explícito.

Rumores – Capítulo 1
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Yuuri se sentía curioso esa noche.

—¿Alguna vez has besado a alguien?

La pregunta sorpresiva de carácter íntimo tomó desprevenido a Wolfram. Bastante acostumbrado a estas conversaciones al azar, continúo abrochando su camisa de dormir tranquilo.

—Sí, lo he hecho.

—Mmm —asintió Yuuri como si fuera una respuesta que esperaba—. ¿Cuántas veces?

Lo pensó un momento. —No lo sé.

—¿No lo sabes? ¿Han sido tantas? —Eso había despertado la insaciable curiosidad del joven japonés.

—No, no tantas —dijo con clama—, es solo que en este momento no lo recuerdo. Teniendo en cuenta alguna que otra cosa que haya pasado de niño, habrán sido tres o cuatro personas.

Volteo para ir a la cama. Yuuri estaba sentado de una manera poco grácil sobre el colchón como siempre, de piernas cruzadas y agarrando con las manos sus tobillos desnudos. Tenía esa mirada de curiosidad tan típica de él en estos momentos. Pensó que si esta conversación se hubiera dado hace tiempo se hubiera desesperado buscando algún doble sentido implícito. Las cosas eran diferentes ahora, su relación era tranquila y bizarramente cercana, pero para nada romántica.

—¿Besaste a alguien de niño? Algo así como en el jardín de niños o algo similar de aquí ¿verdad?

Sabía que “jardín de niños” debía referirse a algo de su mundo por la forma en que lo dijo. Pero aunque no tenía idea que era eso, recordó algo similar.

—A veces, en la casa de mi madre en tierras Spitzberg, nos juntábamos a jugar en el jardín de rosas todo el día con varios niños de las fincas vecinas. Recuerdo que nos gustaba aprovechar cualquier oportunidad para formar pareja con alguien que te gustara y correr al laberinto a esconderse. Era una buena excusa para tomarle la mano a alguna niña. Eran solo juegos inocentes, pero recuerdo haberme besado con alguien en varias ocasiones.

—Eso suena tierno, pero como salido de una película de época. Jardines de rosas y niños hermosos con trajecitos perfectamente arreglados correteando por ahí. En cambio yo jugaba el arenero del parque y terminaba comiendo arena por pelear con otros niños por culpa de los juguetes.

Yuuri se reía con la boca abierta. A veces podía ser todo un salvaje, era fácil imaginar una versión pequeña de él maleducada y temperamental. A sus ojos, el rey era digno y muy apuesto, pero a su vez tenía esa extraña mezcla de plebeyo que le desconcertaba.

—Eso realmente suena como tú —dijo mordaz.

—No voy a pensar que quisiste decir con eso —se quejó entrecerrando sus ojos, ya conocía cual era su forma de insultar.

—Tú turno. —Le dio pie para que respondiera la misma pregunta con la que había empezado esta conversación. Las charlas íntimas no eran algo poco común entre ellos, pero se daban en ciertas ocasiones especiales y le gustaba aprovecharlo para que sean un intercambio justo de información de ambos lados.

—No he besado a nadie aun. —Yuuri hizo una pausa e intento recordar detalles—. Bueno, en realidad se podría decir que técnicamente lo he hecho, pero no estoy seguro de que cuente como un beso.

Estaba muy interesado en escuchar más sobre eso, así que tomo su lugar en la cama y le escuchó.

—¿Recuerdas cuando estaba en Caloria?

—Antes del torneo de Dai Shimaron. —asintió.

Sabía que no podía ser de otro modo, porque para cuando se encontraba en las tierras de Dai Shimaron él ya había logrado alcanzarlo. Estaban hablando de antes de eso, cuando Yuuri aún estaba en paradero desconocido para todos. Oh, sí, claro que lo recordaba. La recordaba bien a ella. En aquel momento podría haber asegurado que Yuuri estaba enamorado, pero nunca pasó. Esto revolvía viejos recuerdos de los sentimientos que tuvo en esa época, había estado tan celoso que ahora le daba vergüenza recordar su comportamiento.

—Sí. Creo que nunca le he contado a nadie en detalle que es lo que nos pasó a Murta y a mí cuando estuvimos en la mansión de Normal Gilbert. Esa vez también terminé usando mis poderes sin control. —Yuuri recordó algunas cosas traumáticas en silencio, pero como la charla iba por otro lado decidió olvidar todo lo malo y llegar rápido al punto—. La cosa es que al descubrir que éramos mazokus, y bastante poderosos, nos terminaron encerrando en habitaciones separadas por miedo a que hagamos algo peor estando juntos. Estaba adolorido y muy débil, además de que era la primera vez que me encontraba totalmente solo. No estaba Conrart, ni Günter, ni siquiera tú para ayudarme.

Sintió un profundo sentimiento de culpa, como si hubiera fallado completamente, pero era inevitable ya que en ese momento ellos aún lo estaban buscando incesantemente sin poder dar con la mínima noticia sobre él. Era interesante saber dónde había estado durante ese tiempo.

—Gwendal no durmió con tal de encontrarte, pero no había ni un rastro de información acerca de ti.

—Josak nos encontró, hablo con Murata cuando no estaba conmigo. Él ya sabía quién era, en cambio yo aún pensaba que tenía que hacerme cargo de un amigo de la tierra que no entendía nada sobre este mundo. Y me habían separado de él, no solo tenía que preocuparme por mí, también sentía la responsabilidad de hacerme cargo de otra persona. Creo que ahora puedo hablar de esto tranquilo, pero en realidad pasé días aterrorizado. No podía dejar de pensar que me matarían en cualquier momento. Es por eso que me rehusé a comer o beber nada de lo que me daban, no podía confiar en nadie.

Le dio esa mirada de “estoy orgulloso de que hicieras algo coherente”.

—Fueron unos tres días sin comida ni agua, fue duro. Pero el primer día que desperté Flynn quien vino a visitarme. No confiaba en ella, me había separado de Murata y me mantenía prisionero aunque se comportara algo amable. Cuando no quise beber lo que me ofrecía tuvo que obligarme. Ese fue mi primer beso, recibiendo una bebida que pensé estaría envenenada e induciéndome el vómito minutos luego de que se fuera. Bastante romántico.

Yuuri tenía cara de decepcionado pero igual reía tontamente, se alegró de ver que su ánimo no se veía tan afectado. Este chico había pasado por muchas cosas duras desde que llego a este lugar a ocupar la posición de rey, todos lo sabían. Esta era solo una historia deprimente más que agregar a la lista. Sabía bien lo que era tener esa clase de recuerdos, él los tenía desde antes e incluso luego de su llegada, superaba cinco veces los años de vida de este chico como para entenderlo. El tiempo y la experiencia convertirían esas situaciones horribles en meros recuerdos desagradables. Aunque es feo cuando salen a flote en momentos inesperados, así que decidió suavizar la conversación.

—Solo olvídalo, eso no es algo que se pueda considerar un beso. En realidad, ese tipo de cosas solo serán recuerdos importantes dependiendo de la persona con la que los compartieras. Y todos serán diferentes. Uno tiene muchos momentos para tener un primer beso en su vida.

Yuuri lo miró y sonrió levemente. —Supongo que esa es la sabiduría de alguien de 86 años.

Sonrió. La atmosfera decayó un poco igualmente, había mucho silencio.

—¿A qué viene todo este tema de los besos, estas ansioso por algo? ¿Quieres besar a alguien?

Estos eran esos momentos donde sentía la ambigüedad de su relación con mayor fuerza. Estaban en pareja debido al compromiso, pero en la realidad del día a día llegaron a un punto donde él comenzó a tratarlo con más desinterés. Incluso si surgía el tema sobre Yuuri interesándose en alguien más podía manejarlo con más calma, aunque le molestaba y le generaba ansiedad. Los celos estaban presentes, pero era más fácil de esta manera.

—¿Eh? No, no pasa nada. No es como si me gustara alguien o algo así. Aunque si me gustaría besar a alguien.

Yuuri se quedó en silencio pensativo, cuando lo miró no pudo comprender su expresión del todo. Vio una oportunidad y decidió hacer su movimiento.

—¿Te gustaría hacerlo? Intentar. —Yuuri lo miró sorprendido y no dijo nada, parecía estar incomodo contemplando la idea. Se arrepintió de haber sido tan directo, se sentía como volver a la época donde el presionaba y Yuuri huía. Eso le ponía sumamente incómodo. Intento suavizarlo restándole importancia—. No tienes que tomarlo muy enserio, es solo un beso.

Por segunda vez lo sorprendió mucho. Yuuri frunció el ceño y lo miró mal, se dio cuenta que restarle importancia fue una mala idea. El rey le dio la espalda y se acomodó en su lugar para dormir. —Si es solo un beso entonces no necesito preocuparme por eso ahora.

Bueno, estaba molesto, indudablemente. Lo conocía bien como para notar esa cosa en su voz cuando decía las palabras entre irónicas e hirientes. Decidió que lo mejor era dejarlo así y no decir más nada. Podría ponerse a pensar un par de cosas sobre su reacción, pero desde hacía bastante que no se tomaba en serio nada de lo que sucedía entre ellos. Él seguía interesado en Yuuri como para aceptarlo en cualquier momento, pero las cosas funcionaban bien como estaban ahora.
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Llevaba unos días ocupándose de sus cosas y no veía a Yuuri más que por las noches antes de dormir. Era la primera vez que se preguntaba que estaría haciendo y donde estaría en ese momento, justo cuando apareció más adelante en el pasillo. Al verlo, el rey sonrió ampliamente y vino corriendo hacia él.

—¡Wolf! Hace rato que estoy buscándote, ¿dónde estabas?

—En el jardín. Es un lugar tranquilo para leer y por eso me gusta, pero es tan tranquilo que me relajé demasiado no me di cuenta de la hora. —Sostenía en su mano la novela de turno.

—¿Tienes algo que hacer ahora? —le preguntó algo desanimado de repente.

—No, pero no puedo pasarme todo el día leyendo. —No era que no le gustara, si no que se ensimismaba tanto le daban contracturas por las malas posiciones. Se llevó una mano al cuello y masajeo un poco sus músculos.

Yuuri volvió a alegrarse de repente. —¿No quieres ir a cabalgar? Estaba cansado del circuito para las prácticas así que le pedí a Conrad salir a dar un paseo más largo. Están todos esperando, pero no podía encontrarte.

—¿A mí? ¿No se les ha hecho tarde? Son pasadas las cinco, anochecerá pronto.

—No importa, aún hay tiempo, quería que vinieras.

No era tan común que se empeñara tanto en arrastrarlo a algo, hoy estaba más enérgico que de costumbre.

—Suena bien, algo de ejercicio es justo lo que necesito.

—¡Bien! ¿Qué tal una carrera hasta el establo? —le dijo mientras ya estaba corriendo, no supo donde dejar el libro y tuvo que comenzar a perseguirlo. Yuuri corría rápido, y no esperaba nunca, solo volteaba la cabeza para ver si estaba siguiéndole el paso sonriendo y corría mas rápido. Sinceramente, lo mejor que sabía hacer era huir de la gente, esta era una de las cosas que si quería estar a su par tenía que esforzarse.

Corrió con fuerza pisándole los talones, estaba en buena forma pero hacia mucho que no tenía una carrera rápida así. Al salir al otro patio vieron enseguida el grupo esperando con todos los caballos, incluido el de él. Conrad atajó a Yuuri que no se molestó en frenar con tiempo, en cambio él tuvo que arreglárselas como pudo y Josak lo tomó con fuerza por el brazo.

—Con cuidado excelencia, no queremos heridos antes de siquiera haber montado.

—Hola Wolfram —le saludo su hermano, al cual no había visto en todo el día.

—Weller —fue lo único que pudo responder mientras recobraba el aliento. Asintió con la cabeza a Josak para agradecerle.

—¿Por qué la prisa? Aún falta para que oscurezca, no vamos tan lejos.

—Me demoré mucho en encontrarlo —dijo Yuuri también cansado, pero en mucho mejor estado que el de él—. Solo era una carrera para entrar en calor. Pero cuanto antes salgamos tendremos más tiempo para recorrer más camino.

Apenas termino de hablar con ellos volteó para ir hacia Ao arrastrando al espía con él para que le ayudase a montar.

—Parece muy enérgico el día de hoy —dijo Conrart sonriendo mientras lo observaba ir a buscar su caballo, apoyó una mano en su espalda—. Estas bien, pareces más cansado que de costumbre.

—Estoy bien. No puedo creer que me agotara tanto solo al perseguirlo, creo que últimamente me estoy relajando demasiado.

—Él ha mejorado, está entrenando mucho últimamente. Me parece que Yuuri estaría feliz si decides unirte a los ejercicios matutinos.

—¿Por qué no lo hacen durante la tarde?

—Él dice que es más importante hacerlo antes de comenzar el día. Odias levantarte temprano. —Eso fue una afirmación y no una pregunta, y era totalmente cierto.

—Lo pensaré.

Conrart rio un poco y tomó su libro para dárselo a un sirviente.

—¡Conrad, Wolf, vamos! ¡No quiero que se haga más tarde! —gritó Yuuri desde arriba del caballo a paso lento hacia la salida.

Montaron y se organizaron para salir en fila por una de las entradas secundarias del castillo. Un largo tramo del camino era en bajada, hasta que comenzaba a nivelarse al dejar la zona de la colina que correspondía a Pacto de Sangre. A lo lejos podían verse los arboles altos y estilizados del bosquecillo a donde iban.

Yuuri maniobro entre los demás caballos para ponerse a su altura en el centro del grupo. Además de ellos, los acompañaban siete soldados al mando de Conrart. Era más la gente que se unía por gusto a esas salidas que la realmente necesaria para escoltar al rey, pero cuantos más mejor.

—¿Quero ir al trote, me acompañas adelante?

—No deberías haber vuelto a ubicarte entre los demás caballos si querías practicar al frente. Podrías haberme avisado desde donde estabas para que me adelantase.

—Te hubieras quejado de que hablo a los gritos como siempre.

No le respondió, Conrart y Josak rieron. Era verdad que le molestaba cuando no se comportaba educadamente. A paso lento dirigieron los caballos a un lado y lentamente avanzaron hasta llegar a la cabeza. Montaban lado a lado. Yuuri acerco más su caballo, aún era inexperto y su manejo de la montura muy brusco, lo pegó tan cerca que aplastó su pierna con fuerza contra el otro animal hasta que lograron acomodarse.

—Quiero practicar ir más rápido, pero aún no puedo controlar bien a Ao, y me da algo de miedo —dijo apenado de sincerar sus debilidades obvias—. Quería que me guiaras, si vamos juntos estoy seguro de que no hará movimientos extraños que me hagan pensar que voy a caerme.

—Dejarlo correr por el camino no es lo mejor si quieres estabilidad, deberías acostumbrarte al círculo de salto primero.

Yuuri hizo una mueca de disgusto. Todos sabían que odiaba el círculo de salto. Le había tomado tiempo aprender la técnica y soportar movimientos bruscos, apenas sentía miedo se revolvía en la silla y su caballo dudaba. Y Yuuri siempre tenía miedo.

Ya les habían sacado unos diez metros al resto solo avanzando a paso medio. Yuuri aprovecho la cercanía y se agarró a su rienda.

—Vamos, Wolf, por favor llévame —insistió.

—¿Qué estás haciendo? Suelta las riendas —Era incomodo ya que él comenzaba a avanzar más rápido y tiraba de su caballo.

—Quiero que me lleves a galope, puedes guiar mi caballo así ¿verdad?

—¿Qué te pasa hoy? Estas más caprichoso que de costumbre. Si te caes Gwendal me arrancará la cabeza ya que no podrás trabajar.

—¡Por eso quiero que me lleves tú! No voy a soltarte hasta que aceptes enseñarme.

El caballo de Yuuri tiraba más fuerte, y él cada vez se torcía más su postura. Seguiría insistiendo por más que se negara, se veía demasiado feliz y convencido de lo que quería. Miró hacia atrás y se dio cuenta de la distancia con el resto.

—¡Weller —gritó—, me adelantaré con Yuuri a galope!

Podía imaginar que estaba sonriendo apacible como siempre.

—¡Tengan cuidado, los seguiremos de cerca hasta el bosque!

Josak agitaba la mano y hacia una seña hacia adelante a la derecha. Observo el camino, iba ligeramente en bajada y hacia ese lugar se formaba una llanura hasta donde comenzaba la arboleda. Era un trecho suficientemente largo.

—¿Quieres montar rápido? —pregunto y sonrió maliciosamente, logró lo que quería, que Yuuri se diera cuenta de que no había sido buena idea molestarlo. —Entonces vas a montar.

Se adelantó y tomó la rienda de Ao, le dio un golpe a su propio caballo con la fusta sobre su cuarto trasero y este se disparó hacia adelante. Confiaba en las habilidades actuales de Yuuri, en realidad era bueno, solo que demasiado miedoso. Si esto no lo curaba del espanto, no se le volvería a ocurrir andar fuera del circuito por un tiempo. Lo tenía cerca y Ao respondía bien ante su caballo, adoptó la posición correcta alzándose sobre el lomo e inclinándose hacia adelante y aceleraron más.

—¡Woooohooo! —Yuuri soltó un grito agudo de emoción—. ¡Es genial! ¡Estamos yendo muy rápido!

Volteó a verlo y sonreía de lado a lado. Sonrió esta vez sin malicia y espoleó el caballo para acelerar más—. ¡¿No dijiste que querías velocidad?! ¡Esto no es nada! ¡Ahora tendrás velocidad!

Para ese momento había finalizado la empinada y entraban en la llanura. Echo un vistazo atrás, el resto del grupo ahora también continuaba a galope, peor a bastante distancia. Yuuri parecía un poco más temeroso pero se divertía, el viento en la cara volaba sus cabellos negros dejando su frente despejada. Lo miró a los ojos mientras le veía por sobre el hombro, su sonrisa era amplia, sincera y llena de felicidad, se veía sumamente apuesto como siempre. Recordaría esa expresión, por sobre cualquier otra triste o afligida, tendría este recuerdo para sobreponerlo ante los demás. Él también sonrió y volvió a mirar al frente para guiar ambos caballos hacia el inicio del bosque. Fue haciéndolos disminuir la marcha progresivamente, lo más suave posible para mantener la estabilidad de Yuuri.

Los árboles que los rodeaban eran de tronco ancho, alto y con follaje escaso en la parte superior. El camino marcaba una división amplia entre ambos lados de los grupos de troncos que se apiñaban entre ellos. Los caballos estaban cansados, se detuvieron por completo y desmontó para ayudar a Yuuri a bajar.

—¡Fue genial! ¡Sabía que si me llevabas sería divertido, iba tan rápido que el viento incluso dolía!

—¿Aun estas asustado? —preguntó retóricamente.

—No, no da miedo, es emocionante. Como la montaña rusa, me encanta eso. No tengo problema con los juegos de velocidad, incluso si suben y te tiran desde alturas impresionantes. Pero no soy bueno con los animales, por eso sabía que si lo dirigías tú podría lograrlo. ¡Hagámoslo otra vez!

No sabía porque estaba tan emocionado hoy, pero era lindo. No terminaron de hablar y sintió algo golpear en su hombro. El resto de los caballos estaban a pocos metros.

—¿Ah? ¿Una gota? —dijo Yuuri y se tocó la nariz.

—Yo también lo he sentido.

El camino se oscureció con pequeños puntos marrones sobre la tierra que comenzaron a ser cada vez más grandes.

—Oh, no —se quejó Yuuri y el agua ya comenzaba a ser sumamente fuerte.

—¡Wolfram! —le llamo su hermano al bajar del caballo y acercarse a ellos—. Hay que llevar los caballos a refugio, vimos la tormenta mientras galopábamos, se acerca por el Este rápidamente.

—Parece una nube pasajera, pero es bastante grande. Lo mejor es esperar que pase lo peor aquí, no podemos galopar de vuelta con los caballos cansados si el agua es demasiado fuerte.

El problema era Yuuri, todos los presentes tenían experiencias peores que una lluvia pasajera de las fuertes. Pero no iban a arriesgarse a que alguno de los animales resbalara o el viento fuera demasiado molesto.

—De acuerdo. Yuuri ve con ellos, yo me encargare de Ao —elevó la voz a medida que el agua incrementaba la fuerza de su ruido y comenzaba a inundar el piso.

Habían pasado solo unos minutos mientras hablaban y se organizaban, pero ya tenía el cabello pegado a las mejillas y sentía el frio del agua sobre los hombros porque su chaqueta estaba empapada. Las botas de los soldados chapoteaban en los charcos de agua acumulados sobre el camino fangoso, y el ruido del rebote de las gotas hacia complicado oírse entre ellos. Gritaba las órdenes mientras guiaba los dos caballos más adelante hasta donde algunos árboles eran más espesos y ofrecían mejor cobijo.

—Es terrible —se quejó tirándose el cabello hacia atrás, el agua se escurrió entre los dedos—, estoy empapado.

Vio a Yuuri acercándose junto con Conrart, estaba en mucho mejor estado que él. Se había levantado un viento muy fuerte y el frio comenzó a hacerse más evidente. Como Yuuri no se había mojado estaría bien, así no tendría que sufrir la mala cara de Gwendal si terminaba con una pulmonía o cualquier cosa que lo dejara en cama. Por alguna razón que no comprendía, su hermano mayor no quería asumir el rol de primer ministro oficial, pero hacía años que venía ejerciéndolo a la fuerza.

Josak apareció por el otro lado. Vieron el flash de un enorme relámpago y el ruido fue ensordecedor.

—¿Estás seguro de que es pasajero? —le preguntó Yuuri al espía.

—Bueno, no soy un experto —se desentendió alzando las manos y sonriendo despreocupado. Era el que más empapado estaba después de andar rondando el camino para observar mejor la situación en el cielo. —Continua hacia el Este, mientras el viento siga soplando para ese lado rodeará el castillo y se alejará del camino.

—Creo que lo mejor es esperar media hora, y depende de la situación decidiremos que hacer —dijo Conrart y se volvió para revisar a Yuuri—. ¿Tiene frio?

—No, estoy bien. ¡Yo no me he mojado, ustedes son los que deben tener frio!

—¡Estamos bien joven amo! Que sea tan dulce con nosotros nos basta para calentarnos por dentro —las palabras de Josak eran igual de coquetas que siempre.

Con Yuuri o sin Yuuri, a menos que fantaseara libremente, no iba a obtener ningún calor. El viento era terrible, Conrart y Josak se movieron a otro tronco porque solo servían para resguardar a grupos de dos personas. Pero a pesar de que los arboles cortaban el aire frio, se sentía igualmente fuerte por los lados. Decidió que prefería sacarse la chaqueta empapada, su estómago estaba caliente y seco, pero sentía el agua de sus hombros deslizarse hacia abajo y así se enfriaría en poco tiempo. Escurrió la prenda, chorreaba agua, hizo lo mismo con su cabello pasando los dedos por ellos y escurriendo el agua de nuevo. No podía esperar por un baño caliente después de esto, tenía las manos sucias y su ropa salpicada de barro.

Yuuri se acercó más, lo había visto mirándolo fijamente mientras escurría la ropa.

—¿Tienes frio? ¿Por qué te sacas la chaqueta? Será peor —le preguntó justo cuando estaba sufriendo un escalofrió y frotándose los brazos.

—El viento es fuerte, pero prefiero tener ropa ligera y seca a usar la chaqueta mojada para cubrirme. Estaremos bien cuando volvamos y tomemos un baño.

—¡Me anotó para el baño grupal en la habitación más grande, si el Maou nos invita, claro! —gritó Josak en voz alta desde el árbol de en frente.

—¡Yo también! —gritó Conrart sonriendo y levantando la mano.

—¡Pueden venir todos, el resto también es bienvenido! —gritó Yuuri para que lo escucharan todos. Fue bien recibido, y era más que probable que viera a todos los soldados aprovechando la oportunidad, pero las respuestas fueron modestas y al lugar.

¿Quién en su sano juicio de aquí se perdería la oportunidad de compartir el baño con Yuuri? Sabía lo que todos estaban pensando, porque él era el admirador número uno de su trasero en esas ocasiones. No pudo evitarlo y sonrió pícaramente, apretó el puño contra su boca y su nariz para intentar esconder esa sonrisa.

—Toma.

Saliendo de su mundo de fantasías, vio que Yuuri le extendía su chaqueta negra algo avergonzado pero con expresión decidida. Lucia más apuesto de esa forma, que bueno que fue interrumpido antes de dejar ir su mente del todo.

—¿Qué haces? No seas idiota, te vas a enfermar. Eres el único seco, vuelve a ponerte la ropa por favor —le reprochó con dureza.

—Por eso, soy el único que no ha tenido que estar bajo la lluvia, estoy bien. Estoy seco ¿ves? La camisa es suficiente —le dijo mientras tiraba de ella y le arrimaba la prenda de nuevo.

Suspiro. —Ponte tu chaqueta de nuevo.

—¿Por qué? Si está bien, tú has tenido que encargarte de Ao en mi lugar y estás empapado. Hace mucho frio, póntela.

Se cruzó de brazos apoyado contra el árbol. —Estoy bien así.

—Estas temblando, y tu chaqueta está chorreándote agua encima. Toma la mía y déjame sostener esa mojada.

—¿Por qué tienes que ser tan obstinado? No voy a usar la única ropa que tienes para cubrirte, deja de tomar frio.

—¿Yo obstinado? Tú eres el cabeza dura. Solo tómala —le dijo irritado, no parecía que iba a dar el brazo a torcer—. No te hagas rogar.

—¿Qué? Yo no me hago rogar para nada. Puedo soportar el frio, tu no, punto. —Él también se había enojado, tenía demasiado temperamento para no molestarle que intentaran obligarle a algo. —Discutiendo como tonto solo logras pasar más tiempo desabrigado, ponte eso antes de que tenga que obligarte.

—¡¿Por qué tienes que ponerte así cuando intento hacer algo por ti?! —le gritó y le estampó la chaqueta contra el pecho. Se dio media vuelta y se fue al árbol de Josak y Conrart.

Luego de la sorpresa por ese exabrupto apretó con el puño la tela negra. “¡Bien, si quiere enfermarse que así sea!”. No iba a ponérsela por más que se la haya dejado. Se había tensado y su cuello tironeaba, se apretó de nuevo los músculos con la mano.

Vio que los soldados se hacían los tontos pero miraban curiosos, otra vez estaban pensando cosas que no eran, ya podía escuchar los rumores de nuevo. Aunque ninguno abriera la boca, Josak estaba ahí sonriente, y aunque lo escondiera muy bien ya todos sabían que era el número uno en filtrar cada pequeño detalle de lo que hacían pasaba con los nobles en el castillo o fuera de él. Mejor aún si era algo sobre él y Yuuri.

Oh, no, ahí venia Conrart a hablarle.

—¿Qué? —le dijo enojado. Su relación estaba bien. Pero solo bien. Odiaba que venga a sermonearlo cuando pasaban estas cosas.

Conrart tenía su estúpida sonrisa de siempre. Se apoyó en el árbol junto a él demasiado íntimamente para su gusto en este momento.

—¿Por qué no la usas? —le dijo observando la chaqueta en su brazo.

—Creo que me he expresado claramente antes, y lo han escuchado todos —remarcó el todos al final de la frase.

Conrart rio. —Fue todo un espectáculo como hace mucho no veía, bastante entretenido.

—No recuerdo que mis discusiones con Yuuri estuvieran planeadas como entretenimiento.

Su hermano suspiró y se dio por vencido con eso. —A veces él necesita que le permitan demostrar que puede cuidar de los demás. Lo estás consintiendo demasiado. Él solo intentaba ser caballeroso contigo.

—¡Excelencia deje al chico ser el hombre por una vez! —escucho gritar a Josak mordaz. Lo ignoró completamente.

—¿En serio tú me estás diciendo que no lo consienta? —Miró a Conrart con cara de que le estaba tomando el pelo.

—Justamente porque soy yo puedo decirlo —Sonrió. Seguía sin entender las expresiones de este tipo, ¿estaba feliz o qué? —. Así que, ¿porque no le dejas sacrificarse un poco y ser quien te cuide? Él se contentará solo con eso. No tiene caso tener su ropa en la mano cuando lo peor ya ha pasado.

Ponerse la chaqueta seria dar el brazo a torcer. Miro a un lado para pensar y decidió que era en vano seguir luchando, había dado su brazo a torcer con tantas cosas antes por él que una tontería como esta no importaba. Se colocó la chaqueta sobre los hombros y se volvió a recostar contra el árbol. Conrart se quedó a su lado. En el árbol de en frente estaba Yuuri, camisa blanca y pantalón negro, el cuerpo de Josak se pegaba protector aunque él se alejara por estar encaprichado. Miró el hombro de la chaqueta de reojo y lo acaricio con los dedos, era la primera vez que vestía el negro. Era sumamente consciente de lo que esto significaba para todos en ese lugar.

La lluvia seguía cayendo, pero amainó el viento. Era el momento que estaban esperando, lo peor del aguacero había pasado pero no sabían que pasaría luego, podría volver a empeorar o no. Aun había luz del sol, pero el atardecer comenzaría en cuestión de minutos. Josak dio las primeras órdenes y los soldados se movilizaron llevando los caballos al camino.

Fue en busca de su montura y de la del rey. Ató las riendas de Ao al arnés de su caballo mientras Yuuri lo miraba a una distancia cercana sin decir nada. Caminó hasta donde estaba sacándose la chaqueta de los hombros.

—Cabalgarás detrás mío —Él le puso mala cara y miró la prenda, era obvio que no la aceptaría de vuelta y ya lo sabía. Metió los brazos en las mangas y cerró los botones rápidamente, era algo vergonzoso usar esto para volver al castillo—. Así te cortaré el viento estando delante de ti.

Yuuri no dijo nada, pero sonrió tímidamente. Lo subió a su caballo y le entregó la chaqueta mojada a uno de los soldados. Conrart se acercó a ver si todo iba bien y pudo leer sus intenciones.

—Ni se te ocurra darle tu chaqueta cuando me acabas de sermonear para que lo dejara hacer lo que quisiera. Si me presta su ropa es que el enclenque puede soportar un poco de frio.

—¡Bravo Excelencia! —escucho a Josak silbar desde arriba de su caballo. Conrart tuvo que dejarlos solos e ir a soportar las risas del espía. Si Gurrier molestaba a su hermano en vez de a él le caía mucho mejor.

Montó delante y desengancho las riendas del corcel negro para sostenerlas en su mano, espoleó y partieron con el resto del grupo hacia la salida del bosque. Las manos de Yuuri se entrelazaban sobre su estómago y su cadera se pegaba a la de él, el trote del caballo era rápido pero sentía que estaba seguro. A menos de medio camino Yuuri apretó el agarre notablemente, miro por sobre el hombro y todo parecía estar bien. Estando detrás de él le preocupaba más que pudiera caerse, pero mientras se sostuviera así no habría problema.

Tenían la misma altura, así que cuando se enderezó un poco durante una curva fue más notorio como se pegaba todo su cuerpo al suyo. Sintió su respiración sobre su nuca, y cuando pensaba que eso duraría solo un momento, Yuuri dejo de entrelazar sus dedos y lo rodeo con los brazos para mantenerse así.

Era raro. Hoy Yuuri estaba raro. Pensó si tendría frio, lo cual era inevitable solo con esa camisa ligera que traía puesta y el viento pegándoles de frente, pero él se lo había buscado y parecía contento con eso. Repasó el día de hoy en su mente, había estado tratando de no pensar mucho sobre su actitud, pero era notorio como buscaba su atención todo el tiempo. Aunque ellos eran muy amigos, Yuuri normalmente era bastante condescendiente con su presencia, tenía esa actitud de “a veces me importa y a veces no” que le había molestado tanto hasta que se acostumbró a su forma de ser. Así que simplemente era raro recibir tantas atenciones.

Le restó importancia, por experiencia, lo mejor era no asumir cosas por su cuenta en base a pequeños detalles. También intentó suprimir cualquier fantasía rara que se le cruzara por la cabeza. Teniendo su cuerpo pegado así al suyo y el aliento caliente en su cuello, era complicado, pero no quería imaginar si hubieran estado al revés y fuera la parte delantera de su cuerpo la que se presionara y rozara contra él. Con estas ideas ya flotando en la cabeza desde que pensó lo del baño no hubiera podido concentrarse. Por un momento se preguntó si esta posición le afectaría a Yuuri, asumió que no, después de todo la tensión sexual entre ellos siempre había sido unilateral.

A medida que avanzaron dejaron la gran nube gris detrás. —¡¿Estas bien ahí atrás?!

—¡Sí! —respondió, sintió como giraba la cabeza apoyando la mejilla sobre su hombro.

Miro hacia el mismo lado, el paisaje era hermoso. Las nubes de lluvia oscuras contrastaban con los colores rosados, violetas y azules del resto del cielo al atardecer. Volvió la vista al frente, faltaba poco para llegar al castillo y aunque el clima era fresco y húmedo en esta parte ya no caía ni siquiera una garua leve. Entraron al patio y los mozos de cuadras se acercaron rápido a hacerse cargo de los animales. Cuando bajo sintió el cuerpo agarrotado por el frio, le dio pena ver que Yuuri estaba con frio pero no se sacó la chaqueta. Si lo hiciera ahora, nadie más que las personas que estaban en el patio lo verían, pero decidió que a su rey le hacía falta una lección. Aunque si se la quedaba tendría que soportar las miradas incomodas y a la gente hablar.

—¿Tienes mucho frio? Es mejor que vayamos para adentro —le dijo acercándose a Yuuri con intenciones de poner una mano en su hombro. Extrañamente él se alejó y le esquivo la mirada. Se quedó pensando si había hecho algo para incomodarlo.

—Estoy bien, solo necesito ir a cambiarme rápido la ropa mojada —le contestó con vos suave y evasiva dándole la espalda. Lo miró por sobre el hombro apenado, ¿se sentía culpable por la pelea de antes?

Decidió cortar con la situación incómoda y se puso firme. —Vamos adentro. Conrart ya debe haber pedido que preparen el baño para todos, recuerda lo que prometiste. Apresúrate y sácate eso, ponte una bata y vete directo al baño o te enfermaras.

Le dio un empujón en la espalda y comenzaron a caminar rápido por los pasillos. Volvió a caer en cuenta de qué tenía puesto después de que dos o tres sirvientes voltearan la cabeza al verlos pasar. Cada vez se adentraban más y cruzaban más gente que volvía evidente cuanto llamaban la atención. Miró a Yuuri esperando verlo incomodo, pero sonrió alegre. Se veía tan contento que se sintió desconcertado.

—Es raro verte con esa ropa —le dijo con inocencia.

Claro, la ropa del Maou es la que al parecer todos usan en su mundo, lo había olvidado. —Me veo como alguien del instituto que tanto hablas siempre ¿verdad?

—¿Eh? No, no estaba pensado en eso, pero tienes razón. Si estuviéramos en la Tierra serias el chico lindo de intercambio —rio Yuuri—. Te ves bien, el negro te queda bien.

Se sorprendió no solo por los halagos, sino también por la sonrisa encantadora con la que los dijo. Sabía que de seguro se había ruborizado un poco, debía tener las orejas rojas como siempre, era molesto tener la piel clara y que se le notara tanto. Se abofeteo mentalmente o esa noche tendría que irse a dormir a su habitación solo. De hecho, era una buena idea, le venía bien un momento solo.

—Mmh, Yuuri. Voy a estar en mi habitación un rato, necesito buscar algo que deje ahí hace unos días.

—Ok, nos vemos después. —Yuuri parecía apurado también, esperaba que el frio no le haya hecho mal, pero la idea de que se sintiera incomodo por lo del caballo también rondaba su mente.

Se alegraba que no le cuestionara nada, porque lo de recién era solo una excusa. Si había entrado una vez a su habitación personal en los últimos seis meses era mucho. Yuuri y el Vivian juntos hace mucho en la suit del Maou, incluso se había apoderado de parte del estudio sin que nadie le reclamara nada. A nadie le importaba que usara o no la otra habitación que habían amueblado para él hace años, pero se mantenía limpia y ordenada gracias a la servidumbre. Al entrar, el lugar le era familiar y totalmente extraño al mismo tiempo. Se desnudó y tomo una bata del armario, no le quedaba bien, la ropa vieja era demasiado chica.

No importaba, lo único que necesitaba era un tiempo a solas si quería ir al baño con todos los demás sin pasar vergüenza. Yuuri era demasiado atractivo y hoy había estado extremadamente simpático y tierno. Se conocía lo suficientemente bien como para saber que su mente no dejaría de bombardearlo con imágenes sugestivas. Se sentó en la cama y tomo la ropa negra que estaba tirada en el piso, no tenía olor a nada, el clima y la humedad se habían llevado cualquier rastro de ella. Se decepciono un poco.

Se echó de espaldas en la cama y se acurruco contra la tela, le encantaban esas ropas pero nunca podía tomar una del armario, a menos que Yuuri no estuviera en Shin Makoku. Se avergonzó solo de recordar cuantas veces había hecho esto antes, aunque lo tenía tan asumido que ya no le importaba. Cuando Yuuri le extendió la ropa el mismo en el bosque ya tenía cosas sucias rondando su imaginación. Recordó su expresión, estaba avergonzado pero intentando que no se le notara, siempre hacia eso. “Si el supiera…”.

Sabía que lo estarían esperando, así que tendría que ser rápido esta vez. Había estado soportándolo bien todo este tiempo, pero la cabalgata fue demasiado, estaba muy inquieto desde ese momento y sabía que necesitaba desaparecer de la vista pública lo antes posible. No había nada más embarazoso que las erecciones sorpresas. Comenzó a tocarse y agradeció que esta fuera la solución de turno, y no tener que andar con las manos en los bolsillos o haciendo malabares extraños delante de Yuuri otra vez. Si, otra vez. Esto era común. Había aprendido a controlarse en muchas cosas, entre ellas la frustración sexual. Pero las soluciones eran pocas, tocarse o dejarlo estar y que se pasara solo.

Vivía con él, dormía con él, se bañaba con él. Era el cielo y el infierno al mismo tiempo. Si a eso le sumaba que Yuuri también era un adolescente, y que había presenciado momentos embarazosos suyos, la perspectiva general sobre su problema se volvía peor. Si Yuuri se ponía duro porque si, y él llegaba a verlo, automáticamente su cuerpo lo mandaba al mismo estado inmediatamente. Incluso una vez estaba en el despacho parado frente a todos y notó que él estaba haciendo esa posición de “por favor no me miren es completamente involuntario” cruzando las piernas, tuvo cinco segundos para sentarse antes de hacer el ridículo público e imitar lo que él hacía para pasar desapercibido.

Recordar esos momentos ayudo bastante a acelerar las cosas, ahora tenía rienda libre para fantasear lo que quisiera. Estrujó la chaqueta y se tocó con más fuerza. Mierda, la había manchado. Se levantó rápido y corrió al cuarto de baño pequeño que había en esa habitación, ya sabía qué hacer. Lleno una cubeta con agua, ensopó un jabón y la metió dentro, la dejaría allí hasta antes de dormir por las dudas. Miro la prenda en el agua y agacho la cabeza avergonzado de toda esta situación, la solución a su problema era obvia, pero imposible.

Se puso la ropa interior, un par de pantalones viejos y zapatillas de dormir. Salió directo para la otra habitación, no se había tomado el tiempo de pedirle a nadie que le deje preparada la ropa así que tendría que buscarla el mismo. Al llegar tomo el picaporte y atinó a entrar como siempre pero la puerta no se abrió. Movió la manija un par de veces, estaba cerrado. Golpeo.

—¿Yuuri? Necesito ropa —gritó pero nadie contesto, era extraño—. ¿Yuuri estás ahí verdad?

—¡Ya voy! —su voz había sonado entrecortada. Escucho un ruido fuerte—. ¡AGHH, Mierda! —obviamente eso había sido él golpeándose contra algo

El pestillo sonó y se abrió la puerta. Tenía puesto su pantalón de gimnasia y una camiseta holgada, se agarraba el pie con lágrimas en los ojos.

—¿Que paso? —preguntó resignado a la ineptitud de ese chico torpe.

—N-nada —se ruborizó con fuerza—, solo me golpee estando descalzo.

Incluso con esas ropas y esa actitud palurda lo veía lindo, ya no tenía cura el hecho de que le gustase.

—¿Estas bien? —Entró y le reviso el pie—. Te has dado un buen golpe, como siempre. Se va a poner morado pronto.

—Si —dijo suavemente con tristeza. Suspiró, no había caso.

—Apoya el pie en mi rodilla —le pidió hincándose en una pierna—. Puedo quitar el dolor al menos.

—Gracias.

—De nada. A ver si comienzas a tener más cuidado, eres demasiado torpe.

Yuuri hizo una mueca triste. —¿Vamos para los baños? ¿Crees que ya se habrán ido todos? Me entretuve y se ha hecho tarde.

—No. No se irán hasta después de que llegues —respondió con toda seguridad—. ¿Por qué cerraste la puerta?

—Ahm… Como no venias me sentí más cómodo si cerraba para cambiarme. No me gusta que los sirvientes intenten ayudarme.

—Cierto, la ropa. A eso vine. ¿Esperaras o quieres ir yendo primero?

—Te espero.

Busco las cosas sin prisa y tomó los accesorios para el baño para ambos. —¿Necesitas ropa?

—No, iré con esta. Luego me cambio antes de dormir.

—Entonces vamos.

Efectivamente en el baño estaban todos, al entrar se quedó uno o dos pasos detrás de Yuuri para que no lo viera y les clavo una mirada asesina a cada uno de los siete soldados. Más les valía que ninguno fuera demasiado evidente observando a Yuuri mientras estuviera él presente. Todos le corrieron la mirada.

Cuando Yuuri volteó, el sonrió. Todos lo estaban mirando con más miedo ahora por culpa de su repentino cambio de actitud. Josak se reía, era el más perceptivo de todos así que de seguro podía leer su actitud perfectamente, pero no le importaba que no se intimidara. Era al único que le permitía bailar en el límite de la informalidad con el rey teniendo un bajo rango, únicamente porque le debía muchas de las tantas veces que los salvó durante momentos difíciles. Ni siquiera se molestó en ver qué cara tenia Conrart.

Entraron al agua. Yuuri estaba acostado boca abajo sobre la piedra fría solo con sus piernas dentro del baño hablando con su hermano. Solamente él podía hacer esas poses despreocupado en un baño lleno de tipos que habían venido a ver su trasero de cerca. No le importó, cerró los ojos y echó hacia atrás apoyando la cabeza contra el mármol. Había venido a disfrutar, no a preocuparse. El agua caliente aflojo la tensión en su cuello y agradeció haber decidido pasar ese momento a solas antes, no hubiera podido venir si no lo hacía.

—Solo para confirmar —abrió un ojo y vio al hombre de pelo naranja apoyado sobre sus codos cerca de él, tapaba a Yuuri de su vista, le hablaba en voz baja solo a él—, el desfile de pasarela en negro es de público conocimiento ¿verdad?

—¿Hacia falta que de un par más de vueltas? —cerró los ojos de nuevo.

—Fue un buen movimiento. Pero el chico no parece comprenderlo.

—Podría haberse evitado los rumores si no hubiera insistido tanto. Haz lo que quieras con tu información, tendrá que soportar el desvirtúe de las habladurías sin lloriqueos.

—¿Realmente puedo hacer lo que quiera con toda la información que tengo? —en la boca de Josak las palabras “toda la información” se enfatizaba con descaro.

—¿Cuánto tiempo me seguiste? —preguntó y abrió los ojos de golpe, le costó mantener la voz baja y su compostura.

Josak sonrió, y era aterrador. Por suerte su cuerpo reacciono de forma discreta, en vez de ruborizarse evidentemente, toda la sangre se le dreno a sus pies.

—Ninguno de los dos se caracteriza por ser discreto.

—No vuelvas a seguirme, nunca —enfatizó el nunca, su voz había sonado dos o tres octavas más bajas.

Josak rio, esta vez mas encantador y amable. Estaba muy cerca con su actitud coqueta y lo puso un poco incómodo. —No se preocupe excelencia, apenas me di cuenta lo deje solo.

—Más te valía. —Ahora si se había ruborizado.

Su conversación secreta terminó en ese momento y el hombre perdió el interés en él para ir a hablar de alguna otra cosa con otros de los hombres en el baño. Se giró, apoyó las manos sobre el mármol y metió la cabeza en el agua hasta la altura de los ojos. Podía escuchar los sonidos distorsionados bajo el agua. Tendría que esperar hasta que se le pase la profunda vergüenza que sentía. Rodó los ojos por el lugar luego de un rato, estaba alejado de toda la gente así que podía observar los grupitos que se habían formado desde lejos. Yuuri estaba solo y le clavaba la mirada intensamente. Le sorprendió verlo tan serio, pero apenas le sostuvo la mirada un tiempo se volteó y se distrajo con otra cosa. Estaba un poco intrigado por esa forma de verlo, fue casi como si le recriminara por algo, pero no logró entenderlo.
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Después del baño habían vuelto a la habitación. Estaba sentado en la cama masajeando los músculos de su cuello mientras movía la cabeza, estaba mucho mejor, pero aún se sentía adolorido. Realmente iba a pensar comenzar a hacer los ejercicios matutinos con Yuuri y Conrart.

—¿Qué te pasa? Te has estado tocando el cuello todo el día.

—Estuve demasiado tiempo leyendo en una mala posición. Pero estoy mejor, el calor del baño ha ayudado.

—¿Quieres que te ayude a elongar?

—¿Elongar?

—Estirarte. Es mas fácil si alguien te empuja.

—Ah, eso que haces con Conrart todo el tiempo, como cuando te empuja por la espalda.

—Sep. Deberías hacerlo más seguido, te sentirás más ligero.

Asintió con la cabeza y Yuuri se acercó a la cama. —Estoy en mala forma, me he dejado estar con los entrenamientos. Tal vez debería volver a mi rutina de la academia.

—Puedes venir a hacer los ejercicios con nosotros por la mañana. Siéntate derecho y mira hacia abajo.

Lo hizo y las manos de Yuuri apretaron su nuca, sus brazos se apoyaban en sus hombros. La presión hizo que tiraran hasta los músculos de su espina dorsal, se quejó e intento levantar la cabeza.

—¡Duele mucho!

—¡Lo siento! ¿Es demasiado fuerte? Seré más suave. Estoy acostumbrado a hacerlo de esta forma.

—Creo que estoy peor de lo que pensaba.

—Te conseguiré compresas calientes mañana, pero esto ayudará por hoy. Abuelo Wolf.

Yuuri rió y él gruñó mientras soportaba la presión. Definitivamente estaba ayudando, poco a poco sus músculos y tendones se iban relajando. Yuuri cambio de posición detrás de él y mantuvo la presión de sus brazos. Luego de un rato sintió su aliento sobre el cuello y le dio un escalofrió. Pensó que se movería, pero aun sentía el calor de su respiración. Intentó mirar hacia un lado por sobre el hombro por curiosidad, pero no fue un buen movimiento para su cabeza en esa posición. Yuuri lo soltó. Se dio vuelta para verlo a los ojos y tenía cara de vergüenza por haber hecho algo malo.

—Lo siento —dijo y se tapó la boca con el dorso de la mano, hubo un silencio y un sentimiento de incomodidad.

—¿Me estabas oliendo? —preguntó extrañado, pero estaba seguro de que era eso, y no era la primera vez.

A Yuuri se le expandió el rubor sobre la nariz. —E-es tu shampoo.

Se tomó unos mechones largos del cabello e intentó llevarlos hasta su nariz, no llegaban. —No puedo olerlo, ya debo haberme acostumbrado a él. Es uno nuevo, y solo lo estoy usando yo. ¿Te gusta? Si quieres puedes olerlo y si lo quieres te lo dejo.

Agachó la cabeza mostrándole la coronilla pero Yuuri no se acercó. Lo estaba mirando incómodo y por eso estaba intentando actuar lo más natural posible para alivianar su sensación incomoda.

—Está bien, puedes olerlo —insistió y el joven japonés se acercó un poco, olio el perfume y se retiró rápido. Seguía igual de inhibido que antes—. ¿Lo quieres?

—Mh —dijo suavemente y asintió. Ya sabía que cuando se ponía nervioso por algo no iba a hablar por un rato más que con monosílabos, o simplemente sonidos como “aham” o “um”.

—Gracias por ayudarme a estirar el cuello. Ya me siento mejor, creo que ahora podré dormir bien.

Otra vez la respuesta fue solo un sonido breve y un asentimiento. Todavía no hacia ningún contacto visual.

—Gracias por ser amable cuando me siento incómodo —dijo Yuuri, no estaba viéndolo a los ojos así que volteo, se rascaba la mejilla y miraba para otro lado.

Sonrió amable. —Bueno, creo que ya es una costumbre. Hemos tenido que aprender a llevarnos a nuestro modo, es mejor que estar peleando todo el tiempo, ¿no?

Eso lo mantenía contento, pero al parecer no contentó al rey que puso mala cara, parecía decepcionado de su respuesta. Últimamente todo estaba más tenso entre ellos, se cuestionó si estaba haciendo algo mal como para molestar a Yuuri, esa expresión de malestar se estaba volviendo bastante común en su rostro los últimos días.

Estaba realmente cansado, así que ese sería el fin de cualquier conversación de esta noche. Se acomodó mejor y se giró hacia el lado contrario para dormir. Cuando Yuuri se acomodó también apago las velas con una orden breve.

Todo era silencio y oscuridad, estaba comenzando a dormirse cuando le sintió apoyarse contra su espalda y sus hombros. No le molestaba para nada, pero Yuuri estaba inquieto y así no podría dormir.

—¿Tienes frio?

—Un poco. Y estoy incomodo —le respondió tras un breve silencio.

Se giró un poco y tomó su brazo, lo paso por debajo del suyo y lo sostuvo contra su estómago. Yuuri se quedó quieto por un rato, pero comenzó a revolverse de nuevo aunque no movía el brazo que el sostenía.

—Solo pasa el otro brazo debajo de mi cabeza y quédate quieto —le dijo y se levantó un poco, por suerte Yuuri hizo caso rápido aunque estaba en modo silencio. Se recostó de nuevo y entrelazo la punta de los dedos con los suyos. No movió la mano para nada como esperaba, estaba en una zona que él debía de considerar peligrosa, así que no movería ni un musculo.

No era extraño para ninguno de los dos despertar por las mañanas uno encima del otro, o en posiciones raras acurrucados. La mayoría de las veces era él quien buscaba el contacto, le gustaba abrazar cosas al dormir así que era inevitable enredarse con su compañero de cama en sueños, a menos que Greta estuviera con ellos ya que la niña buscaba siempre sus abrazos. Pero también había momentos en los que Yuuri era quien le aplastaba dormido o incluso se acomodaba más cerca de él desde antes de dormir si tenía frio. Pero esta era la primera vez que estando despiertos lograba una posición tan cercana y no obtenía quejas.

Yuuri no se volvió a mover, se aprovechó de su calma y acarició suavemente sus dedos un momento. Hubiera sido más cálido y cómodo si todo su cuerpo estuviera pegado a su espalda, pero él siempre mantenía la parte baja de su cuerpo lejos de él. Era la barrera invisible de siempre a la que ya estaba acostumbrado.

Comenzó a pensar que tenía un problema con esto de olerlo últimamente. Solo cuando acomodó el rostro contra su cabeza y respiro sobre su nuca pareció como si hubiera encontrado la posición idónea para dormirse tranquilo.
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Continuará…


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