Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bright Days por wearkagain

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Muy buenas! Preciosidades de amoryaoi.com. Aquí os traigo un nuevo fic totalmente dedicado a la pareja ZoSan (Jodida pareja favorita de mis feromonas) y he decidido escribir una historia no tan larga como "Imperium", pero aun así, interesante para vuestros bellos ojos.

Sin más os dejo aquí lo ultimo para finalizar la presentación.

(Todos los personajes de One Piece le pertenecen a Eiichiro Oda)

¡A Leer!

Febrero 14 de 2000, Residencia Roronoa – Propiedad Privada.

 

-Te he dicho que no –Frunció el ceño claramente enojado.

-Pero yo he dicho que sí, así que no contradigas mis palabras –Respondió serio, cruzándose de brazos y dándole la espalda.

-¡¿Acaso no tengo voto en esa decisión?! –Grito exaltado y agarro fuertemente la manga de la yukata perteneciente a su amigo –Y no me des la espalda que me enoja –Reprocho.

El muchacho se giró abruptamente haciendo que el otro soltara su manga y levantara sus manos.

-Mi madre te mataría si te hubiera visto arrugar el yukata –Susurro el chico acercándose a su amigo quedando frente a frente. Ambos tenían la misma edad y la misma estatura.

-Lo siento –Se disculpó por inercia y se relajó cuando el otro solo se alzó de hombros.

-No me importa, si eres tú –Dijo un poco temeroso por la reacción de su amigo. Pero este por lo visto no había entendido el doble sentido del mensaje.

-Bueno, volviendo al tema. Deberías de pensar que es imposible y claramente diré siempre que no.

-¡¿Por qué no?! –Replico disgustado.

-¡No te has dado cuenta de que ambos somos hombres! ¡Imbécil!

-¿Y eso que?, ya lo he decidido –Dijo nuevamente dándole la espalda y encaminándose al lado opuesto.

-¡Ya dije que no! ¡¿Y a dónde vas?!

-A casa.

-Está al otro lado…

-¿Huh? –El pequeño se giró sobre sus talones dirigiéndose a su casa. Pero nuevamente había escogido otro camino que el otro muchacho reconocía como el estanque.

-¡Por ahí no es! Bah, sígueme –Se giró caminando por el camino correcto y mirando de vez en cuando a su espalda para verificar que el otro le siguiera. Ambos caminaron en silencio hasta llegar a la gran mansión de tres plantas que poseía bellos jardines y frente a esta uno que otro auto lujoso.

-Quiero jugo –Exclamo el muchacho caminando directo a su hogar, el otro solo suspiro y le siguió.

Llegaron a las puertas de la mansión y se asustaron al ver como la puerta se abría. Habían salido sin permiso y si era la madre o el padre del  imbécil que tenía como amigo, se ganarían una buena.

Pero más fue su sorpresa al ver que se trataba de uno de los guardaespaldas de la familia.

-¡Mihawk! –Gritaron aliviados.

-Joven Roronoa, Sanji –Saludo el joven hombre que poseía veinticinco años de edad que realmente no lo aparentaba, y por esa misma razón el menor que por causa debía de proteger se burlaba de su aspecto.

-Vaya susto –Exclamo uno de ellos. Mihawk suspiro y agarro con vehemencia la oreja del muchacho y lo arrastro al interior del lugar.

-Pase joven –Pidió al otro menor que tenía sus ojos abiertos del miedo, así que no rechisto y corrió a su lado, no quería ganarse un jalón de orejas –Joven Roronoa, sabe que no tiene permiso de salir de su hogar –Le hablo al chico que arrastraba por el pasillo.

-Duele… duele… -Se quejaba el menor.

-Vamos marimo, se fuerte –Dijo el otro muchacho agregando aquel apodo que le había otorgado por su extraño color de cabello, verde.

-Cállate, cabeza de pollo… ¡Duele!

-No sea grosero joven Roronoa –Le regaño el mayor. Llegaron hasta una habitación donde lo soltó  y les pidió que se quedaran allí por lo menos a jugar o hablar.

-Queremos jugo Mihi –Comento burlón el chico de cabello verde, dándose cuenta en el leve estremecimiento que el mayor había dado. Se río, Mihawk odiaba que le llamaran Mihi.

-Maldito mocoso –Dijo el mayor y agarro las mejillas del pequeño comenzando a jalarlas sin piedad.

-¡Duele!

-¡Aprende!

-Mihi, Mihi, Mihi, Mihi…

-¡Mocoso infame!

El menor no dudo en estirar sus brazos y agarrase con fuerza de las patillas oscuras del mayor, quien a la vez profirió un gruñido de molestia.

-¡Joder!

-¡Mal hablado! –Regaño el pequeño mientras se colgaba de las patillas de su guardaespaldas.

-¡Mugroso! 

-¡Ya basta! –Ambos chicos miraron al dueño de la voz, o mejor dicho dueña -¿Qué están haciendo? ¡Eso no es nada lindo! –Profirió. El menor estaba a punto de hablar cuando inesperadamente alguien ya se había acercado a la niña.

-¡Querida Perona! ¿Cómo esta una preciosa niña como tú? Irradias rayos de felicidad por todo el lugar –Dijo dramáticamente el otro menor que no se había inmutado para nada desde que los otros dos habían estado “peleando”.

-Hola Sanji, que lindo cabellos tienes –Dijo la niña acariciando con la palma de su mano el suave cabello del menor, que era de un hermoso color dorado –Eso es muy lindo.

-¡Linda tú!

-Perona aléjate de él.

-¡¿Huh?!

-¿Quién te crees hablándole de esa manera a Perona?

-Su primo.

-Serás…

-Zoro, no eras nada lindo, a diferencia de Sanji.

-¿Y a mí qué? Cabeza de chicle.

-¡¿Cómo me has dicho?!

-¡Marimo!

-Jóvenes… -Musito Mihawk levantándose del suelo y acomodando la corbata de color vino tinto que llevaba.

-Perona, aléjate de Sanji –Dijo tajante el peliverde.

-¿Por qué?

-Sí, ¿Por qué marimo de tercera? –Los dos menores le observaron expectantes y el mayor solo se cruzó de brazos observando aquella escena.

-Por qué Sanji se casara conmigo y punto.

El cuarto se quedó en completo silencio.

--------------------------------------------------------------------------

Actualidad

-Muchas gracias –Le dijo al hombre que conducía y solo asentía en respuesta. Se bajó del auto y observo la gran entrada que se postraba frente a él. Escucho el motor del auto que se alejaba dejándolo atrás; por un momento había deseado saltar dentro nuevamente y decirle al conductor que lo sacara de allí lo más rápido posible.

Pero no podía, le habían llamado varias veces las últimas tres semanas, pidiendo su presencia y ayuda: cartas, correos electrónicos, mensajes de texto  a su teléfono celular lo que le había alarmado, cartas en el casillero de su universidad y por ultimó entregas de pizza a su casa, ya pagadas y con el mensaje de ayuda escrita en la caja.

¿Tan bajo habían caído?

Suspiro y busco en su pantalón su caja de cigarrillos. Cerró sus ojos mientras hacía aquel proceso como un ritual de anti-estrés, encendiendo su pitillo para luego aspirar el aire, llevándolo hasta su garganta y luego expulsarlo por un lado de sus labios.

Durante el camino a aquel lugar, había recordado sutilmente uno de sus momentos vividos allí. Gruño por lo bajo, y de todos había escogido el día en el que su “preciado amigo” lo había estado obligando a que se convirtiera en su pareja. Alejo el pitillo de sus labios y volvió a expulsar la gran cantidad de humo acumulada en su boca.

¿Cuánto había pasado ya?

Haciendo cuentas, la última vez que les visito fue a sus catorce años. Después de eso, no había vuelto a ver a  los Roronoa y a todo su personal de asistencia. Siete años, siete benditos años y ahora lo buscaban desesperadamente y no sabía siquiera el porqué.

Termino de fumar su cigarrillo y lo tiro al suelo para luego pisotearlo. Se enderezo y acomodo su chaqueta de cuero negro, de paso se fijó de nuevo en su ropa. Pantalón negro muy casual, un buzo de manga corta blanco, mocasines grises y bueno, de nuevo su chaqueta.

¿A quién quería impresionar? ¡Nadie! ¡A menos que hubiera alguna señorita bella a la cual cortejar!

Sin más, llego hasta una de las columnas de la entrada y llamó al timbre dos veces, esperando que lo dejaran pasar. Espero unos minutos hasta que escucho una voz proveniente del cito fono.

-Residencia Roronoa, ¿Quién es?

-Buenas tardes, mi nombre es Kuroashi Sanji… me han pedido que viniera –Se quedó allí esperando, pero la voz no le contestaba ¿Lo habrían ignorado? O simplemente, ¿No le conocía? Imposible, él conocía a cada uno de los que trabajaban allí y sabía perfectamente que los Roronoa no contrataban a alguien así por así.

-Disculpe la espera, puede pasar, Señor Kuroashi –Finalizo la comunicación y el rubio escucho un leve chirrido que provenía de la puerta. La empujo y vio que esta le daba el paso. Entro como si nada y se encontró con que el lugar había cambiado súbitamente. Los jardines estaban más grandes y ¿Dese cuando había un lago en la parte frontal?, habían más arboles de Sakura y uno que otro rosal. La casa seguía siendo la misma dese afuera.

Se mordió el labio, estaba un poco incómodo. Se dispuso a dar pasos lentos, esperando no llegar tan pronto a la puerta de la mansión, pero bueno, ¿Él no era una estatua verdad? Al poco tiempo ya estaba frente a ella.

Trago saliva y llevo una de sus manos a su bolsillo y la otra directo a la puerta, La toco tres veces con suavidad, esperando que no le escucharan. Podía irse de allí rápidamente y darles una excusa de que nadie le había abierto, y pues él no era una persona insistente –Mentira– y de que tenía varias cosas que hacer, –Mentira– y solo estaba allí de paso.

Todo se vino abajo cuando la puerta se abrió de golpe.

-¡Sanji! –El rubio respingo al ver de quien se trataba.

-Buggy –Saludo, aun conmocionado de quien le había abierto la puerta.

-¿Cómo estas enano? Pasa, pasa –Se hizo a un lado un hombre de cabello azul, amarrado en una coleta y una graciosa nariz roja en su rostro, vestía como usualmente lo hacían los guardaespaldas más clasificados, como Mihawk: pantalón oscuro, camisa blanca y corbata vino tinto, junto con una placa puesta en el bolsillo de la camiseta que daba claro su puesto en la familia.

-Bien… solo por saber, ¿Cómo diablos?

-Oh ya veo, preguntas por qué estoy aquí y te he recibido vistiendo así. Veras, Shanks y yo hemos ascendido de cargo, cuando el joven Roronoa cumplió los dieciséis  años. No fue nada fácil, pero te contare todo con detalles… -Dijo superiormente el hombre apuntándose con autosuficiencia.

-Vaya Shanks también, genial, ahora a lo importante. Me estaban citando para algo.

-¡No ignores cuando te hablan!

-¿Huh?

-Olvídalo… -Murmuro deprimido –Sígueme –Sanji se levantó de hombros y siguió al mayor quien para su sorpresa había salido al patio. Le siguió por todo el camino alejándose de la gran mansión. Logro divisar una pequeña casa de estilo antiguo de un solo piso. Observo como varios hombres frente a ella entrenaban con espadas y katanas de hojas afiladas entre ellos, interesante. Algo nuevo para sus ojos.

-¿Desde cuándo existe este lugar?

-¿Huh?, la casa lleva varios años y los guerreros y guardaespaldas la llevan utilizando hace cinco años.

-¿Enserio?

-Sí, le pidieron a permiso a Roronoa de utilizarla con el fin de aprender el arte de la pelea cuerpo a cuerpo. No se les negó la oportunidad.

-Bueno, recuerdo precisamente que a todos en esta familia saben utilizar una espada –Comento entre risas el rubio. Buggy se le unió, pero luego callo deteniéndose frente a una puerta corrediza. Sanji se detuvo a su lado y le miro.

-Bueno, hasta aquí te dejo. Entra por esa puerta y te encontraras con el que te cito.

-¿No vas a entrar?

-No, solo está permitido la entrada al recinto a los que entrenan, nadie más tiene derecho a pasar –Sanji parpadeo y Buggy le sonrió –Órdenes de Roronoa.

-Oh, está bien. Muchas gracias Buggy, salúdame a Shanks de mi parte –El peli azul asintió y le dio la espalda alejándose de allí. Sanji observo nuevamente el lugar y a la vez como un grupo de hombres trotaba alrededor con katanas amarradas a su cadera.

Se quitó sus zapatos y los dejo a un lado. Se puso sobre la madera fina que estaba alrededor de la casa, como un pasillo y abrió con lentitud la puerta corrediza. Lo primero que vio allí frente a sus ojos, fue un dibujo enorme de un león y una serpiente enrollada a su alrededor, ambos animales se miraban con furia y dejaban al descubierto sus colmillos.

-Sanji –Respingo al escuchar su nombre y se asombró al verlo –Ha sido mucho tiempo, ¿No crees? –El hombre estaba sentado en el suelo y vestía una yukata de color negro con leves toques rojos que daban la impresión de ver a un dragón danzar; su cabello negro había crecido y sus patillas se habían alargado más, agregando que ahora poseía un bigote y se había dejado la perilla.

-Mihawk…-Murmuro el rubio observándole con los ojos abierto -¡Mihawk! ¡Joder! –Se sentó con rapidez frente al mayor e hizo una reverencia –Sí, ha pasado mucho tiempo –Dijo levantando su mirada y observando como el mayor sonreía ladinamente –Has cambiado un montón.

-Tú también; has crecido bastante.

-Gracias.

-Te luce también la perilla.

-Lo sé –Se carcajeo mientras pasaba su mano bajo su barbilla.

-¿Bebes? –Le mostro una botella de vino, y denegó.

-Soy malo para la bebida –No dudo en decirle la verdad, era Mihawk después de todo.

-Ya veo –Observo como finamente el mayor vertía aquel liquido oscuro en una copa y luego la tomaba para llevarla a sus labios y beber un poco de ella.

-¿Ya no estás en el rango especial?

-No.

-Por eso vistes así.

-He tomado un nuevo cargo.

-¿A sí?

-Sí.

-¿Cuál? –Inquirió; Mihawk era de respuestas cortas y no iba al punto a menos de que se lo preguntaran.

-Enseño aquí, me pagan el doble –Se levantó de hombros –No me interesa el dinero, pero el solo hecho de enseñar aquí y seguir sirviéndole a la familia Roronoa, me da cierta… felicidad.

-Aun así sea una de las grandes familias Yakuza de todo Japón.

-No señalemos, recuerda que tú fuiste uno de los más grandes amigos del joven amo.

-Era un niño, no juegues con eso.

-Aun así, ya han pasado siete años desde eso, y viniste a ser presencia después de que de te buscásemos.

-Insistieron demasiado, tuve.

-Pero lo hiciste, no te negaste –Puntualizo el mayor, dando el jaque-mate a la discusión. Sanji suspiro frustrado y dándose cuenta de que Mihawk tenía razón, él no se había negado.

-Bueno… hablando de eso…

-¿Por qué estás aquí? –Se le adelanto y el menor solo asintió –Necesitamos tu ayuda, y creemos que solo tú puedes persuadir al idiota que tendremos como jefe –Sanji alzo su extraña y graciosa ceja en busca de una respuesta que pudiera entender.

-¿Qué?

-Zoro –Pronuncio Mihawk. Sanji sintió como su pecho se apretaba y como el aire comenzaba a faltarle.

-¿Qué… que sucede con el marimo? –Se maldijo interiormente, marimo, ese apodo –Digo, Zoro, digo, Roronoa.

Escucho una leve risilla por parte del mayor y sintió su rostro acalorado. De seguro se había sonrojado.

-No quiere tomar su lugar.

-No entiendo que tiene que ver conmigo.

-Verás, Zoro hace parte de la quinta generación de la familia, sabiendo también que es el único hijo de padre  y es el mayor de todos los demás descendientes y capacitados para tomar ese puesto. Zoro, es el más calificado para el puesto, se ha vuelto fuerte, ha entrenado sin parar un día, todos han decidido que es el apropiado, aunque sea un idiota.

-¿Y qué opina padre, acerca de eso? –Pregunto seriamente.

-Padre, falleció hace tres años, Sanji –El menor sintió una punzada en el corazón y lo primero que se cruzó por su mente, fue aquel Zoro de ocho años con quien jugaba plácidamente alardeando de tener a un padre fuerte y legendario, sin importar que fuera un mafioso

-Dios… -Solo pudo decir y Mihawk solo asintió, a duras penas ocultando que a él también le había dolido el fallecimiento de su jefe, o mejor dicho padre, como siempre le habían llamado.

-Dado el caso, cuando se le comunico hace un año sobre el cargo que debía de tomar, Zoro se negó rotundamente –Sanji le miro incrédulo –Lo sé, tampoco me lo creía cuando me lo dijeron. Así que fui a hablar con él, pero meramente me repetía que no quería.

-Imbécil.

-Toda la familia desea que él tome el cargo, ya que la segunda opción sería Tashigi.

-¿Tashigi? ¡Esa belleza!

-Déjame terminar.

-Perdón.

-Nadie se negó ante aquello, pero fue la misma Tashigi que dijo que Zoro debía de tomar el lugar, por su hermana Kuina y su promesa.

-¿Promesa?

-Ni yo mismo lo sé, pero dijo que debíamos de decirle aquello y por lo visto Zoro lo tomo muy mal.

-¿Qué quieres decir?

-Destruyo gran parte de su habitación y una que otra pared, tuvimos que hacer un cambio drástico del segundo piso de la mansión.

-Joder…

-Entonces, ahí vienes tú.

-¿Eh?

-Queremos que persuadas a Zoro de que acepte su cargo, que le hagas entrar en razón de lo mucho que le necesitamos al frente. Hemos escuchado rumores de que varias familias de la mafia se han movilizado e intentan derrocar a los Roronoa, por falta de un líder. Zoro, es nuestra salvación.

Ambos hombres quedaron en silencio y Sanji aún no se veía en aquel plan. Así que le pregunto.

-¿Por qué debo de ser yo? No entiendo.

Mihawk suspiro profundamente y miro el paisaje que se presentaba ante sus ojos. Sonrió y miro de nuevo a los ojos al menor quien aún le miraba serio. Y lo dijo sin más.

-Zoro aún sigue enamorado de ti. 

Notas finales:

¿Como les ha parecido?

¡Espero os haya gustado y sí tengo algún error ortografíco, perdón! Lo leere bastantes veces para comprobar. Aun así, espero sea de su agrado.

Sin más, no olviden dejar sus hermosos reviews, que son los que me inspiran a continuar con las tramas.

Sin más, nos vemos en la proxima.

Besos y chao chao.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).