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Un milagro por amor por pri_sasukelove20

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Notas del capitulo:

 

Hola queridos lectores. Seguro están sorprendidos porque escribí una nueva historia, de verdad lo siento :O no me odien. Igual les comento que borré varios para escribir esta, debido a la escases de inspiración me deshice de varias historias.

Tenía tantas ganas de compartirla con ustedes, tengo muchas idead que aportar para este fic y no será largo. Creo que tendrá diez o menos de capítulos. A partir del siguiente comenzará lo bueno, espero les guste.

(Personajes de Masashi)

 

 

—Ve a descansar, Sasuke-susurró con una voz tranquilizadora y gentil.

—Me iré cuando te duermas, padre-respondió en el acto, mostrando una pequeña sonrisa en sus pálidos labios.

—Eres tan terco-sonrió—Pero me alegro de tener tu compañía, gracias por estar siempre pendiente de mí.

—No digas eso, padre. Yo con gusto me quedaré a su lado cuidándole. Descanse.

Como todas las noches, el joven de dieciocho años de edad, cuidaba de su padre al que tanto amaba y admiraba con fervor. El hombre de setenta y cuatro años de edad postrado en su cama, estaba muy enfermo y necesitaba de múltiples cuidados que solo Sasuke hacía por él a pesar de contar con enfermeros y cuidadores personales. Estaba lleno de vida luchando arduamente contra su enfermedad, el cáncer, se empecinaba en hacer las cosas de siempre haciendo lo posible para no estorbar a su familia.

Lucía extremadamente apuesto a los ojos del menor. Sus cabellos rubios y unas cuantas canas esparcidas especialmente en la nuca, unas cuantas arrugas en su frente y sus cálidas y grandes manos, las cuales siempre sostenía en cuanto esos hermosos ojos azules se cerraban para sumirse en un profundo sueño.

Sí, tenían una apariencia muy distinta. Sasuke tenía el cabello azabache con reflejos azules a la luz del sol, ojos ónix y piel pálida. Su padrastro Naruto Namikaze le había recogido a él y a su hermano mayor de las calles, él les dio la mejor educación y las mejores comodidades al brindarles su apellido. Se convirtieron entonces en sus preciados hijos, a pesar de contar con los suyos propios, Naruto no lo pensó dos veces en cuanto los vio pidiendo limosnas vistiendo harapos cerca de un callejón húmedo y sucio.

Su vida a los ocho años y la vida de su hermano de doce, cambió por completo. La familia Namikaze era adinerada y estaba compuesta por cuatro hijos: Ino la mayor y Menma el menor, hijos biológicos de Naruto. Luego estaban Itachi y Sasuke, los hijos adoptivos y más jóvenes de la familia. La esposa del blondo había fallecido a los cincuenta y seis años de edad, así que el único apoyo de Naruto eran sus amados niños a los que mimaba constantemente.

Sin embargo, las cosas cambiaron tras detectarse el cáncer que deterioraba poco a poco su cuerpo meses atrás. Sasuke no entendía porque los hijos biológicos dejaban de lado a su propio padre quien reposaba en la cama día a día batallando con una maligna enfermedad. Ellos tenían sus propios problemas cotidianos, tenían un vida ocupada esas fueron las palabras exactas de Naruto a él.

—Padre…-susurró. Observó al mayor finalmente dormido y se acercó sigilosamente hasta su rostro, besó su frente gentilmente deseándole las buenas noches—Te amo, padre-murmuró.

El joven pelinegro abandonó la habitación sin saber que esa sería la última vez que lo vería con vida.

Sus ojos color cielo se abrieron en medio de la oscura habitación largando una solitaria lágrima que se deslizó hábilmente de su mejilla.

—Yo también te amo, querido hijo-susurró.

Naruto presentía que estaba en sus últimas, las secciones por las que había pasado habían sido horribles. Estaba cansado de ser fuerte, aunque muchos sufrieran con su partida lo que más le dolía era dejar a Sasuke atrás. No imaginaba el dolor que podría causarle y era lo que le atemorizaba, siempre había estado a su lado desde que lo tomó bajo su protección, era atento, inteligente, amable y muy servicial. No le encontraba defecto alguno, y si lo tenía no lo demostraba frente a él. Itachi también era un chico encantador e independiente, no tardó en acostumbrarse a la nueva vida, en cambio Sasuke tardó un poco.

—Quisiera estar a tu lado por siempre-lloró. Miró la ventana junto a su cama, el hermoso cielo estrellado y sonrió—Solo me arrepiento de una cosa en esta vida. Jamás encontré mi verdadero amor… y me iré sin verlo. Sasuke… mi hijo querido.

Sus ojos se cerraron mientras las lágrimas descendían una última vez, una silenciosa despedida. Naruto durmió con una amable expresión en su rostro para nunca despertar.

—Padre, despierte, le he traído el desayuno-sonrió. Depositó la bandeja de plata en la mesita de luz y posó una de sus manos en su rostro acariciándole la mejilla, pero quedó perturbado al sentir su helada piel—Pa-Padre…-lo sacudió tan solo un poco de los hombros, no había calor corporal y no sentía su respiración.—¡ITACHI! ¡VEN PRONTO! ¡PADRE ESTÁ… está…!

—¡¿Qué sucede?!-gritó preocupado empujando la puerta.

Observó a su hermano menor tirado de rodillas junto a la cama rompiendo en completo llanto, entonces lo supo de inmediato y él también comenzó a sollozar.

—Sasuke… ven aquí-susurró.

Se arrastró hasta los brazos del mayor descargando su dolor en un fuerte abrazo. Su amado padre había dejado este mundo para siempre.

Esa mañana se nubló anunciando una fuerte tormenta. Ino una diseñadora de ropa y dueña de muchas tiendas del pais, y Menma corredor de autos salieron de sus trabajos para empezar los trámites de sepultar a su padre.

Resultaba cruel, pero era la realidad. Sasuke e Itachi fueron los únicos en llorarle, sus otros dos hijos inexpresivos movían sus contactos rápidamente para ya contar con el bendito testamento donde Naruto dejaba sus bienes. Se le sepultaría en un cementerio ordinario para no gastar tanto dinero. El comunicado de su muerte fue solo para aquellos de trabajos empresariales.

—¡No pueden hacer eso! ¡Él hubiera querido ser sepultado junto a su esposa!

—A mi no me grites, imbécil. Piensa un poco en el dinero, no gastaré en algo innecesario.

—Mi hermana tiene razón, deja de quejarte, Sasuke. Al fin y al cabo, nosotros somos sus legítimos hijos-sonrió.

Ino una mujer madura llegando a sus cuarenta y tantos años, tenía un carácter fuerte e indomable. Cabello rubio y ojos azules aunque diferían de los de su padre. Menma de treinta ocho años podía ser amigable y violento en segundos. Lucía la apariencia de su padre y sus mismos ojos, pero el cabello negro venía de su difunta madre. Nunca estuvieron de acuerdo en la decisión que tomó Naruto al adoptar gentuza de los barrios pobres como los llamaban. Tuvieron que agachar la cabeza y fingir que les agradaban sus nuevos hermanos, pero ahora las cosas cambiarían.

—Después de que lea el testamento, se largaran de aquí. Tú y tu estúpido hermano. El dinero solo será para mí y Menma, ustedes no entran en ese plan.

 —Estoy seguro que padre nos dejó sus millones a sus hijos biológicos.-habló, Menma.

—¡Maldita víbora! Y tú, bastardo…-gritó exaltado con los ojos hinchados.

—Sasuke-Itachi de veintidós años, un joven de carácter apacible y sombrío. Cabellos negros y ojos ónix como su hermano, lo única diferencia era el largo ya que llevaba una coleta—Por favor, ignóralos hermano-puso su mano en su hombro intentando apaciguar su ira y amargura. —Nos iremos después de escuchar el testamento de nuestro padre.

—Así me gusta. Itachi, siempre fuiste el más correcto de los dos. Eso me gusta. Andando, hermano, tenemos cosas que terminar.

—Sí. Ya hable con el notario, vendrá aquí en unas horas después de la sepultura.

—Sasuke…

Ellos se alejaban a la distancia. El joven azabache se recargó contra la pared sintiéndose impotente.

—Son muy crueles… papá no merecía este trato…

—Hermano-lo abrazó con fuerza. Sasuke era muy sensible, más si se trataba de algo relacionado con Naruto, si él no hubiera estado a su lado daría por hecho que hubiera golpeado a Ino y a Menma hasta dejarlos inconscientes.—Verás que todo estará bien.

—¿Cómo… lo sabes?-gimoteó.

—Solo es una corazonada-sonrió.

Esto era espeluznante. Era irreal para cualquiera hasta para él. Vistiendo una camisa blanca, un pantalón negro ligero y descalzo, se hallaba caminando por la cuidad sin perder de vista los reflejos en los vidrios de los negocios. No era una ilusión, era él, él a los dieciocho años de edad.

Su cuerpo delgado y bien formado, su piel lisa sin arrugas, sus rubios mechones y sus ojos azules tan vivaces como en su juventud. Tenía tantas preguntas en su cabeza. Al inicio cuando despertó en un parque pensó que estaba en el paraíso o algo así, después de todo nadie sabía lo que pasaba después de morir, pero lo olvidó al instante en que recorrió las calles y reconoció todo con lujo de detalles. Preguntó el año y el día confirmando que no había viajado al pasado ni nada por el estilo, esto era el tiempo actual.

Entonces intentó hacer memoria, sus últimas palabras, aquellas que susurró mirando el firmamento oscuro por la ventana de su alcoba.

 

“Solo me arrepiento de una cosa en esta vida. Jamás encontré mi verdadero amor… y me iré sin verlo”

 

¿Acaso Dios le había dado una segunda oportunidad? ¿Se habían compadecido de él en su último aliento? Sea lo que fuera, estaba sumamente agradecido. No solo le había devuelto a la vida, sino que lo habían puesto en su cuerpo joven y saludable. Tenía otra vez una vida por delante y podría esta vez hallar aquello que más anhelaba en el mundo, algo más valioso que su fortuna.

—No desaprovecharé esta segunda oportunidad, pero antes, debo regresar a mi mansión. Aunque me pregunto cómo lo haré con esta apariencia. Sasuke debe estar… llorándome-sonrió con nostalgia—Hijos, estaré ahí pronto.

(Continuará)

 


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