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Rainbow. por Ondubu

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Notas del fanfic:

¡Heeeeeeeeey! -Inserte sensual voz de Ailee aquí-.

Mucho tiempo sin verles;;; Ay. Buneo, razones, razones, escuela, tareas, desvelos y poco tiempo. La medicina es dificl;;;;

Vengo con esta cosa fome que salió de mucho escuchar "Rainbow" de F(X). La letra me inspiró mucho, sin embargo esto quedó muy a medias. De pronto me perdí y ya no pude seguirlo, así que le dí un final prematuro.

Toooodas las parejas que se mencionan son sólo leves, no hay nada en concreto amigos :'c

Pronto traeré más cosas, sólo, esperen :'c

Notas del capitulo:

¡Vayan y lean, mis pequeños lectores!

— TaeMin… ¿Qué es el amor? — Inquirió KiBum, mientras los colores de su habitación se hacían más vívidos y el humo que su boca mantuvo por unos segundos dentro, salía, formando aros que se dispersaban en el aire, lentamente.

En slowmotion, diría KiBum.

— ¿Acaso te enamoró por fin alguno de esos patanes? —Quiso saber TaeMin, quién separó uno de sus “Porros arcoíris” de sus labios, expulsando el humo mientras reía; sintiéndose ajeno y en felicidad infinita.

El aire no era pesado. Era más un aire lleno de colores fosfóricos, chillones y un ambiente que no podía ser distinto al de dos chicos encerrados en su habitación, fumando algo de marihuana, éxtasis o alguna pendejada de esas que hacen que tus neuronas mueran y te quedes absorto en un mundo de fantasías y cosas que son nada menos que espejismos demasiado realistas.

KiBum frunció su ceño; parecía haber en el techo el reflejo colorido de un gato. Uno con colorido pelaje y extraña figura recta.

Alucinaciones.

— Nada de eso. —Declaró el castaño al pelinegro que alzaba los brazos al aire, tratando de atrapar aves imaginarias. — Es sólo que… sólo salió la duda, sólo eso. —TaeMin no hizo intento alguno por responder tampoco, ya estaba muy ido.

KiBum siguió observando cómo el gato se desvanecía para dar paso a un perro. O tal vez era un lobo, a veces era difícil diferenciar cuándo no tenía sus lentes puestos.

Él no necesitaba lentes para fumar marihuana.

Tal vez, ni siquiera necesitaba fumarse alguna de esas drogas potentes que solía consumir con TaeMin después de un gran follón.

Él ya tenía demasiadas alucinaciones al día.

— Creo que cuándo MinHo me dice que me ama mientras tenemos sexo… creo que lo dice de verdad. — Soltó a la algo olvidada conversación.

TaeMin guardó silencio unos segundos, arrastrándose por el colchón hasta llegar a él, lento y con millones de cosas en su cabeza. Probablemente más que sólo lo que KiBum le había contado. Probablemente prestando más atención a esas otras cosas que a KiBum.

— ¿Por qué crees que es así? — Y aunque realmente sonó cómo el Psicólogo que quería ser, su impulso sacó la pregunta a flote más rápido de lo que su boca pudo imaginar. Escuchó el suspirar de KiBum y unos pocos movimientos sobre el colchón, los cuales indicaban que KiBum se estaba poniendo cómodo para hablar.

Esto iría para largo.

TaeMin decidió que sería mejor sentarse –aunque su cabeza diese millones de vueltas y sus ojos, aún en slowmotion le hicieran ser lento-; Se giró sobre su propio lugar hasta que se encontró mirando –a lo que creía- eran los ojos de KiBum.

“ Igual no importa mucho, él también está al full de drogado ”.

— Comienza narrar desde su último encuentro. Deberé analizar primero la situación de ambos para sacar una conclusión y decirte sí todo lo que crees que es, es real. — De nuevo un suspiro resonó en la habitación.

TaeMin escuchó un eco en su cabeza.

KiBum divisó aves volando en torno a él, de colores brillantes que producían un sonido precioso pero extraño cuándo sus alas rozaban durante su aleteo.

En su cabeza, debía ser todo falso.

Pero en la realidad, era lo que sucedía, su imaginación era tan amplia y vibrante que le hacía imaginar cosas imposibles.

Imposibles cómo el hecho de que MinHo lo amase de verdad.

— ¿Cómo así? —Inquirió KiBum, sonriendo al ver las aves cruzarse y hacer formas relativas a su vida. Cómo la hoja de marihuana.

— Debes decirme que sientes cuándo MinHo te lo dice… Ósea, nárrame lo que pasó antes de, durante y al final.

KiBum se confundió aún más.

— TaeMin, no entiendo. Estás siendo un mal psicólogo conmigo.

TaeMin bufó con cansancio. Él ya era un mal psicólogo desde que se enteró de que le gustaban los chicos –y las chicas ardientes, sin excepción-, las fiestas extremas y la marihuana.

— Calla, que estudiando ingeniería no llegas a nada bueno también. — KiBum comenzó a reír cómo si no pudiese parar. — ¿Qué es gracioso, eh?, tanto tú cómo yo sabemos que la puta ingeniería no te gusta y sólo la escogiste para cogerte a JinKi-ah. — KiBum se calló al instante. TaeMin hizo un ademán de querer disculparse pero KiBum le calló con un gesto de manos.

— ¡Hey!, la intención no era ofenderte, pero… — Las palabras quedaron vaciadas al aire.

KiBum le había besado de nuevo.

Y TaeMin sabía perfectamente lo que significaba que KiBum le besase de nuevo. 

—— 

— ¿Aún quieres hablar de si MinHo te ama? — Inquirió TaeMin, con su cabeza reposando en el pecho de KiBum, quién mantenía sus ojos cerrados y sus manos ocupadas enredándose en la negra cabellera del chico de piel pálida, quién ronroneaba bajito, cómo un pequeño gatito siendo complacido por su amo.

KiBum, sin embargo, estaba muy cansado para seguir hablando de lo que MinHo le hacía sentir. — No, estoy bien si nos mantenemos callados un rato.

TaeMin asintió y guardó silencio… por tres minutos.

— ¿Y bien? —Preguntó una vez más TaeMin. KiBum frunció el ceño con fuerza, aún mientras sus ojos se mantenían cerrados. — Ya te dije que no quiero hablar de eso.

TaeMin hizo un mohín, y volvió a tomar su lugar en el colchón.

KiBum sintió el relajarse una vez más, pensando en dormir después del gran esfuerzo físico que había tenido con el pelinegro hacía unos minutos.

Sin embargo este no tenía planeado nada de eso con el chico.

Pronto, pequeños pataleos por parte del menor se hicieron notar entre las sabanas,

— ¡Basta ya!, ¡joder TaeMin! —Exclamó KiBum harto, pegando un bote en la cama— ¡Eres más molesto que JungHee con la regla! —TaeMin le miró con un dulce puchero en los labios y sus brazos cruzados. 

— Sólo quiero que me digas~. MinHo-ah es muy guapo. Todas las niñas de mi curso quisieran follárselo, —KiBum alzó una ceja, crédulo. Su cara recitaba un gran “no me digas” — ¿sabes?, inclúyeme en esa lista porqué, ¿has visto el largo de sus piernas? Cualquier persona cuerda notaría esas  piernas.

KiBum bufó. —No estamos aquí para analizar el largo de sus piernas, ni para hablar de lo “bueno” que pueda estar. —TaeMin alzó una ceja riendo un poco. — No está tan bueno como dicen.

— ¿Crees que no lo sé? —Inquirió el pelinegro. Fue entonces que el contrario notó la gran sombra negra que se alzaba tras TaeMin; maliciosa, prepotente y con una sonrisa retorcida. Pronto, se esfumó; TaeMin había volteado a ver que observaba tanto KiBum.

TaeMin estaba jugando un poco con su mente. 

Lanzó un cojín al pelinegro quién habilidosamente lo atrapó. — ¡Odio cuándo haces eso! —Exclamó abrumado al ver esa sombra alzarse de nuevo. El menor sonrió malicioso y tomó la cintura de KiBum de golpe, besándolo intensamente. —Pero adoras cuándo hago esto. —Habló por un momento para besarlo de nuevo.

“Se escucha que tocan.” Pensó KiBum cuándo una lengua caliente tocó la suya. 

— Hey, Taem, llegó JongIn para su noche de póker. —Dijo EunSook en conjunto con TaeYeon mientras entraban a la habitación del pelinegro menor.

Ante tal escena, KiBum vió el calor llegar a sus mejillas mientras las dos chicas lo veían realmente cotidiano y sin vergüenza.

— Sólo dile que hoy no puedo.

— Él está esperando fuera. Luce atractivo. —Inquirió EunSook con palabras cargadas de deseo. TaeMin la miró, escéptico.

— Entonces follatelo, igual no te pierdes de mucho. —Con indiferencia, TaeMin volvió a recostarse en la cama, ignorando el hecho de que ahora el sonrojo era de EunSook.

La puerta se cerró momentos después y para KiBum, fue cómo volver a respirar.

— Vas a decirme ya cómo es que te sientes con JongHyun, con MinHo y con JinKi cuándo tienen sexo, luego me dirás por qué y si te sientes enamorado, ¿okay? —Preguntó él. Aunque todo sonó más a un montón de órdenes.

KiBum bien se sintió horrible. Un nudo en su estómago se formó, y de nuevo los colores fuertes y alucinantes, las figuras extrañas y a veces amorfas comenzaron a aparecer cuándo mencionó a aquellos tres chicos.

— TaeMin, dejémoslo ahí. No quiero nada más por hoy.

 

 

 

Notas finales:

Y-y-y-y-y-y-y-y, se los dije, era extraño.


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