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Construyendo un amor desde sus cimientos por Sebiel Michaelis Phantomhive

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Notas del fanfic:

Este fic pertenece a la serie "Crónicas de un amor eterno" sin embargo, no es necesario leer los otros para entender, de hecho, todos se pueden leer como historias separadas si así lo prefieren, pero si les gusta, al leerlas todas quedarán fascinad@s. ésta vendría siendo la tercera parte de las crónicas, pero fijense que n i siquiera he empezado a escribir la primera, ya que como dije, están diseñadas para ser leídas por separado, pero son unas la continuación de la otra.

Notas del capitulo:

Esto pasará muuucho más adelante, es sólo una provadita para picar en la curiosidad ;)

Gracias Yana Toboso-sensei-sama por brindarnos ésta espectacular historia

Capítulo 1. Desconcierto

 

La bocina de un auto pitaba sin pirar, al parecer se había estropeado durante el catastrófico accidente. Sin embargo, el incesante sonido no le era para nada familiar al joven que entreabría sus gemas azules con pesadez. El escándalo aturdía todos sus sentidos, se le dificultaba  a su cuerpo la capacidad de moverse, su pecho parecía querer dejar de respirar. El aturdimiento no le permitía siquiera  interpretar la situación en la que estaba.

 

¿Dónde estaba? ¿Qué era ese sonido? Comenzó a vislumbrar un poco su entorno, para fijarse en un gran bulto que cubría su cuerpo, se dio cuenta entonces, de que se encontraba sentado. El bulto le impedía el movimiento además de presionarlo dificultando que el oxigeno llenara sus pulmones.

 

Esa calidez, le pacería conocida, su aroma, los mechones de color azabache restregándose en su mejilla. El cuerpo se removió, rosando con el aliento el menudo cuerpo que arropaba. Ciel pudo escuchar una tos seca, tras un lento movimiento, el hombre se separo, dando libertad a su cuerpo… lo sabía, era Sebastian.

 

-Ciel, ¿estás bien?

 

El esbelto hombre lucía una sencilla camisa blanca, desemejante de su habitual traje de pingüino, un hilo de sangre  descendía de entre sus labios, una sombra surcaba sus pómulos, la piel se veía mucho más pálida, sus palabras fueron insolentes al llamarlo por su nombre, una sonrisa se dibujo en su boca y con una mano acarició su mejilla.

 

Las ganas de protestar desaparecieron, el suave rose despertó en él un sentimiento desconocido, la cálida sonrisa era una expresión jamás vista en el moreno. El joven conde cerró sus ojos con cansancio.

 

-¡Despierta! –el grito desesperado de su mayordomo lo obligó a despabilar, detallando ahora la camisa desgarrada y manchada de carmín. Conociendo la resistencia del demonio, semejante panorama no le hubiera sorprendido, de no ser por el evidente dolor que padecía el mayor.

 

-¡Ciel!- Ahora sabía que estaba muerto, una mujer pelirroja se asomó por una ventana, sus ojos estaban anegados en lágrimas -¡hijo! –no podría olvidar nunca  las hebras de color fuego que adornaban la cabellera de la mujer a quien quiso como una madre-mi pequeño Ciel, ¡Sebastian por amor a Cristo, estas muy herido!

 

-Bueno, he estado mejor-su voz se escuchaba apagada, el ojiazul sintió un fuerte mareo, no lo comprendía, Sebastian vulnerable, su tía allí, un lugar desconocido, algo parecía acercarse resonando una melodía y emanando una extraña luz roja. Una conocida cabellera negra se situó junto a la mujer llorosa, un hermoso lunar en forma de lágrima decoraba los orbes de color cobre, haciendo que el corazón del peliazulado diera un vuelco. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que vio su cuerpo ser carcomido por las llamas, su padre, roso con sus dedos los mechones azul grisáceo que decoraban su cabellera, justo como lo hacía cuando era un niño.

 

-Hijo, gracias a Dios estás bien- la imagen se volvió borrosa por las lágrimas que se formaron en sus ojos, claro que no estaba bien, estaba muerto, sólo de esa forma podría volver a verlo-Joven Sebastian, la ambulancia ya llegó, le agradezco fervientemente que protegiera la vida mi hijo, aún acosta de la propia- la mirada del noble se situó en las costillas del moreno, donde una punta metálica penetraba claramente una parte importante.

 

El joven médico río entrecortado-pretendo realmente salir de ésta, suegro.

 

-Sebastian… ¿qué está pasando? mi padre y la tía ann están aquí –Sebastian quedo impacto por las palabras del joven-¿Acaso estoy muerto? (suspiro) eso es injusto.

 

-Por supuesto que estamos aquí, siempre estaremos aquí, hijo-La pelirroja sujeto su mano depositando un tierno beso en ella.

 

-Boochan… ¿es usted? – La sorpresa en la mirada de Sebastian era inigualable, los adultos intercambiaron miradas, el honorífico jamás había sido empleado por el hombre que amaba a su hijo con devoción, ellos no sabían, no tenían ni idea, de lo que se escondía tras la vida perfecta de la cual podían jactarse.

 

Continuará…

Notas finales:

en el siguiente tal vez entiendan mejor, hubicaré la historia en tiempo y espacio. 

 

pero eso sí, paulatiamente iré revelando detalles, es decir, todo se relata sin perder la intriga XD


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