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Construyendo un amor desde sus cimientos por Sebiel Michaelis Phantomhive

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Notas del capitulo:

Imperdonable, lo sé. por eso les obsequio un poquito de lemon

 

acabo de comprar una lapto en vista de que mi pc sigue en coma asi que prometo actualizaciones conforme reciba sus comentarios por supuesto

Capítulo 5. Tolerancia

 

 

El pequeño y blanco cuerpecito se estremecía ante cada caricia que le proporcionaba. Las mejillas sonrosadas resaltaban el color de los orbes azules viciados de placer. Una embestida por cada gemido que salía de los labios hinchados de tanto devorarlos.

 

-Seb… Sebastián- las manos temblorosas se sostuvieron de la amplia espalda, brindándole aun mas placer.

 

-aaaah Ciel –susurro por lo bajo, mientras explotaba de placer. El otro solo abrió sus ojos exorbitantes a la vez que toda la calentura se le pasaba de insofacto, impidiéndole llegar al tan ansiado orgasmo.

 

 

 

 

 

-¿QUIÉN?

 

Ups

 

-Eres un maldito, Sebastián Michaelis!!! –entonces la menuda figura del niño de orbes azules se transformó en la de un joven, de su misma altura, cabello blanco y orbes púrpura. Cierto, ese no era su bochan, en realidad, esta no era su realidad.

 

**************************************

 

Había cagado la noche, pero la había aprovechado por lo menos. El zapatazo en la cabeza valió enteramente la pena. Se sobaba el minúsculo chichón mientras esperaba al chofer que lo recogería. Subió a la limo cuando se estacionó cerca, no requería tanto formalismo para que le abrieran la puerta. Distraído, refunfuñaba contra el chico de hace un rato, sólo era un acostón, ¿que esperaba? ¿Que se enamorara de él? Si iba a lanzarse a la primera que se atuviera a que solo era sexo, y podía fantasear que al fin tenía al orgulloso conde entre sus piernas.

 

-¿Tanto te molestaron que no has notado mi presencia? –justo en el asiento de al frente, Claude leía un libro.

 

-Realmente no te noté.

 

-Pff, no es como si alguna vez alguien lo hiciera –Sebastian frunció el seño ante la queja de su hermano menor.

 

-Oye, no es como si…

 

-Sólo, olvídalo –hizo un ademán, restándole importancia.

 

-¿¡qué demonios es eso!? –le sujeto de la mejilla para observar su rostro de cerca, detallando un moretón.

 

-¿eh?... oh, solo me golpee con la puerta del salón –desvió la mirada.

 

-No me tomes por tonto, que no lo soy. Si es como dices, ¿qué es esto? –le sujeto el brazo exhibiendo la muñeca, la marca rojiza era evidencia de un agarre forzoso- ¿acaso te molestan en el colegio?

 

-¡No es nada! No es como que hayan muchos hijos ilegítimos rondando por allí.

 

-¿Cómo, Te molestan por algo tan estúpido?

 

-¡No es estúpido no tener padre, Sebastian!           

 

-Claude, no deberías prestar atención a semejante pequeñez.

 

-Tú no sabes lo que se siente.

 

-Tenemos una madre, ¿no es así? –El menor guardo silencio- ¿acaso no te es suficiente? Eres el mimado.

 

Claude puso cara de no creerse lo que veía –Hermano no puedes estar celoso de cómo me trata mamá. Estoy seguro que es igual con los tres- el sonrojo del mayor era demasiado evidente.

 

-¿¡Qui… Quién demonios está celoso!?

 

-oooh, quien hubiera imaginado al demonio sonrojado por algo que no fuera su idolatrado niño, o un pequeño gatito.

 

Las orbes cobre del mayor parecían destilar carmín, el ojimiel noto su error.

 

-No te salvaras de esta enano.

 

Ciertamente, la única dicha de permanecer en el mundo actual, era esa hermosa mujer a quien llamaba “madre”.

 

****************************************

 

Marianne terminaba de cepillar su larga cabellera azabache, preparada para acostarse.

 

-Mamaaaaaaaaaá –su pequeña copia masculina huía con lágrimas en los ojos- Sebastian quiere pegarme, mira lo que le hizo a mi frente –mostrando el moretón que su hermano noto antes.

 

-Eres un pequeño demonio –farfulló Sebastian.

 

-Ya basta ustedes dos, despertarán a su hermano.

 

-Pero tengo miedo –Claude se aferraba a su cintura- ¡quiero dormir contigo!

 

-Suficiente, Sebastian –Se acercó a este, pegando sus frentes- ya eres mas alto que yo, por lo tanto debes cuidar de tu hermanito.

 

*****************************************

 

 

 

-“Ese maldito enano” –Eran los pensamientos del joven exdemonio mientras entraba a su habitación- “me las pagara, aunque se que madre no le creería que fui yo quien lo golpeo, pero eso es caso aparte” –Le daba pereza cambiarse, así que solo se tiro en la cama- “De paso, el tonto de Ash me ha dejado un chichón en la cabeza” –Rodó por el colchón hasta toparse con un bulto enredado entre las sábanas- “¿qué rayos?” –al quitar las pesadas cobijas se encontró, con sorpresa, al sujeto de sus fantasías- oooh –el hijo del conde Phantomhive se envolvió como un ovillo al sentir el frío del ambiente. No era posible, ¿acaso estaba soñando?

 

Se recostó junto al cuerpo que clamaba ser cobijado, rodeo la menuda figura con un brazo y se dedico a sentir su calor. Podía oler el aceite de rosas en su cabello, y rozar con sus labios la piel de seda. Sin darse cuenta, una mano rozaba su miembro palpitante, mientras la otra acariciaba al objeto de sus deseos.

 

-aaah Sebastian, has vuelto- y allí estaba, el conde phantomhive, con unos calculados 13 o 14 años de edad, gimiendo su nombre- aaaah, más –el conde se retorcía pegando su espalda del esbelto cuerpo. Sebastian metió su virilidad entre las piernas pálidas, rozando el miembro del menor, ambos gemían de placer, tan solo con el rose de sus pieles. Hasta que por fin, pudieron descargar todo el placer, con un gemido unísono. Esos hechizantes ojos azules se giraron para verle –Te amo, Sebastian.

 

-¿¡Qué!? –gritó el moreno mientras abría sus ojos sobresaltado. Era un sueño, un maldito y húmedo sueño, giró la vista y allí estaba el pequeño durmiente enredado en las cobijas. El mayor de un salto se metió en la ducha.

 

No era posible, tener un sueño húmedo mientras dormía al lado de un niño de cinco años, aunque en sus sueños no era un niño, pero eso no lo justificaba. Nuevamente se preguntaba si eran sólo sueños, o si realmente eran recuerdos, ¿y qué demonios había sido eso? ¿Amor? Si claro, ya lo hubiera querido oír de ese terco y orgulloso conde.

 

*********************************************

 

-¡Sebastian, buenos días! –el niño aplastaba su abdomen quitándole el aire.

 

-Bu… buenos días Ciel –lo bajo de la cama a volantas- ¿travieso, que hacías anoche en mi cama?

 

-Grell dijo que debía quedarme en tu cuarto y esperar a que llegaras.

 

-Ese Grell es un desvergonzado.

 

-¿Y qué es eso?

 

-jajajajaja nada, nada –reía mientras sacudía sus cabellos- ¿quieres desayunar?

 

-Si

 

Ciertamente, por lo menos este Ciel es mucho más tierno.

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

uuuummmm aaaaaaammmmm

 

COMENTEN!!!!! 

 les gusto? quieren mas lemon? si no quieren mas lemon solo deben guradar silencio UvU


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