Capítulo 7
Haruhi
Hace una hora que estoy aquí sentada en la enfermería y Tsubaki todavía no despierta. Estoy comenzando a preocuparme, a pesar de que la enfermera dijo que no le había pasado nada grave. La observo detenidamente y veo las marcas que Hikari le hizo en el cuello. Después voy a tener una charla con ella sobre esto. No le perdonaré nunca que haya lastimado a mi hermana pequeña. Espero que por lo menos la expulsen del Consejo Estudiantil por esto. Realmente me dieron ganas de golpearla cuando vi que la estaba ahorcando y Tsubaki se había desmayado.
- ¿Ha…ru…hi?
Ella había despertado. Me sentí aliviada, lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas. Sin pensar la abracé apenas terminó de sentarse.
- ¡Tsubaki! ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
- No, estoy bien. Ya no llores Haruhi.
- No puedo evitarlo. De nuevo te fallé.
- ¿Qué?
- ¡Te prometí que no dejaría que te lastimen de nuevo y no pude cumplirlo! ¡De niñas te prometí que iría a buscarte y tampoco cumplí mi promesa! ¡Lo siento Tsubaki! ¡Todo esto es mi culpa!
Ella me acaricia suavemente la cabeza mientras lloro. Me dice que no es mi culpa, me agarra del mentón haciendo que levante la vista y me seca las lágrimas.
- No pasa nada Haruhi. No me pasó nada ¿Sí? Sólo me desmayé.
- No trates de ocultarlo. Sé que Hikari te ahorcó. Puedo ver las marcas en tu cuello. Hablaré seriamente con ella.
- Haruhi… a todo esto ¿Qué hora es? ¿No tendrías que estar en clases?
- Son las 9 de la mañana. Y en este momento las clases son lo de menos. ¿Te puedes parar?
- Eso creo.
- Bien, levántate despacio cosa que no te marees y nos vamos a casa.
- ¿Qué? Pero…
- Puedo faltar un día y además mi hermanita no está en condiciones para estar en las clases.
Tomé su bolso y el mío, la esperé a que se pusiera de pie y juntas salimos de la enfermería para encaminarnos hacia la salida.
Una vez llegamos a casa nos quedamos sorprendidas. Todo estaba desordenado, había cosas rotas por todas partes incluyendo vidrios, también el altar de papá estaba completamente destruido… ¿Quién podría haber hecho esto? Revisamos toda la casa pero aparentemente no se robaron nada. ¿Será que no sólo era una sensación? Quizá sí nos estaban espiando y esa misma persona había entrado a la casa pero… ¿Buscando qué? Entonces escuchamos la puerta abrirse y cerrarse de un portazo. Bajamos rápidamente las escaleras y realmente no esperábamos esto, Tsubaki quedó paralizada y sin habla, yo no estaba mejor. Ahí estaba. Con una sonrisa arrogante en su rostro y una botella de cerveza en la mano…
- Mamá…
- Hola mis queridas hijas. Un placer verte después de tantos años Haruhi.
- Pero… ¿Qué? ¿Por qué estás aquí? ¡Tendrías que estar en Kyoto!
- ¿Acaso no puedo venir de visita? Después de todo este fue mi hogar alguna vez.
Se puede oler a kilómetros el aroma a alcohol que despide su boca, y además se está sosteniendo de la pared del pasillo para no caerse… está completamente borracha.
- ¿Tú hiciste este desorden?
- Oh, veo que no eres estúpida Haruhi. Sí, yo lo hice. Después de todo estaba enojada.
- ¿Y qué tiene que ver eso con que destrozaras el lugar? ¡Además destruiste el altar de papá! NO TENÍAS POR QUÉ HACER ESO.
Comienza a reírse como si todo esto fuera una broma de mal gusto y la verdad es que desearía que así fuera, pero lamentablemente la realidad no es esa.
- Sí tenía. Voy a vivir con ustedes a partir de ahora y no quiero ningún recordatorio de ese hombre en esta casa. Y… ¿cuándo me iban a decir?
- ¿Decir qué?
- Su pequeño secretito incestuoso.
¿Qué? Ella… ¿lo sabe?
- Claro debí haberme dado cuenta antes de que ustedes eran demasiado unidas como hermanas. En ese aspecto fui completamente ciega, pero ahora veo todo con claridad. Por sus rostros de sorpresa puedo deducir que no se esperaban nada de esto… ¿o sí?
- No para nada. No esperábamos que nuestra madre nos espiara, destrozara la casa, y luego se mudara con nosotras.
- Te equivocas, yo no las espié. Contraté a un investigador para que las observara desde el primer momento en el que Tsubaki cruzó la puerta y vino aquí.
Su sonrisa arrogante era enorme. Lo único que me faltaba era esto. Que nuestra peor pesadilla se hiciera realidad.