Qué cansado.
Bostecé una vez más para tomar mi mochila y formarme para poder bajar del camión. Lo bueno de ser hoy es que mis clases han terminado y he regresado a casa, lo malo es que tengo que caminar hasta llegar ahí.
Lo que es más malo es que son un montón de calles que tendré que recorrer bajo el ardiente sol de medio día y lo que es aun peor es que no tengo dinero para pagar el trasporte.
Después de un día de estudio lo que menos quiere un estudiante es caminar bajo el sol, con dolor de cabeza porque venía leyendo un libro y terminé mareándome y encima, con la mochila pesada porque traigo la laptop.
Suspiré resignado al mirar el camino que me quedaba por recorrer, vi a los otros pasajeros tomar taxis e irse bajo la sombra y en cuatro llantas. Bien Taemin, si no empiezas a caminar ahora no llegarás nunca.
Afirmé mi mano en la mochila para comenzar a andar pero a media calle de haberlo iniciado me detuve.
-¡Es muy lejos!- grité mirando la calle. –¡Y muy caliente!- este sol sólo hace que me deshidrate más rápido. Pero no puedo sólo quedarme aquí y esperar a que se haga de tarde para irme, o a que uno de mis amigos pase y le pida un aventón, no Taemin, no seas un flojo y ponte a caminar.
Iba renegando por el sol y el camino largo cuando vi que se acercaba un policía en motocicleta, entonces sonreí.
-¡Poli! ¡Poli!- le hablé desde la banqueta, movía mis brazos para que se detuviera y me mirara. -¡Poli!- se estacionó cerca de mí y antes de que bajara me acerqué a él.
-Hola civil, ¿en qué puedo ayudarle?- no era un policía adulto ni gordo, era más un joven atlético. Eso me hizo sonreír aun más.
-Disculpe.- mi plan era hacerle creer que soy un turista y que no me sé mover aquí, entonces él se ofrecería amablemente a llevarme a mi destino. Sí, así no tendría que caminar y estaría en un santiamén en mi casa. –¿Usted sabe en dónde está la privada Park?-
-Claro.- contestó mirando tras su hombro. –Sigues caminando en la dirección que llevas tres calles más, al llegar a la tercera esquina habrá una tienda de discos, en esa giras hacia la derecha y.- bien primer intento, fallido.
-¿Cuál es la derecha?- vamos llévame a mi casa no quiero caminar.
-¿Con qué mano escribes?- levanté la izquierda. –¿Eres zurdo?- preguntó extrañado y sorprendido.
-Oh no, me equivoqué.- vamos llévame, vamos llévame.
-Ya veo.- susurró.
-Poli, ¿usted no usa gafas oscuras?- segundo plan entra en acción.
-No porque no podría ver a la ciudadanía…-
-¿A poco sus gafas son tan oscuras que no ve a la gente?- ¡solo llévame mi casa!
-No me refiero a eso, sino que para ayudar a los civiles ellos tienen que ver la confianza que hay entre ambas partes, por eso no puedo ocultar mis ojos.- y que bonitos ojos, son muy grandes.
-¿Ayudar a la ciudadanía?- su emblema dice “Proximidad Social” así que tendrá que ser más próximo a mí y llevarme a mi casa.
-Así es. Justo como lo hago en este momento.- sonrió tan orgulloso que sólo asentí feliz.
-Poli~- me acerqué más a él. –Ya que soy muy malo con las direcciones, ¿podría usted llevarme a mi destino?- sonreí.
-Un momento.- me dijo con su índice en alto, luego tomó su radio portátil. –Un dos sesenta y cuatro, repito, tengo un dos sesenta y cuatro.- alcé una ceja.
-Tres catorce.- le contestaron.
-Puedo llevarte.- susurró dándome el casco que tenía puesto. –Sube.- sonreí y aplaudí internamente.
Tomé mi mochila y se la di, después de todo debe de ayudar al civil, luego subí a la parte posterior de la motocicleta.
-¿A dónde ibas?- preguntó, cuando menos esperé ya estaba abrazando su torso.
-A la Privada Park.- contesté recobrando mis sentidos, ahora agarrándome de él, no abrazándolo.
No dijo nada más, sólo condujo hasta llegar a mi casa pero no pude evitar volverlo a abrazar e incluso pegar mi mejilla a su espalda. Su colonia me encantó, era tan masculina, tan policial.
Sonreí porque estaba siendo llevado a mi casa en un trasporte sin necesidad de pagar ni un centavo.
Al llegar se estacionó justo a la entrada de la privada, bajé y me dio mi mochila.
-Gracias.- dije poniéndomela.
-De nada, es mi deber como servidor público.- aja sí pero…
-¿Qué significa “Dos sesenta y cuatro”?- di un paso atrás por mi protección puesto que encendió la motocicleta.
-“Niño perdido”.- mi boca se hizo un asterisco.
-No soy un niño.- dije.
-No hay otro código para definir tu situación.- se puso el casco. –Suerte con tu día y no vuelvas a perderte.-
-Espere Poli.- dije antes de que arrancara. –¿Cómo se llama?-
-Agente Cero Diecinueve Veintitrés.- sonrió pero sólo le imité de mala gana. –Pero cuando salgo de trabajar me llamo Minho.- sonreí porque ese me gusta más.
-Entonces gracias, Minho.- sonreí.
-De nada, es mi deber como…- blablablá.
-Lo sé, sino no te hubiera detenido.- corté su discurso. –En tu emblema dice Proximidad Social, si dijera Fuerzas Municipales ni de broma te hubiera hablado.- él miró su emblema en el brazo derecho y luego me miró sorprendido. –Sé de policías.- dije sonriendo.
-Ya veo.- susurró. –¿Vas a la Academia?- ¿de policías? Ni de broma.
-Estudio.- criminología. –En un futuro hasta podría ser tu jefe.- sonreí y él se rió.
-No lo creo.- dijo aun riendo. –Como sea, me marcho.-
-Una última cosa poli.- otra vez impedí que se fuera.
-¿En qué más puedo ayudarte?-
-Siga siendo de Proximidad, no me gustaría que entrara a la policía de reacción y algo le pasara, como una bala por el cuerpo.-
-Lo tomaré en cuenta.- me sonrió, entonces capté lo que esa sonrisa decía.
-Así tal vez podríamos ir a patrullar, cuando sea sólo Minho y no el agente cero diecinueve veintitrés.- coqueteé.