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(One-shot Wigetta) Y a pesar de todo me seguiste amando... por princesamintisi12

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Notas del fanfic:

En un fic que me ha encantando hacer, es diferente a lo que siempre hago pero estoy intento mejorar para bien :D, si les gustó mucho no duden en poner un rw y disfrutenlo C:

Notas del capitulo:

Wigetta is real! Z4

Cuántas veces no se había dicho a si mismo que lo que estaba haciendo era todo un error?

¿Cuántas veces las personas no condenaron su relación al desastre total?

¿Cuántas veces no se habían dicho mutuamente que todo estaba bien?

Gran error

  Era una tranquila noche de Diciembre, una nueva nevada azotaba las calles de Madrid, los autos ya no circulaban y las personas se encontraban en sus casas calentándose entre mantas y alguna que otra chimenea. Solo había una excepción. Su nombre era Guillermo Díaz, 24 años, alto, estudiante de la carrera de Economía en la universidad pública de Madrid, introvertido y minutos antes soltero. Caminaba con gran indiferencia ante el gélido clima, nada podía arruinar aquel momento, por mucho que pudiera darle una hipotermia o  una gripe, para él todo estaba genial, porque ahora las cosas en su vida iban a cambiar para siempre. Aquel había sido el primero día del resto de su vida…  

La vida es complicada, mucho más cuando te enamoras, pierdes completamente la cabeza, la noción del tiempo y la fuerza de voluntad, pero lo que nunca pierdes es la esperanza, la esperanza de todo va a estar bien por mucho que las tormentas azoten tu relación.

 

 

 

Llevaba alrededor de 3 años con Samuel, el hombre que lo había hecho sentir la persona más feliz sobre la faz de la tierra. Y no mentía. Lo había ayudado en muchas cosas, a ver el mundo de otra forma, a divertirse con las pequeñas cosas que uno puede tener, a probar su paciencia y demás cosas como cualquier pareja normal, a excepción de una cosa.

— Samuel, tu dijiste que iríamos — lo miraba con el ceño fruncido, era como ver a un niño chiquito haciendo una rabieta.

— Joder Guille, ya lo sé pero tengo que trabajar — tomó el sacó que se encontraba colgando aun de la mesa de la cocina y se lo puso.

— Vale, yo seguiré con mi tesis — el menor suspiró, cada día parecían estar cada vez más alejados.

 

 

 

  Se habían conocido como cualquier persona, o casi. Samuel se encontraba furioso, por fin había logrado conseguir el trabajo en el hospital que tanto había anhelado y llegaba su novia a joderle la existencia en un momento, ya no podía seguir con eso. Su pasos eran fuertes y veloces, a kilómetros se veía su furia y su tensión, también su despiste y es que se encontraba tan concentrado que no se había dado cuenta de que tenía algo frente a él.

— No más — se había murmurado antes de chocar contra un poste.

— Madre mía, pero que golpe os habeís dado chaval…­— una voz frente a él lo había hecho alzar la mirada y divisar a quien sería su novio meses después.  

 

 

 

— ¡Guillermo! — llamó Samuel entrando por la puerta principal, era 10 de febrero, su aniversario, pero como siempre el mayor no se enteraba de nada. Samuel caminó por el departamento, pasó la sala y se acercó hasta el pequeño comedor que tenían, entonces lo vio. Guillermo se encontraba durmiendo con la cara en un plato, un pequeño hilo de saliva comprobaba que se encontraba profundamente dormido a pesar de la posición tan incómoda en la que parecía haber quedado, miró los adornos y la mesa, en ella había una cena y dos panquesitos, uno de chocolate blanco que estaba seguro era de Guille y otro de chocolate amargo que era para el. Suspiró agotado, tendría que pedir muchas disculpas.  

 

 

 

— Oye, ¿A caso me estás siguiendo? — preguntó Guillermo divertido, parecía que su nuevo amigo Samuel no dejaba de acosarlo.

— Pero que dices chaval, yo solo quiero cerciorarme de que mi querido amigo Guillermo llegue con bien a su casa

— Era una excusa patética, pero Samuel no sabía que más decir, había sido atrapado con las manos en la masa. 

— Puedo cuidarme solo, gracias — Guillermo retomó el paso y siguió avanzando por las calurosas calles de Madrid

— Eso se nota, pero no te vendría mal un poco de compañía — esta vez el mayor quería ser más sincero.Llevaban apenas un mes de conocerse y se había dado cuenta de que el chaval le gustaba, no sabía en qué momento había ocurrido, solo había pasado.  

 

 

 

 

— Señor de Luque, tiene que tranquilizarse…— las enfermeras intentaban calmar a Samuel, pero este se encontraba desesperado, había recibido una llamada a su trabajo desde un hospital cercano, al principio había creído que era un trabajo más, quizá un chequeo a algún paciente por falta de personal médico, eso a veces pasaba, pero cuando levantó la bocina del teléfono, su corazón se comprimió y sus ojos se dilataron. Tomó sus cosas y no le importó dejar su puesto con tal de ir a ver a su novio.

— ¿Quiere que me tranquilice? Entonces dígame donde está mi novio — sus nervios estaban a todo lo que daba y su preocupación cegaba su buen juicio.

— Se encuentra en cirugía, cuando termine el doctor vendrá a darle el diagnostico — Samuel se resignó y se sentó en la sala de espera. Fueron las peores 24 horas de su vida.

 

 

 

 

— ¡Buah chaval! Mira este juego — comentó Guillermo mirando con suma fascinación el juego que había descargado.

— ¿Cuál es? — preguntó Vegetta mirando desde atrás dejando el mando del play3 sobre la cama.

— Se llama Smite, escuché buenos comentarios sobre él pero no lo entiendo —

— A ver Guille, quítate y deja que un experto en averiguar cosas se encargue… me llaman, el encontreirtor — comentó divertido. Guillermo solo negaba divertido, su amigo podría ser un tonto a veces.  

 

 

 

 

 

— Guille, ya me voy al trabajo, si necesitas algo no dudes en marcarme al móvil. — Samuel terminó de desayunar y lavó los platos con rapidez, se le hacía tarde — Sabes que te dejé comida en la mesa.­­—

— Joder chaval, que ya entendí…— Guillermo entró resoplando y murmurando maldiciones sobre las puertas de la casa. — Me cago en todo, no puedo andar por aquí — golpeó el muro y miró de mala manera sus piernas. Lo había perdido, el accidente le había arrebatado su futuro y su caminar, ahora se encontraba sujeto a una maldita silla de ruedas.

— Ya te dije que cuando consiga más dinero nos mudaremos a un lugar más espacioso, adiós Guille — comentó el mayor tomando el pomo de la puerta para salir lo más rápido. El menor suspiró y miró todo, desde esa maldita silla todo se veía más grande.

— Coño, que odio esto…— tiró lo más próximo que tenía rompiendo un lindo jarrón. — Odio mi vida — no pudo evitar llorar.  

 

 

 

 

 

— Oye Guille, necesito decirte algo importante — Samuel había citado a su amigo a un café no muy lejos de su casa. Era diciembre y el frio descojonaba a más no poder.

— Vale, puedes confiar en mí, dime — comentó Guillermo sorbiendo de su taza de chocolate caliente.

— Yo… mira, esto es un poco complicado de explicar — El mayor se encontraba más nervioso que nunca en su vida, lo que iba a hacer lograría cumplir sus sueños o destruirlos para siempre.

— Joder tio, que no tenemos todo el día, ya dime — Guillermo lo miraba con suma curiosidad, pocos días veía a Samuel con esas pintas.

— Veras Guille — retuvo el aire de los pulmones —Tú me gustas….  

 

 

 

 

 

— Dr. De Luque… creo que me siento mal, podría darme una checada rápida…— murmuró sensualmente aquella enfermera pelirroja en su oído. Ambos se encontraban solo en la oficina de Samuel, su turno había terminado apenas una hora atrás pero ya llevaba más de 1 mes saliendo tarde por “atender” a su paciente estrella. — Siendo un calor muy intenso aquí — Ella tomó la mano del mayor para colocarla en sus pechos.

— Mi querida Helena, te has portado muy mal… — Samuel seguía el juego seductor de la chica. — No has tomado los medicamentos que te receté… ahora parece que tendré que aumentarte un poco más la dosis — ambos comenzaron a besarse, con ansia, deseo y lujuria. Era la clase de momento donde el querido Doctor Samuel de Luque había olvidado que tenía un novio esperándolo en casa.  

 

 

 

 

— ¿Oye chiqui, te apetece salir más tarde? — había preguntado

Samuel mientras presionaba R3 para correr.

— Claro, ¿porque no? — preguntó Guillermo con una sonrisa mientras terminaba de realizar sus deberes.

— ¡Me cago en todo! Que esto lo juegue su tía la del pueblo, joder macho, esta racha de derrotas no es ni medio normal — comentó Samuel con el ceño fruncido botando el control a un lado.

— Joder Samuel y yo soy el niño — se burlaba su novio. — Mejor bésame tonto, sabes que sin mi beso no tienes buena suerte — comentó Guille, a pesar de las mejillas rojas y la vergüenza que sentía por haber dicho aquellas palabras, anhelaba lo labios de su pareja.

— Madre mí Guillermo, que pillin eres — le devolvía la burla Samuel, se levantó de la cama y se acercó al menor, el cual se encontraba en su escritorio a unos cuantos pasos de distancia y alzó su mentó con una mano. — Te amo, lo sabes…— bajó el rostro hasta que ambas narices quedaron juntas.

— Yo también te amo — Guillermo por primera vez en días tomó la iniciativa del beso.  

 

 

 

 

 

Samuel creía que iba a ser un día como cualquiera, pasaría guardia, rellenaría informes, tendría un buen sexo con Helena, llegaría a casa tarde como siempre y le daría la misma excusa a Guillermo. Cuando se encontraba por  quitarle la ropa interior a la joven su celular comenzó a sonar, no quiso darle importancia, por lo que se tomó un momento para ponerlo en vibrador y seguir con su trabajo. Gran error. Si en ese momento se hubiera dado cuenta de que esa llamada era la más importante que jamás hubiese tenido, había contestado, pero no lo hizo. Se encontraba a una calle de su departamento, eran cerca de las 9 de la noche, su turno había terminado 5 horas atrás pero no le importaba. Esta vez no se había llevado el auto por lo que andaba a pie. Cuando vio un gran número de personas afuera del edificio departamental entonces extrañado corrió hasta allí.

— Disculpe ¿Qué sucede, porque están todos afuera? — preguntó a una chica que estaba seguro era su vecina de dos pisos más abajo. Miraba extrañado, había muchas personas y muchos autos contando patrullas, ambulancias y carros de bomberos.

— ¿Qué no te enteraste? Hubo una fuga de gas y algunos departamentos del piso superior ardieron — murmuró — Me temo que hubo pérdidas humanas — la señora lo mirabacon cierta lastima ¿Por qué?  

 

 

 

 

— Samuel…— llamó Guillermo a su pareja para que se sentara a su lado en el columpio que aún quedaba libre.

— ¿Qué pasa chiqui? — preguntó el mayor acomodándose en el pequeño asiento a un lado de su lindo novio.

— Oye, sé que esto sonará muy cursi y quizá muy gay — ambos rieron por las analogías del menor — Pero solo quiero decirte que eres la persona más importante que tengo, te amo y no quiero dejarte, así como no quiero que me dejes. — lo miraba con amor, eso lo podía notar Samuel a kilómetros.

— Guille, nunca te voy a dejar… te amo y te amo como nunca  he amado a nadie. Prometo que siempre estaré ahí cuando me necesites, juro sobre mi vida que nunca te dejaré solo. —

 

  

 

  — Disculpe, ¿Es usted Samuel de Luque? — preguntó uno de los tantos policías que había acordonado el lugar.

— Si, ¿Porqué pregunta? — Samuel miraba a todos extrañados, parecían tan tristes y lo miraban con lastima, una que seguía sin entender.

—Necesitamos hacerle unas preguntas — El mayor asintió aun fuera de sí.

— ¿Usted vivía con del joven Guillermo Días? — Aquella pregunta logro conectar algunos cables en su cabeza, además de acordarse de que aún tenía un novio al cual no había visto desde que había llegado.

— Si, así es, el es mi pareja ¿Por qué? ¿En dónde está? — preguntó.

— Señor, no se vaya a altera pero no logró salir — aquellas habían sido las palabras que nunca deseó haber oído en toda la vida.— Lo sentimos, tenemos entendido que el joven Días se encontraba en silla de ruedas, el fuego se extendía muy rápidamente y en casos como estos es inevitable que esto ocurra — el oficial se alejó, tenía que dar los datos a los paramédicos, los cuales se encontraban marcando las bolsas negras con el nombre de las víctimas.

Samuel se quedó en su lugar, estático, aun sin creer que todo aquello estuviera pasando Su mente aun lo estaba procesando pero su cuerpo ya lo había captado, sin darse cuenta sus piernas le fallaron haciéndolo caer al igual que sus lágrimas sobre la calle. Su móvil vibró de nueva cuenta, estaba seguro de que era un mensaje de Helena, iba a mandar al mierda el aparato cuando recordó las llamadas que había dejado. Desbloqueó la pantalla y entonces lo vio, 20 notificaciones de llamadas perdidas, 2 correos de voz y 4 mensajes, solo uno de ellos era de Helena, los demás había sido de Guillermo. Presionó la tecla gato para escuchar todos los correos  sin que las lágrimas dejaran de brotar de sus ojos.

“Samuel, sé que quizá las cosas no han ido bien pero quiero decirte que yo te amo tontico – se escuchaba la risa apagada de Guillermo-  Y… la verdad tenerte distanciado me está lastimando, quizá no es bueno que te lo diga por teléfono… ¡Ya sé! Te prepararé de cenar, no puedo hacer mucho en esta silla pero de verdad quiero que hablemos, eres las personas más importantes que tengo y no quiero perderte… “ El mensaje se había cortado en esos momentos, volvió a presionar la misma tecla comenzó a escuchar el segundo.

“ Sa… Samuel – Guillermo se escuchaba muy mal a comparación de la grabación anterior, se fijó en el tiempo, solo habían pasado 15 minutos desde cada grabación, tosía y respiraba con dificultad. —Solo… solo quiero decirte que te amo. Samuel te amo y tengo mucho miedo…- escuchó los sollozos de su novio — No quiero morir, por favor, vuelve a casa y… sálvame… — la grabación se cortó.  

 

 

 

Ahora se encontraba parado frente a la tumba de quien lo había amado incondicionalmente, quien había sacrificado más que cualquiera de los dos, Guillermo había perdido a su familia cuando les había dicho que le gustaba un hombre, había perdido a sus amigos por los celos idiotas de Samuel, había perdido sus piernas porque al idiota de su novio se le habían olvidado unos papeles importantes en el departamento y Guillermo había aceptado llevárselos. Se sentía una mierda y eso era decir poco. Lo había perdido, había perdido a la persona más especial que en todo el mundo hubiera existido.

— Y a pesar de todo me seguiste amando…— murmuró 

Notas finales:

xD quizá no sea el mejor final pero espero que les haya gustado, aquí les dejo mi twitter por cualquier cosa :) https://twitter.com/SKYALLE12

 

 

Besos

y

abrazos

(Princesita fuera)


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