-vaya, vaya. No creí que tuviesen el coraje suficiente para intentar emborracharme a pesar de mis advertencias-comento el rubio con la voz ronca, lamiendo descaradamente sus labios al ver como ambos chicos se habían quedado paralizados- pero ahora que saben mi secreto, deberán asumir las consecuencias…-
Xxxxx
Tanto Zoro como Nami se quedaron en completo silencio, estáticos, viendo como el rubio se acercaba a ellos con paso lento pero firme; sonriendo lascivamente sin apartar su vista de la navegante.
Nunca habían esperado que al abrir aquella misteriosa caja de pandora y el mayor de los secretos de Sanji se viese revelado, les traería a la luz la faceta más sexy del cocinero con tan solo un par de copas. Después de todo el rubio siempre había sido conocido por su faceta de seductor ¿y quien había dicho que no podía serlo aún más estando borracho?
El alcohol en su sangre entorpecía un poco sus movimientos, pero no dudo n instante en rodear la cadera de la pelirroja con uno de sus brazos, apretándole con fuerza pero sin rudeza contra su torso. Sonrió al sentir sus turgentes pechos aplastarse contra él, logrando arrancarle un gemido de sus labios.
En una suave caricia recorrió su figura, llevando una mano hasta su barbilla y sosteniéndola con delicadeza, mirándola directamente a los ojos mientras lamia sus labios, rozándolos con algo de descaro y lascivia.
-¿quieres que te muestre lo que realmente soy capaz de hacer, Nami san?-susurro contra su oído, mordiendo con suavidad el lóbulo de su oreja mientras sentía como esta se estremecía entre sus brazos, con el rostro sonrojado y la mirada nublada por la sorpresa y el deseo que poco a poco empezaba a ganar terreno-
No podía creer lo que estaba ocurriendo, sin poder resistirse a las caricias que el mayor le proporcionaba. Su cuerpo reaccionaba con cada roce y caricia, abrazándose a este al sentir como sus piernas empezaban a fallarle, quedando completamente a merced del cocinero.
Ambos se vieron separados con brusquedad de un segundo a otro, viendo como el espadachín se colocaba entre ambos y le hacia una seña a la pelirroja, señalando la puerta sin dejar de vigilar al oji azul quien sonreía con diversión mientras se apoyaba contra la mesa para evitar caer de bruces contra el suelo.
-Vete de aquí, Nami. Yo me encargo del cocinero, pero no permitas que nadie se acerque aquí o podría ser peligroso- le ordeno el moreno a la turbada navegante, quien solo pudo asentir mucho más confundida que antes-
A paso lento y con el rostro sonrojado producto de la verguerza abandono la habitación, sin replicar ni dudar de las palabras de su amigo al darse cuenta del riesgo que corrían por sus acciones descuidadas. Sanji era fuerte, y nunca podrían estar seguros de lo que era capaz de hacer estando tan ebrio como en esos momentos.
El acercamiento que había tenido con la chica había sido demasiado extraño, pero si su conducta generalmente melosa y dulce con sus damas se había acrecentado producto del alcohol, su personalidad usualmente agresiva hacia los chicos podía correr el mismo fin. Y en tales casos solo el moreno podría hacerle frente.
Su amigo era el único capaz, además de Luffy, de frenar al oji azul antes que la situación pasara a mayores.
Sin darse cuenta de lo que ocurría y de un instante a otro Zoro se vio acorralado contra la pared de la cocina mientras Sanji apresaba sus muñecas contra su pecho, pegando su cadera contra la suya y lamiendo su cuello con sensualidad.
-¿te encargaras de mí, marimo kun? Pues en tal caso deberías saber que no soy una bestia fácil de domar- comento en tono cantarín y risueño, susurrando cada palabra llena de lujuria y deseo mientras subía un poco una de sus piernas, empezando a frotar su entrepierna con suavidad- nunca creí que querrías quedarte a solas conmigo, pero tienes que tomar una decisión -una risa divertida escapo de sus labios al notar los músculos tensos, la respiración agitada y el ceño fruncido del chico que ahora se encontraba a su completa merced- ¿me castigaras con todo lo que tienes o…prefieres que te castigue yo a ti…?-
Ante tal provocación el cuerpo del peliverde tembló producto de la ansiedad, dejando escapar un débil gemido que poco a poco empezó a intensificarse producto de las diestras caricias que el rubio le proporcionaba. Sus músculos se relajaron, dejando de luchar contra Sanji y viendo con los ojos nublados por el placer como y a pesar de sus torpes y lentos movimientos, era capaz de doblegarle con facilidad.
La caja de pandora se había abierto y tanto la navegante como el mismo habían descubierto el secreto que por mucho habían ansiado conocer, viendo aquella parte de la personalidad que el oji azul por mucho había escondido de su mirada, una persona aún más seductora de lo que habían esperado.
Lamio sus labios con premura, mirando fijamente cada acción de su parte. Una sonrisa se formó en sus labios al notar como sus pantalones y su abrigo ya no se encontraban en su sitio, cubriendo su desnudez única y exclusivamente por su ropa interior que en aquellos momentos, parecía demasiado pequeña para su erecto y prominente miembro.
En un impulso el peliverde levanto con fuerza al cocinero, tomándolo por sus caderas y abrazándole contra su pecho mientras le besaba con furia y lujuria mal contenida. Al separarse, la furiosa mirada del moreno dejo todo en claro para su acompañante, quien sonrió con ironía mientras se pegaba aún más a él, jadeando y con las mejillas sonrojadas producto del alcohol.
-¿y bien? ¿Te has decidido ya?-pregunto, llevando una mano hasta su propia entrepierna, masturbándola con descaro sobre su pantalón- ¿serás tú el que me dome, gran espadachín, o te convertirás en un minino completamente a mi merced…?
Tsusuku (o tal vez no xD)