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Vientre de Alquiler. por niky-cham

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Notas del fanfic:

Bueno hoy ha sido el peor dia de mi vida, no miento cuando les digo que de vradad mi mamá me tuvo que secar las lagrimas cuando le conte que habia eliminado el fic, fue una cosa idiota, esteba muy apurada por subirlo, pasaron unas cosas y cuando no lo vi en la lista de mis fics todo se derrumbo, lo que mas me ha dolido es perder todos sus hermosos comentarios...

Para los que recien ingresan, buen este es mi nuevo, no tan nuevo proyecto, del cual he sacado hermosas experiencias, leanlo sinceramente no les voy a defraudar :)

Notas del capitulo:

Este momento es tan doloroso como bonito, recuerdo cuando estaba recien publicando mi fic, sin saber que diria la gente de el, ahora solo quiero llorar por haber perdido los bellos mensaje de los cuales fui llenada aquel dia :(

 

FULL DEPPRESION.

Vientre de alquiler

Capítulo 1: Propuesta

De un momento a otro la población Masculina descendió drásticamente.  De cada diez niños tan solo dos de ellos eran hombres y por puesto como efecto colateral los hombres mayores comenzaron a envejecer.  En lugar de ellos los pocos jovencitos no dieron a vasto para tal cantidad de mujeres.

“Inseminación artificial genéticamente pronosticada”, esa había sido la primera gran solución al problema, dio resultados y de alguna manera comenzaron a aumentar de a poco la taza de nacimientos Masculinos, sin embargo no era suficiente, debido a los costos del tratamiento.

Un médico alemán famoso por esos años, alrededor del 2035, invento una novedosa solución, útil, de fácil obtención y simple de tratamiento. Consistía en tan solo una inyección antes del embarazo que provocaba a la mujer descartar todos los espermas con cromosoma “X”, aceptando solamente a los “Y”, como algún tipo de anticonceptivo completamente avanzado, pero que rápidamente se hizo famoso, de hecho los gobiernos de varios países adquirieron el producto, regalándolo a las mujeres, para de una vez solucionar el problema… Grave error.

“Se devela extraña mutación en los infantes nacidos en el último año, Medico alemán se encuentra desaparecido”

Encabezados que rodearon los medios durante meses, afectando al mundo de drástica manera, por supuesto no solo fue la mutación, sino además el drama bioético que afecto a la humanidad, era una calamidad, cientos de recién nacidos, mutados, rechazados por sus padres, siendo un real desafío para los propios médicos, miles de personas reclamaron ante los derechos de estos humanos, mientras que otros los veían como una aberración a la vida, pero sin llegar finalmente a nadie.

Crecieron, de alguna manera logaron llegar a la adolescencia, muchos de ellos en lamentables condiciones.

“No hay respeto para los donceles”

Eran simples objetos, muy útiles para que varios liberaran sus frustraciones… Y entonces vino otra gran calamidad, cientos y cientos de donceles, violados y desprotegidos por la ley, se les creyó una aberración, pero fueron ellos quienes salvaron a la humanidad, reproduciéndose exponencialmente, no por que quisieran, sino porque eran obligados, dieron a luz a miles de niños, varones y donceles en su mayoría, aunque también nacieron algunas mujeres, en menores cantidades.

A pesar de ser ellos quienes lograron salvar a la humanidad, a pesar de lo avanzadas que se creían las personas, a pesar de lo consciente que debería ser el mundo para esos años, no obtuvieron derechos, los donceles no eran hombres, tampoco mujeres, eran una especie rara de Híbridos que realmente  no tenían ley ni orden a la cual aferrarse, aun hoy la situación es bastante complicada para ellos.

Año 2078…

Cada cual se aferra a lo que tiene, en este lugar no hay orden, ni ley, tampoco existe la justica y si no proteges lo que es tuyo, lo pierdes y nadie jamás va a devolvértelo, es un antro oscuro y salvaje, triste y empobrecido, lleno de delincuencia, horrible para todo aquel que jamás ha pisado este lugar, simplemente el infierno…

Tendía a preguntarse “¿De dónde sacaba fuerzas para levantarse cada día?”, solo hacía falta que mirara a la habitación contigua, y ver a ese pequeño ser frágil y delicado, postrado en la cama, tan necesitado de sus cariños y sus cuidados.

-Giulian, traigo tu desayuno, despierta dormilón- se acercó a la pequeña mesa de plástico de su hermano y dejo sobre esta la humeante taza de té con un simple trozo de pan con mermelada. Luego se acercó a las cortinas y las abrió de par en par, dejando ver entre los visillos la cálida luz de un nuevo día- se está acercando la primavera, tu salud mejorara de ahora en adelante- una sonrisa cálida  se posó en sus labios mientras veía a su pequeño hermano erguir un poco el cuerpo y refregarse los ojos con insistencia.

-¿Tú crees?- consulto con tono adormilado el muchachito.

-¡Claro que sí! Tal vez este año, podremos ir a dar un paseo por la playa- propuso alegre.

-Castiel, eso sería muy costoso, no tenemos dinero- reprocho el joven, terminando por si de enderezarse en aquel viejo y roído catre.

-Pero quiero verte feliz- murmuro apesadumbrado.

-Quédate un día de estos conmigo, tener tu simple compañía me haría más que feliz- Giulian cogía con pereza la tasa y la llevaba a sus labios para dar un largo sorbo a su insípida taza de té- ¿Cuándo será el día en que me des algo con azúcar- reprocho molesto.

-Tu pan tiene mermelada ¿No crees que es suficiente dulce por hoy?- inquirió Castiel, sentado en el borde de la cama.

-Nunca es suficiente- se quejó el menor, pero al ver el rostro triste de su hermano, se limitó a sonreír, intentando de alguna forma quitar el horrible peso que Castiel llevaba sobre sus hombros.- A todo esto ¿Desayunaste tú ya?- consulto dejando la tasa a un lado.

Ese era su hermano, su amado Giulian, a pesar de todos sus problemas siempre preguntado por el, siempre preocupado por su bienestar.

-¿Qué pregunta es esa? ¡Claro que he desayunado ya! Tengo que comer temprano, para salir a trabajar- indico con voz firme, todos los dias la misma mentira, tanto  así que a veces lograba engañarse a sí mismo, sentir el estómago lleno de tan solo de repetir cada mañana la misma mentira. No podía, no había dinero para que dos comieran a la vez, él se limitaba a comer tan solo algunos trozos de pan en la hora de  almuerzo, si tenía mucha suerte y las ventas iban bien, tal vez podía comer las misma cosas que su hermano una vez al mes, al menos así sería hasta que su amado Giulian se recuperase.

-Es lo correcto, te la pasas casi todo el día trabajando, tienes que comer bien- indico su hermano, esta vez llevando el trozo de pan a su boca, estaba blando y coteaba de mermelada dulce y fría-. Perdóname por ser una carga- susurro con la vista baja, ese también era un tema común, casi tan a diario como sus mentiras.

-¿De qué hablas Giulian? Tú ya deberías saber que no eres una carga para mí.

-Pero tampoco soy una ayuda- volvió a musitar, su mano derecha, pálida y temblorosa busco con ímpetu la muñeca de su hermano, estaba bien escondida bajo aquel suéter de lana viejo, pero él ya había visto los moretones cuando su hermano abrió la cortina, se veían horribles iluminados por la luz de sol-. Yo soy un varón y ni siquiera puedo defenderte, ni siquiera para eso sirvo…

Castiel solía volver golpeado del trabajo, nadie respetaba a los donceles, de por si agradecía al cielo que aquel hombre generoso le hubiese dado trabajo a su hermano, pocos eran los que gozaban de ese privilegio.

-Cambia la cara Giuli, por favor, no quiero irme al trabajo viéndote así de triste, esto- menciono el moretón en su muñeca-, es una cosa de nada y si con ello puedo traer comida a casa, puedo comprarte tus medicamentos, puedo verte feliz, ¿Por qué me haces repetir siempre la misma cosa?- reprocho molesto, no le gustaba que su hermano se viera a sí mismo como un lastre- ¡Me voy a trabajar Giulian!- anuncio al ver que este ya había ingerido su desayuno-. No quiero discutir más sobre esto, tu eres mi único tesoro y hare lo que sea por ti ¿Entendido?- el menor se limitó a asentir, no podía hacer más que eso, Castiel se retiró tranquilo, aparentemente tranquilo.

Observo una última vez a su hermanito antes de dar la vuelta, quizás era un poco exagerado, la verdad es que Giulian ya era todo un joven, tenía catorce gloriosos años, más de lo que el médico  le había dicho que iba a vivir, por eso era su pequeño luchador, su amado tesoro.

Giulian era un  muchacho hermoso, famélico como ninguno, pero hermoso, su piel pálida, por la enfermedad,  por los largos años encerrado en la casa, contrastaban con esos hermoso cabellos caoba, unos grandes ojos azules de largas pestañas, nariz pequeña y respingada, pálidos pero carnosos labios, casi siempre resecos, pero bellos cada vez que se formaban en sonrisa.

Ellos eran muy parecidos, a pesar de la diferencia de edad, Castiel era del mismo tamaño y tal vez unos centímetros más pequeño de angosta cintura y piernas delgadas.  Su piel era tan blanca como la de su hermano, pero sus mejillas y labios de un rosa intenso y deseable a la vista de cualquiera. Sus ojos tan grandes como los de su hermano, de color azul profundo e intenso, su mayor diferencia era el cabello, hacia años se había resignado a llevar una melena un tanto más larga de la común para un varón, su cabello caoba, algo ondulado en la puntas, pasaba por poco la altura de sus hombros, así había sido porque muy a su pesar, sus clientes preferían hundir los asquerosos dedos entre ellos y tirarlos si era necesario, para sentirse más poderosos.

Por supuesto a pesar de amar a su hermano, había tenido que mentirle y no solo con las comidas, sino también con su trabajo, el cual era un flamante empleo como vendedor de una casa de electrónica de segunda mano, dijo que le pagaban por día y que de vez en cuando si superaba sus ventas le daban una pequeña comisión, de alguna manera hizo calzar su hermosa fantasía con la terrible realidad, en donde el simplemente se vendía en la esquina de debajo de su casa, en un callejón oscuro y lleno de ratas, si lograba mayor cantidad de clientes o hacía de buena forma su trabajo, podía ganarse de vez en cuando unas monedas extras.

-¡Aquí está mi prostituta favorita! Tardaste bastante ¿Sucedió algo princesa?- odiaba cuando le hablaban de esa forma, como si fuera una mujer, cuando no era así.

-No pasó nada, solo me quede dormido- mintió nuevamente, se había retrasado por aquella discusión de su hermano, pero esa información no era concerniente  para su comprador predilecto.

Su jornada partía desde muy temprano, eso de prostituirse solo por las noches estaba pasado de moda, cualquier hora es buena para un buen polvo, y eso él lo sabía y lo comprobaba en carne y hueso.

-Quiero algo rápido hoy- el aliento caliente y oloroso de ese hombre había embriagado sus sentidos, termino por pasar saliva y asentir resignado, un trabajo rápido, solo debía agacharse y bajar la bragueta, el resto sería historia- ¡No, no! por favor, no has entendido bien lo que quiero…

El cliente le agarro de los cabellos, pego su cuerpo en un rápido movimiento contra la pared, de un solo tirón quito sus pantalones y sin preparación alguna metió su miembro en la estrecha cavidad, con uno de sus brazos aferro la delgada cardera, con el otro pego el rostro del menor a la pared, quien de inmediato comenzó a gemir, tanto de dolor como de obligación, muy bien sabido estaba que los clientes se excitaban de tan solo oír un buen gemido, como si eso aumentara su ya bastante algo ego.

No fueron más de diez minutos de intensas estocadas, el cliente se salió de su interior, agarro sus cabellos con brutalidad y le hizo agacharse a la altura de su miembro para terminar corriéndose la cavidad bucal de un agotado Castiel.

Subió su bragueta y le miro con orgullo, abrió la billetera dejando mostrar una fila de hermosos billetes, pero solo saco dos de ellos, de bajo valor y se los lanzo en la cara.

-Esto no…- intento reprochar.

-Merezco un descuento, soy un cliente frecuente.

-Pero sabes que no es lo que cobro, los descuentos los hago yo- reclamo al instante.

-No te pases de listo, si yo quisiera podría usarte las veces que quiera y no darte un solo centavo, coopero contigo porque me da pena tu vida y tu moribundo hermanito.

Aquel había sido un golpe fuerte, ya todo el mundo sabía su situación, era un joven pobre, con un hermano enfermo y tenía razón, ya varios habían utilizado su cuerpo, luego se marchaban, sin dejarle tan siquiera una moneda para comprar el pan.

Castiel quedo tendido en el piso, mirando entre sus dedos la pequeña cantidad,  temía no poder comprar los medicamentos de su hermano para ese mes.

-¡Que espectáculo!- el hombre de negros cabellos bien peinados hacia atrás aplaudía con gracias, una sonrisa relucía, con sus blancos dientes bien alineados- ¡Oye puta! Te tengo una buena oferta- exclamo, para sacarle de su ensoñación.

Esa frase sería capaz de cambiarle la vida, ¿Y cómo no? Si era Christopher Owen quien le estaba haciendo tal proposición.

-¿De qué se trata?- Pregunto el muchacho levantándose del suelo, sacudiendo sus ropas, acomodando sus pantalones.

Owen, el empresario más poderoso de todo el país llego a su esquina, buscando algo más que un revolcón barato.

-Préstame tu útero nueve meses y te saco de las calles.

-¿Dónde está el truco?- soltó desconfiado, el joven empresario rio con sorna.

-¡No hay truco!- exclamo- Yo quiero un hijo y tú quieres dinero, te conviene, te aseguro que ganaras mucho por muy poco.

Dinero… algo que necesitaba tanto, albergar en su vientre al hijo de la persona más poderosa del país, a cambio de salvar a su amado hermano y dejar al fin la vida poco atractiva de un prostituto.

-Acepto…

Notas finales:

Si vuelven a leerlo, dejenme un rw ;)

Escrito por Niky-cham.

Edicion de ortografia por Leyi Uzumaki <3

06/01/2015


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