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Carta en Rojo por Jesica Black

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Notas del fanfic:

Carta en rojo es un fic narrado desde el punto de vista de un personaje original pero que cuenta de manera cruda todo lo que tuvo que pasar para volverse lo que es hoy.  
Advertencia: sexo, muerte de un personaje, mpreg.

Excepto por Brighton Black, Erin Melvick y algun otro personaje que me inventé, el resto son de J K Rowling.

Carta en Rojo

Parte I

 

He vivido en las sombras durante tantos años junto a mi ‘madre’, temblando de miedo entre aquellos ojos rojos que observaban desde los más terribles confines del bosque prohibido.  Nadie nunca será capaz de ver lo que he visto yo en una vida, ni aunque tuviera toda la eternidad para ello.
Lloré muchísimos años y aún no se han secado las lágrimas de cuando era un párvulo. 

Voy a comenzar desde el principio, pues si no lo hago me desviaré de todo lo importante de este escrito que llamaré trágicamente: “Carta en rojo”.

 

                Nací un 25 de diciembre, poco después  que la noche vieja hubiera acabado. Mis padres habían cumplido recientemente los 18 años. Él era uno de mis padres, un atlético y completo Black de sangre pura. Sirius Black. Sus ojos los he heredado yo, aunque no fue hasta después de mucho tiempo que me hizo sentir orgulloso tenerlos, anteriormente la gente al verme solo parloteaba lo mucho que me parecía a él y me enfurecía. Siempre llevó el cabello negro hasta los hombros, aun cuando no era políticamente correcto en el colegio ni en la vida, pero ¿qué iba a saber un adolescente de buena casta sobre la vida? Siempre andaba allí, pavoneándose con James Potter, un gran tío, quien fue más que tío un amigo inseparable y entrañable.
Y luego estaba él, quien se hacía llamar mi madre y pasó a ser mi padre una vez que Sirius desapareció.  Remus Lupin. Un muchacho escuálido, alto, delgado y con mirada perdida entre los muchos libros que leía, siempre fue así, mientras iba creciendo también no dejaba de leer aunque sea el profeta, diario que le disgustaba notoriamente. Su fisonomía dejaba mucho que desear, tal así que se sorprendieron al saber que sobrevivió al parto de mi nacimiento, ya de por si era realmente extraño que un hombre lobo macho diera a luz –según dijo mi padre, un mal cálculo en uno de los ingredientes de una reciente poción (que luego de un tiempo se perfeccionó en la poción ‘mata lobos’ tan conocida popularmente) hizo que pudiera procrear, pero debido a mi terrible nacimiento ya no pudo engendrar más niños en él–, más extraño era aunque con su débil y flacucha figura pudiera tener a un niño como yo.

                Solamente recuerdo algunos acontecimientos de esa breve infancia con mis padres juntos, Sirius me compraba muchísimos juguetes, quería que aprendiera a volar antes que cualquier otro niño y a realizar hechizos a los Slytherin que me molestasen cuando entre a Hogwarts; mientras que mi padre Remus me enseñaba a caminar, hablar e ir al baño solo como cualquier padre muggle normal. Era la diferencia entre ellos,que jamás logré explicar el por qué se llevaban tan bien siendo tan diferentes y teniendo una concepción tan distinta sobre la crianza infantil.
Mi abuela, madre de mi padre Sirius, se sorprendió al saber que su nieto era ‘un sangre pura’, pues a pesar que mi padre Remus era mestizo, en la tercera generación se purifica la sangre y ese era yo, por lo que no aguardó mucho en ir a visitarme y traerme decenas de regalos cuando era pequeño. Yo no entendía en ese entonces porque mis padres se molestaban tanto cuando escogía el ‘verde y plata’ en lugar del ‘rojo y dorado’ para mi vestimenta, aunque luego me di cuenta que no eran ‘simplemente colores’ sino todo una decisión.
Luego llovió la noticia de un mago oscuro y siniestro, quien quería purificar la sangre. Mi abuela me contaba aterradoras historias sobre ello, yo solamente escuchaba y me aferraba a mi manta celeste con dibujos de patitos, ella decía que no me pasaría nada pues yo era un sangre pura, aun así el relato resultó aterrador para un niño de casi dos años.
Justo fue un tiempo después cuando nació mi ‘primo’ Harry, era tan pequeño como un animalito y sus ojos verdes eran muy parecidos a los de Lily Potter. James siempre presumía sobre Harry y obviamente mi padre Sirius jamás fue menos y me alzaba con sus brazos diciendo ‘Mira, puede volar solito’, a lo que James hacía exactamente lo mismo con su niño recién nacido. Dos completos idiotas.

                Fue entonces que sucedió, yo debía tener  casi tres años, pocos meses después del primer cumpleaños de Harry. Remus me había colocado en una sillita, aun no podía sentarme bien en las de adulto. Se puso a mi lado y me extendió un postrecito en pote y una cuchara, yo obviamente las tomé con mis pequeñas y torpes manos de criajo.

–Cómelo todo y luego prendemos la televisión  y vemos las caricaturas que tanto te gustan –acarició mis cabellos rubios con extraña delicadeza.

–¿Y papi? –dije con mi voz infantil de aquel momento. Remus negó con la cabeza.

–Papi estará afuera un largo tiempo. No te preocupes amor, tú come.

                No es que fuera un completo adivino a la edad de tres años, pero sabía en mi extraña conciencia infantil, que ese sería el último día que vería a papá en mucho tiempo. Giré mi cabeza y observé como se ponía esa gabardina negra, esta vez con su cabello mucho más corto de lo que solía ser y una expresión terriblemente oscura. Remus se le acercó como siempre y se besaron en los labios.

–Cuida del niño –murmuró entre dientes, Remus le acarició mientras quitaba aquellos alborotados cabellos de su rostro.

–Y tú ten cuidado, ¿Si? No te metas en problemas.

–No soy un niño –refunfuñó como solía hacerlo mientras Remus le arreglaba su traje, sonrió y se dirigió hacia mí, aun con mi ‘madre’ detrás de él, bajó su rostro y me dio un beso en la frente–. Brig, quiero que cuides a tu madre ¿sí? Hazme sentir orgulloso.

                En ese momento solo lo miré, con aquellos ojos que había heredado de él, sonreí, debido a que no podía expresar con palabras lo que quería decir, aún era muy joven. Nuevamente saludó a mi ‘madre’ con un beso y se fue de allí, continué comiendo mi postre escuchando de fondo la puerta cerrarse y la motocicleta despegar.
Tiempo después mamá me contaría que Sirius tenía una importante misión, ser el guardián secreto de los Potter.
Esa misma noche, a las once más precisamente, el golpe fuerte de la puerta hizo que mi padre Remus se levantase en sobre salto con la varita empuñada y con su otro brazo rodeándome.  Se levantó conmigo a cuestas y se acercó lentamente a la puerta; la casa era pequeña, solamente una habitación, el baño y una cocina, por lo que todos dormíamos juntos. Solo pude ver un manto azulado y una larga barba blanca, no sabía su nombre, pero me impresionaba aquella aura clara que lo cubría completamente con las luces destellantes detrás de sí.

–¡Profesor Dumbledore! –Habló mi padre–. ¿Qué hace aquí a estas horas?

–¡Estás cuidando del pequeño Black? –me sonrió y me oculté detrás de unas frazadas y mantos, Remus asistió con recelo–. Soy portador de malas noticias, Remus.

–No…..no….–no era la palabra quien hizo crujir mi corazón, era el tono de las palabras–. Dígame que Sirius no ha muerto por favor.

–No ha muerto –Dumbledore relajó sus gestos, pero volvió a atacar con aquellas palabras dolientes–. Los Potter han muerto.

                Aun no tenía idea del significado de sus palabras, ni lo que era la ‘traición’ en sí mismas, solo sé que el dolor inexplicable que sintió mi madre iba más allá de cualquier expresión literaria.  Cayó de rodillas llorando a viva voz, mientras el anciano hombre se agachó para sostenerlo. Mi torpeza infantil me hizo caer casi de bruces al suelo al intentar llegar a él, lo logré sin mucha ayuda pero llevándome por delante varios muebles.

–Lo siento tanto Lupin, sé que amas a ese hombre….pero….

–¿Y Harry? –preguntó levantando su vista una vez que llegué a su lado y me pudo abrazar–. ¿Han matado también a Harry?

–No, tranquilo, no. El señor tenebroso ha desaparecido y solo ha dejado una pequeña marca en el joven Harry, él se encuentra al cuidado de sus tíos en este momento.

–¿Sus tíos? ¿Por qué ellos? Yo puedo cuidarlo aquí, James hubiera querido eso….y Lily–Intentó persuadir al incorruptible maestro, quien negó tajantemente.

–Lo lamento mucho Lupin, pero apenas podrás hacerte cargo de Brighton ahora que Sirius está en Azkaban y los  Potter muertos.

–¿Y Peter? ¿Él sabe todo ésto? –preguntó.

–En su frenesí de ira, Sirius ha matado a unos cuantos muggles y a Peter Pettigrew, del cual sólo quedó su dedo  –los ojos de mi madre se llenaron de lágrimas nuevamente al escuchar esas palabras.

–No, no, Sirius jamás haría algo así, él jamás traicionaría a los Potter ni tampoco mataría a los muggle. Él salió hoy mismo, hoy a la mañana lo vi y besó a su hijo y….–respiró entrecortadamente, aun me abrazaba con fuerza–. ¿Qué haré? Por favor, dígame que debo hacer.

–Me gustaría saberlo –susurró el hombre acariciándole el cabello a mi madre. Él cerró sus ojos y se aferró a mí–. Por el momento, debes huir de aquí. Los mortifagos saben de ti y de tu hijo, no se atreverán a ir por Harry al mundo muggle, pero pueden venir aquí y matarlos a ambos.

–En pocos días es luna llena –me besa la frente–. ¿Qué haré?

–Sirius tiene una buena familia en un barrio Muggle, creo que son los Tonks ¿cierto? Por qué no vas allí durante tu transformación para que cuiden del pequeño Brighton.

–No quiero molestar a esa familia –suspiró–. Los Potter han muerto y Peter, ya no me queda nada –susurró, inmediatamente me hago notar frunciendo el ceño.

–Tienes a Brighton aun.

–¿Y por cuánto tiempo? ¿Eh? ¿Por cuánto maldito tiempo? Pueden quitármelo los del ministerio, porque soy pobre y no puedo alimentar a un niño pequeño. O peor aún, pueden matármelo esos mortifagos que vienen detrás de las cenizas de los Black.

–Tranquilo Lupin, yo les protegeré todo lo que pueda, pero tú tranquilo.

 

                Esa fue la última vez que vi a Dumbledore en mucho tiempo. A partir de ese momento, mi padre y yo huimos de la casa con los pocos galeones que nos había dado mi otro padre para gastos del mes y unas cuantas mudas de ropa. No sé en cuantos lugares habíamos estado ni me interesaba saberlo, sólo que me he criado rodeado de muchos peligros, de ojos de animales extraordinarios que ninguno de ustedes pudiera ver jamás. Todas las mañanas tenía miedo de no llegar al día siguiente, y aun con el karma y el retrato de mi padre en mis ojos, tatuado la palabra traición en mí frente a pesar de ser solo un párvulo.
Y así pasaron los años hasta llegar al fin a una pequeña casa en medio de la nada, aun así mi carta de Hogwarts llegó y mi padre pudo desplazarse para adquirir una túnica, yo utilizaría los antiguos libros de él que pudimos recuperar tiempo más tarde y fuimos juntos al callejón Diagón por la varita y una pequeña lechuza desplumada y vieja, la más barata que se pudo obtener, pues estábamos justos con el dinero.

                Fue entonces que llegamos a la plataforma 9 ¾, allí por primera vez me sentí en mi hogar, todos aquellos quienes serían mis compañeros se encontraba allí, una larga fila de Weasley en patota (1), con un par de gemelos que parecían querer realizar las travesuras del siglo en su nueva casa, otros pares de muchachos más grandes, que si no fuera por su ropa colegial diría que eran adultos.
Me besó la frente mi madre  y me abrazó con todo el amor que sentía por mí. Subí y me senté a un vagón, alejado de todo y todos.
Mi primer año no fue divertido ni tampoco duro, se notaba a leguas mi superioridad ante mis compañeros y no es algo que me guste alardear, pues mientras más sobresalía más me odiaban, aun los de mi propia casa me observaban con recelo. Había sido seleccionado a Gryffindor, luego que el estúpido sombrero murmurara algo sobre ir a Ravenclaw por mi extraordinaria inteligencia, o a Slytherin por mi linaje y astucia. Pero la sangre de mis padres es más espesa que el agua y fui escogido a la casa de mis predecesores.

 

–Estúpido Black –dijo alguien a mis espaldas, giré la cabeza para ver a un muchacho de cabellera negra pero impresionantes ojos verde pasto.  Luego de mi increíble habilidad con la varita durante la clase de transformaciones, el muchachillo escuálido de mirada penetrante y rasgos perfectos me observaba con cierto odio–. ¿Sabes por qué no tiene amigos, Loren? –le preguntó a su compañero de banco.

–¿Por qué? –respondió.

–¿No sabes lo que hizo su padre con su mejor amigo? –habló nuevamente–. Lo traicionó, porque los Black son traicioneros.

–¡Repíteme eso, Melvick! –no contuve mi ira y era aquellos defectos de los que me sentía avergonzado. Me levanté de la silla y le apunté con mi varita en su joven y bonito rostro, si en Slytherin habían engreídos de la peor calaña o sujetos increíblemente escuálidos, narigones y greñudos, Melvick era la excepción en cuanto a físico pero el más perfecto de los engreídos.

                ‘Melvick’ como lo llamé durante gran parte de mi adolescencia, no era más que un patético niño rico con complejo de superioridad pero una falta de riqueza interna. Alardeaba de aquella belleza de la cual le habían dotado y no era invisible a los ojos de ninguno, incluso de mí, pero aún muy bien parecido mis ganas de golpear esa cara de niña que tenía fueron creciendo durante los años.
Erin Melvick era solamente dos meses menor, y a pesar de su nulo sentido común, era de los pocos valorables en Hogwarts, además del mejor en pociones y defensas contra las artes oscuras, ¿quién más podría saber todo sobre ‘artes oscuras’ y como defenderse de ellas que un ‘Melvick’? Una de esas escorias Rusas que llegaron a Londres durante la primera guerra mágica y concibieron malditos renacuajos con hermoso rostro.

–¿Qué vas a hacer, Black? –Preguntó con aquella voz suavemente hiriente, obviamente desafiando, mientras se levantaba de su silla–. ¿Vas a matarme? Como tu asqueroso padre prisionero mató a los Potter.

–Cállate maldito Melvick –gruñí con desprecio mientras apretaba más la punta de mi varita contra su cuello.

–¡Black, Melvick! –Gritó la señora McGonagall mientras se acercaba a nosotros, relajé mis músculos cuando ella se acercó y deslicé la varita hacia mi cinturón, donde estaba–. No me agrada ese comportamiento. Que tengan magia no significa que puedan lastimar o pretender hacerlo a sus compañeros. 20 puntos menos para Gryffindor y Slytherin, ambos los quiero después de clases en mi despacho para ser informados de su castigo.

                Me di la vuelta en un gruñido y volví a mi asiento, él susurró todo el resto de la clase mi culpabilidad y por qué tenía que estar él castigado. Nunca nos hemos llevado bien o al menos gran parte de mi estadía en Hogwarts de los primeros tres años, él era terriblemente engreído y yo, yo tenía pocas pulgas (2) por lo que no era fácil estar a mi lado. Prácticamente no tenía amigos, por lo que mí tiempo me la pasaba leyendo en la biblioteca o estudiando, practicando algún hechizo o haciendo alguna poción. Para ese entonces, Severus Snape era mi profesor de pociones, un excelente mago quien a pesar de mi apellido siempre me ha tratado bien, tal vez a sabiendas que mi otro padre era Remus, a pesar de tener mala relación con él no le molestaba tanto como Sirius y James.

Esperaba entonces con ansias que terminara el año, entre discusiones con Melvick y mi falta total de socialización. A decir verdad, mis encuentros con el joven sangre pura de procedencia Rusa era el único contacto humano que tenía, pero miré mi calendario una y otra vez, cada vez faltaba menos para que Harry Potter estuviera allí.

Notas finales:

(1)    Patota: que vienen de a muchos.

(2)    Tener pocas pulgas: lo usé de forma irónica y a la vez por el significado. Aquí, en mi país, significa tener poca paciencia o mal humor frecuente. Pero a la vez, puede ir arraigado a que Brighton es hijo de Sirius Black, un can, lo cual es obvio que tenga pulgas. Son de esas frases sin sentido y con mucho sentido.

Casi siempre escojo a Brighton Black como narrador de mis fics, y es que le he tomado tanto cariño al muchacho. Para los que no lo conocen, Brigthon (Se pronuncia Braiton) es un taciturno, serio e increíblemente inteligente joven de cabello rubio/castaño y ojos grises. Es muy atractivo y atlético a pesar de no realizar ningún deporte (como el Quidditch), como verán el chico tiene mal carácter y se encontrará próximamente con Harry y comenzaremos a ver más de su historia.


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