1093*
Fuera del aquel cuarto se podía ver a una cuantas personas, pero el que resaltaba entre todos, era el hombre que no podía quedarse en un lugar por más de 5 segundos, si estaba sentado, a estar acostado sobre la silla, caminando, saltando, tirado en el piso, riendo, gritando, comiéndose las uñas, comiéndose las uñas de alguien más presentes en esa sala, estaba ansioso, temeroso, no sabía cómo describirse ni el mismo en ese momento.
El rey Choong Jae o más conocido como el Rey Jun Jin, estaba impaciente, ya que en ese mismo momento su hijo estaba llegando al mundo, bueno lo estaban ayudando, ya que la condición de su madre, esposa y reina, no era la adecuada como para que el niño tenga un parto normal. Hasta donde pudo entender, la condición física de la reina no le brindaba un buen trabajo de parto sin que uno de los dos corra el riesgo de morir, fue por esto que se recomendó realizar un parto forzado, el cual consistiría en dormir a la reina para que no sienta más dolor de lo debido, hacerle un corte en la base de su vientre y extraer al príncipe heredero que luchaba por salir de su madre y enfrentarse al mundo exterior.
Ya habían sido muchas, pero muchas las horas en las que los médicos reales, una dama de confianza y sus amados se habían encerrado en ese cuarto, en el cual no escuchaba más que murmullos, pasos de personas que iban y venían, algunas ordenes, algunas cosas siendo lavadas, escuchaba hasta el canto de las aves en la montaña frente al castillo, pero ningún llanto o algún signo que la reina este despierta o algo, no había nada, NADA.
Estuvo a punto de ingresar al cuarto, cuando se quedó congelado frente a la puerta con sus manos a milésimas de tocar estas. El llanto fornido de un bebe, lo congelo. Su hijo, su hijo había nacido… dio unos pasos para atrás y se topó con el rostro de su consejero real, su amigo, su hermano con una gran sonrisa, el rey no pudo con la alegría que nacía y crecía a cada segundo dentro que él, que tambaleo y si no hubiera sido por su “hermano”, hubiera acabado sentado con el culo dolido en el piso. A los siglos, según el rey, salió la dama real, amiga de su reina, amiga suya y casi hermana, con un niño en brazos, con lágrimas en los ojos y una gran sonrisa se acercó a su rey y extendió el pequeño bulto en sus brazos para que el rey conozca a su primogénito, a su hijo. El rey temeroso se acercó a ella y tomo entre sus brazos, con mucho temor, aquel pequeño ser, el ser que tanto el cómo su esposa habían creado. El fruto del gran amor que se profesaban los reyes de Goryeo, había tomado forma en un pequeño niño, hermoso como su madre, con ojos y expresiones como su padre.
Se quedó embobado al ver a su pequeño hijo, tan pequeñito, frágil y débil… en ese mismo momento se juró a si mismo hacer todo lo que este a su alcanza para que su hijo sea la persona más feliz del mundo, que siempre este protegido, que no le pase nada, darle todo lo que pida, pero siempre manteniendo la humildad. Al levantar el rostro y ver los rostros sonrientes de sus “hermanos” no dudo en preguntar por su amada. Su hermana, como si le leyera la mente sonrió mas, como si eso fuese posible aun, y dijo “No se preocupe, ha sido muy valiente, ha soportado la intervención… ahora los médicos están terminando de cerrar la herida y descansara, podrá pasar cuando los médicos salgan.” Y sin decir una palabra el rey, le sonrió y volvió a ver a su hijo. El príncipe había nacido.
Un año después, en el castillo real de Goryeo se podía ver una gran celebración… pues el príncipe, estaba cumpliendo años. Su primer año de vida. Sus padres felices mostraban al pequeño heredero al pueblo, a sus súbditos, a sus amigos y consejeros. Todos estaban felices por la felicidad de los reyes. Tanto el rey como la reina fueron amables, justos y considerados con su gente. Siempre le dieron todo lo que podían e hicieron lo mejor para ellos, las negociaciones, los tratos y los tratados, todo era por el bien del pueblo, la paz de su gente y la felicidad de estos y de los reyes.
Pero no todo es alegría siempre, el rey quiso tener más hijos, pero se dio con la mala noticia que la reina había quedado muy mal por el nacimiento del príncipe Jung Min, no podría tener más hijos, no si eso jugaba la vida de la reina y no aseguraba la vida del posible bebe. Por lo que el rey se resignó y se conformó con su único hijo, la reina triste por no poderle dar más hijos a su amado esposo, callo en depresión por un periodo de 2 años, en los cuales no hacía más que llorar y aislarse de todos en su cuarto, el rey preocupado, siempre la consolaba y estuvo a su lado; ya con un niño de 4 años la reina se recuperó y volvió a sonreír. Los años pasaron y las alegrías en el palacio y en el pueblo enterró fueron creciendo. El príncipe era un hijo ejemplar, el vivo retrato de su abuelo paterno, el rey fallecido, amable, inteligente, alegre, solidario, honesto, responsable… el rey no podía pedir más, estaba orgulloso de su hijo. La reina, era otra madre orgullosa, siempre… a pesar de que este crecía día a día, no dejaba de contarle por las noches historias de su pueblo, las aventuras de sus tíos, hermanos de su madre, como conoció a su padre, como murieron 3 de sus hermanos, como su padre pudo solo salvar a dos de los cinco jóvenes de un trágico final, como se enamoraron, como lucharon por su amor, como su suegra, la reina fallecida, estuvo en contra de la unión de los dos jóvenes y como el rey, su suegro les dio su bendición, y al final fue su suegra quien hizo todos los preparativos para su boda.
Jung Min siempre escuchaba atentamente cada historia que su madre le relataba, si el plan de la reina era que su hijo se quedara dormido, entonces había estado haciendo eso por años en vano. Ya que con cada historia, el joven príncipe se emocionaba y no dejaba de imaginar las aventuras de sus tíos y todo lo que su madre le contase.
Todo era felicidad hasta que ese trágico accidente ocurrió. Tanto el rey como los “hermanos” de estos, habían salido de viaje a Yuan, ya que el hijo del emperador había nacido y quería que los gobernantes de los pueblos allegados fueran a brindarle su respeto y darle bendiciones.Jung Min aquella vez no deseo ir, ya que le aburrían ese tipo de eventos, por lo que su padre por influencia de su madre, había dejado de insistir y le había permitido quedarse. Nadie le hubiera podido decir que aquel día perdería a toda su familia, a sus padres y a sus tíos.
La noche que partieron llovió como pocas veces lo hacia en aquella época del año. El camino estaba mojado, los caballos alterados por los truenos y la lluvia torrencial que caía sobre ellos. Faltaba solo unos cuantos metros más para llegar al pueblo más cercano, pero la suerte no estuvo con ellos aquella noche, al voltear en un curva, uno de los caballos del carruaje, donde iban los reyes y la dama real, ya que el consejero real iba en caballo al lado de este, se paró en dos patas al asustarse por un trueno que cayó a pocos metros de donde se encontraban, hizo que el carruaje tambaleara y retrocediera, al estar el camino empapado una de las ruedas quedo atascada, cerca del abismo. Al tratar de jalar y tranquilizar a los caballos, la tierra cedió, el carruaje empezó a inclinarse, el caballo del consejero se alteró, lo tiro al piso, el carruaje se volteó… y no se supo más de los reyes y sus súbditos hasta la mañana siguiente, en la que hombres del rey, soldados que los acompañaban y gente del pueblo encontraron los cuerpos a la orilla del río. La dama había sido aplastada por el carruaje, el rey y la reina estaban fuera de esta uno junto al otro aun lado del caruaje, tomados de las manos y fríos, no hallaron el cuerpo del consejero, dedujeron que el río se llevao su cuerpo, ya que si hubieran demorado más, el agua hubiera cubierto los cuerpos de los reyes y no hubieran sido encontrados.
Aquella vez todo el pueblo callo en luto, todo el pueblo sufrió y lloro la muerte prematura de sus amados gobernantes, dejando al joven príncipe huérfano, sin familiar, sin personas de confianza al lado, sin nadie… solo, con un gran peso sobre sus hombres, con una gran responsabilidad.
1108*
15 años apenas cumplidos y convertido en rey por la muerte de su padre. Desde ese día hasta los 20 años fue blanco de múltiples intentos de asesinato solo por querer quedarse con su trono, por muchos hombres que solo querían las riquezas de su pueblo, solo querían bañarse en riqueza, oro y poder. Jung Min maduro, de un príncipe adolescente de 15 años, paso a ser un rey de 15 años… quemo etapas y dejo la diversión, aventuras y descubrimientos de todo adolescente para aprender y poder gobernar como se debía su reino, mientras hacía esto, cuidaba de sus espaldas y no confiaba en nadie, solo en el anciano que fue el consejero de su padre antes que lo reemplazara el hermano de la reina, pues si, el consejero y la reina eran hermanos, eran los dos jóvenes que el bondadoso rey Jun Jin había podido salvar hace muchos años atrás.
Jung Min maduro rápido, a los 16, cansado de los varios intentos de asesinato contra su persona, decidió crear un grupo de soldados, los cuales pertenecerían a su guardia real, los que solo lo cuidarían a él y a su futura familia. Por lo que un día pidió a su pueblo, a los padres y madres de bajos recursos, entregar a sus hijos varones a su cargo, para convertirlos en sus soldados y guardianes, y con esto les brindaba la pura sinceridad y veracidad que vivirían más tiempo de lo que hubieran vivido con sus padres, también llevo a niños huérfanos de aldeas cercanas al reino; recolectando al final 50 niños varones, desde los 7 a 11 años de edad. Fue el propio rey quien les enseño a leer y escribir, les enseño tácticas de peleas, de honor, de estrategias, de respeto, lealtad y comprensión.
Fue así como nació y se conformó Los Kunryongwe, la guardia real del rey de Goryeo, conocida por tener hombres fuetes, valientes, audaces, leales, fieles… todo súbdito que un rey desearía tener. Pero entre todos esos jóvenes, el rey encontró a un huérfano, un huérfano que en un principio le recordó a sí mismo hace un año atrás, desde el primer instante se sintió atraído por el niño, aquel tiempo no lo supo muy bien; con los años, ambos tanto rey y chico empezaron a convivir más y más. Él lo miro como un hermano los primeros años, pero poco a poco, mientras el chico crecía y se convertía en hombre, el rey se fue dando cuenta que sentimientos inapropiados nacían en él por aquel joven.
Kim Hyun Joong, era el nombre del muchacho que se convirtió en el hermano menor del rey, un niño que perdió a sus padres a los 10 años por una enfermedad que arraso a todo un pueblo. El junto a otros 5 chicos más fueron llevados al castillo; limpios, comidos y bien dormidos fueron presentados ante el rey, quien les dijo sus planes y si estaban dispuestos a servirle, y aunque el menor de ellos tenía solo 8 años, pudo entender que esa propuesta era un oportunidad en un millón, si tenían agua, comida y una cama donde dormir… ellos serían felices. Hyun Joong, el mayor de aquel grupo de niños, se convirtió en el hermano mayor de estos, los cuidaba, protegía, ayudaba y defendía. Fue esto lo que llamo la atención del joven rey, pero más su soledad, su silencio, su negativa a conocer más a las personas a su alrededor; esto hizo que a la mente del rey llegaran el año de luto por sus padres, él tampoco quería hablar con nadie, se encerraba en su cuarto y lloraba, estaba molesto con todos, hasta con el sol y la luna por salir.
Poco a poco el rey pudo acercarse al chico, este se empezó abrir ante el rey y como si hubieran sido conocido de años, empezaron una amistad pura, sincera, libre de malos pensamientos.
1114*
Cuando el rey cumplió 21 años, contrajo matrimonio, se casó con la princesa de Yuan. Goryeo al ser uno de los pueblos más influyentes, el emperador de Yuan tomo la decisión de unir a su sobrina con el rey de esta ciudad. Jung Min, al ser rey de un pueblo próspero y con un posible trato que traeria más beneficios a la ciudad, acepto el matrimonio…
Jung Min con 21 años, la princesa de 23 años y Hyun Joong de 15 años nunca pensaron que sus caminos que estaban en momentos de felicidad, se volverian caminos tortuosos, oscuros, llenos de dolor, traición, engaño y tragedia al unirse.