Eran las 9:27 de la noche del viernes, las calles se encontraban tranquilas; iluminadas por los destellos de las lámparas; en un departamento bastante retro, Ryou, un joven albino, se paseaba por todo el lugar pensando en lo que haría después de aquel encuentro.
Flash Back.
Ryou se encontraba en el centro comercial haciendo unas compras personales, pasó por diversas tiendas en las cuales solamente hizo compras rápidas. Mientras revisaba su lista no se percató que chocaría con una persona.
-OHH Gomen, no fue intencional- Ryou en el suelo con sus bolas de compras no miró al extraño hasta que le ayudo a levantarse.
-¿Puedes ser más cuidadoso? ¿O necesitas que alguien te oriente?- Ryou escucha la respuesta de aquel sujeto y quedó totalmente paralítico.
Ve marcharse al sujeto, ambos se impresionaron al chocar y mirarse la cara; como dos gotas de agua, como un reflejo en el espejo. Fue muy extraño. Al final Ryou termina por darle igual. Continuó con sus compras y entró a una tienda de discos pero curiosamente el cuento se repitió pero no fue con la misma persona, sino con alguien un poco más grande, de piel morena y más alto, este tenía una cicatriz en el ojo derecho que recorría toda la mejilla hasta la altura de los labios. Su mirada fue más penetrante y hostil lo cual asustó al joven albino. Instantáneamente sale corriendo de ahí dejando atrás una caja que contenía un obsequio. El personaje que estaba en la tienda de discos la recoge y la guarda, Ryou se va a ocultar a lado de un bote de basura en cuanto ve salir a este sujeto y se va a reunir con la otra persona que se había topado antes, instantáneamente saca la caja que se le había caído a Ryou y el otro albino la toma. Ambos mayores se marchan y sigilosamente Ryou va tras ellos ya que el regalo era para su fallecida hermana Amane.
Llegaron hasta un edifico no muy lejos de su departamento y entraron sin percatarse de que un chico de 17 años los seguía, observó el espacio unos minutos y de tanto meditar prefirió marcharse a casa.
Fin del flash back.
-Tengo que recuperar la cajita de Amane-chan- se sentó en la sala y se colocó en una posición en la que pudiera meditar las cosa fríamente calculadas. En seguida ya le había ocurrido un plan para recuperar su cajita. Finalmente tomó su chaqueta, se colocó los tenis y salió de su casa un poco apurado.
Nuevamente queda en frente del edificio en donde habían entrado aquellos dos temerarios. Ryou tragó duro su se encaminó dentro del lugar. El portero era un anciano muy amable:
-Buenas noches Joven, ¿qué se le ofrece?- Pregunta el anciano gentilmente.
-Buenas noches estoy buscando a dos sujetos, un chico parecido a mí y otro más grande de piel morena.
-Ahh los jóvenes Akefia y Bakura- el anciano contestó un poco eufórico por la búsqueda del menor. Miró fijamente al rostro de Ryou y se preguntó ¿qué clase de broma le estaban jugando? Pero al ver que Ryou era más gentil que Bakura se extrañó aún más de su apariencia.-Están en el departamento número 555- Indicó en un croquis- obviamente es el 5to piso, el elevador está fuera de servicio desde hoy en la tarde temo que tendrá que subir por los escalones.
La cara que hizo Ryou confundió al anciano- Gracias, que tenga linda noche- Ryou amablemente se despide y pesadamente sube las escaleras, se sostenía del tubo y la iluminación no era de la mejor calidad, lo que incomodó más al menor.
Vio la hora y eran las 10:44 pm, se encontraba a mitad del 3er piso y la desmotivación lo frustraba cada segundo que transcurría. Pero la necesidad y la preocupación por recuperar la cajita era más grande.
Cuando llegó al 5to piso se tardó 15 minutos en encontrar el departamento, caminó en círculos porque los números de departamento contaban a partir del 500 al 560 y estaban revueltos - ¿qué diablos pasó por la cabeza del arquitecto que hizo este laberinto?- estalló en un grito desesperado y al caer en la cordura, se tapa la boca y vuelve a correr en círculos. Cansado y sin aliento se paró. Al recuperarse alzó la mirada, ya estaba en frente el departamento- ¡esto tiene que ser una broma! Frustrado vuelve a gritar y en seguida de la vergüenza se tapa la boca y se acerca a la puerta para tocar y pedir lo que le pertenecía.
Al golpear la puerta se da cuenta que estaba mal cerrada, abriendo lentamente y metiendo la cabeza para asomarse, todo estaba oscuro y silencioso parecía que no había nadie, eso sería una excelente oportunidad para buscar su caja y marcharse como si nada hubiese pasado. En la sala de estar estaba todo bien ordenado, al entrar completamente al departamento cierra la puerta y se pone en marcha a buscar el regalito de su hermana. Procura no hacer ruido, es cuidadoso con cada una de las cosas que estaban a su alrededor para no desacomodar nada y no levantar sospechas. Pero ahí no tuvo ningún resultado benéfico.
De algún modo se escuchaban ruidos bastante peculiares en la habitación del fondo, asustado, Ryou camina lentamente hasta esa habitación donde provenía todo eso, en el pequeño espacio que hacia la puerta entre abierta dejaba salir un poco de luz y se veían sombras pasar, Ryou alcanzó a tomar una raqueta de tenis que estaba botada cerca de un armario y tembloroso la sostuvo con fuerza. Al ponerse en trente de la puerta en seguida se abrió. Ahí estaba el sujeto mayor de ellos, y notó que el albino parecido a él estaba recostado envuelto en las sábanas y su cabello estaba algo alborotado. Cuando mira al otro mayor prácticamente estaba desnudo y de la impresión abrió los ojos como platos extendidos, su sonrojo estalló y sentía su cuerpo más tembloroso aún.
-¿qué haces aquí? Cómo entraste- el chico recostado en la cama voltea y se cae envolviéndose en las sábanas.
-Ustedes… Ustedes…- Ryou señalaba la cama sin volver a ver al mayor que estaba en frente de él.
-¿quién diablos te dejó entrar aquí niño?- el chico de su parecido preguntó bastante sonrojado.
-Yo… yo… ammm-Ryou se voltea apenado de la escena comprometedora en la que se encontraba. Akefia se retira de ahí para cambiarse.
-es más, ¿cómo nos encontraste? De seguro nos seguiste, claro eres aquel mocoso del centro comercial- El mayor albino se le acerca ya con una playera y un bóxer puestos.
-Yo…- Ryou repitió y enfureció a su igual, su gesto lo decía todo-solo quería… quería mi cajita de regreso.-El albino mayor se acercó a la mesita de noche donde estaba la caja y se la aventó, de espaldas le dijo que se largara de su vista. En ese momento sale Akefia y ve que Bakura entra al sanitario y se encierra ahí azotando fuertemente la puerta. La actitud de Akefia era más sarcástica e igualada.
-Uhh creo que alguien se acaba de joder- Entre risas, Akefia se recarga en el marco de su puerta parándose nuevamente en frente de Ryou.-¿cuál es tu nombre?- pregunta un tanto seductor al menor y a este le brillaron sus ojos al mirarlo fijamente a los ojos.
-¿eh?- Ryou se sonrojó muy rápido-¿Mi nombre?
-Vamos, dime tu nombre- El tono de voz de Akefia se suavizó y poco a poco se le acercaba a Ryou. Este pudo recordar la mirada que le dio en el centro comercial y ahora esta mirada que veía en el momento.
Pov’s Ryou
*¿qué pasa? Mi corazón está latiendo muy rápido… pero.. se veía como una persona totalmente diferente en el centro comercial.
Fin del pov’s
-Bueno yo, solo venía por… por mi caja que perdí en el centro comercial y…-Akefia lo miró muy interesado y se dedicó a escuchar lo que balbuceaba el menor que se encontraba muy nervioso.
-Sí, es verdad, yo la recogí. Y de seguro nos seguiste hasta aquí para recuperarla- Akefia toma de las mejillas a Ryou y este con el sonrojo más profundo lo empujó lejos pero al hacerlo, es atraído por Akefia. Deja caer la caja del regalo de su hermana para zafarse del agarre del mayor. Repentinamente Bakura sale de su encierro ya vestido; notó en el rostro de Akefia una dulzura y encanto que jamás le había visto, luego miró al menor y de él notó una cara de nerviosismo por tener a tal personaje tan cerca. Ninguno de los dos se percató que Bakura había salido del sanitario pero él, estaba hecho una furia andante. Se cruzó de brazos y para interrumpir la diversión de Akefia se dirigió a ambos de manera sarcástica.
-Vaya, ¿aún quieres más, Akefia? Veo que no quedaste nada conforme- le sale una venita en la cabeza y tiene la cabeza girada unos 75 grados.
-¿qué? Ahh Bakura, no me digas que te has puesto celoso- Akefia respondió mientras soltaba al menor y este rápidamente tomó la caja y los miró a ambos que empezarían a discutir.
-Mje, celoso de ti, ¡jamás! Solo creo que ese mocoso se ha entrometido demasiado, ¡se atrevió a entrar a una casa ajena sin preguntar!
-Le deben gustar las aventuras y el peligro- Akefia posa de manera en que Bakura se sintiera ofendido. La discusión se profundizó hasta que Bakura no pudo controlarse más y corrió a la fuerza a Ryou, lo empujó hasta la entrada del departamento.
-Olvida lo que acaba de suceder ahora, y no nos busques jamás- Bakura le azota la puerta en la cara a Ryou, le dejó la nariz roja del portazo que recibió. Los ojos los tenía más que abiertos y de la presión el sonrojo que tenía ahora dio lugar a un color pálido en su rostro. Bajó entonces las escaleras, recordando en pequeños flash backs los rostros de ambos sujetos. Cuando llegó a la planta baja miró escaleras arriba un momento. El anciano apareció detrás de él y notó un extraño comportamiento en el chico gentil que había llegado hace media hora al edificio.
-Joven, ¿se encuentra bien?- el anciano preguntó un poco preocupado.
-¿eh?, ahh, sí señor todo está en orden, arigato- hizo una reverencia y salió corriendo de ahí.
Pronto llegó al departamento y se encerró pensando que pudiese que lo estuviera siguiendo uno de esos sujetos. Miró el regalo de su hermana y recargado en la puerta se va agachando hasta quedar como una pelotita.
No pasó mucho tiempo cuando Ryou sentía ser vigilado desde distancia, cuando iba a la escuela o cuando iba a su trabajo de medio tiempo. Cada vez se sentía más inseguro y sus amigos lo notaron.
-¿qué pasa Ryou? Estás un tanto extraño desde el fin de semana- Yugi preguntó.
-¿eh? No, es nada, papá discutió de nuevo conmigo y se fue disgustado, es todo.-Ryou se excusó con problemas familiares para no contar la verdadera razón del por qué se veía tal mal.
CONTINUARÁ...
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